Dragón Verde 9 Edición Septiembre 2020

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La fantasía en Tolkien: Cómo ser un Hobbit en medio de los Uruk-hai Daniela Calderón, Colombia

En tiempos inciertos como estos, nos vemos inmersos en nuestra propia batalla por la Tierra Media. En este ensayo exploraremos la importancia de la fantasía en la vida adulta, relacionando los eternos aprendizajes que nos deja el profesor en su obra, aplicables a la crisis mundial por la pandemia.

fantasía” (p.69). Es decir que la fantasía no es ni tan infantil ni tan irracional como muchos afirman hoy en día. Pero ¿a qué se refiere Tolkien cuando dice que entre más clara sea la razón, más cerca se encontrará de la fantasía?

Frente a la situación actual, la fantasía como recurso en el marco de la obra del profesor nos recuerda constantemente la importancia de volver a lo esencial. Para ello se dividirá el ensayo en tres secciones: en la primera se abordará el vínculo entre la realidad y la fantasía; en la segunda se hablará de la manera en la que la fantasía nos permite ver la belleza que rodea a lo natural; y en la tercera se discutirá sobre la fantasía que envuelve a la figura del hobbit y cómo esta nos muestra la esencia misma de la felicidad.

Y si la fantasía “(…) es una actividad connatural al hombre” (Tolkien, 2002). ¿Qué pretende decirnos Tolkien al respecto? La respuesta se encuentra en la inclinación religiosa del profesor y en la importancia que le da a la actividad sub-creadora del hombre por medio de las palabras.

Es bien sabido que comúnmente, dentro de las artes, se le atribuye un papel inferior a la lectura, el disfrute y la creación de cuentos de hadas frente a las demás producciones artísticas. Dichas concepciones resultan un tanto impertinentes cuando nos detenemos a contemplar la producción literaria de quien es quizás el más grande escritor de fantasía del siglo XX. Por medio de obras como El Silmarillion, El Hobbit y El señor de los anillos Tolkien nos muestra el valor y el alcance de la escritura fantástica. Frente a este panorama, en este ensayo se defenderá la idea de que los seres humanos necesitamos de la fantasía porque ésta contribuye, por medio de sus encantos, a indicarnos todas las maneras posibles de alcanzar la felicidad.

El vínculo entre la realidad y la fantasía

Para aquellos que se manifiestan un tanto escépticos frente al vínculo entre realidad y fantasía, que seguramente no serán los lectores habituales de esta revista, resulta necesario aclarar que toda historia fantástica surge de una actividad racional. La anterior afirmación es un tanto problemática para todo aquel que piense que la fantasía está directamente relacionada con el pensamiento infantil, irracional y poco desarrollado. Frente a esto y como el mismo Tolkien (2002) argumenta, debemos reconocer que al ser la fantasía “una actividad connatural al hombre (…) ni destruye ni ofende a la Razón. Y tampoco inhibe nuestra búsqueda ni empaña nuestra percepción de verdades científicas. Al contrario. Cuanto más aguda y clara sea la razón, más cerca se encontrará de la

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La respuesta es simple y un tanto melancólica: la fantasía se basa en el reconocimiento que el mundo es tal cual como se nos presenta. En este sentido, el escritor y el lector de fantasía no están negando la realidad “tal cual es”, al contrario, la reconocen, pero no por eso son esclavos de ella (Tolkien, 2002). Y al no ser esclavos se conceden el permiso de imaginar un nuevo mundo, un mundo en el cual se le da rienda suelta a las maravillas que contienen los objetos ya presentes, objetos enjaulados en la rigidez de algunas mentes. Es por eso que el escritor de fantasía nunca niega la realidad en la que vive, ya que si la negara socialmente se le tildaría de loco. Es más, la creatividad propia de la fantasía surge de una “mente sana”, ya que el escritor de fantasía distingue entre lo real y lo no real.

Para este autor, la fantasía es una especie de “derecho humano” ya que “creamos a nuestra medida y en forma delegada, porque hemos sido creados; pero no sólo creamos, sino que lo hacemos a imagen y semejanza de un creador” (p.70). La fantasía presente en la construcción de cuentos de hadas nos permite construir un “mundo secundario” en el que pueden entrar tanto la mente de quien lee como la del propio sub-creador. En este sentido, creamos porque Dios nos creó a “imagen y semejanza” y en este acto nos dotó no solo de razón, sino de palabra y de la posibilidad de hacer fantasía. La fantasía y la renovación del mundo natural

Una vez visto el vínculo entre realidad y fantasía el cual desvirtúa la tendencia que se tiene a tratar a las historias de fantasía como disparates, resulta pertinente detenerse sobre la manera en la que la fantasía nos permite ver lo que nos rodea con ojos “renovados”. Esta “propiedad” de renovación característica de historias tales como El señor de


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