Revista Aapresid Nº 217

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EDITORIAL

CALENDARIO AAPRESID

Un suelo vivo es un suelo sano Eventos del mes

NUTRICIÓN DE CULTIVOS

Te necesito para rendir

PRODUCCIONES ALTERNATIVAS

Trufas negras: “Diamantes negros” made in Argentina

GANADERÍA

Pastoterapia

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NOTAS DESTACADAS SUMARIO 217 04 162
REVISTA AAPRESID 2

Expoagro 2023: Las novedades que dejó la cita obligada para el campo

INSTITUCIONAL

Marcelo Torres es el nuevo presidente de Aapresid

CIENCIA Y AGRO

Lo que se mide, se puede mejorar

La soja en tiempos de cambio climático

NUTRICIÓN DE CULTIVOS

Las dos caras de un mismo nutriente

¿Podemos confiar en los análisis de suelos?

Suave algodón, ¡atenti con la fertilización!

Las llaves para cerrar la brecha

MANEJO DE PLAGAS

Cuenta regresiva para el control de malezas otoño-invernales

FORTALECIENDO CAPACIDADES

Semilleros de Operarios Premium

EMPRESARIO DEL MES

“La neutralidad climática y la agricultura regenerativa es la prosperidad que se viene”

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a las cosas!”
“¡Argentinos,
ACTUALIDAD MANEJO DE CULTIVOS 58 72 82 104 112 34 38 28 148 122 140 52 Ventajas de nutrir a largo plazo
Carne made in laboratorios

EDITORIAL

Un suelo vivo es un suelo sano

"Creemos que estamos haciendo las cosas bien y nos falta mucho". El tema es cómo mantener la sustentabilidad de la producción con los actuales niveles de extracción de nutrientes del suelo.

Como bien sabemos, antes de decidir qué uso darle al suelo es necesario conocer sus características. El análisis de suelo es sin dudas la mejor guía para el diagnóstico de sus condiciones, ya que permite una mejor planificación de las actividades y manejos, ajustando los insumos de producción. Pero este análisis no será satisfactorio si el muestreo no es representativo del sitio sobre el que se precisa información.

En general, se recomienda muestrear 2-3 meses antes de la siembra para obtener los resultados, interpretarlos, hacer sugerencias y adquirir los fertilizantes o abonos orgánicos que se necesitan aplicar según el diagnóstico. En

cultivos de cosecha se aconseja hacerlo cada año. Mientras que en pasturas se puede muestrear cada 2 años, luego del pastoreo. La frecuencia del muestreo puede ser más intensa para cultivos altamente tecnificados.

Los errores de muestreo deben ser minimizados. Para ello es fundamental seguir técnicas de muestreo del suelo apropiadas y con protocolos validados. Asimismo, se debe asegurar la limpieza del barreno -de acero inoxidable, en lo posible- y mantenerlo bien afilado para lograr un corte uniforme en todo el perfil y no generar variaciones involuntarias en la profundidad del muestreo.

Los suelos sanos son el fundamento del sistema alimentario. Nuestros suelos son la base de la agricultura y el medio en el que crecen casi todas las plantas destinadas a la producción de alimentos. De hecho, la calidad de los suelos

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está directamente relacionada con la calidad y la cantidad de alimentos. Los suelos sanos producen cultivos sanos que alimentan a las personas y a los animales.

Los suelos proporcionan nutrientes esenciales, agua, oxígeno y son el sostén para las raíces que las plantas necesitan para crecer y florecer. Además, cumplen una función de amortiguación al proteger las delicadas raíces de las fluctuaciones de temperatura.

Un suelo sano es un suelo vivo. Un ecosistema vivo y dinámico, colmado de organismos microscópicos y de mayor tamaño que cumplen funciones vitales, entre ellas transformar la materia inerte y en descomposición, así como los minerales, en nutrientes para las plantas (ciclo de los elementos nutritivos). También cumplen un rol fundamental en el control de las enfermeda-

des de las plantas, los insectos y malas hierbas, y mejoran la estructura de los suelos con efectos positivos para la capacidad de retención de agua y nutrientes, además de mejorar la producción de cultivos, entre otros beneficios.

Como si fuera poco, los suelos sanos contribuyen a mitigar el cambio climático al mantener o aumentar su contenido de carbono.

La Siembra Directa es la práctica de implantar un cultivo sin labrar la tierra previamente, siendo la misma sembradora la encargada de realizar una micro labranza solamente en el surco para depositar las semillas y así asegurar un buen contacto semilla-suelo.

Sin embargo, el concepto de Sistema de Siembra Directa (SSD) -que promovemos desde Aapresid- comporta mayor complejidad.

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El SSD requiere no solo la ausencia de labranzas sino también la presencia de una cobertura permanente del suelo, con cultivos y rastrojos de cultivos anteriores. Basado en un conjunto de Buenas Prácticas Agrícolas, que incluyen una nutrición balanceada y un manejo integrado de plagas, el esquema permite producir sin degradar el suelo, mejorando en muchos casos sus condiciones físicas, químicas y biológicas. Además, logra hacer un uso más eficiente del agua, recurso natural estratégico y fundamental para el manejo de los cultivos.

Recientemente se difundió de manera global el término de agricultura regenerativa, que comparte profundamente los principios y prácticas del SSD.

En este sentido, entendemos a la siembra directa como un pilar importante que debe ser aplicado en conjunto con otras prácticas de manejo para realizar una agricultura sustentable.

Los cultivos de servicios son cultivos sembrados con el objeto de mejorar aspectos del suelo o los cultivos que se realizan en la rotación con fines productivos. Estos no tienen como fin ser cosechados, sino brindar una amplia variedad de beneficios y se destacan por el grado de conservación y protección que le dan al suelo. También son una herramienta clave con la que cuentan los productores agropecuarios para el control de malezas al tiempo en que se asegura una agricultura más sustentable. Estos cultivos

incluyen opciones como centeno, distintas variedades de avena, trébol y vicia, entre otros.

Todo esto nos conduce a reflexionar acerca de la importancia de producir alimentos, fibras y energía de alto valor de manera sustentable, conservando nuestros suelos a través de manejos adecuados, que permitan procurar la salud de los mismos.

Dar a conocer los trabajos de investigación en distintos medios y compartir estos resultados a través de nuestras publicaciones para llegar a quien lo requiera, es el motor por el que asumimos el compromiso de divulgar a través de nuestra revista.

Queremos reconocer el valioso aporte de los distintos programas de nuestra institución, que nos permiten ampliar los horizontes de esta revista, apoyando el crecimiento y favoreciendo el desafío que afrontamos de indexar la publicación para lograr un mayor alcance en la difusión de nuestro sistema de producción.

Porque, como decimos siempre, “juntos sabemos más”.

Jorge Gambale

Miembro de comisión directiva Aapresid

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Empresas Socias

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STAFF

EDITOR RESPONSABLE

Marcelo Torres

Presidente

DIRECTOR ADJUNTO PROSPECTIVA

Ing. Nicolás Bronzovich

REDACCIÓN Y EDICIÓN

Ing. Rodrigo Rosso

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Ing. Antonella Fiore

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GENERACIÓN DE CONTENIDO

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La publicación de opiniones personales vertidas por colaboradores y entrevistados no implica que sean necesariamente compartidas por la dirección de Aapresid. Queda prohibida la reproducción total o parcial de los contenidos sin autorización expresa del editor.

#ACTUALIDAD

a las cosas!”

Cuando escribí mi última columna “¡Hay que vengar al trigo!”, creí que este número tendría más sonrisas para regalarles. Me ilusioné pensando que, a la hora de escribir estas letras, palabras y signos de puntuación, podría manifestar otro ánimo. Un ánimo que hoy no consigo tener ni siquiera proponiéndomelo. Intentaré, mientras redacto esta nueva columna, que las cosas vayan cambiando. ¿Me ayudan?

Jorgelina Traut

Periodista y Locutora

Muchos creíamos y creemos aún (porque no dejo de perder las esperanzas, aunque me cueste sonreír) que hablaríamos con certeza de más hectáreas con trigo y más toneladas de este cereal de invierno. Sin embargo, y aunque la Bolsa de Cereales de Buenos Aires proyectó 600 mil hectáreas más en su primer informe de pre-

ACTUALIDAD
“¡Argentinos,
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campaña, todavía no tenemos las certezas que querríamos. Resulta que no llovió lo necesario y los productores que hoy no tienen la necesidad financiera de hacer trigo, tal vez no lo siembren porque están desconfiando mucho del éxito climático que se pueda tener y actualmente, en muchos lugares, los suelos están muy secos.

La Bolsa de Comercio de Rosario, en su último informe previo a esta columna, señaló que puede haber caídas entre 15 y 60% como consecuencia del estrés hídrico. Hoy, en el 80% de la región núcleo, los suelos están en condición de estrés hídrico o sequía. Estamos atravesando un período meteorológico neutral y luego vendría

“El niño”, pero como decimos todos en el campo, “no contemos los pollos antes de nacer”.

Frente a esta incertidumbre y con una sonrisa que no quiere aparecer en mi cara a la hora de brindarles algunas reflexiones, el dólar vuela por las nubes. Literalmente, sin poesía, se fue a las nubes y, reitero, hasta la entrada de este artículo a edición, permanecía allí. Sí. Sepan que me estoy “atajando” por si cuando leen esto algo cambia, pero me animo a escribirlo porque la misma sensación que no me deja sonreír me dice que cuando lean, tal vez, el dólar esté más allá de los 495 pesos.

La política no está bien. Los políticos no se encuentran bien de salud egotista. Eso está alterando todo el arco opositor y al propio pueblo que, si busca un cambio de verdad, lo encontrará en el extremo de la derecha. Confieso que me

da pánico la tanta “libertad” por la que se puede optar. Nadie hubiese pensado tiempo atrás que estos escenarios rondarían la coyuntura actual. La crisis que percibimos (y es real) se ha agilizado. Las famosas expectativas sobre las que los economistas tanto hablan, son las que marcan el termómetro de un dólar que sigue demandándose en un mercado paralelo, porque en el oficial es imposible, y como todo bien escaso sube su valor, llenando de terror a la gente que se pregunta ¿cuándo para? Y si para, ¿cuando vuelve a provocar una estampida?

El dólar soja, en su tercera etapa, no cumple con las expectativas que se esperaban. Querían ingresar 5000 millones de dólares por soja y otros 4000 por economías regionales, pero lo cierto es que el precio actual no seduce a ningún productor sojero y aún queda mucho por cosechar (claramente digo “mucho” por la gran parte del total que resta levantar). Los propios exportadores sostienen que este programa de incremento exportador debería haberse hecho por única vez, como de hecho lo había prometido el gobierno. Pero ya sabemos que en este país todo lo provisorio resulta ser permanente, y el dólar agro no fue la excepción.

En cuanto a las economías regionales, cuyo dólar agro a 300 rige hasta el 31 de agosto de

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este año, enfrenta mucha burocracia que impide que aquellos que puedan aprovecharlo lo hagan. Sucede que si vendes tu producto regional al mercado interno además de afuera, le debés garantizar a la Secretaría de Comercio que vas a abastecer góndolas y dentro del programa Precios Justos. Y aquellos que no abastezcan al mercado interno, tienen que cumplir algunos vericuetos. Supuestamente se están agilizando las autorizaciones para que haya quienes aprovechen ese dólar agro más competitivo antes que seguir cobrando al tipo de cambio oficial. Y ojalá que quienes lo hagan, los exportadores, puedan trasladar el precio a los productores para que reciban una mejora real en su valor devaluado y siempre retrasado.

-¿Sonreíste? -¿Quién? -Vos! -¿Te parece que puedo sonreír? Ni proponiéndomelo creo que lo lograría. -Bueno, pero seguí haciendo el intento.

Hablábamos de soja: 22,5 millones/23 millones de toneladas y ni siquiera es el piso. Porque, como decíamos, la trilla está en curso y siguen apareciendo las malas noticias de las Bolsas por los relevamientos de rendimientos. Deseamos que no siga bajando la producción nacional estimada. Sin embargo, se conoce que aumentará considerablemente la importación de poroto de soja de Paraguay y algo de Brasil para que la industria pueda cumplir y siga trabajando, una industria que hoy está trabajando al 30%.

-¿Cómo se hace? –¿Para qué? -Me pediste que sonriera, ¿cómo se hace? - Tomando una red medio mundo y empezando a pescar todo lo bueno que tenemos alrededor: pronósticos de precipitaciones (aunque sean erráticas); mejoras en la relación insumo-producto (que coloca un estímulo a la opción de sembrar trigo para el productor); propuestas y reuniones para ser cada vez más sustentables en diversos productos (se lanzó la plataforma VISEC para demostrar una Argentina que produce soja libre de deforestación. Por otro lado, se reunieron cuatro entidades que representan a productores ganaderos de carne y leche del Mercosur, de América del Sur y Estados Unidos en un Primer “Seminario Regional de Producción Ganadera Sostenible en las Américas”, para debatir y firmar un documento con principios que demuestren cómo se produce en estas latitudes, las fortalezas alcanzadas en la región como así también lo que se está dispuesto a avanzar en mejoras de reducción de gases de efecto invernadero.

-¿Y ahora? -¿Y ahora qué? - ¿Pudiste sonreír? -Va queriendo, voy mejorando :)

La comunidad AgroBioIndustrial en Argentina está siendo partícipe de las grandes discusiones del mundo que mira el largo plazo en materia de producción de alimentos y vida del planeta. Solo resta que internamente, fronteras adentro, podamos alcanzar a poner en agenda nacional los verdaderos conflictos del mundo. No para distraer, sino para empezar a ocuparnos de lo que importa en realidad, poniendo énfasis siempre en los más vulnerables, que pueden y deben ser protagonistas del crecimiento que lleva este país en su génesis pero que aún no sabemos aprovechar. “Argentinos, a las cosas”, dijo José Martins, coordinador general del Consejo Agroindustrial Argentino, en el marco de un seminario sobre oportunidades para el desarrollo federal. De eso se trata. ¡A trabajar argentinos! No quedan dudas de que este país sólo seguirá adelante con el esfuerzo de todas y todos.

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Expoagro

2023: Las novedades que dejó la cita obligada para el campo

Las últimas tendencias en materia de semillas, insumos y maquinarias que dejó esta mega muestra del Agro, que demostró una vez más el impulso del sector incluso en este contexto desafiante.

ACTUALIDAD
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Expoagro, la muestra agroindustrial a cielo abierto más grande de la región, se realizó del 7 al 10 de marzo en el kilómetro 225 de la RN9, San Nicolás. Durante esos 4 cálidos días pasaron más de 100.000 visitantes, participaron 23 países, representantes de 18 embajadas, 8 cámaras de comercio internacionales, más de 200 empresas y se concretaron negocios por USD 1.200 millones.

Agenda Aapresid estuvo ahí con una edición especial para dialogar con empresas referentes y compartir todas las novedades e información útil para el productor en este arranque de campaña. A continuación, un paseo por las nuevas tendencias en materia de semillas, insumos y maquinaria.

Semillas: híbridos y variedades para todos los gustos y regiones

Trigo

Para la próxima e inminente fina, Don Mario trae bajo la manga un portfolio muy sólido, dentro del cual se destacan dos variedades de ciclo intermedio posicionadas para toda la región triguera en un amplio rango de ambientes y fechas de siembra: DM Catalpa y DM Pehuén Mientras la primera responde muy bien en sitios alto potencial, la segunda garantiza estabilidad en en ambientes por debajo de los 4500 kg., explica Enzo Cieri, Gte. de desarrollo. En lo que respecta a ciclos cortos, la campaña pasada lanzaron al mercado DM Aromo, destacada por su potencial de rendimiento y excelente comportamiento sanitario frente a royas y manchas.

Por su parte, Limagrain Argentina (LG) ofrece un porfolio renovado en el país. En esta campaña, el semillero de origen francés lanza al mercado 2 variedades de trigo que se comercializarán bajo el nuevo modelo de Sembrá

Evolución: LG BAYO, sin requerimiento de frío y muy alto potencial de rinde y LG PICAZO, ciclo corto con gran potencial de rendimiento y amplia adaptación.

Girasol

Luego de una cosecha histórica en medio de un contexto de sequía, este titán del campo sigue ganando terreno en las intenciones de siembra.

NK semillas, líder y con amplia trayectoria en genética girasolera, presentó NK 3969 CL, el híbrido Clearfield de mayor rendimiento y ma-

yor contenido de aceite para bonificación, además de muy buena agronomía y sanidad. “Este material representa un salto en rendimiento frente al NK 3970, el más sembrado del país”, explica su Gte.de Marketing, Paco Pérez Brea.

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También Nidera presentó en Expoagro cinco materiales adaptados a todas las zonas girasoleras y con alto potencial de rendimiento y contenido aceite. Entre ellos 106 CL HO, un alto oleico de alta tolerancia al vuelco, máximos niveles de rendimiento y agronomía y un excelente perfíl sanitario. Dentro de los linoleicos, Claudio Pastor, Gte de desarrollo de producto, destaca a NS1115CL, material de alto potencial y con buena tolerancia sanitaria a enfermedades como Phomopsis, o roya negra, frecuente en el norte del país.

Por otro lado, Advanta Semillas renovó por completo su portfolio de girasol para llevarlo a otro nivel en lo que hace a relación entre rendimiento y materia grasa. Por ejemplo, el híbrido ADV 5407 CL, con porcentajes de aceite

de alrededor del 54%, y ADV 5505 CL, con excelente de rendimiento en la región de Chaco y norte de Santa Fe y contenido de aceite superador. Esta campaña lanzaron además dos híbridos convencionales: ADV 5310 CL, con máxima tolerancia a Phomopsis y potencial de rendimiento ajustado; y el ADV 5250 también con buen comportamiento sanitario.

En el caso de LG Semillas, hoy la empresa está posicionando cuatro híbridos comerciales. Dentro de sus más recientes novedades están

LG 50760 CL, un producto de alto potencial que se adapta a todo el país, y el convencional LG 5710 de alto rendimiento y estabilidad. Además de LG 5626 HO, un híbrido alto oleico con aceite diferencial.

Protagonista de las últimas campañas, para este versátil cultivo Nidera presentó en Expoagro dos de sus materiales destacados. Por una parte, el híbrido 7921, con la tecnología de VIPTERA 3 CL, de alta performance en ambas fechas de siembra. Esta tecnología realmente hace la diferencia a la hora de hacer un control más eficiente de lepidópteros y malezas, adaptable a todas las regiones productivas del país. Por su parte, el híbrido NS 7621 (VIPTERA 3 CL), lanzado en 2021, es particularmente recomendado para siembras tempranas y ambientes de alto potencial y AX 7761 (VT3P), es una promisoria opción para todos los ambientes de fechas tempranas y tardías.

Dentro del ranking de la mejor genética del mercado, también se posicionan aquellos de Don Mario DM2773 (VT3P) y DM 2712 (TRE), materiales complementarios de altísimo potencial de rendimiento y estabilidad.

Bajo su lema “el híbrido perfecto para cada lote”, NK semillas sumó este año tres lanzamientos nuevos a su portfolio de híbridos. Para fechas de siembras tardías presentaron NK 842 VIPTERA3, un híbrido con destacada performance desde el NOA hasta el sudeste de la provincia de Buenos Aires. Por otro lado, para siembras más tempranas en zona núcleo, po-

sicionaron NK 870 VIPTERA3, “la mejor combinación de rendimiento y agronomía con ciclo corto” y NK 855 VIPTERA3, genotipo adaptable a distintas fechas de siembra a lo largo de toda la zona maicera.

Advanta, por su lado, presentó dos híbridos con tecnología VT3PRO y uno VIP3 posicionados para todos los ambientes maiceros del país. “Estamos además muy enfocados en sistemas mixtos ganaderos donde buscamos posicionar planta entera”, señala Gaspar Sánchez Cores, Responsable de Contenidos.

En lo que respecta a LG, comunicaron al mercado cinco nuevos híbridos nuevos de maíz, todos con tecnología Viptera. Entre ellos un híbrido de ciclo completo de alto potencial pensado para la zona núcleo: el LG 30849 VIP3, con excelente comportamiento sanitario y características agronómicas. Por otro lado con ciclo un poco más corto, el LG 30660 VIP3, con destacado potencial en el centro y sur del país. También presentaron el LG 30695 VIP3 también en versión VT3PRO y RR que se destaca fundamentalmente para siembras tardías. Por último, el LG 36538 VIP3, caracterizado por su alto potencial y sanidad para la región NOA y NEA, fundamentalmente frente a Spiroplasma y Cercospora. Para el mercado de silaje, ofrecen a LG 31852 VIP3, de alta energía, largo stay green y digestibilidad para silo.

Maíz
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Soja

Como novedad para soja, Nidera mostró la variedad de grupo de madurez 4 4323 E (ENLIST E3) que amplía las posibilidades de control de malezas en post emergencia. Para grupo 6, exhibieron la variedad 6223 CE con tecnología ConkestaE3, innovación que proporciona tolerancia a herbicidas a base de glufosinato de amonio, glifosato y 2,4-D y suma la protección Bt ante lepidópteros. Otro aspecto que tienen muy en cuenta en su paleta de germoplasma es el comportamiento sanitario de los materiales, sobre todo frente a enfermedades difíciles de controlar como Fusarium y Cercospora.

Sorgo

Para este cultivo con demanda interna creciente, Advanta posiciona híbridos adaptados a distintos planteos productivos dentro los biotipos granífero, doble propósito y forrajero. Además de la tecnología igrowth, que facilita el control de malezas, recientemente introdujeron a sus materiales la tan necesaria tecnología Aphix, que otorga tolerancia a pulgón amarillo, y reduce el número de aplicaciones para su control.

Conformada por un grupo de empresas nacionales, ALZ Agro también presentó sus novedades para el rústico cereal. Karina Cataldo, Gte. de Marketing explicó que distribuyen y comercializan bajo la firma Nord, una nueva marca de semillas de maíz de Corteva Agriscience. “Para esta campaña estamos presentando y lanzando un nuevo híbrido de sorgo llamado Aron, de alto potencial con muy buenas características agronómicas y perfil sanitario, recomendado para el centro sur y sur de la zona productiva”.

Por el lado de Don Mario, son cinco los nuevos lanzamientos que trae el semillero para la soja 23/24. Con tecnología Enlist se encuentran DM 25E23 SE, una nueva propuesta de valor de alta productividad dentro del GM 2, con precocidad a cosecha e ideal para el centro sur de Buenos Aires; y DM 40E23 SE, apuntada a Bs. As, sur de Santa Fe y de Córdoba. Otro nuevo lanzamiento para la misma zona es DM 47E23 SE, de altísimo potencial de rinde y estabilidad. Para complementar su porfolio, ofrecen DM 75K75 CE y DM 64K64 SCE, de amplia adaptación a diferentes ambientes del norte, incluso aquellos de media y baja productividad en Entre Ríos y norte de Córdoba.

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Insumos: novedades en fungicidas y bioinsumos

En estas últimas campañas, una de las empresas más importantes de protección de cultivos, UPL, viene trabajando para brindar soluciones para el manejo de las resistencias, comentó Andrés Fabris Gte. de Fungicidas e Insecticidas de UPL. Hace dos años lanzaron Goldleaf, único fungicida triple mezcla, sistémico y multisitio para soja; desde el año pasado hicieron la extensión de este producto para trigo y cebada al que llamaron Tridium

En 2021, UPL presentó la novedosa línea NPP (Natural Plant Protection) apuntada a desarrollar biosoluciones. Una de ellas es Optimat, bioestimulante foliar y antiestresante, Biozyme, que se aplica a la semilla para estimular el arranque en suelos fríos o encostrados. Para el suelo, ofrecen Humiplex, un granulado que permite sembrar en lotes con problemas de sales y Zeba, un hidro-retenedor que aumenta la disponibilidad de agua y nutrientes para las plantas en la zona radical, registrado por ahora para papa y maní.

Por el lado de los inoculantes, Novozymes, empresa en alianza con UPL, trae novedades como ser Legumax, lanzado en 2022 para vicia, arveja y lenteja principalmente. Dentro de la línea de inoculantes para soja, lanzaron el primer inoculante industrial apuntado a semilleros que combina dos bacterias para promover el crecimiento y generar un mayor número de raíces, aportando a la sustentabilidad de los sistemas.

SpeedAgro también dijo presente con un nuevo porfolio que ahora va mucho más allá de sus coadyuvantes insignia, y se expande a una línea de protección de cultivos total: “Speed Protection”. Ésta suma herbicidas, insecticidas y fungicidas a la paleta, explicó Ignacio Rusconi, Gte. de Ventas

Por su parte Rizobacter, llevó al evento su ya exitosa gama de bioestimulantes tanto para tratamientos semilla como para aplicación foliar llamado VitaGrow. Por otra parte, destacaron su nuevo lanzamiento al mercado que consiste en el primer micro granulado biológico, contó Valentín Bastini, responsable de la línea de nutrición de cultivos.

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Gentileza Expoagro

Novedades en maquinarias

Metalfor mostró la evolución de su línea de pulverizadoras 7040, que se comercializará a partir del 2024. Los cambios que esta incorpora tienen que ver con lo operativo en lo que respecta a ancho de labores, “es una máquina que va a trabajar con 45 m con barrales de caño”, detalló Javier Grasso, Gte. Comercial. Además, han rediseñado su chasis para que pueda ser montado un módulo de fertilización tanto de plato como neumático con pico dual apto para dosificación variable, entre otras mejoras en lo que hace a seguridad del operario y agricultura de precisión.

En lo referido a fertilizadoras la firma cordobesa llevó a la muestra sus dos líneas tanto de tipo esparcidoras de plato como de tipo neumática. Entre ellas brilló la tan esperada Flux, con mayor autonomía gracias a sus 7.000 litros de capacidad de tolva, y su despeje único de 1.8 m. para poder fertilizar en cualquier estadio del cultivo. Equipada con lo último en tecnología para hacer dosificación variable y un sistema de entrega tangencial que hace la diferencia en calidad de aplicación.

En lo que respecta a sembradoras, una de las últimas novedades estrella de Crucianelli es Plantor, una máquina de grano grueso de punta en cuanto a tecnología, prestaciones y agricultura de precisión. Dentro de los atributos que la posicionan para hacer siembra por ambientes, se pueden mencionar los cortes por surcos,

dosificación variable y actuadores hidráulicos línea por línea, puntualizó Guillermo Zegna, Subgerente Comercial.

Agrometal también dijo presente con su batería de productos, incluyendo su sembradora de grano fino recientemente lanzada DX Magna, que se suman a otros desarrollos a la medida de lo que está buscando el productor. Este año también lanzaron el distribuidor DX Pro, de industria nacional, con enrasador con lo cual permite una una excelente distribución y una mejor calidad de siembra en múltiples cultivos, desde poroto, girasol, sorgo, soja, maíz a algodón.

Bertini por su parte, mostró un prototipo de sembradora con la electrónica aplicada, la cual es posible de adaptar a todas las máquinas de la firma del 2005 en adelante. Evolucionando junto a las necesidades de las cosechadoras y sembradoras, Cestari presentó en esta oportunidad la Tolva Semillera con cinta para el tratamiento de grano y la Tolva Directriz de atrás con las cuatro ruedas que giran con neumáticos más anchos para evitar compactación.

Tampoco faltaron novedades en cuanto a maquinaria para forraje. RICHIGER Maquinarias, especializada en el procesado y almacenamiento en silobolsa, incorporó recientemente “un sistema único en el mundo de enrollado de bolsa en dos bobinas compactas de alta densidad con eyección automática, óptimas para su transporte a centros de reciclado”.

REFERENCIAS Consulte las referencias ingresando a www.aapresid.org.ar/blog/revista-aapresid-n-217

Marcelo Torres es el nuevo presidente de Aapresid

Extender la red desde el campo al consumidor y ser referentes en una agricultura y ganadería integrada basada en sistemas sustentables de producción en siembra directa, marcarán la ruta de la nueva gestión.

Por: Ing. Agr. María

INSTITUCIONAL
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El pasado 13 de abril, Aapresid celebró su Asamblea General Ordinaria renovando la Comisión Directiva y consagró al Ing. Agr. Marcelo Torres como nuevo presidente de la institución.

Para conocer su visión y las líneas que marcarán su gestión, conversamos mano a mano con Marcelo y nos decía lo siguiente: “Es un honor que los socios de Aapresid me hayan designado presidente y es un desafío hermoso. Hace tiempo que vengo trabajando en la Comisión Directiva y en el último mandato ocupé el rol de vicepresidente. Por lo tanto, muchas de las líneas que se van a seguir impulsando es una continuidad de las acciones que se fueron abordando en períodos anteriores”.

De lleno en su nuevo rol, Marcelo señaló algunos de los desafíos principales. Uno de ellos es trazar un camino desde el campo al consumidor, extendiendo la red desde la ruralidad a la sociedad que compone la demanda. Subrayando la importancia de este punto indicó “Si se logra que el consumidor, a través de la elección de bienes y servicios, alimentos, fibras y energía con menor huella, se interese por su propia salud y la del planeta a través de indi-

cadores como la huella de carbono, vamos a poder capturar valor en estos sistemas”. Manifestó que el consumidor, de alguna manera, va a modelar los sistemas productivos con sus hábitos de consumo y, por su parte, el productor sustentable va a tener una motivación para ir evolucionando hacia estos sistemas sustentables, más allá de su conciencia ambiental.

Abonando lo anterior agregó “Extender la red la red más allá del alambrado y la tranquera del campo, hablar con exportadores, empresas de consumo masivo, la industria, etc. es un gran desafío y va en línea con el trabajo colaborativo que caracteriza a Aapresid”

Otro reto que planteó el flamante presidente de Aapresid es ser referentes locales y globales de una agricultura y ganadería basados en sistemas sustentables de producción en siembra directa (SD). Donde, de manera integrada, la SD es el pilar fundamental y va de la mano con la rotación de cultivos y el uso de cultivos de servicio (CS), en definitiva, una intensificación sustentable. “Tener los campos verdes el mayor tiempo posible, y la siembra directa, va a asegurarnos una producción con baja huella ambiental”, expresó.

Según su visión, aseguró que Argentina y Aapresid tienen una gran oportunidad de ser referentes globales en el camino hacia sistemas productivos más sustentables, y la experiencia en nuestro país avalan esa intención. El motor será trabajar en conjunto con productores de distintas partes del mundo, de manera que sea él mismo agricultor quién traccione la innovación, asu-

Dos caras de la misma moneda

Atando ambos objetivos, reflexionó “Creemos que la evolución y el conocimiento se va enriqueciendo capa tras capa. Nosotros hace más de 30 años veíamos en la SD un pilar fundamental. Ahora sabemos que a la SD hay que agregarle rotación de cultivos, biodiversidad, usar CS y manejo integrado de plagas, también cambiaron las tecnologías y los desafíos. Integrar al productor en toda esta mirada, tener indicadores de baja huella en la carne, en la leche, los granos, la biomasa que producimos, el consumidor, con sus hábitos de consumo, también contribuye al diseño de una agricultura y ganadería más sustentable”. Explicó que, en la medida que eso ocurra, los estímulos

ma el liderazgo y tome decisiones basadas en ciencia y tecnología, desde Aapresid podemos aportar nuestra experiencia para generar un trabajo en red entre los productores agropecuarios el mundo académico científico y las empresas y sus tecnologías y aprender juntos cómo adaptar estos sistemas en los distintos escenarios ambientales y culturales.

Para que las cosas y transformaciones ocurran, planteó la necesidad de seguir generando una estructura de trabajo matricial en la institución. Además de tener una hoja de ruta clara y trazada, recalcó la importancia de llevar los objetivos adelante. Para lo cual, propone formar equipos interconectados de trabajo entre los distintos programas, generar liderazgo por proyectos y tener seguimiento. “Frente a los desafíos globales, tenemos que tener una estructura capaz de sostener estos sistemas en caminos evolutivos y desafiantes”, reforzó.

impulsarán al productor para que avance hacia otra manera de producir y sean, los agricultores argentinos, referentes de esta transformación. Eso les da la llave para dar testimonio a otros productores del mundo como, con el trabajo en red, compartir información, convocar a la ciencia y la tecnología para responder preguntas de calidad, se puede avanzar hacia sostener la demanda creciente de bienes y servicios, pero desacoplados del impacto ambiental. Es decir, producir más con mucho menos impacto ambiental. Ese es un camino evolutivo en el que Aapresid está altamente comprometido.

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El modelo Aapresid y sus Programas

Según explica Marcelo, el primer paso que deben dar los productores es juntarse en Grupos Regionales para generar un ámbito que permita intercambiar información de sistemas productivos.

El próximo escalón es ajustar los temas a abordar y las preguntas a realizar para encontrar respuestas en este camino de ser más sustentables adaptados a cada región, apoyados en la ciencia y en la tecnología; y así se constituye una Chacra.

Seguidamente, Marcelo alentó a productores y asesores para que tengan una mirada sistémica de producción y un enfoque holístico para plantear soluciones. Con los pilares del sistema en SD anteriormente mencionados, más una agricultura basada en las tecnologías digitales y producción por ambientes, serán claves para tener indicadores y poder construir una trazabilidad. “Este es un modelo que tenemos que intercambiar y adaptar a cada zona a través de los grupos Regionales de Aapresid, con base en la ciencia y la tecnología”, argumentó.

Además, el nuevo presidente de Aapresid planteó la necesidad de trabajar en comunicación, para poder mostrar, a través de indicadores, que estos sistemas son más sustentables y son capaces de sostener a la demanda creciente de alimentos, fibras y energía. También precisó la importancia de medir el impacto económico global y social de la adopción de estos sistemas.

Luego de tener un sistema ajustado y con un protocolo de producción establecido pueden certificar los procesos, eso es Aapresid Certificaciones. Una vez de tener los procesos certificados, viene la posibilidad de tener indicadores, valores de huella y poder trazar todo ese canal del productor al consumidor.

Desde el Programa Prospectiva de Aapresid se tiene una mirada hacia el futuro, avizorando la evolución que van a tener estos sistemas productivos en función de los cambios tecnológicos.

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REM (Red de Manejo de Plagas) es un programa que ayuda a abordar el manejo integrado de plagas, malezas y enfermedades con la mirada desde el sistema productivo.

El Programa Internacional sitúa a la Institución en una escala global. “Hoy, los problemas que tenemos son a escala global, por ende, las soluciones que debe ofrecer la comunidad agroalimentaria también tienen esa dimensión”.

Para cerrar, Marcelo Torres concluyó: “Creo que estos programas son los pilares de la institución. El gran desafío en el que estamos trabajando hace mucho es que estén articulados correctamente y que todo este proceso de innovación, con protagonismo del productor, escale y fluya”

Gracias Bachi!!!

Expresamos nuestro agradecimiento y profundo reconocimiento a David “Bachi” Roggero, por su denodado compromiso y dedicación durante sus años de gestión liderando la presidencia de Aapresid.

Lo que se mide, se puede mejorar

Con la medición como premisa, Aapresid y la Plataforma Puma, con su innovadora calculadora de carbono, se unieron para medir la huella de carbono en 10 mil hectáreas productivas del país.

INSTITUCIONAL
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En el último tiempo venimos escuchando y comprobando mediante diferentes trabajos (como el publicado recientemente por INTA-Aapresid y Crea) que el agro es uno de los sectores que tiene más oportunidades de capturar carbono. En este camino, Aapresid continúa apostando a generar información de valor y sumando alianzas estratégicas, como el reciente acuerdo de colaboración con la plataforma Puma y su innovadora calculadora de Carbono (CO2).

Esta iniciativa se propone, dentro del marco de la Red de Carbono (Sistema Chacras), seguir posicionando a la institución y darle continuidad a las líneas de trabajo que ya se vienen impulsando en torno a Carbono, sustentabilidad y Agricultura Siempre Verde (ASV). Mediante este proyecto se pretende brindar cada vez más herramientas a los productores para medir y conocer su sistema productivo. Para esto, la plataforma Puma pondrá a disposición su cal-

culadora de carbono. Dicha herramienta, permitirá obtener un cálculo validado y certificado de las emisiones y capturas de gases de efecto invernadero (GEI) y la variabilidad de las diferentes prácticas para agregar valor a la producción agropecuaria.

Los primeros pasos de este convenio plantean realizar mediciones sobre diez mil hectáreas productivas. Las mediciones a realizar serán:

Huella de Carbono de la producción de cada uno de estos lotes

Balance de Carbono en el suelo

Acceso a la herramienta de modelación para proyectar la evolución futura del Balance de Carbono en el suelo

NOS ACOMPAÑAN

Plataforma Puma es una Startup AgTech que promueve la digitalización del sector agropecuario cómo vehículo para alcanzar una producción más sustentable. En 2020, introdujo al mercado la primera calculadora de huella de carbono para el monitoreo de cultivos. Se trata de una solución tecnológica que permite tomar decisiones inteligentes para agregar valor al negocio e incrementar la rentabilidad por medio del uso de la analítica de datos e inteligen-

cia artificial. Esto hace más simple y eficiente la gestión integral de los procesos productivos.

A partir del trabajo que ya viene realizando Aapresid, se aportarán datos con el fin de cuantificar la huella de carbono en distintos ambientes productivos del país, contribuyendo a crear conciencia en el sector agropecuario e incentivando para que se sumen cada vez más productores a la propuesta.

Desde Puma, María Inés Di Nápoli, CEO y cofundadora, expresó que es un orgullo enorme formar parte de este proyecto, por lo que significa la institución dentro del sector agropecuario y por lo que representa el mismo: “Es la posibilidad de aprender juntos y generar conocimiento para mejorar los resultados que hoy tenemos. En definitiva, poder ser cada vez más sustentables. Es el camino que queremos recorrer y este convenio es el punto de partida para seguir aprendiendo”.

Por parte de Aapresid, Florencia Accame, coordinadora de la Red de Carbono, declaró: “El entendimiento de la dinámica de Carbono es central para Aapresid, así como para el país y el mundo, ya que al reducir la huella de carbono, sumamos nuestro aporte para mitigar el cambio climático. Para seguir avanzando y generando información valiosa, necesitamos seguir sumando investigación, mediciones y generar sinergias a través del trabajo en red”.

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Inés Di Nápoli (CEO y cofundadora de Puma) y David “Bachi” Roggero (presidente saliente de Aapresid) se comprometieron a llevar adelante acciones conjuntas para la medición de huella de carbono, mediante la firma de un convenio marco.

Carne made in laboratorios

La producción de carne cultivada y sintética basada en plantas viene creciendo año a año y se presenta como una alternativa prometedora y sostenible a la producción de carne tradicional. Al mismo tiempo, enfrenta desafíos importantes en términos de viabilidad económica, aceptación del consumidor y regulación gubernamental.

Como en todo proceso evolutivo, la sociedad viene modificando sus costumbres y preferencias, como sucede con el consumo de carnes. En Argentina, la carne siempre tuvo un lugar importante en la dieta de la población. Sin embargo, en las últimas décadas hubo un aumento del vegetarianismo y el veganismo, lo que se vio también a nivel global.

Por: Dr. Hugo

Permingeat

Comité de Prospectiva Tecnológica de Aapresid

En la década de 1950, la carne era considerada un símbolo de estatus y se consumía en grandes cantidades. Durante la década del 70, la producción de carne de vaca se convirtió en una importante fuente de ingresos para el país y Argentina se convirtió en uno de los principa-

CIENCIA Y AGRO
CIENCIA Y AGRO
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les exportadores de carne del mundo. A partir de la década del 90, se comenzó a tomar conciencia sobre los efectos negativos del consumo excesivo de carne para la salud, así como para el medioambiente y el bienestar animal. Fue en este contexto que el vegetarianismo y el veganismo comenzaron a ganar popularidad en el mundo y también en Argentina.

Según una encuesta realizada por la consultora Focus Market en 2020, el 7% de la población argentina se considera vegetariana y el 2% se considera vegana. Sin embargo, también es importante destacar que la mayoría de la población sigue consumiendo carne con regularidad. En los últimos años, hubo un aumento en la oferta de productos vegetarianos y veganos en supermercados y restaurantes, lo que sugiere que la tendencia hacia una alimentación más saludable y sostenible está en aumento.

Se comenzó a hablar de la carne cultivada, sintética o basada en plantas como alternativa sostenible y ética frente a la carne tradicional, convirtiéndose en una nueva oferta alimenticia para la población

Desde hace un tiempo también se comenzó a hablar de la carne cultivada, sintética o basada en plantas como alternativa sostenible y ética (para las personas que cuestionan el sacrificio de animales) frente a la carne tradicional, convirtiéndose en una nueva oferta alimenticia para la población. Sin embargo, se debe aclarar que no todas las personas vegetarianas o veganas estarían dispuestas a consumir carne sintética, ya que algunos están en contra de la idea de consumir cualquier tipo de producto derivado de animales, incluso aunque no implique la muerte de estos.

La producción de carne cultivada significa cultivar células animales en un laboratorio y luego cultivarlas en un biorreactor para producir carne sin la necesidad de criar y matar animales. La producción de carne basada en plantas, por otro lado, implica utilizar proteínas vegetales para crear productos similares a la carne. Ambos tipos de carne (cultivada y basada en plantas) se consideran formas de carne sintética y tienen el potencial de reducir el impacto ambiental de la producción de carne (los sistemas tradicionales de producción de carne son responsables del 37% de la liberación de

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metano; el pastoreo excesivo de tierras y la deforestación también contribuyeron al aumento de los gases de efecto invernadero) y mejorar el bienestar animal. Al mismo tiempo, también enfrentan desafíos importantes en términos de viabilidad económica, aceptación del consumidor y regulación gubernamental.

Es válido destacar que, si bien el producto ya se comercializa en algunos lugares del mundo, aún es novedoso y su producción y distribución se encuentra en una fase inicial. Algunas empresas lograron producir pequeñas cantidades de carne sintética en laboratorios y comenzaron a comercializarla en algunos mercados se-

Al mismo tiempo, también enfrentan desafíos importantes en términos de viabilidad económica, aceptación del consumidor y regulación gubernamental.

lectos. Sin embargo, la producción de carne sintética todavía es un proceso costoso y complejo, lo que limita su capacidad de producción a gran escala y la hace menos accesible para el consumidor promedio. Se espera que con el tiempo, la producción de carne sintética se vuelva más eficiente y asequible, lo que permitiría una mayor adopción y comercialización en el mercado. Algunos expertos incluso prevén que en el futuro la carne sintética podría convertirse en una alternativa viable a la carne convencional y tener un efecto significativo en la reducción del impacto ambiental de la industria cárnica.

La literatura científica describe varios de los aspectos mencionados en los párrafos precedentes. Balasubramanian y col. (2021), en su artículo “La épica de la producción de carne in vitro: una ficción que se vuelve realidad” examinan los avances recientes en la producción de carne cultivada y discuten su potencial para revolucionar la industria alimentaria. El estudio señala que la producción de carne cultivada podría ofrecer una alternativa sostenible a la producción tradicional de carne y mejorar el bienestar animal, pero aún hay desafíos importantes en términos de costos de producción y aceptación del consumidor.

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Los autores destacan 5 razones claves para justificar el avance en los desarrollos de carne sintética:

c) los tabúes religiosos y aceptación de la carne cultivada, por sociedades que consideran sagrados ciertos animales;

a) la opción de personalizar el perfil de nutrientes en carne in vitro: Según el medio de cultivo, es posible manipular e influir en el sabor y la composición de ácidos grasos para que la carne cultivada cruda se pueda personalizar de acuerdo con los requisitos nutricionales;

b) el aprovechamiento minimalista de biorecursos y mejora de la huella ecológica: Una reducción significativa de la huella de carbono en la realidad es posible con la producción de carne en un laboratorio, lo que sin duda asegura el equilibrio ecológico;

d) los alimentos del futuro: Esta carne de diseño tiene la ventaja de que se produce en biorreactores que pueden ser un paso adelante en mucho menos espacio, y la cosecha se puede hacer rápidamente con todos los nutrientes personalizables posibles, como vitaminas, proteínas, minerales y también nutrientes adicionales;

e) rejuvenecimiento de la cubierta forestal y la viabilidad legal de la carne exótica: Esta tecnología puede prevenir las actividades de caza furtiva de vida silvestre para el consumo de carne de animales exóticos.

Por otro lado, el artículo "El potencial impacto de la proteína animal sintética en la producción ganadera: ¿la nueva guerra contra la agricultura?", de Burton (2019), examina el impacto potencial de la carne sintética en la industria ganadera tradicional. El estudio sugiere que la producción de carne sintética podría amenazar la industria ganadera tradicional y, por lo tanto, enfrentar una resistencia significativa de los productores de carne y de la industria cárnica convencional. El autor analiza el proceso como una transición (como ya ocurrió con otros productos), lo que favorece una conversión gradual que también tiene que ir acompañada por las preferencias de los consumidores. El entusiasmo por la agricultura celular entre los inversionistas, científicos, empresas de agricultura celular y algunas organizaciones ambientales y de bienestar animal es alto, a pesar de que no hay un solo producto en el mercado ni ningún impacto ambiental preciso ni evaluación disponible.

Un tercer artículo titulado “Demanda potencial para la carne sintética”, escrito por Gustavsen y Mittenzwei (2022) examina las actitudes del consumidor hacia la carne sintética y analiza la demanda potencial de estos productos en el mercado. El estudio fue realizado en base a encuestas a consumidores de Noruega y señala que la demanda de carne sintética puede estar limitada por la falta de conciencia del consumidor y la percepción de que la carne sintética es

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menos saludable o menos sabrosa que la carne tradicional. En sus conclusiones afirman que alrededor de la mitad de los encuestados seguiría eligiendo la carne de granja y rechazaría la carne sintética. Por lo tanto, el potencial de mercado de la carne sintética estaría restringido a la mitad del tamaño del mercado actual de la carne. Una pregunta interesante para considerar en futuras investigaciones es si es más probable que la carne sintética reemplace a los cortes de carne fresca o la carne procesada, y también qué tipo de carne (res, cordero, cerdo, aves) es más probable que la carne sintética reemplace.

Treich (2021), en su artículo “Carne cultivada: promesas y desafíos” analiza los retos técnicos, económicos y regulatorios que enfrenta la producción de carne cultivada y discute el papel potencial de la carne cultivada en la reducción del impacto ambiental de la producción de carne y el bienestar animal. Según el autor, es fundamental comprender mejor los impulsores de la demanda de carne cultivada. Entre los interrogantes esenciales, se plantea qué consumidores comprarán el nuevo alimento y cuáles serán los efectos inducidos de sustitución de alimentos. La carne cultivada, además, debería reducir significativamente los impactos ambientales al haber una gran reducción en el uso de la tierra. Sin embargo, su producción puede re-

querir mucha energía, vinculando así las cuestiones de la alimentación, la agricultura y el uso de la tierra con las del clima, el medioambiente y la energía.

Otra cuestión central que señala el autor es el papel del ente regulador para estimular el surgimiento y desarrollo de la innovación y hasta el momento este papel ha sido limitado. En este sentido y debido al alto potencial de impactos externos positivos, se requiere la intervención pública. Sin embargo, la forma óptima de intervención no está clara, en particular debido a las fallas regulatorias y de mercado existentes en el sector agrícola y la alta incertidumbre. Una opción es que el regulador apoye la I+D en carne cultivada, pero se necesita más investigación económica sobre este tema.

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Stout y col. (2023) analizan las barreras a superar en el caso de la carne cultivada a partir de sistemas celulares animales. Una de las limitaciones es la constitución y optimización de medios de cultivo de bajo costo que permitan el desarrollo de las células según se requiera para la síntesis del producto a obtener. Se suma también el desafío de usar eficientemente los medios en sistemas de biorreactores capaces de admitir cultivos celulares de alta densidad, que minimicen la huella y el consumo de recursos.

Una opción es que el regulador apoye la I+D en carne cultivada, pero se necesita más investigación económica sobre este tema.

Una pregunta importante que enfrenta la carne cultivada es la calidad y la seguridad. Aunque los aspectos de esta tecnología se prestan a productos seguros y nutritivos (como un control estricto sobre los insumos y la producción aséptica), falta una comprensión sólida de la relación entre la biología in vitro y la calidad de los alimentos. Se requiere un trabajo sustancial para comprender cómo parámetros como el tipo de célula, la diferenciación y la estructura del tejido (o la falta de ella) afectan la funcionalidad de los alimentos. Del mismo modo, se requieren investigaciones sobre aspectos de seguridad como la contaminación, la toxicidad y la alergenicidad, la estabilidad genética y la edición del genoma.

Finalmente, Wang y col. (2023) enfocan la situación actual de la carne derivada de plantas. Los principales componentes de la carne de origen vegetal incluyen agua (50-80%), proteínas vegetales (20-30%), lípidos vegetales (0-12%), carbohidratos (6-15%) y aditivos (3-10%). La carne de origen vegetal con sabor a carne animal se produce mediante la combinación de estos nutrientes. La proteína se vuelve fluida bajo la acción del agua. El procesamiento de proteínas recombinantes en carne de origen vegetal se completa en condiciones de mucha agua. La proteína es el componente principal de la carne de origen vegetal, que es la clave para formar una estructura de red de proteínas. El sabor y la textura de la carne de origen vegetal se ven afectados por las proteínas de diferentes fuentes. Los lípidos vegetales no solo son la fuente del jugo a base de plantas, sino que también satisfacen las necesidades de sabor de la carne a base de plantas cuando se mastica.

La carne alternativa tiene el potencial de mejorar significativamente la sostenibilidad y el bienestar animal en la industria alimentaria.

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La tecnología de procesamiento central de la carne de origen vegetal se deriva de la tecnología de recombinación de proteínas vegetales, por lo que es el factor principal que afecta el sabor, el sabor y la textura de la carne de origen vegetal. En la actualidad, las principales tecnologías de procesamiento de la carne de origen vegetal incluyen el hilado, la extrusión, el corte y el proceso de impresión 3D.

Los autores concluyen que el progreso de la tecnología de reconstrucción de proteínas cárnicas a base de plantas y el crecimiento de las empresas de inversión llevará a que la carne a base de plantas se convierta en un alimento común. Para aumentar la aceptación de la inocuidad de los alimentos por parte de los consumidores, el futuro análisis social debe conside-

rar el desarrollo y la regulación de estándares alimentarios, mejorar el concepto de carne de origen vegetal y garantizar que las técnicas de procesamiento de carne de origen vegetal se guíen por el sabor, la textura y el valor nutricional de carne de origen animal.

En conclusión, la producción de carne cultivada y sintética basada en plantas representa una alternativa prometedora y sostenible a la producción de carne tradicional. Si bien enfrenta desafíos importantes en términos de viabilidad económica, aceptación del consumidor y regulación gubernamental, la carne alternativa tiene el potencial de mejorar significativamente la sostenibilidad y el bienestar animal en la industria alimentaria.

Carne cultivada: La carne cultivada o sintética es un producto alimenticio que se crea en un laboratorio utilizando células animales, sin la necesidad de criar y sacrificar animales enteros para obtener carne. Por otro lado, la carne basada en plantas se produce utilizando proteínas vegetales y otros ingredientes para crear productos similares a la carne, pero sin utilizar animales.

Tecnología de la carne cultivada: La carne cultivada se produce mediante la tecnología de cultivo de células, donde se toman células de un animal y se cultivan en un ambiente controlado en laboratorio para producir tejido muscular. Este proceso implica el uso de medios de cultivo y biorreactores que proporcionan nutrientes y oxígeno para las células y permiten que se desarrollen en tejido muscular.

Carne basada en plantas: La carne basada en plantas, también conocida como "carne vegetal" o "carne falsa", es un tipo de alimento que se hace a partir de ingredientes de origen vegetal, pero que se asemeja en sabor, textura y apariencia a la carne de origen animal. Estos productos se elaboran a partir de una combinación de proteínas vegetales, como la soja, el guisante o el trigo, y otros ingredientes como aceites, especias y colorantes naturales para crear un producto que imita a la carne en sabor, textura y apariencia.

Impacto ambiental: La carne cultivada o basada en plantas podría reducir significativamente el impacto ambiental de la producción de carne convencional, ya que utiliza menos tierra, agua y energía, y emite menos gases de efecto invernadero.

Impacto económico: La producción de carne cultivada o basada en plantas tiene el potencial de transformar la industria alimenticia, pero también podría tener un impacto económico en la producción de carne convencional y en los agricultores y ganaderos que dependen de ella. Es importante considerar cómo se podría gestionar esta transición para minimizar los efectos negativos en las personas y las comunidades que dependen de la producción de carne convencional.

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Glosario de conceptos claves para recordar

Aceptación del consumidor: La carne cultivada o basada en plantas es un producto relativamente nuevo y su aceptación por parte del consumidor es una de las principales barreras para su adopción. La investigación sobre la percepción del consumidor y la disposición a pagar por estos productos es importante para comprender cómo podría evolucionar el mercado de la carne cultivada o basada en plantas en el futuro.

Regulación: La carne cultivada y basada en plantas es un producto regulado y es importante considerar cómo se debería regular esta tecnología para asegurar que sea segura y sostenible. Esto podría incluir regulaciones sobre los ingredientes utilizados, la seguridad alimentaria, el etiquetado y la publicidad, entre otros puntos.

REFERENCIAS Consulte las referencias ingresando a www.aapresid.org.ar/blog/revista-aapresid-n-217

La soja en tiempos de cambio climático

Variaciones en rendimiento y calidad del grano de soja asociados a distintos escenarios hídricos. Un aporte clave para optimizar las prácticas de manejo en un escenario cambiante, con precipitaciones erráticas y aumento de temperaturas medias.

Por Lopez, E¹,²; Angelozzi, V¹; Antonelli, M¹,²; Alvarez Prado, S¹,²; Gerde, J¹,².

¹ Cátedra de Sistemas de Cultivos Extensivos-GIMUCE. Facultad de Ciencias Agrarias, Universidad Nacional de Rosario.

² IICAR – CONICET, Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas, Facultad de Ciencias Agrarias, Universidad Nacional de Rosario.

Correo: lopez@iicar-conicet.gob.ar

MANEJO DE CULTIVOS
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El cambio climático presenta efectos importantes sobre la producción agrícola, su comercialización y, finalmente, la seguridad alimentaria (Sonnino & Ruane, 2013). Como consecuencia del aumento de los gases de efecto invernadero, ocurre el calentamiento global y se generan, además, cambios en el patrón de las precipitaciones (Hao et al., 2010; IPCC, 2007). En condiciones de secano, las precipitaciones cumplen un papel fundamental en la producción agrícola, cubriendo los requerimientos de los cultivos (Faroni et al., 2006). Por ende, el rendimiento y la calidad de los granos están sujetos a las variaciones en las condiciones climáticas.

Materiales y métodos

El experimento se llevó a cabo en el Campo Experimental Villarino, ubicado en Zavalla, Santa Fe, Argentina (33°1 S, 60°53 W; altitud), sobre un suelo Argiudol Vértico de la serie Roldán. Se evaluaron tres genotipos comerciales con distinta composición (SYN 5X1; DM 40R16; DM 4619; Lopez et al., 2021), a través de ambientes hídricos contrastantes (Figura 1) (riego, secano y restrictivo en agua entre R1 y R7; Fehr & Caviness, 1977). El ensayo fue sembrado manualmente en parcelas experimentales de 4 surcos de 4 metros de largo, distanciados a 0,33 m. El diseño experimental consistió en bloques completos aleatorizados con tres repeticiones.

Cambios en la disponibilidad de los recursos, fundamentalmente el agua, afectan la generación de biomasa y, en consecuencia, el rendimiento del cultivo (Tardieu et al., 2018).

El objetivo de este estudio consistió en describir cómo el genotipo (G) y el ambiente hídrico (A) afectan el rendimiento y los componentes del grano de soja: aceite, proteína y carbohidratos solubles.

La fecha de siembra fue el 12/11/2021 con una densidad de 33 plantas m-2 y se condujo libre de malezas, plagas y enfermedades, siguiendo recomendaciones básicas de manejo de soja para la zona. Se realizaron mediciones de temperatura foliar con un termómetro infrarrojo (OMEGA, OS562). Al momento de la cosecha (R8), 4 m lineales fueron recolectados y utilizados para determinar rendimiento y componentes (número y peso de grano).

Resultados

Los ambientes presentaron diferencias significativas en la temperatura foliar de las parcelas (p<0.05, Tabla 1), con un incremento de aproximadamente 1 ºC entre ellos, siendo superior cuando mayor fue la restricción hídrica (LSD:

La determinación de proteínas se realizó mediante el método Kjeldahl (Mckenzie y Wallace, 1953). La extracción y medición de aceite se realizó utilizando hexano como solvente (AOCS, 2009a). La determinación de carbohidratos solubles se realizó por HPLC utilizando una columna Aminex HPX-87H de 300 x 7.8 mm (Bio-Rad, Estados Unidos) sobre un extracto acuoso de la muestra desgrasada. Todos los valores se expresaron en base seca.

0,8 ºC; Tabla 1). Esto evidenció reducciones en la disponibilidad de agua sobre el cultivo.

El rendimiento mostró variaciones significativas de acuerdo con el agua disponible, variando

Figura 1. Evaluación de tres genotipos comerciales de soja en ambientes hídricos constrastantes. Experimento realizado en el Campo Experimental Villarino, en Zavalla (Santa Fe).
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entre 939 y 5832 kg/ha (p<0.05, Tabla 1). Los genotipos bajo condición de riego presentaron un rendimiento promedio superior a los genotipos en secano y en ambiente restrictivo (Tabla 1). Una tendencia similar se observó para sus componentes: número y peso de mil granos, aunque éste último estuvo determinado en menor medida por el genotipo.

En la condición de riego, la concentración de aceite osciló entre 20,7 y 25,3%, en la de secano entre 19,8 y 26,4% y en la restrictiva entre 17 y 22,5%. En la situación limitante de agua, DM 40R16 presentó la mayor concentración de aceite, mientras que en condiciones no limitantes, la mayor concentración de aceite se observó en SYN 5X1. El 75% de la variación en

la concentración de aceite estuvo asociada al ambiente y el 25% al genotipo.

En el ambiente regado, la concentración de proteína varió entre 35,4 y 39,4% entre los genotipos, en la situación de secano entre 35,9 y 39,5%, mientras que para el ambiente restrictivo estuvo entre 37,9 y 39,3%. Las variaciones en la concentración de proteína estuvieron asociadas en primer lugar al ambiente y, en segundo lugar, con igual importancia al genotipo y su interacción con el ambiente

En cuanto a los carbohidratos solubles, se observaron valores estables a través de los genotipos y ambientes (p> 0,05; Tabla 1).

comunicación para el agro

* Significativo a P < 0.05; ** Significativo a P < 0.01; *** Significativo a P < 0.001; ns: No significativo; † Números entre paréntesis representan la diferencia mínima significativa (LSD).

Tabla 1: Temperatura foliar (TF), rendimiento (RTO), número (NG) y peso de granos (P1000), concentración de aceite (ACE), proteína (PROT) y carbohidratos solubles (C SOL) en función del ambiente (A), genotipo (G) y de la interacción Genotipo x Ambiente

Conclusiones

En un escenario tan cambiante, de precipitaciones erráticas y progresivo aumento de la tem peratura media, optimizar las prácticas de manejo constituye el nuevo desafío.

La elección del genotipo, la fecha de siembra o el lote modificaron el ambiente de crecimien to y desarrollo del cultivo. Estas decisiones permiten determinar en gran medida el rendi miento a través de sus componentes (peso y número), como así también afectar la composi ción final del grano.

Efecto TF RTO NG P1000 ACE PROT C SOL (°C) (kg ha -1) (# m-2) (g) (%) Ambiente Riego 24,4 5832 3171 183 22,5 36,8 8,7 Secano 26,3 2758 1986 139 23,4 36,9 9,9 Restrictivo 27,6 939 798 117 20,8 38,6 9,1 Genotipo DM 40R16 26,1 3348 1955 154 22,3 36,9 8,7 NS 4619 25,8 2936 1844 144 21,3 38,6 8,6 SYN 5X1 26,3 3245 2157 140 23,0 36,9 10,4 Genotipo (G) n.s n.s n.s ** (30) † n.s *** n.s Ambiente (A) ***(0,8) † *** (746) † *** (432) † *** (11) † * (1,7) † *** n.s G x A n.s n.s n.s n.s n.s ** (1,2) † n.s
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En términos de composición, la elección del genotipo fue el factor más decisivo ya que influyó directamente sobre la concentración de proteína y aceite en el grano.

En términos de composición, la elección del genotipo fue el factor más decisivo ya que influyó directamente sobre la concentración de proteína y aceite en el grano.

En cuanto a la concentración de aceite, un ambiente restrictivo en términos hídricos impactó negativamente sobre su concentración final. En tanto, la concentración de proteína se vio afectada en tanto por la elección del genotipo como por el ambiente de crecimiento del cultivo.

Con respecto a los carbohidratos solubles, ni la elección del genotipo o el ambiente tuvieron modificaron su concentración.

Consulte las referencias ingresando a www.aapresid.org.ar/blog/revista-aapresid-n-217

Difundimos la información agroindustrial desde la óptica del Noroeste Argentino

Difundimos la información agroindustrial desde la óptica del Noroeste Argentino

info@agronoa.com.ar

Ventajas de nutrir a largo plazo

La nutrición tiene efectos de corto y largo plazo sobre la producción de cultivos y sobre el suelo. Un estudio de secuencias de cultivos en 6 campañas validó mejoras en los rendimientos gracias a la aplicación sostenida de fertilizantes.

Por: Rouillet, N.¹; Grasso, A.¹; Sacks, M.²; Ventimiglia, L.⁴; Ferraris, G.⁴; Faggioli, V.⁴; Esposito, G.⁵; Quintero, C.⁶; Zamora, M.⁷; Diaz-Zorita, M³.

¹ Fertilizar Asociación Civil.

² Bunge.

³ Facultad de Agronomía UNLPam.

⁴ INTA.

⁵ UNRC.

⁶ UNER.

⁷ CHEI Barrow.

E-mail: nrouillet@fertilizar.org.ar

Trabajo presentado en el Simposio Fertilidad 2023

La demanda mundial de alimentos viene aumentando a una tasa superior al aumento del rendimiento potencial. Dado que la expansión de la frontera agrícola parece ser poco factible (y ambientalmente insostenible), el incremento del rendimiento es crucial para satisfacer en el futuro los requerimientos mundiales y locales de grano. Esta creciente demanda de alimentos, asociada a las necesidades de sostener la producción agrícola, impulsa al estudio del efecto de la fertilización sobre el rendimiento de los cultivos y sobre la eficiencia agronómica de su utilización.

NUTRICIÓN DE CULTIVOS
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En la región pampeana, la implementación de diferentes estrategias o aproximaciones para el manejo de la fertilización tiene efectos tanto de corto como de largo plazo sobre la producción de cultivos independientes o en secuencias, y también sobre el suelo. La nutrición no limitante, a partir de los aportes por fertilización, podría explicar entre el 29% y 39% de los rendimientos máximos alcanzables de soja y de trigo, respectivamente (Díaz-Zorita y Grasso, 2016). Sin embargo, a pesar de estas expectativas de brechas en los rendimientos, el área fertilizada en cultivos de cereales es menor al 80% del área cultivada, mientras que en el caso de cultivos de soja es inferior al 57% (Díaz-Zorita y Grasso, 2016). Además, las dosis medias de fertilizantes aplicadas también muestran aportes de nutrientes en cantidades inferiores a las extraídas en la producción de granos. Nitrógeno y fósforo son los elementos mayormente aplicados y, en menor magnitud, el azufre, mayormente aplicado en combinación con N o con P (Grasso y Díaz-Zorita, 2018; Fertilizar AC, 2019). La aplicación de micronutrientes es de menor magnitud siendo el zinc el nutriente más utilizado. Las necesidades de N en cultivos de soja son complementadas en una alta proporción del área cultivada a partir de la inoculación (Perticari y Piccinetti, 2019).

El desafío para la fertilización es cubrir los requerimientos de nutrientes que el suelo no puede aportar para maximizar los rendimientos. Este manejo de la nutrición de los cultivos reiterado en el sistema afecta no sólo los niveles de fertilidad de los suelos sino que acentúa los rendimientos entre los diferentes planteos. Son abundantes los estudios de suelos que muestran la reducción en niveles extractables de diversos nutrientes en comparación con su estado original (Sainz Rozas et al., 2011).

Por lo tanto, se espera que el manejo adecuado de la nutrición integral de los cultivos tuviera un efecto directo y relevante para mejorar la producción agrícola. Si bien la información de estudios de respuestas de cultivos de cereales a la fertilización en áreas agrícolas argentinas es abundante, su análisis integral para la identificación de potenciales áreas, geográficas o temáticas, de vacancia es menos frecuente. Algunos describen los efectos acumulados en el

Materiales y métodos

Se establecieron módulos de evaluación de larga duración en condiciones de producción representativas de sistemas agrícolas pampeanos (Tabla 1). En todos los casos el manejo de los cultivos es bajo prácticas de labranza cero, con control químico de malezas y con la aplicación de prácticas de manejo frecuentes en cultivos de alta producción adaptadas regionalmente (i.e. genotipos, control de plagas y enfermedades, etc.).

tiempo de la aplicación de prácticas individuales validando la implementación de estrategias de manejo bajo criterios de reposición y enriquecimiento (Barraco et al., 2014; Correndo et al., 2015).

La implementación de modelos de recomendación regionales o de nutrición balanceada incorporando indicadores de caracterización del sitio productivo y diferentes expectativas productivas permitiría mejorar la producción de cultivos y la eficiencia de uso de los nutrientes aplicados con respecto a prácticas frecuentes de fertilización. El objetivo de este trabajo fue evaluar la respuesta en rendimiento en la secuencia de cultivos frente a estrategias de nutrición contrastantes, con N, P, S y micronutrientes en cultivos y condiciones agrícolas representativas de la región, y analizar estas respuestas en trigo, maíz y soja, integrando la información obtenida entre los años 2016 al 2022.

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Instituciones que nos acompañan

Sitio Localidad (provincia) Profundidad 0-20 cm (mg ha-1) 0 – 40 cm Pe (mg kg-1) Zn (mg kg-1) SSO4 (mg kg-1) N-NO3 (kg ha-1) 1 Nogoyá (Entre Ríos) 9,3 0,96 6,92 Tres Arroyos (Bueno Aires) 10,7 - -3,4,5 Río Cuarto (Córdoba) 22,9 0,82 8,2 27 6 Pergamino (Buenos Aires) 14 0,79 8 90 7 25 de Mayo (Buenos Aires) 8,4 0,92 5,8 42 8 25 de Mayo (Buenos Aires) 10,6 0,94 6,4 62 9 25 de Mayo (Buenos Aires) 8,9 0,86 4,9 47 10 Marcos Juárez (Córdoba) 11 - 2,211 Ed Castex (La Pampa) 5.2 0.62 10.4 90 12 Pergamino 2 (Buenos Aires) 9 1.19 7.5 30 13 Nogoyá 2 (Entre Ríos) 8.4 0.92 16 23
Tabla 1. Localización de los sitios experimentales y caracterización media de propiedades edáficas al iniciar los estudios.

En cada sitio, los cultivos y secuencias evaluados fueron seleccionados por los productores y fueron representativos de decisiones frecuentes en las regiones en estudio. En la Tabla 2 se presenta la secuencia de cultivos de cada sitio y el cultivo antecesor al comienzo del ensayo.

Nogoyá 1 ER Soja Trigo/Soja - - -

T. Arroyos BA Soja Soja Cebada Soja CebadaRio IV 1-2-3 Cba Maíz Soja Soja Maíz Maní Tr/Soja

Pergamino 1 BA Maíz Soja - - - -

25 de Mayo 1 BA Cb/Maíz Soja Trigo Maíz Soja Tr/Soja

25 de Mayo 2 BA Maíz Cebada Maíz Girasol Trigo/Soja Girasol

25 de Mayo 3 BA Tr/Soja Maíz - Tr/Soja Maíz Soja

M. Juarez Cba Soja 2 Maíz Soja Maíz Soja Maíz

Miramar BA - Maíz Soja - - -

Edo. Castex LP - Soja Maíz Soja Tr/Soja Tr/Soja

Nogoyá 2 ER - - Maíz Colza/Soja Tr/Soja Arveja/Maíz

Pergamino 2 BA - - Soja Tr/Soja - -

En cada sitio se establecieron cuatro tratamientos de manejo de la nutrición de los cultivos: i) sin fertilización, ii) fertilización promedio aplicada en la región, iii) fertilización promedio recomendada y iv) fertilización balanceada. La dosis promedio de uso en cada región se estimó a partir de la información de encuestas a 1200

productores y técnicos en la región pampeana coordinada por Fertilizar AC durante la campaña 2015/2016 (Fertilizar AC, 2017). El tratamiento de fertilización recomendada promedio se estableció para cada sitio considerando resultados de análisis de suelos y expectativas de productividad media regional según infor

Tabla 2. Cultivos en la rotación 2016/17, 2021-23 y el cultivo antecesor al comienzo del ensayo.
Sitio 2016/17 2017/18 2018/19 2019/20 2020/21 2021/22
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mación local provista por referentes locales responsables de la conducción de los estudios. La fertilización para la nutrición balanceada de altos rendimientos se estimó según los mayores rendimientos alcanzables en cada región y considerando las demandas de NPS y Zn para tal propósito (Tabla 3)

En todos los casos, las semillas sembradas de soja fueron inoculadas en el momento de la siembra con productos comerciales para evitar limitaciones nitrogenadas en su normal crecimiento y producción. Previo a la siembra, se obtuvieron muestras de suelo de 0 a 20 cm. De cada parcela, se extrajo una muestra compuesta y sobre ella se determinó el pH y los contenidos de materia orgánica (MO), P extractable (Bray I), N total, N-nitrato y S-sulfato.

Tratamiento Nutriente (kg ha-1) N P S Zn Control sin fertilizar 0 0 0 0 Fertilización promedio aplicada regionalmente 38 a 60 7 a 14 0 0 Fertilización recomendada promedio 65 a 70 12 a 18 8 a 18 0 Fertilización para nutrición balanceada de alta producción 150 a 170 27 a 34 15 a 25 1,5
Tabla 3. Rangos de nutrientes aplicados según cuatro estrategias para la fertilización de cultivos en la región pampeana en 14 sitios de experimentación. En el caso de fertilización con N, se muestran los rangos aplicados en cultivos de cereales.
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La aplicación de fertilizantes contribuyó al rendimiento en un 25% en promedio para toda la secuencia de cultivos con máximos de 39% para trigo y 27% en maíz.

En cada sitio, los tratamientos se dispusieron en franjas de al menos 20 m de ancho y 100 m de longitud empleando equipos convencionales de siembra y conducción de los cultivos con cosecha mecánica en estadios de madurez comercial de los cultivos.

Los resultados se analizaron considerando cada sitio como una repetición y comparación entre los promedios de los rendimientos, respuestas relativas sobre el tratamiento de fertilización frecuente y la eficiencia de uso del N aplicado en cereales y del P según parámetros estadísticos descriptivos. Se emplearon pruebas de diferencias de medias significativas de T en comparaciones apareadas entre los tratamientos.

Resultados y discusión

Los aportes de cada estrategia de nutrición integrando las diversas secuencias de cultivos estudiadas se analizaron en términos de los aportes relativos a la máxima producción de cada cultivo y sitio experimental (Figura 1). Los rendimientos relativos se calcularon como el cociente entre el rendimiento medio de

cada tratamiento, con el máximo rendimiento registrado, para cada cultivo por sitio y por campaña. La aplicación de fertilizantes, en comparación con los tratamientos control sin fertilización, contribuyó al rendimiento en un 25% en promedio para toda la secuencia de cultivos con máximos de 39% para trigo y 27%

en maíz. Para la secuencia de cultivos, la mejora en la nutrición incorporando estrategias de recomendación media y alta producción, mejoró la productividad de los sistemas hasta en un 15% respecto del manejo actual. El manejo actual más frecuente de fertilizante mostró resultados en producción próximos a los observados al aplicar recomendaciones medias, con una brecha de mejora de 10% para alcanzar el máximo rendimiento.

Figura 1. Efecto acumulado de rendimientos relativos de secuencias de cultivos en 6 campañas consecutivas en la región pampeana. Las barras verticales en cada columna indican el error estándar de la media. Los asteriscos (*) sobre las columnas muestran diferencias significativas con respecto a la estrategia actual de manejo de nutrientes (DMS, prueba de T p<0,05).

En la escala temporal, los rendimientos promedio, acumulados a lo largo de 6 campañas arrojaron una diferencia de 16%, 23% y 37% para los tratamientos actuales, recomendación frecuente y alto rendimiento respectivamente, frente al control. La aplicación sostenida de fertilizantes permitió lograr mejoras en los rendimientos (Figura 2).

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La aplicación sostenida de fertilizantes permitió lograr mejoras en los rendimientos.

En todos los cultivos, la implementación de las estrategias de fertilización mostró en promedio diferentes resultados en la producción de granos. Los rendimientos de trigo sin fertilización alcanzaron en promedio los 3063 kg ha1, mientras que la mejora en los rendimientos por el manejo de la nutrición con planteos de

alta producción alcanzó 5025 kg ha-1 (64% de respuesta). El maíz tuvo mejoras cercanas al del 35% con rendimientos entre 6638 y 8999 kg ha-1. En soja, la producción fue en promedio 2949 frente 3721 kg ha-1 y las mejoras fueron de un 26%.

Figura 2. Rendimiento acumulado de tratamientos de nutrición contrastantes en la secuencia de cultivos luego de 6 campañas consecutivas en la región pampeana. Los asteriscos (*) sobre las columnas muestran diferencias significativas con respecto a la estrategia actual de manejo de nutrientes (DMS, prueba de T p<0,05).
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En un análisis espacial, se encontraron diferencias positivas al contrastar los distintos tratamientos de nutrición a lo largo de la región de estudio. Esto se visualiza en la Figura 3, en la que se comparan los rendimientos para trigo, maíz y soja de los distintos tratamientos en distintos ambientes, expresado como promedio del sitio. La mejoría en rendimiento resulta consistente para todos los ambientes productivos y cultivos, al mantenerse las líneas

de los tratamientos contrastantes de nutrición por sobre las correspondientes al tratamiento testigo. Esto resulta importante como estrategia para mitigar los efectos de la variabilidad climática sobre el rendimiento de los cultivos.

Particularmente en los cultivos de trigo y maíz, esta respuesta se ve incrementada en los sitios de mayor potencial donde los tratamientos de máxima se apartan no sólo de los controles, sino también del manejo actual.

Tabla 4. Rendimientos promedios en kg ha-1 para todos los cultivos según el manejo de la nutrición
Trigo Soja Maíz Control sin fertilizar 3.063 2.949 6.638 Fertilización promedio aplicada regionalmente 3.822 3177 7.712 Fertilización recomendada promedio 4.237 3.439 8.021 Fertilización para nutrición balanceada de alta producción 5.025 3.721 8.999 REVISTA AAPRESID 68
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Figura 3. Rendimiento de tratamientos de nutrición contrastantes vs promedio del sitio para los cultivos de: A) Maíz, B) Trigo y A) Soja a lo largo de 15 sitios en 6 campañas consecutivas en la región pampeana

Conclusiones

En condiciones de producción representativas de la región pampeana, se validaron mejoras en los rendimientos de los cultivos al implementar estrategias de fertilización recomendadas o de nutrición balanceada con respecto a la aplicación actual de esta práctica. Los rangos de mejora varían según cultivos y planteos de nutrición.

En condiciones no limitadas en nutrición, los rendimientos de los cultivos son hasta casi 15% superiores a los que se alcanzan con las prácticas actuales de fertilización. En los cultivos analizados y condiciones de producción, la implementación de recomendaciones medias de fertilización (fertilización con ajustes con NPS y Zn acordes a resultados de análisis de suelos y a expectativas frecuentes de rendimientos) reducen la diferencia de producción asociada al manejo de la nutrición. La mayor brecha encontrada en este set de datos se halló en trigo, seguido por maíz.

La respuesta a la nutrición resulta independiente del ambiente productivo. La tendencia indica que esta diferencia se acentúa al incrementar el techo productivo.

Agradecimientos:

A Fertilizar AC y a su comité técnico por el financiamiento de los estudios y los aportes en su diseño y en la discusión de los resultados.

REFERENCIAS Consulte las referencias ingresando a www.aapresid.org.ar/blog/revista-aapresid-n-217

¿Podemos confiar en los análisis de suelos ?

El suelo es una matriz compleja y no existe una única técnica de análisis aceptada. Esto dificulta la comparación entre resultados de distintos laboratorios. Desde la Asociación Argentina de la Ciencia del Suelo destacan que se están haciendo esfuerzos para unificar técnicas a nivel mundial y recomiendan trabajar con laboratorios serios.

Por: Dr. Ing. Agr. Diego J.

Cosentino

AACS – FAUBA - CONICET

NUTRICIÓN DE CULTIVOS
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En el contexto económico tan negativo que sufre la agricultura argentina, sabemos muy bien que la palabra eficiencia tiene una importancia clave.

La dosis de fertilizantes usada impacta muy seriamente en el costo directo del beneficio económico de la actividad. La dosis correcta depende de un diagnóstico lo más preciso posible de cada ambiente de nuestros lotes. Para ello, los análisis de suelos son la herramienta más directa y común para hacer diagnósticos.

Pese a que esto lo sabemos hace muchos años, todavía los muestreos y análisis de suelos son muy bajos en Argentina y en el mundo. Según el Relevamiento de Tecnología Agrícola Aplicada (ReTAA) de la Bolsa de Cereales de Buenos Aires, el porcentaje de productores que realizan análisis de suelo en Argentina es del 15 al 23% promedio, considerando los cultivos más importantes en los últimos seis años. Los porcentajes más altos son para el cultivo de cebada (37%) y los más bajos para sorgo (6%). La buena noticia es que el maíz aumentó del 17 al 30% en el último año (Figura 1)

Según estimaciones privadas de hace algunos años (IPNI cono Sur), en Argentina se hacía una muestra de suelo cada 249 hectáreas, mientras que en países como Brasil, India o Estados Unidos se hacía cada menos de 30 hectáreas. A pesar de que sean estimaciones muy cambiantes y que muchos productores no hagan análisis de suelos todos los años, es evidente que en Argentina se hacen pocos análisis de suelos.

Indagando en las causas

La enorme inflación que se registra en Argentina lleva a que los costos nos golpeen fuertemente. Hoy, analizar una sola muestra de suelo completa que contemple Fósforo, Nitratos, pH, conductividad eléctrica, Carbono, cationes, etc., sale nada menos que entre $10.000 y 20.000 (45-90 dólares oficiales). En efecto, esto es muy variable ya que ciertos análisis poco dinámicos como Carbono, pH, CE o catio-

Figura 1. Evolución del porcentaje de productores que realizó análisis de suelo por cultivo y campaña (%).
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La falta de análisis de suelo podría deberse a una cuestión de costos o de muestreo, pero también podría atribuirse a una falta de confianza en los laboratorios de suelos argentinos.

nes se pueden hacer cada 2-4 años, lo que disminuye los costos. Mientras que aquellos análisis relacionados directamente con la nutrición de los cultivos, como Nitratos, Fósforo extractable o Sulfatos, sí se deben realizar anualmente.

Por supuesto que todo se duplica si se toman muestras más profundas. Sin embargo, si esas muestras representan, por ejemplo, 40 hectáreas, el costo a grosso modo es de 1-4 u$s/ha. Al comparar este costo con el de fertilizar (aplicaciones y fertilizantes), que puede estar entre 100-200 u$s/ha, nos damos cuenta de que representa sólo el 1-4%. Y este pequeño porcentaje es el que nos dice la cantidad de fertilizante a aplicar para ser eficientes y así disminuir su impacto relativo en el costo total de la fertilización, y mejorar su beneficio.

Todo empieza con el muestreo de suelos. Es el primer paso y es clave hacer que cada muestra que llega al laboratorio represente lo más fielmente posible el ambiente que se va a fertilizar. Es imperativo aquí hacer muestreos compuestos de muchos piques y nunca mezclar ambientes que sean diferentes por una cuestión de

relieve, manejos rendimiento, etc. El muestreo de suelos, si bien es una tarea ardua y a veces compleja, no lo es más que un monitoreo de plagas, una estimación de rendimiento o tantas otras tareas de campo. Además, se puede hacer con personal propio con mínimo entrenamiento o tercerizar a empresas que han automatizado las barrenadas gracias a sistemas hidráulicos montados en la camioneta, lo que hace mucho más veloz y sencillo el trabajo. Un excelente trabajo sobre muestreo es el de Carretero et al. (2016).

La falta de análisis de suelo podría deberse a una cuestión de costos o de muestreo, pero también podría atribuirse a una falta de confianza en los laboratorios de suelos argentinos. En charlas que mantuve durante los Congresos de Aapresid, muchos me afirmaron que si la misma muestra de suelos se mandaba a dos laboratorios diferentes, los resultados no coincidían. La mala fama y esta idea bastante generalizada entre los clientes podría incidir para que finalmente muchos tomen la decisión de fertilizar en base a recetas o dosis comunes en la zona, y ahorrarse así todo el esfuerzo del muestreo y los análisis.

Los laboratorios argentinos de suelos

Cuando mandamos a analizar nuestra sangre a un laboratorio de análisis clínicos, no se nos pasa por la cabeza la idea de que el dato que le entregamos al médico puede ser erróneo. ¡Estaría en juego nuestra salud! Tampoco se nos ocurre mandar la misma muestra a otro laboratorio. Sin embargo, los equipos que usan los laboratorios de suelos son los mismos que los que se usan en los laboratorios de medicina humana (cromatógrafos, espectrofotómetros, etc.) y son también llevados a cabo por operarios humanos como los de suelos.

Todo laboratorio de suelos que sea serio, debe cumplir con controles diarios con el objetivo de disminuir los errores analíticos. De esta manera, junto con los análisis de rutina, se analiza una muestra de referencia de valor conocido o se vuelve a analizar una muestra del día anterior para corroborar cualquier incidente en el proceso que haya sucedido (contaminación del agua destilada, error en la dilución de una sal, etc.).

Hace diez años se creó el Programa Nacional de Interlaboratorios de Suelos Agropecuarios (PROINSA), del que forman parte el Ministerio

de Agricultura, el INTI, el INTA y la Asociación Argentina de la Ciencia del Suelo. El programa entrega anualmente dos muestras de suelo a los laboratorios que deseen participar y compara los resultados entregando certificados de aprobación a aquellos laboratorios cuyos resultados estuvieron dentro de un rango de valor aceptable para cada análisis (Carbono, pH, fósforo, etc.). La figura 2 muestra que un alto porcentaje de los laboratorios que participaron del PROINSA obtuvo resultados satisfactorios (> 88%). Estos resultados son similares a otros programas Interlaboratorios en el mundo como el North American Proficiency Testing Program (EE. UU.), el Wepal Wageningen Evaluating Programs (Países Bajos) o el Instituto Agronômico Paulista (Brasil).

Los certificados que se expiden a los laboratorios son por analito (pH, Carbono, etc.) y por cada ronda, siempre que los resultados hayan sido los correctos para las dos muestras entregadas. Es importante aclarar que no se entregan muestras con resultados “patrones”, sino que la evaluación se hace de acuerdo con el promedio de resultados de todos los laboratorios, sacando resultados aberrantes o outliers gracias al uso de estadística robusta.

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El PROINSA tiene la mayor cantidad de participantes -100 aproximadamente- comparado con todos los programas de interlaboratorios que hace el INTI sobre otras matrices como harinas, aceites, aguas, etc. Lamentablemente, el suelo es una matriz compleja de analizar debido a su gran heterogeneidad natural y a que posee sólidos minerales y orgánicos organizados en tamaños de agregados que dificultan mucho su análisis. La complejidad natural y la diferente evolución de la investigación de suelos en el mundo, llevó a que no exista una única técnica aceptada para todos los suelos y para cada

analito. Así, la existencia de diferentes técnicas dificulta la comparación y hace creer que es una fuente de error de los laboratorios.

Tanto en el mundo (Alianza Mundial por el Suelo – FAO) como en Argentina (IRAM), se están haciendo esfuerzos para intentar usar las mismas técnicas de suelos. En este camino, son cada vez más las técnicas que el IRAM pudo normalizar y también es cada vez mayor la adopción de estas técnicas por parte de los laboratorios argentinos.

Figura 2. Porcentaje de laboratorios participantes del PROINSA con determinaciones satisfactorias en cada ronda desde la creación del programa.

¿La culpa la tiene el laboratorio?

Aún cuando se utilice la misma técnica analítica, por ej. Bray & Kurtz I para fósforo extractable, para medir muchas veces la misma muestra de suelo en el mismo laboratorio, sea argentino o un laboratorio de la NASA, siempre tendremos un error, una diferencia de resultados (repetibilidad). Y ese error será mayor si la muestra se manda a laboratorios diferentes, ya que cada laboratorio trabaja en ambientes distintos y con operarios diferentes.

En la última ronda PROINSA, de la que participaron 112 laboratorios, los coeficientes de variación entre los resultados de todos los laboratorios para dos muestras de suelo, fueron, ordenados de menor a mayor: 4% pH; 16% Nitrógeno total; 16% Carbono oxidable (materia orgánica); 22% Fósforo extraíble; 22% Calcio; 24% CIC; 28% Potasio; 33% CE; 41% Magnesio; 42% Nitratos; 68% Sodio y 76% Sulfatos.

Evidentemente hay analitos en los que podemos confiar mucho, como el pH o el Carbono, y otros en los que todavía las técnicas de análisis no responden con la precisión que nos gustaría tener para hacer una fertilización eficiente, como los sulfatos o nitratos. Es importante destacar que cuando las concentraciones de los elementos son extremadamente bajas, como el caso del Sodio, mínimas diferencias sin importancia agronómica dan coeficientes de variación muy grandes. La precisión del análisis es dependiente de su concentración.

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La complejidad natural y la diferente evolución de la investigación de suelos en el mundo, llevó a que no exista una única técnica aceptada para todos los suelos y para cada analito.

Conclusiones

Hice especial énfasis en la labor de los laboratorios “serios”. Nadie está exento de caer en lugares que no tienen como objetivo brindar un servicio de calidad, pero esto pasa en cualquier actividad o servicio con el que interactuemos: vendedores de insumos, médicos, laboratorios clínicos, etc. Mi consejo es buscar laboratorios que participen en rondas como el PROINSA y exigir los certificados que avalen la calidad.

Como el laboratorio entrega finalmente un resultado por el cual se paga, parece ser el responsable de todos los errores y variaciones normales en todo el proceso. Desde la toma de muestra, hasta el dato crudo final. Está demostrado que muchas técnicas analíticas per se todavía necesitan que la ciencia y tecnología avancen para lograr la precisión necesaria que ayude a mejorar la eficiencia física y económica de las empresas agropecuarias. Lejos están los laboratorios de tomar el guante.

REFERENCIAS

Consulte las referencias ingresando a www.aapresid.org.ar/blog/revista-aapresid-n-217

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Las llaves para cerrar la brecha

La nutrición y el manejo de suelos son dos herramientas claves en la búsqueda de achicar las brechas de rendimiento. Pero, ¿cuánto explica cada una? Un trabajo que revisa las llaves que nos ayudan a cerrar la brecha.

Por: Reussi Calvo¹,²* N.I.; Studdert, G.A.¹; García, F.O.¹,³

¹ Facultad de Ciencias Agrarias (UNMdP).

² CONICET.

³ Consultor.

Correo: nahuelreussicalvo@mdp.edu.ar

* Trabajo presentado en el Simposio Fertilidad 2023 “Al gran suelo argentino ¡salud!”

NUTRICIÓN DE CULTIVOS
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Los rendimientos de los principales cultivos extensivos de Argentina y, por ende, la demanda de nutrientes se incrementó en los últimos 20 años. La tasa de crecimiento de la producción total de granos alcanzó 4,17 M t por año debido a la mayor participación del cultivo de maíz en el escenario agrícola (Satorre y Andrade, 2021).

Sin embargo, existe una brecha entre los rendimientos actuales y los alcanzables en secano. Dichas brechas van del 35 al 50% (Andrade, J. comunicación personal) y responden a múltiples causas, desde la salud del suelo y su manejo hasta las prácticas de manejo del cultivo.

La falta de rotaciones con pasturas y/o la disminución de la frecuencia de gramíneas en la ro-

tación, sumado al bajo uso de fertilizantes, produjeron una notable disminución de los niveles de materia orgánica (MO) de los suelos de la región Pampeana y, por lo tanto, de la oferta natural de nutrientes. De esta forma, según el tipo de suelo y textura, hoy solo se presenta el 50% del nivel original de MO (Sainz Rozas et al., 2011). Históricamente, los balances de nutrientes en los cultivos han sido negativos en Argentina, es decir, la remoción en granos supera a la aplicación. Esto generó brechas de nutrientes, definida como la diferencia entre los nutrientes aplicados y aquellos que se necesitan para lograr los rendimientos alcanzables, de diferente magnitud según zona, lote y/o ambiente (Figura 1).

Figura 1. Esquema conceptual de la relación entre la oferta y demanda de nutrientes en Argentina en los últimos 50 años. Las estrellas indican a modo de ejemplo las brechas de nutrientes para diferentes zonas del país (Elaborado en base a Sainz Rozas et al., 2011 y Satorre y Andrade, 2021).

Las respuestas a la aplicación de nutrientes deficientes, en general nitrógeno (N), fósforo (P) y azufre (S), varía según el estado de salud del suelo (Figura 2). Se podrían definir tres escenarios de salud de suelo que afectarían diferencialmente las respuestas a los nutrientes, y se podrían relacionar con los años de agricultura continúa.

Escenario 1: Suelos con buena salud edáfica, la aplicación de nutrientes podría mejorar los rendimientos y la brecha de nutrientes se relacionaría con la disponibilidad de nutrientes. La eficiencia de uso de los nutrientes en esta situación es máxima.

Escenario 2: Suelos con degradación intermedia o parcial (i.e., compactaciones), la aplicación de nutrientes podría contribuir a disminuir los efectos negativos de condiciones inadecuadas para el crecimiento de raíces y reducir las brechas de rendimiento. Para que esto suceda, es necesario realizar acciones para revertir/solucionar los problemas de salud del suelo no asociados con la fertilidad química (i.e., control del tránsito, rotación con gramíneas, cultivos de servicios).

Escenario 3: Suelos severamente degradados, por erosión, compactación, salinización, pérdida de biodiversidad u otros, donde la aplicación de nutrientes tendría bajo impacto en reducir la brecha de rendimientos.

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En función de las Figuras 1 y 2, surge la siguiente pregunta: la brecha de nutrientes, ¿aumenta con los años de agricultura? A partir del análisis de la información generada por los ensayos de larga duración realizados en la Unidad Integrada Balcarce (Studdert, 2017), se estimó que la brecha de nutrientes se incrementó en forma lineal con los años de agricultura continua (desde 0 a 15 años) a una tasa promedio de 2,8% año-1 en sistemas de labranza convencional y 4,4% año-1 en siembra directa (Figura 3). Este comportamiento se podría asociar con un Escenario 1 (Figura 2) porque durante el período bajo estudio no se alcanzaron niveles de degradación física que hayan podido limitar la posibilidad de respuesta. No obstante, en los mismos experimentos, la estabilidad de agregados (indicador de salud física de suelos) disminuyó

de manera exponencial con los años de agricultura, particularmente en los primeros 5 años (Figura 4).

Varios trabajos demostraron un incremento de la respuesta en rendimiento al agregado de nutrientes con el aumento en los años de agricultura (Studdert, 2017; Ernst et al., 2018).

Además, Ernst et al. (2016) y Tourn et al. (2019) observaron un mayor deterioro de la calidad física del suelo con el incremento de la proporción de cultivos anuales en la rotación. Esto indicaría que, en el largo plazo, el Escenario 1 podría tender al Escenario 2 (y en el peor de los casos, al Escenario 3) si la aplicación de nutrientes no es acompañada con otras prácticas de manejo que eviten el empeoramiento de la salud física de los suelos.

Figura 2. Esquema conceptual de la relación entre el rendimiento de los cultivos en función de los niveles de fertilización para suelos con diferente estado de salud del suelo (Adaptado de Tittonell y Giller, 2012). Figura 3. Brecha de nutrientes en función de los años de agricultura bajo siembra directa (SD) y labranza convencional (LC). Elaborado con datos de ensayos de larga duración-Unidad Integrada Balcarce (Elaborado de Studdert, 2017).
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Figura 4. Estabilidad de agregados en función de los años de agricultura bajo siembra directa (SD) y labranza convencional (LC) (Fuente: Domínguez et al., 2008).

En la actualidad, la mayor parte de los lotes bajo producción agrícola de Argentina presentan más de 15 años de agricultura (posible Escenario 2, Figura 2). En estas condiciones, investigaciones realizadas en ensayos en distintas zonas del país demostraron que la nutrición balanceada con nitrógeno, fósforo y azufre (NPS) contribuye desde un 15% hasta un 47% en los rendimientos de soja, maíz o trigo (Figura 5). Sin embargo, como se mencionó, los balances de nutrientes en los cultivos fueron históricamente negativos en Argentina. Frente

a esta situación, trabajos recientes proponen que la reposición de los niveles de N, P y S que se llevan los cultivos en grano permitirían reducir las brechas de rendimiento explorable. Esto se fundamenta en validaciones realizadas a nivel de lote de producción para maíz (n= 44), trigo (n=50) y soja (n=117), donde se comparó la dosis actual de nutrientes utilizada por el productor vs una fertilización de reposición. La respuesta promedio de rendimiento fue de 15% en maíz, 22% en trigo y 13% en soja (Monzón, comunicación personal).

Figura 5. Contribución de la fertilización con nitrógeno (N), fósforo (P), azufre (S), NPS y NPS más micronutrientes (Completo) al rendimiento de diferentes cultivos (Fuente: Red de Nutrición CREA Sur de Santa Fe, CREA Sur de Santa Fe-IPNI-Nutrien).

En línea con lo mencionado, ensayos de larga duración con fertilización de reposición acompañado de un cambio de la rotación hacia una intensificación con maíz-trigo/soja en el sudeste de Córdoba (Gudelj et al., 2017), muestran incrementos en el tiempo en el rendimiento de los tratamientos fertilizados, contribuyendo a la reducción de la brecha explorable luego de 10 años de nutrición balanceada (Figura 6). No obstante, la pregunta que surge es si esto se debe solo a un efecto directo de la nutrición. A partir de la información de los mismos experimentos, se determinó que la nutrición por reposición junto a una rotación más adecuada tendió a mejorar la estabilidad de agregados con el tiempo (Figura 7), lo que se explicaría por mejoras en el contenido de materia orgánica

del suelo. Esto sugiere que, para las condiciones de un Escenario 2, la reducción de la brecha de rendimiento se explica en mayor medida por el efecto combinado de la disponibilidad de nutrientes y la mejora de la salud edáfica.

Otros autores determinaron que la aplicación de nutrientes (específicamente N) en una dosis agronómica óptima permite no solo maximizar el rendimiento en grano y el aporte de residuo sino también fijar más carbono. Mientras que dosis excesivas (superiores al óptimo económico), resultan en externalidades negativas como menor fijación de carbono y contaminación de suelos, aire y aguas (Poffenbarger et al., 2017Figura 8).

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Figura 6. Evolución del rendimiento alcanzable, del tratamiento testigo y fertilizado con dosis de reposición para el cultivo de maíz, en experimentos de largo plazo (Fuente: Gudelj et al., 2017). Figura 7. Relación entre la Estabilidad (Est.) de Agregados Relativa al máximo del experimento y los años de fertilización de reposición en experimentos de largo plazo (Elaborado de Gudelj et al., 2017).

Respecto al Escenario 3, trabajos realizados en Brasil y África muestran ejemplos de suelos degradados en los que no se observan respuestas a nutrientes (Tittonell y Giller, 2012). Este escenario podría ser cada vez más frecuente en los lotes productivos de la región pampeana argentina. Se estima que un 30% del territorio argentino (unas 100 millones de ha) está afectado por erosión hídrica y eólica (Casas y Damiano, 2019), lo que lleva a una degradación muy difícilmente reversible. Según estos estudios, el deterioro registra una tasa de crecimiento de 200.000 ha por año.

En la búsqueda de satisfacer una demanda creciente, reducir las brechas de rendimiento es un objetivo central. La “brecha de nutrientes” sería responsable de una buena parte de la

brecha de rendimientos. Sin embargo, para la mayor parte de los suelos bajo producción en la región pampeana, la reducción de la brecha de rendimiento sería explicada por el efecto combinado de la disponibilidad de nutrientes y la mejora de la salud edáfica. Si buscamos una agricultura eficiente y efectiva de bajo impacto ambiental, la variabilidad de condiciones de suelo y disponibilidad de nutrientes y de manejo de suelos y de cultivos requiere de análisis y ajustes a escalas detalladas y con indicadores robustos. Finalmente, se debe tener en cuenta que las necesidades de nutrientes pueden cubrirse con fertilizantes minerales, abonos orgánicos, bioinsumos y reciclados, y a partir del manejo correcto del suelo que permita a los cultivos nutrirse en tiempo, forma y cantidad.

Figura 8. Relación conceptual entre la fertilización nitrogenada con el rendimiento, producción de residuos de maíz y nitrógeno inorgánico residual (Adaptado de Poffenbarger et al., 2017).
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Para la mayor parte de los suelos bajo producción en la región pampeana, la reducción de la brecha de rendimiento sería explicada por el efecto combinado de la disponibilidad de nutrientes y la mejora de la salud edáfica

REFERENCIAS Consulte las referencias ingresando a www.aapresid.org.ar/blog/revista-aapresid-n-217

Te necesito para rendir

De cara a una nueva campaña, te contamos los aspectos claves para achicar las brechas de rendimiento vía nutrición de cultivos de la mano de Martín Torres Duggan, referente de fertilidad de suelos y fertilización, de Tecnoagro. Repasamos, además, la importancia del muestreo y análisis de suelo y compartimos algunos tips para “aprovechar” los remanentes de fertilizantes no utilizados en el ciclo anterior.

Por: Ing. Agr. María Eugenia Magnelli

NUTRICIÓN DE CULTIVOS
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Fertilización de cultivos, una deuda pendiente

Cada región edafoclimática tiene sus particularidades en cuanto a sus sistemas de producción, manejo de suelos y nutrientes. Si bien el 80% del consumo argentino de fertilizantes ocurre en la región Pampeana y en algunos pocos cultivos (e.g. trigo, maíz, trigo, cebada, soja, girasol), el 20% restante se utiliza en una amplia gama de cultivos intensivos y semi extensivos, como hortalizas, frutales, florales y ornamentales, entre otros. El mayor uso de fertilizantes ocurre, en general, en hortalizas y/o frutales orientados a la exportación, en donde la práctica de fertirriego es habitual, particularmente en sistemas de riego por goteo y/o microaspersión. Asimismo, en cultivos como papa y arroz también hay un uso relevante de fertilizantes, pero variable entre regiones y sistemas de manejo. Desde Fertilizar AC están realizando estudios para generar mapas de nutrientes en NOA y NEA, y ensayos de fertilización para conocer las brechas de rendimiento en esas regiones.

En cuanto a cultivos extensivos, y a pesar de la evolución creciente en el uso de fertilizantes de las últimas décadas, las dosis de nutrientes aplicados en cultivo extensivos de granos se ubican en niveles considerados de los más bajos del mundo y de América Latina. Si bien la fertilización acompañó (y determinó en buena parte) el incremento en la producción de granos, los balances de nutrientes fueron y son marcadamente negativos, como así también la evolución

desfavorable de la condición de fertilidad de los suelos. Esto último se puede apreciar al observar el creciente deterioro de la fertilidad de los suelos y su condición de fertilidad en los relevamientos que vienen llevando a cabo el INTA y Fertilizar AC (e.g. aumento del área con suelos erosionados, caídas en contenido de MO, pH, P extraíble, cationes básicos, etc.).

El fenómeno del deterioro de los suelos y la aplicación de dosis subóptimas de nutrientes también explican las brechas de rendimiento

Balance de nutrientes y/o fertilización balanceada, ¿representan lo mismo?

Lo primero a aclarar es que el balance de nutrientes y la fertilización balanceada son dos conceptos diferentes.

Los balances de nutrientes se calculan como la diferencia entre remoción de nutrientes en las cosechas (i.e. salidas de nutriente del agrosistema) y el aporte vía fertilización (entradas al agrosistema). Como se indicó antes, los balances de nutrientes en cultivos extensivos de la región Pampeana son negativos y eso indica degradación química de los suelos.

Sin embargo, los balances de nutrientes se deben interpretar en el contexto del sistema de producción, sobre todo según las dosis de aplicación, y la situación de fertilidad de los suelos. Así, por ejemplo, un balance negativo o levemente negativo de nitrógeno (i.e. remoción algo mayor que el aporte vía fertilización), para evitar excesos que pudieran generar procesos de contaminación del aire o de las aguas subterráneas. En cambio, los balances negativos o

de 20-30% en diferentes cultivos de grano, que representan el rendimiento (y el beneficio económico asociado) que está dejando de percibir el productor agropecuario por no aplicar un criterio de manejo de suelos y nutrientes sustentable. Algunas de estás “buenas prácticas” incluyen la no remoción del suelo, la rotación y la siembra de cultivos de servicio, y sobre todo el diagnóstico de fertilidad y la fertilización balanceada (aplicar los nutrientes que limitan la productividad de los cultivos).

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positivos de fósforo se los debe considerar mediante el análisis de los contenidos de P extraíble y su evolución en el tiempo.

En Uruguay, por ejemplo, los balances de nitrógeno y fósforo son positivos y se detectaron procesos de eutrofización de aguas asociados al aporte de fósforo en cuencas lecheras (fertilización de pasturas), y allí ya hay normativas de monitoreo de suelos y niveles críticos de fósforo extraíble en suelos que no se deben superar para evitar impactos sobre el ambiente. Pero en otros países como Brasil, los balances de fósforo se dan en contextos de suelos de bajos contenidos de fósforo disponible y alta fijación de fósforo. Es decir, la fertilización tiene baja eficiencia y no suele generar procesos de contaminación, aun aplicando dosis altas de fósforo.

Por otro lado, la fertilización balanceada es un paradigma nutricional que se asocia con el aporte conjunto de nutrientes que limitan el crecimiento y rendimiento de los cultivos, o que condicionan su calidad. La nutrición balanceada se asocia con un modelo hormonal balanceado. En términos simples esto significa que cultivos bien abastecidos en nutrientes que limitan el crecimiento en el sitio de producción van a funcionar mejor en términos fisiológicos. Hay varios nutrientes que son recursos y/o evitan la degradación de fitohormonas, y éstas son las que regulan la mayor parte de los procesos bioquímicos involucrados en el crecimiento y/o desarrollo de los cultivos.

Para las condiciones de la región Pampeana, los programas de fertilización balanceada deberían considerar al nitrógeno, fósforo, azufre y micronutrientes (e.g. zinc y boro), como pilares para propender a esquemas de nutrición balanceada. Asimismo, el potasio es un nutriente que está comenzando a ser deficiente en algunas regiones de Entre Ríos y Corrientes, en donde se observaron respuestas económicas a la aplicación en cultivos como arroz, soja, maíz, etc. A pesar de la abundante evidencia experimental sobre las respuestas a la aplicación conjunta de nitrógeno, fósforo, azufre y micronutrientes, existe aún un gran margen de mejora en la adopción de la fertilización balanceada. Por ejemplo, a pesar de que el azufre es un nutriente con el que se observan respuestas significativas y altamente rentables, no se aplica en forma extendida. También se puede mencionar la dosis de nitrógeno en cereales como trigo o cebada, que son bajas a escala regional, y eso explica el bajo nivel de proteína en toda la región.

Muestreo y análisis de suelos, aliados estratégicos

Los planes de fertilización se deberían basar en modelos de diagnóstico calibrados regionalmente o subregionalmente, con la adaptación necesaria a la escala predial. En este sentido, dichos modelos de diagnóstico requieren inputs provenientes del muestreo y del análisis de suelos. Por consiguiente, el muestreo y el análisis de suelos constituyen la etapa fun-

Repasemos algunos conceptos básicos

En términos conceptuales, realizar un buen diagnóstico de fertilidad edáfica implica evaluar la condición de fertilidad y salud del suelo, utilizando e integrando herramientas tradicionales y “de precisión”. Dentro de las tecnologías tradicionales se pueden mencionar:

damental del proceso de diagnóstico de deficiencias de nutrientes. Una vez definida la dosis de nutrientes, resta ajustar la tecnología de fertilización, es decir, definir la mejor estrategia de fuente, momento y forma de aplicación para cada lote o ambiente. Esto es lo que pregona el modelo conceptual de las 4R (4 requisitos del manejo responsable de nutrientes).

Observación del suelo: hacer calicatas y/o pozos de observación, y evaluar el estado de crecimiento de las raíces tiene un mínimo costo y aporte mucha información.

Arranquemos con un buen diagnóstico de fertilidad de suelo
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Mapas básicos de suelo a escala de detalle (e.g. 1:20.000 o similares), son muy poco demandados y poco utilizados en el país. Sin embargo, son la fuente cartográfica que permite conocer y definir las limitantes de la capacidad productiva de los suelos a escala predial, pilar fundamental para la planificación del uso de las tierras a esa escala.

Evaluación y monitoreo temporal de la calidad y salud del suelo. Análisis de indicadores de calidad y salud edáfica como MO, pH, CE, contenido de macro y micronutrientes, estructura (e.g. test del estallido, espesor y frecuencia de laminaciones), Nan, entre otras.

Sensoramiento remoto del status nutricional del cultivo, que permite medir el NDVI en el lote problema y en franjas de suficiencia de N, y establecer el índice de nutrición nitrogenada (INN) o azufrada (INA) mediante el cociente entre las lecturas obtenidas en el lote y en las franjas de suficiencia. Actualmente se disponen de modelos calibrados que indican que, por debajo de un valor de INN de alrededor de 0,90 medido en el estadio de mediados de macollaje o hasta 1 nudo en maíz o en V8 de maíz, existen chances de capturar respuesta a la refertilización en trigo o en maíz. También hay plataformas de base web que permiten analizar y modelar estas condiciones nutricionales y definir dosis de refertilización.

que puede implicar cientos de USD/ha en términos de desembolso. Así, los análisis de suelos representan un pilar fundamental para el manejo racional de fertilizantes, ya que ayudan, junto al uso de modelos de diagnósticos calibrados, a la determinación de la dosis de nutrientes a aplicar en cada lote y/o ambiente. A pesar de estos beneficios evidentes, la intensidad de uso de los análisis de suelos es muy baja en la región Pampeana, alrededor del 20% de los productores de cereales, es decir la mayoría aplica fertilizantes sin diagnóstico previo y en baja dosis. Esto explica en parte la caída progresiva en la fertilidad de los suelos y también determina las brechas de rendimiento mencionadas antes.

El análisis de suelo es considerado una tecnología de proceso ya que, a un costo bajo (e.g. 2-3 USD/ha), es posible definir la probabilidad de obtener respuesta a la fertilización, práctica

El tipo de muestreo de suelos a realizar depende del objetivo planteado. En términos generales, para evaluar el estado de fertilidad del suelo y/o para el diagnóstico nutricional se utiliza el criterio del muestreo compuesto, en donde se obtiene una muestra por ambiente o lote. El momento y profundidad de muestreo está fuertemente determinado por la dinámica del nutriente en el suelo. Así, los nitratos o sulfatos se deben muestrear todos los años y lo más cercano a la fecha de siembra. En cambio, el P extraíble o variables que tienen un cambio lento en el tiempo (e.g. pH, MO, etc.), se pueden analizar cada 2 o 3 años, o con frecuencias variables según el objetivo del muestreo.

En muestreos compuestos, cada muestra compuesta se obtiene del submuestreo, en donde la cantidad de submuestras depende de la variabilidad del analito a medir.

En términos generales, para la mayoría de las variables de interés en fertilidad y fertilización de cultivos, 20-25 submuestras por ambiente o lote (independientemente de su superficie), son suficientes para alcanzar una exactitud adecuada. Sin embargo, para evaluar correctamente el contenido de P extraíble (P Bray 1), es necesario manejar una mayor intensidad de muestreo (40-50 submuestras/ambiente o lote), siendo posible el análisis cada 2 o 3 años. En la Tabla 1 se observan las pautas para el muestreo de suelos para el diagnóstico de fertilización de cultivos extensivos de la región Pampeana. También se puede consultar un webinar que el Ing. Agr. Dr. Martín Torres Duggan ofreció para Aapresid sobre muestreo de suelos y diagnóstico de fertilidad disponible en YouTube (https:// www.youtube.com/watch?v=ch2veXGLukw).

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0 a 20 cm

Nitratos, sulfatos 20-25 0 a 60 cm (o según modelo de diagnóstico)

Variable según el objetivo

En estudios de evolución de propiedades del suelo, procurar tomar las muestras en épocas y bajo cultivos similares pH, CE 20-25 0 a 20 cm

Variable según el objetivo

15 a 20 Días antes de fertilizar

Fósforo extractable 40-50 0 a 20 cm Presiembra de fertilizar

En suelos salinos o sódicos es recomendable tomar muestras en mayor profundidad

Evitar muestras en suelos saturados, no tomar muestras dentro de las 48 hs de precipitaciones abundantes

En sitios con antecedentes de fertilización localizada, evitar muestras en líneas de cultivos anteriores o aplicar muestreos apareados

Humedad gravimétrica 10 0 a 100 cm (según objetivo)

Variable según el objetivo

de la Región Pampeana. Fuente: TECNOAGRO, Tecnología Agropecuaria.

Otras materias pendientes

La principal materia pendiente posiblemente sea evitar la degradación del recurso suelo en sentido amplio, sobre todo evitar la erosión. Otro aspecto en general soslayado es la evaluación integral de la fertilidad del suelo. Por ejemplo, no es habitual evaluar el suelo mediante su observación o con mapas de suelo a escala de detalle, como así tampoco es habitual el uso del muestreo y análisis de suelo como base para definir estrategias de fertilización. Es necesario promover el monitoreo de la calidad y salud del suelo para evaluar tendencias en indicadores edáficos de interés agronómico y

ambiental. También es relevante estimular una visión integradora de la fertilización, “acoplando” fuentes de diversos tipos. Esto incluye los fertilizantes tradicionales, residuos orgánicos estabilizados, rocas y minerales disponibles en el ámbito local que puedan aportar nutrientes y mejorar la fertilidad del suelo. La aplicación de bioestimulantes, como complemento del manejo nutricional tradicional, es una herramienta interesante a considerar en situaciones de estrés abiótico, prevalente en los sistemas de producción extensivos de la región Pampeana en contextos de alta variabilidad climática.

Variable Intensidad (submuestras) Profundidad (cm) Época Observaciones MO, textura, Cationes intercambiables
Tabla 1. Pautas para el muestreo de suelos para el diagnóstico de fertilización de cultivos extensivos
20-25

¿Cómo “aprovechar” el remanente de nutrientes para el próximo cultivo?

Lo mejor que un productor agropecuario puede hacer para enfrentar la coyuntura y las crisis que pudieran desafiarlo es actuar pensando en el largo plazo, y aplicando tecnologías de proceso e insumos que le permitan optimizar su producción. Así, aquellos productores que ya vienen realizando muestreo y análisis de suelos como base de diagnóstico, deberían seguir haciendo lo mismo.

En una campaña como la actual, con rendimientos muy bajos y con lotes que en muchos casos no se cosecharon, es muy posible observar una marcada residualidad de nutrientes que que-

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Es necesario promover el monitoreo de la calidad y salud del suelo para evaluar tendencias en indicadores edáficos de interés agronómico y ambiental

darán disponibles para los cultivos de invierno. Este aporte de los cultivos antecesores no cosechados o cosechados con muy bajos rendimientos, debe evaluarse mediante un correcto muestreo y análisis de suelos (e.g. nitratos hasta 60 cm, P extraíble, S disponible hasta 60 cm, etc.). También se recomienda el sensoramiento remoto mediante índices de vegetación (e.g. NDVI) o lecturas de índice de verdor con clorofilómetros portátiles comparando con franjas de suficientes (no limitadas por nitrógeno o azufre). La evaluación del estatus nutricional del trigo, analizado con estos índices de conopeo a mediados de macollaje, o del maíz en estadios tempranos (e.g. V8), ayuda a valorar la probabilidad de respuesta a la refertilización.

Como corolario, el diagnóstico extendido integrando evaluaciones en suelo y canopeo es la herramienta fundamental para determinar si hace falta o no fertilizar. Fertilizar con dosis promedio “de usos y costumbres” tiene dos resultados posibles:

Subfertilizar (frecuente en suelos deficientes en nutrientes) con penalidad del rendimiento, con pérdida económica (por lo que se deja de ganar en rendimiento), y degradación del suelo por promover las deficiencias derivadas de la remoción de nutrientes a lo largo del tiempo.

En cambio, la sobrefertilización, en contextos con alta disponibilidad de nutrientes, genera penalidad económica (desembolso en fertilizantes) y ambiental (contaminación de suelos y aguas).

El mejor negocio a largo plazo (y por ende a corto plazo), es invertir en análisis de suelos y ajustar las dosis de nutrientes según un rendimiento esperado realista, evaluando intensamente el aporte de nutrientes del suelo, cultivos antecesores, etc. Esta inversión en análisis de suelos es mínima (2-3 USD/ha), en relación a la erogación en fertilizantes. Se deduce claramente cuál es el camino para lograr maximizar la rentabilidad de la fertilización.

Recomendaciones para el manejo de la fertilización del trigo en la campaña 2023/24

Evaluar el potencial productivo del lote o ambiente mediante el conocimiento de la aptitud de uso de los suelos (e.g. mapas de suelos o ambientes a escala de detalle) y realizar una estimación realista del rendimiento.

Estimar el rendimiento esperado en base a información histórica de rendimientos según lote o ambiente, evaluando la disponibilidad de agua útil en el perfil, indicadores de fertilidad o calidad edáfica (propiedades físicas, químicas y biológicas), entre otras fuentes de información.

Analizar el contenido de nutrientes que limitan el rendimiento o variables que ayudan a estimar la oferta de los mismos: nitratos y sulfatos hasta 60 cm, y P extraíble (0-20 cm); Nan (nitrógeno incubado en anaerobiosis, 0-20 cm), Zn y B extraíbles (0-20 cm).

Asignar el aporte (contribución y/o posible inmovilización) de nutrientes de cultivos antecesores en base a información local disponible.

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Comenzar a pensar en la evaluación y monitoreo de potasio extraíble, para evitar que se alcancen niveles condicionantes del rendimiento del cultivo.

Monitorear el estatus nutricional del cultivo mediante evaluaciones en canopeo que complementan a los análisis de suelos y ayudan a analizar la probabilidad de tener respuestas a la refertilización en estadios tempranos del ciclo.

Buscar opciones de fertilizantes y métodos de aplicación adecuados para el sistema de producción, procurando maximizar eficiencias de uso de los nutrientes aplicados.

Agradecimientos:

Agradecemos a Martín Torres Duggan por sus valiosos aportes en esta nota.

Las dos caras de un mismo nutriente

Las dos caras de un mismo nutriente

En la búsqueda de mejores rendimientos, la fertilización es una gran aliada. Sin embargo, los fertilizantes nitrogenados son grandes responsables de las emisiones de óxido nitroso, un gas con alto potencial de calentamiento global. Algunas pautas para eficientizar el uso de este nutriente y reducir costos económicos y ambientales.

² Profesor Titular. Edafología. FAUBA.

NUTRICIÓN DE CULTIVOS
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La agricultura argentina viene sufriendo importantes transformaciones, principalmente en las últimas tres décadas. Algunos de estos cambios tienen que ver con una relocalización de la ganadería hacia áreas de suelos considerados marginales para la actividad agrícola y con el avance de la frontera agrícola hacia ecosistemas más frágiles, con la contribución de la siembra directa (Viglizzo y Jobbagy, 2009).

Hasta 1990, la producción de granos fue desarrollada con un muy bajo uso de fertilizantes (Álvarez et al., 2015), lo que en buena parte se atribuía al alto nivel de fertilidad de los suelos pampeanos. Con el tiempo, las dosis se fueron aumentando en la búsqueda de rendimientos mayores y más estables (Álvarez et al., 2021).

Actualmente las fuentes de N más usadas en la principal región productora de granos son la urea y UAN (Urea – Nitrato de amonio). La aplicación de fertilizantes nitrogenados puede generar impactos ambientales negativos, especialmente cuando no se considera la disponibilidad de nutrientes en el suelo o no se utiliza la tecnología adecuada. De acuerdo con Davidson (2009), muchas de las emisiones de óxido nitroso (N2O) –un gas con alto potencial de calentamiento global- se deben a la fertilización nitrogenada. El último Inventario Nacional de Gases de Efecto Invernadero muestra que los fertilizantes tienen una participación de algo menos del 6% en las emisiones de este gas. Aunque la emisión de N2O está condicionada por factores que involucran a los procesos de nitrificación y desnitrificación, un uso adecuado de la tecnología y la correcta elección del tipo y dosis de fertilizantes puede llevar a un uso más eficiente del nutriente y, al mismo tiempo, puede reducir costos económicos y ambientales.

Algunas experiencias en Argentina demostraron la influencia de los fertilizantes en las emisiones de N2O. Álvarez et al. (2012) señalaron que durante la estación de crecimiento del cultivo de maíz, los picos de emisión de N2O fueron atribuidos a la fertilización N, realizada con urea, como se puede ver en la Figura 1.

Otras experiencias realizadas en el área de la EEA Manfredi de INTA muestran que si se comparan los dos fertilizantes más usados en la región (urea y UAN), los flujos de N2O no se diferencian en cuanto a la fuente (Figura 2), pero sí respecto de la cantidad de N agregada (datos no mostrados).

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Figura 1. Emisiones de N2O en los tratamientos bajo siembra directa con barbecho químico para las secuencias (×) sj-mz (maíz), (▼) sj-mz (soja) y ( ) sj-sj (soja) durante el período de cultivo.

Cabe destacar que las emisiones acumuladas en 90 días del cultivo de maíz para las distintas dosis de N aplicado, independientemente de la fuente del fertilizante, no mostraron diferencias, por lo que la fuente de N no resultó en este caso una herramienta para disminuir las emisiones, al menos entre las comparadas. Respecto de las tasas de aplicación, hay evidencias de que las emisiones se incrementan de manera exponencial cuando las aplicaciones de nitrógeno exceden la demanda del cultivo (Shcherbak et al., 2014).

Una alternativa para el control de esta problemática es el uso de otro tipo de fertilizantes nitrogenados. En un trabajo de 2011, Halvorson et al. describen el efecto de una serie de fertilizantes de liberación lenta, liberación controlada y fuentes de N estabilizadas como herramientas para reducir las emisiones de N2O y las comparan con el uso de urea granulada. Todas las formulaciones “alternativas” de N tuvieron picos menores de emisión de N2O que la urea, y también tuvieron una mejor eficiencia en el uso del N.

Figura 2. Emisiones de óxido nitroso en maíz (A) en los tratamientos de fertilización con urea y (B) con UAN en las distintas dosis de N. Adaptado de Álvarez et al. (2022).

Los datos que acabamos de presentar pueden ser un buen prólogo para establecer las bases que permitan discutir acerca de la necesidad de alcanzar un equilibrio entre el cuidado del medioambiente, el bienestar social y el crecimiento económico. No es fácil llegar a este equilibrio, sobre todo si se parte de que todo recurso natural que es utilizado para la producción tiene un impacto en sí mismo, que será de mayor o menor escala según la habilidad y racionalidad con la que se lleve a cabo ese acto productivo. Pero también es cierto que este tipo de enunciados muchas veces pueden correr el riesgo de ser declamatorios, de indudable veracidad, pero de poca utilidad a la hora de ser llevados al campo de acción, donde se necesitan parámetros mensurables y definiciones claras, como lo indican Waseem y Kota (2017).

El agregado de fertilizantes y su tipo depende de una serie de factores, que no siempre se tienen en cuenta. La disponibilidad y el precio de la fuente de N son condicionantes esenciales a la hora de elegir la fuente de N a utilizar. Sin embargo, en esta elección, en la cual lo económico suele jugar un rol fundamental, la eficiencia de uso de ese N tal vez no sea debidamente tenida en cuenta. La figura 3 muestra los posibles destinos de la urea agregada.

Cabe aclarar que el N mineral del suelo, puede ser tomado por la planta o inmovilizado por microorganismos, pero también se puede perder como nitrato por lixiviación o como N2O por desnitrificación, según condiciones ambientales. El N perdido como N2O tiene un fuerte impacto en el balance de GEI mientras que la pérdida en aguas subterráneas, además de desperdiciar fertilizante aplicado, puede traer problemas de contaminación de acuíferos subterráneos, incluyendo enfermedades para los seres vivos. Queda claro también el problema de la pérdida por erosión. De aquí que resulta fundamental una buena tecnología de diagnóstico y aplicación del fertilizante, y aunque aquí se toma a la urea como ejemplo, esta recomendación se puede ampliar a otras fuentes de N.

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Los riesgos de pérdida de N se pueden reducir con el uso de diversas prácticas agronómicas, como el uso de cultivos de servicios, que permiten usar el N remanente luego de la cosecha y generar biomasa, que contribuirá a la cobertura del suelo y eventualmente a mejorar su contenido de MO (Landriscini et al., 2019).

Wang y Li (2019) recomiendan investigar en forma simultánea la lixiviación de nitratos y las pérdidas por desnitrificación que llevan a la producción de N2O, ya que el punto de partida de ambas es el N-NO3-. Esto aumenta la comprensión del ciclo del N y mejora el manejo de los cultivos, principalmente por sincronización de la disponibilidad de NO3- con la demanda de las plantas.

Figura 3. Destinos de la urea incorporada al suelo.

Algunas consideraciones finales

Son muchos los temas que quedan abiertos en este breve artículo, pero a modo de consideraciones finales, vamos a remarcar algunos tópicos fundamentales:

La agricultura argentina necesita aumentar la eficiencia de uso de N (EUN), principalmente por medio de mejoras en las prácticas agronómicas en general y la tecnología de la fertilización en particular.

El uso de un determinado tipo de fertilizante está condicionado muchas veces por la disponibilidad y/o su costo.

La fabricación de fertilizantes N sintéticos tiene compromisos con la sustentabilidad debido a su alto costo energético, sobre todo en momentos de crisis energética.

El uso de abonos orgánicos es promisorio desde el punto de vista de los cierres de ciclo (economía circular) y la promoción de la biodiversidad microbiana. No obstante, existen limitaciones de logística y también riesgos ambientales similares a los que existen con otros fertilizantes.

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Cuando sea posible, se debe tener en cuenta la significativa contribución de muchas especies en la fijación biológica de nitrógeno (FBN)gei, que aportan importantes cantidades de N.

No hay que perder de vista que los fertilizantes nitrogenados (todos) son responsables de las emisiones de N2O hacia la atmósfera. Las fuentes de eficiencia mejorada (inhibidores de la nitrificación y de la enzima ureasa y las ureas recubiertas) son opciones eficientes para mitigar estas emisiones, pero no para suprimirlas.

Más allá de todas las ventajas y desventajas enumeradas, se debe recordar que el N es fundamental para “construir” materia orgánica estable en el suelo. De nada servirá el aporte de material carbonado al incremento de materia orgánica de los suelos si no se tiene la cantidad de N suficiente, que permita mantener la relación C/N propia de la materia orgánica estabilizada. Este carbono retenido en el suelo contribuirá no solamente a la mejora en las propiedades edáficas, sino que también es un medio para mitigar las emisiones de GEI que se producen desde el sector por la captura de C generada.

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Suave algodón, ¡atenti con la fertilización!

Potenciar el rendimiento y obtener fibras de calidad es uno de los principales objetivos en la producción de algodón. En esta nota, te contamos como la fertilización foliar líquida puede corregir las deficiencias nutricionales, complementando las estrategias de fertilización del cultivo aplicadas al suelo.

El siguiente trabajo está comprendido en el marco de la Red de Nutrición de Cultivos del Norte, Sistema Chacras Aapresid.

Por: Ing. Agr. María Eugenia Magnelli

NUTRICIÓN DE CULTIVOS
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El cultivo de algodón va ganando hectáreas en nuestro país y, poquito a poco, va retomando sus épocas de apogeo en las provincias del norte argentino. La disponibilidad de nuevas variedades de genética mejorada, paquetes tecnológicos que acompañan el manejo productivo y la creciente demanda de fibras naturales, son algunas de las razones que potencian este impulso.

Apuntar a mayor calidad de fibra

La producción de fibra es el principal objetivo a la hora de sembrar algodón. Uno de los desafíos que enfrentan los productores cada campaña es estabilizar e incrementar rendimientos y, fundamentalmente, mejorar la calidad de fibra. Esta última está influenciada por factores genéticos, nutricionales, ambientales, edáficos, plagas, enfermedades y prácticas de manejo, entre otros.

El periodo crítico que define la calidad de fibra está comprendido entre la floración y la apertura de las cápsulas. El largo de fibra se determina a partir de 20 a 30 días luego de floración, mientras que el grosor y la resistencia se fijan entre los 30 y 60 días después de floración. Por tanto, la ocurrencia de estreses bióticos y abióticos en dicha etapa pueden impactar, en mayor o menor medida, sobre el resultado final.

Fertilización foliar líquida, un gran complemento

La aplicación de fertilizantes vía foliar presenta, entre otras, las siguientes ventajas:

Es consistente y compatible con una fertilización de suelo.

Es absorbido más rápidamente por las hojas y es más eficiente en el movimiento hacia los frutos en desarrollo.

Como se mencionó anteriormente, la nutrición del cultivo es uno de los aspectos claves a la hora de aumentar la producción y la calidad de fibra de algodón. El nitrógeno (N), el Fósforo (P) y el Potasio (K) son tres macronutrientes que condicionan, entre otros aspectos, la capacidad fotosintética de las hojas, influyen en los componentes de rendimiento (peso de capullo, porcentaje de fibra e índice de semilla) y calidad de fibra (longitud, finura, índice de madurez y resistencia de la fibra).

Conocer la disponibilidad de los diferentes elementos presentes en el suelo y las expectativas de producción, son el primer paso para definir una estrategia de fertilización para corregir las deficiencias nutricionales.

Es posible combinar la aplicación de fertilizante (Ej: Urea (46-0-0)) con los herbicidas o insecticidas, dado que hasta el momento no se han comprobado incompatibilidades, esto resulta una buena alternativa para efectuar varias acciones en una misma entrada en el lote.

Reemplazar parte de los tratamientos sólidos en regiones dónde las condiciones climáticas predisponen la volatilización de N.

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Nitrógeno

El N promueve especialmente el crecimiento vegetativo, incrementa el número total de flores y capullos y aumenta el tamaño de la bocha debido a un incremento en el peso individual de la semilla.

Cuando aplicar Nitrógeno

Se considera que aproximadamente se necesitan 150 kg de N/ha (suelo + fertilizante) para producir una tonelada de fibra de algodón, aun cuando la extracción sea de 70g/ha. Para los sitios bajo riego y con buenas condiciones de humedad son necesarias dosis entre 90 y 150 kg de N/ha, para producir entre 900 y 1500 kg/ ha de fibra (Melgar, 2011). Dosis más elevadas de N se necesitan para producciones más altas bajo condiciones de riego, para suelos con alto contenido de arcilla y suelos con baja eficiencia de utilización de N.

Se estima una absorción de 6,6 a 20,9 kg de N por cada 100 kg de fibra producida. Esta absorción es mínima durante los primeros momentos de desarrollo del cultivo y se incrementa drásticamente durante la fase exponencial de crecimiento, siendo máxima en plena floración.

La disponibilidad y la absorción del fertilizante N del suelo, antes y durante la fructificación, dictarán la necesidad de la fertilización foliar suplementaria. Además, la capacidad de almacenamiento de N dentro de la planta y de la ca-

pacidad de la planta de removilizar y transportar N desde los tejidos más maduros a los más jóvenes también influenciará la necesidad de la fertilización al nitrógeno suplementario.

La respuesta del algodón a la fertilización foliar es más probable cuando:

1) se ha aplicado al suelo una dosis inadecuada de N,

2) cuando se ha perdido N del suelo por lixiviación, desnitrificación, volatilización, inmovilización, o una combinación de estas vías de pérdidas,

3) cuando la humedad del suelo limita temporalmente la disponibilidad de N,

4) donde el riego o precipitaciones oportunas aumentan el rendimiento potencial.

Teniendo en cuenta estos aspectos, el equipo de investigación en algodón de la EEA INTA Reconquista, Cereijo A. y colaboradores, evaluaron diferentes dosis de Urea diluida aplicada de manera foliar y analizaron el desempeño del cultivo y la posibilidad de daños en las hojas generado por las aplicaciones.

Para adecuar la demanda del cultivo con la oferta de nutrientes del suelo, realizaron una fertilización base sobre todas las parcelas con 100 kg.ha-1 de fosfato diamónico (18-46-0) a la siembra, y luego de la emergencia una fertilización al voleo con 100 kg.ha-1 de urea (46-0-0). El ensayo consistió en la evaluación de 2 dosis de urea diluida aplicadas de manera foliar (UF-5kg.100L-1 y UF 10kg.100L-1), utilizando como control las parcelas que no recibieron los tratamientos de manera foliar, pero que sí presentaron la fertilización base posterior a la emergencia (FB). Se realizaron dos aplicaciones consecutivas, una en momento fenológico de pimpollado del cultivo y la segunda en primera flor.

A partir de los análisis de partición realizados en los distintos momentos posteriores al tratamiento, se observó que no hubo diferencias significativas en el índice de área foliar entre las dosis de urea diluida aplicadas en comparación con el control (Figura 1A). Este resultado indica que las dosis de UF utilizadas en este ensayo no produjeron daños en las hojas, siendo entonces posible la aplicación de urea de manera foliar en dosis de hasta 10 kg.100L-1

Asimismo, la partición entre la biomasa vegetativa y reproductiva hallada en los diferentes momentos (Figura 1B) muestra que, hacia el CutOut del cultivo, las plantas tratadas con la mayor dosis de UF presentaron una menor biomasa vegetativa y mayor biomasa reproductiva, indicando que en esta condición la planta habría priorizado o adelantado la formación de estructuras reproductivas sobre las vegetativas. Sin embargo, esta diferencia se iguala hacia el final o madurez del cultivo donde tanto los porcentajes de biomasa vegetativa como reproductiva son muy similares entre los tratamientos y el control.

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Índice de área foliar (A) determinado en los dos primeros muestreos realizados sobre el cultivo con los diferentes tratamientos. Porcentajes de biomasa (B), diferenciados como % de Biomasa Vegetativa (%BV) y % de Biomasa Reproductiva (%BR) respecto de la biomasa total determinada en cada momento del cultivo

Respecto a los rendimientos brutos obtenidos en cada caso, se halló que no hay diferencias entre las dosis de UF aplicadas. No obstante, los resultados muestran una tendencia creciente en el rendimiento del cultivo con el agregado de urea diluida en comparación con el control que posee únicamente una fertilización base (FB). (Figura 2 A) Además, estos rendimientos brutos destacables para el cultivo en la zona norte de la provincia de Santa Fe, se vieron reflejados en elevados rendimientos de

fibra (entre 1400 kg.ha-1 y 1600 kg.ha-1). En lo que respecta a componentes de rendimiento, no hubo diferencias significativas en el número de posiciones y en el peso por capullos, como se muestra en la Figura 2B. En conjunto con lo dicho anteriormente, dicho estudio concluyó que la aplicación de urea de manera diluida podría mejorar el rendimiento del cultivo, sin provocar inconvenientes en la aplicación y absorción del nutriente.

Figura 1.

Los parámetros evaluados de calidad tecnológica de fibra de algodón más importantes se pueden distinguir en la Tabla 1. En líneas generales se puede decir que, para los diferentes tratamientos, los valores obtenidos se posicionaron como muy buenos. Aunque no existen diferencias estadísticamente significativas para estos parámetros con las diferentes dosis de UF utilizadas, se observa:

Una leve tendencia positiva respecto al índice de hilabilidad (SCI), la longitud (UHML) y la uniformidad (UI) con el agregado de urea diluida, en comparación con la FB.

El índice de fibras cortas (SFI) disminuye levemente y el micronaire se ubica en valores de bonificación para la comercialización en todos los casos.

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Figura 2. Gráficas de barra mostrando el rendimiento bruto (A) y los componentes de rendimiento (B), el número de posiciones retenidas por planta y el peso por capullo; para cada tratamiento ensayado.

El K es un nutriente esencial para el crecimiento y desarrollo normal de las plantas, que juega un papel particularmente importante en el desarrollo de la fibra. La deficiencia de K da como resultado una menor calidad de la fibra y menores rendimientos. Si K se limita durante el crecimiento activo de la fibra, se reduce la presión de turgencia de la fibra y por ende se da una menor elongación celular y fibras más cortas en la madurez. Cualquier cosa que restrinja el crecimiento de las raíces, como enfermedades, daños por insectos, nematodos, drenaje deficiente, acidez del suelo o compactación, reduce la absorción de nutrientes y puede aumentar la deficiencia de K.

Tabla 1. Parámetros de calidad tecnológica de fibra obtenidos para los diferentes tratamientos del ensayo. SCI: índice de hilabilidad, UHML: longitud promedio de la mitad superior, UI: índice de uniformidad, SFI: índice de fibras cortas. Potasio
SCI UHML (mm) UI (%) SFI (%) Resistencia (g.tex-¹) Micronaire FB 136,25 27,38 81,88 8,30 32,00 4,16 UF-5 kg.100L-¹ 142,25 27,82 82,58 7,98 32,80 4,19 UF-10 kg.100L-¹ 140,25 28,20 82,43 7,80 32,07 4,20

Cuando aplicar Potasio

El cultivo absorbe cerca de 100 kg de potasio como K2O por tonelada de fibra del algodón. En cantidad solo lo supera el N. Sin embargo, solo 33 kg de K2O/ ha son exportados por tonelada de algodón en la cosecha. Similarmente al N, durante el período de máxima demanda (a partir de 60 a 80 días después de la siembra) se necesita K en un rango entre 3 a más de 4 kg de K2O/ha/día (Melgar, 2011). Con el avance de una escasez de K, las raíces sufren primero, seguido por los tejidos aéreos. Así, cuando se observan los síntomas de deficiencia de K en la parte superior de la canopia, la escasez de K ya afectó los tejidos más maduros.

Fertilización foliar con Potasio

La fertilización foliar no pretende reemplazar un buen programa de fertilización del suelo. Sin embargo, las aplicaciones foliares de K bajo ciertas condiciones pueden complementar el K aplicado al suelo para aumentar el rendimiento y mejorar la calidad de la fibra de las variedades de algodón de fructificación rápida. Las aplicaciones foliares de K ofrecen la oportunidad de corregir la deficiencia de manera más rápida (dentro de 20 horas) y eficiente, especialmente al final de la temporada cuando la aplicación de K al suelo puede no ser efectiva.

Las respuestas observadas con la fertilización foliar de nitrógeno y la detección subsecuente de deficiencias de K después de la floración (decoloración de las hojas, enfermedades foliares, y defoliación prematura) ha resultado en numerosos estudios que evalúan respuestas

La capacidad de las plantas de translocar cantidades significativas de K a las cápsulas en desarrollo dependerá de:

1) la severidad de la deficiencia,

2) la etapa del crecimiento en la que el K se convierte en limitante y la carga de cápsulas,

3) la cantidad de K acumulado en la planta que pueda considerarse una reserva y

4) humedad disponible del suelo.

de la producción de fibra de algodón, momentos de aplicación, fuentes, y dosis de potasio.

Cuando los niveles de K del suelo y las dosis de fertilizante potásico son deficientes para las necesidades del cultivo, la fertilización foliar con K puede mitigar el efecto de las enfermedades de hojas, aumento del rendimiento, y mejoras en calidad de la fibra.

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Para recordar y tomar nota

La aplicación de soluciones fertilizantes foliares, que contengan principalmente N y K, al comienzo de la floración y en intervalos semanales o cada dos semanas, pueden aumentar los rendimientos del algodón o prevenir pérdidas potenciales de rendimiento asociadas a deficiencias de N o K.

La mayor parte de los estudios se han realizado sobre la base de 3 a 4 aplicaciones de 5 a 10 kg de N/ha o 4 kg de K2O/ha y evaluando sus respuestas fisiológicas o de rendimiento.

La aplicación foliar de productos fertilizantes con N y/o K pueden aumentar los rendimientos, pero solo deben considerarse como un suple-

mento de un programa de nutrición balanceada de productos aplicado al suelo basado en un objetivo realista de rendimiento.

Quizás el factor más importante que afecta la respuesta a la fertilización foliar es el tamaño de carga de las cápsulas de la planta.

Si el cultivo es saludable, los insectos están bajo control, la humedad es adecuada y el potencial de rinde es alto, el productor debería considerar la fertilización foliar.

APOYAN LA "RED DE NUTRICIÓN DE CULTIVOS DEL NORTE SISTEMA CHACRAS AAPRESID":

Agradecimientos:

Agradecemos al Ing. Agr. Gonzalo Scarpin (Área Investigación de Producción Vegetal, Ecofisiología y calidad de fibra de algodón, I.N.T.A. E.E.A. Reconquista) y a la Ing. Agr. Suyai Almirón (Coordinadora Técnica Zonal, Sistema Chacras Aapresid) por sus valiosos aportes en esta nota.

REFERENCIAS Consulte las referencias ingresando a www.aapresid.org.ar/blog/revista-aapresid-n-217

Cuenta regresiva para el control de malezas otoño-invernales

Bajan las temperaturas y el control de malezas previo a la fina empieza a inquietar tranqueras adentro. Rama negra, raigrás, ortiga mansa y el complejo de las crucíferas son una constante que atraviesa los lotes desde el centro al sur de la región agrícola.

MANEJO DE PLAGAS
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El problema de las malezas, como otras prácticas de la actividad agropecuaria, es que es un tema muy complejo que se suele tratar de la manera más fácil, cómoda o simplificada. Y en eso estamos fallando. La agricultura es un sistema que merece un manejo integrado y está en nuestras manos hacer el cambio de lo que venimos repitiendo campaña tras campaña.

El uso de aquellas típicas ‘recetas’ para el control químico ejerció presión de selección sobre las malezas más agresivas y la resistencia a herbicidas empieza a ser cada vez más frecuente. El monitoreo de pulsos de emergencia, la rotación de cultivos, estrategias químicas adecuadas, aplicaciones dirigidas, incorporación de cultivos de servicios y el análisis de in-

formación son algunas de las herramientas claves para un control exitoso. El gran desafío es poder deconstruir aquellos esquemas viejos y dar vuelta de página.

En esta nota, te acercamos la mirada de destacados referentes zonales que pasaron por Agenda Aapresid. Pablo Belluccini (INTA Marcos Juárez), Martín Marzetti (Asesor privado) y Marcelo De Esteban (Corteva) ilustran sus experiencias en zona núcleo; Germán Llanos (UPL), Esteban Bilbao y Luciano Piloni (ambos socios de Aapresid) exponen la realidad del sudeste bonaerense; y Guillermo Riveti (Socio Aapresid) se suma al encuentro para comentar sobre la situación en el sur de Córdoba.

Las malezas más problemáticas y resistentes

La rama negra (Conyza spp.) tiene presencia en casi la totalidad de la superficie agrícola del país y es la vedette de las malezas de hoja ancha más difíciles de controlar, no sólo por su agresividad y capacidad de prosperar hasta en las condiciones más hostiles sino también por la resistencia a múltiples sitios de acción de herbicida.

En Argentina está confirmada la resistencia a Glifosato y a pre y postemergentes del grupo de los inhibidores de ALS, y hay sospechas de una multirresistencia de hasta 4 modos de acción: Glifosato + ALS + Hormonales + PPO. Esto habla de la complejidad para su control.

Dentro de las gramíneas, el raigrás perteneciente al género Lolium spp., también presenta multirresistencia a 3 sitios de acción (Glifosato, ALS y ACCasa). En nuestro país encontramos principalmente L. multiflorum (anual) y L. perenne (perenne).

Si bien tiene un crecimiento más estacional, su forma de reproducción y la alta producción de semillas genera un problema grave a la hora de reducir nuevos nacimientos.

Por último, entre las especies más invasoras y con resistencia comprobada dentro del complejo de crucíferas se encuentran el nabón (Raphanus sativus), nabo (Brassica rapa), nabillo (Hirschfeldia incana) y mostacilla (Rapistrum rugosum), entre otras. También se ven en todas las zonas biotipos con resistencia a Glifosato e inhibidores de ALS y a 2,4D. En algunos casos la resistencia es específica a un solo tipo de herbicida y en otros llegan a incluir a los tres sitios de acción. La dificultad para tratar a este complejo, como la palabra lo indica, es que en un mismo lote pueden llegar a convivir numerosas especies diferentes, con lo cual el herbicida que puede funcionar muy bien para una quizás no sirve para las otras.

Para controlar bien, hay que conocer bien

Una de las claves es saber reconocerlas, entender su ciclo de crecimiento y las formas de dispersión o contaminación entre lotes. Los meses de abril a junio son más que oportunos para patear el lote, observar nacimientos y pensar qué hacer y cómo hacerlo.

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Lo primero es el monitoreo e identificación de las especies Los registros de la historia del lote, cultivos antecesores y aplicaciones realizadas en el pasado son la fuente de información más confiable que tenemos al alcance de la mano. Con ello podemos planificar la secuencia de cultivos para la campaña pero en años complejos, como el que transitamos, marcados por una ola de sequía y situaciones coyunturales del país, es difícil anticiparnos y seguir al pie de la letra nuestros planes, y nos obliga a pegar un volantazo y buscar otras soluciones. Hay que tener en claro cuál es nuestro objetivo de control: si dejar el lote limpio para un barbecho largo, preparar el lote para la fina o a veces decidir con qué porcentaje de malezas estamos dispuestos a convivir para evitar riesgos de fitotoxicidad o pérdidas económicas mayores a las que podríamos tener en caso de no controlar.

Dentro de las fallas de control más frecuentes figura encontrarnos con lotes que salen muy sucios de cultivos de segunda y por ello no se logra entrar en tiempo y forma. Otras veces las aplicaciones no son adecuadas para el tipo de maleza o tamaño. En algunas ocasiones no se respeta el tiempo de espera antes de la siembra o las condiciones ambientales no son las adecuadas durante o después de la aplicación. Y en algunos casos, simplemente porque el producto que elegimos es selectivo sólo para algunas malezas y/o las mezclas de herbicidas son incompatibles y/o tenemos un diverso complejo de especies que comparten el mismo espacio. Conocer las especies prevalentes lote a lote hace que podamos elegir correctamente la paleta de herbicidas disponibles, pensar en mezclas compatibles o plantear otras estrategias complementarias como la extracción manual o implantación de cultivos de servicio

Hay que prestar atención al marbete de los productos, qué herbicida estamos usando (pre o post emergentes), qué control queremos lograr (sistémico o de contacto), cuál es la cobertura o rastrojo que tenemos, tamaño y tipo de maleza (roseta, hoja ancha, gramínea o crucífera), y dosis recomendadas por las marcas y los asesores para que el impacto y penetración de los principios activos dé en el blanco. Hoy en día se acrecientan los problemas de malezas hoja ancha y gramíneas conviviendo en los mismos lotes y se empiezan a hacer mezclas de herbicidas incompatibles tanto física como químicamente, o que no incluyen los coadyuvantes correctos. Cuando se empiezan a bajar las dosis para abaratar costos, aparecen problemas de cortes de caldo o controles parciales que obligan a hacer más aplicaciones, con el consecuente impacto ambiental y gasto económico que termina pasando factura en el cultivo de renta.

Línea de partida para tomar decisiones

¡Saber a qué cultivo vamos! Es lo que nuestros referentes de las tres regiones gritan a viva voz. Los años secos nos enseñaron que el esquema rígido de planificación de siembra no siempre funciona y las estrategias deben ser replanteadas año a año y lote a lote.

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Los meses de abril a junio son más que oportunos para patear el lote, observar nacimientos y pensar qué hacer y cómo hacerlo.

Es importante conocer los parámetros de aplicación: condiciones ambientales, limpieza de los tanques, calibración de equipos, pastillas, tamaño de gota, calidad del agua. Y las consideraciones producto-maleza: tolerancias o resistencias, principios activos, modos de acción, compatibilidad de mezclas, días desde la aplicación del herbicida (DDA) y previsión climática entre otras. En años muy secos, como el pasado, se vio bastante fitotoxicidad con activos que tienen mucho carry, como el caso de hormonales, que fueron aplicados en tiempo y forma como si fuese un año normal pero que no lograron degradarse por falta de lluvias.

En el caso de mezclas hay que tratar de incluir dos o más principios activos que tengan actividad sobre la misma maleza para no ejercer presión de selección. Tenemos una tendencia a aumentar rápidamente la dosis o hacer mezclas sin pensar en el fracaso. Esto no solo genera mayor presión de selección y nos lleva más rápido a resistencias sino que la aplicación repetida de herbicidas residuales o con similar modo de acción produce acumulación de residuos o ‘stacking’. Este fenómeno es más probable con herbicidas ALS, sequías o períodos de déficit hídrico, suelos con baja MO, alto contenido de arena y/o pH neutro o básico. En ocasiones, puede llevar a un ‘carryover’ y a que sea mayor el tiempo que un herbicida permanece en el suelo a concentraciones fitotóxicas para los cultivos y se traslade al siguiente.

En el caso de recurrir a cultivos de servicio (CS) es clave contemplar el diagnóstico de disponibilidad de agua del suelo, la elección de semilla, la fecha de siembra y el cultivo sucesor en la rotación. Tomar la decisión de cuándo

interrumpirlo (ya sea cortando, secando o entrando a pastorear) dependerá de la especie y acumulación de materia seca que se pretenda lograr. Más allá de las particularidades zonales de esta práctica, su aporte sobre el control de malezas está super medido y agregan una valiosa herramienta no química.

Algunas prácticas que son caballitos de batalla

Los principios activos disponibles en el mercado son muchos y la elección tiene que ser lote a lote. Lejos de establecer recetas, existen algunas recomendaciones generales para tratar a estos enemigos naturales pero que dependerán en cada caso de las resistencias zonales.

El uso de residuales que dejan abiertos los lotes permiten cambiar el cultivo de renta que se va a sembrar pero a veces es preferible hacer una re-aplicación en invierno a tener un lote bloqueado para toda la fina.

En el sudeste bonaerense el control de raigrás en barbecho funciona muy bien con glifosato más graminicida, o si hay resistencia, sumando un desecante. Tanto para barbecho corto a fina como en pre-emergencia para barbecho largo a gruesa también pueden entrar alguna atrazina o triazina. Sus pulsos de emergencia están bastante concentrados en otoño y eso ayuda a usar residuales. “En Argentina hay más de 10 modos de acción contra raigrás entre post-emergentes y residuales, hay que empezar a usarlos”, menciona Esteban Bilbao.

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En zona núcleo los graminicidas también son efectivos pero sin descuidar los DDA en lotes que van a trigo. Pablo Belluccini del INTA Marcos Juárez resalta sobre incompatibilidades con atrazina por antagonismo o cortes de mezclas con la sal amina del 2,4-D y las sales potásicas del glifosato. En esta época del año las condiciones de aplicación son más sencillas que en verano por las bajas temperaturas, pero hay que considerar la deriva por viento o inversiones térmicas.

Para las apariciones de nabolza (nabo resistente a glifosato y ALS) en el sur de Buenos Aires, las herramientas son más acotadas pero en caso de que exista resistencia a glifosato se pueden usar en post-emergencia el 2,4-D, los PPO, algunos desecantes, residuales como flurocloridona, flumioxazin, y el grupo de las triazinas. Para Luciano Piloni es clave pensar siempre en dos o más modos de acción e ir rotándolos.

Cualquiera sea la región, en años donde prescindimos del glifosato por cuestiones logísticas, faltantes o de costo, Germán Llanos de UPL agrega como recurso para el complejo de hoja ancha a los herbicidas quemantes y la posibilidad de combinarlos con hormonales si hay malezas muy pasadas, o con graminicidas en caso de gramíneas.

Se empiezan a incorporar moléculas menos usadas como el mesotrione que es un HPPD, con buena residualidad y un gran partner para todos los post-emergentes en malezas de hoja ancha como yuyo colorado o crucíferas y rama negra. Tal es el caso del sur de Córdoba, donde la maleza destacada y resistente a glifosato es el yuyo colorado (Amaranthus sp.).

En este sentido, Guillermo Riveti, con más de 15 años de experiencia en CS, destaca la excelente capacidad de control sobre malezas otoño-invernales. En el caso de Conyza, se puede lograr un control masivo con vicia sin recurrir al control químico ni en pre ni post emergencia. Con otras, como la ortiga mansa, se logra reducir la población de individuos. El centeno también es un gran competidor aunque a veces merece alguna intervención química.

Para las primavero-estivales la cosa cambia. El amaranthus es muy difícil de erradicar, pero con un CS previo al de verano se logran retrasar y limitar los nacimientos a través de la cobertura del lote en el invierno e inicio de la primavera.

A veces es preferible hacer una re-aplicación en invierno a tener un lote bloqueado para toda la fina.

Trufas negras: “Diamantes negros” made in Argentina

Desde su cosecha con perros adiestrados hasta la elaboración de platos exquisitos en los mejores restaurantes del mundo, las trufas negras son un atractivo más que interesante en materia productiva.

Omar B. Peroggi, socio Aapresid, asesor y exportador de trufas negras, nos cuenta todo sobre la producción de estos “diamantes negros” en el país.

Por: Ing. Agr. Antonella Fiore

Prospectiva - Aapresid.

PRODUCCIONES ALTERNATIVAS
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Omar Bartolomé Peroggi vive en Chillar, una localidad ubicada en el centro geográfico de la provincia de Buenos Aires. Además de ser ingeniero agrónomo y asesor, es también socio Aapresid, miembro de la Regional Tandilia, y director adjunto del programa de Comunicación.

Desde el inicio de su carrera se dedicó a los cultivos tradicionales. Sin embargo, desde 2009, comenzó a incursionar en la producción de trufas negras, a partir de la propuesta que le hizo en ese entonces quien era su jefe.

Omar aceptó el nuevo desafío y, frente a la posibilidad de abrir una nueva alternativa de negocio agrícola a largo plazo, viajó a Chile para estudiar y perfeccionarse en dicha producción. “Fui el primero en exportar trufas negras en Argentina”, cuenta con orgullo.

Conociendo la especie: planificación, manejo y condiciones propicias

Las trufas negras son frutos del hongo Tuber melanosporum que crecen bajo la superficie del suelo y viven asociados a las raíces de ciertos árboles o arbustos como los avellanos, las encinas y los robles, entre otros.

En Argentina hay dos viveros productores de árboles para trufas. Estas plantas tienen entre 1 y 2 años de edad y 20 cm de altura aproximadamente. Previo a su venta y plantación, se recuentan las micorrizas logradas para chequear que sean propicias a la hora de llevar a cabo la producción de hongos.

Con respecto a la elección del suelo, es necesario que sean terrenos con una leve pendiente, bien drenados y con baja proporción de materia orgánica ya que son condiciones imperantes para llevar a cabo esta producción. El Tuber melanosporum no soporta condiciones de anegamiento, lo que puede perjudicar irremediablemente el rendimiento final.

En el sudeste de Buenos Aires se dan muy bien estas condiciones de suelo, sobre todo en las áreas no cultivables como los cerros.

Una vez elegido el terreno, se debe realizar un análisis de suelo, ya que el Tuber melanosporum requiere un ph de 7,5 a 7,8 para un óptimo desarrollo. Los suelos del sudeste bonaerense están caracterizados por tener un ph de 5,6 - 5,7 aproximadamente. Por este motivo, se necesita corregirlo con aplicaciones de carbonato de calcio (CaCO3).

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Luego de corroborar el correcto ph del suelo y obtener los árboles adecuados provenientes de viveros, se realiza la plantación de los mismos, con una distancia de 3 metros entre plantas y 8 metros de distancia entre hileras (24 m2 por planta).

Hay algunas zonas en las que aplican una distribución de 5m x 5m (25 m2 por planta), dependiendo de la superficie del suelo, según detalla el asesor bonaerense.

“Una vez que implantamos los árboles, debemos esperar aproximadamente 5 años para obtener la primera trufa. Son procesos largos, no es un cultivo tradicional que a los 6 meses cosechamos, barbechamos y volvemos a sembrar”, relata Omar.

Estos árboles, luego de superar los primeros cinco años, pueden estar más de 20 años produciendo trufas. A mayor cantidad de años implantados, mayor es la profundidad de sus raíces en el perfil edáfico, por ende, mayor es la profundidad de desarrollo de las trufas, pudiendo llegar a partir de los 12 años hasta los dos metros de profundidad del suelo.

Las labores de podas comienzan al tercer año de implantados los árboles dentro del lote. Se realizan podas apicales y basales, ambas en primavera. Las podas basales se realizan con la finalidad de que haya buen despeje, es decir, buena llegada de luz en todos los puntos de la copa de los árboles y más adelante, cuando llegue el momento de la cosecha, los perros truferos puedan entrar de manera correcta para realizar su labor.

Las podas apicales se realizan a partir del décimo año y sirven para que el follaje de la copa vaya creciendo lento, ya que la raíz deberá ir también a ese ritmo. De esta manera, hay mayor probabilidad de que el hongo vaya colonizando las raíces en total esplendor.

Si bien hay un régimen pluviométrico en la zona que va desde los 700 a los 1200 mm anuales, cuentan con un sistema de riego por microaspersión en los lotes con árboles productores de trufas. Esto se debe fundamentalmente a que el hongo requiere de humedad en baja proporción en momentos claves de su ciclo productivo (que coincide con el verano) para poder crecer, desarrollarse y obtener un buen peso final.

Entre las hileras, en la parte donde no se encuentran los árboles implantados, se puede hacer, por ejemplo, alfalfa. “La alfalfa entre hileras de árboles truferos funciona muy bien. Son terrenos en los que se pueden llevar a cabo cultivos de doble propósito. Ambos están caracterizados por tener en común que necesitan condiciones de suelos bien drenados para poder desarrollarse y a su vez es una buena alternativa para aprovechar al máximo el uso del terreno”, comenta nuestro socio.

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Condiciones óptimas de cosecha y ¡la búsqueda del tesoro!

Una vez que se llega al quinto año de implantación y los árboles dan sus primeras trufas, se debe definir cuál es la mejor época y las condiciones óptimas para poder cosechar.

Con respecto a la época, el invierno es el momento oportuno, es decir, en los meses de junio, julio y agosto, respectivamente. Durante este trimestre, si bien se comienza en junio, la mayoría de las trufas se encuentran inmaduras. En julio se da el pico máximo de cosecha y en agosto la curva comienza a descender, y se obtienen “diamantes negros” un poco pasados.

Algo fundamental es que las trufas no se deben desprender de las raíces de sus árboles portadores antes de tiempo, ya que una vez que deja de existir dicha simbiosis, las trufas por sí solas no crecen ni maduran.

Omar destaca dos indicadores de cosecha claves:

1) Aroma: mientras mayor sea el aroma, mayor madurez posee.

2) Color: debe portar un color completamente negro. Para que alcancen esta coloración, es fundamental que acumulen horas frío en la profundidad de los suelos. A mayor horas frío acumuladas, mayor es la maduración.

Las trufas inmaduras, muchas veces presentan una coloración rojiza en su superficie. Ante este panorama, Peroggi recomienda volver a enterrarlas dentro del suelo hasta que tomen la coloración oscura característica y se puedan cosechar.

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Pero, ¿quién es el protagonista de llevar a cabo ésta labor? Nada menos que “el mejor amigo” del hombre, el perro.

“Tenemos perros adiestrados para llevar a cabo la cosecha de trufas. Cuando son chicos, lleva tres meses adiestrarlos, ya se los acostumbra al olor característico de la trufa y al momento de salir a cosechar. Es como un juego para ellos. El perro es un aliado sumamente importante a la hora de llevar a cabo la cosecha”, comenta Peroggi.

Los perros truferos, mediante el juego y el uso del olfato, van marcando las plantas que consideran que tienen trufas con aromas fuertes. Al ser un paseo con juego de por medio, a medida que van caminando y marcan trufas, se los va premiando para seguir incentivándolos, sea con un “dulce”, un juguete o algo que a ellos les guste.

“El juego para ellos y cosecha para nosotros, dura aproximadamente 1 hora y media. Luego de ese paseo, al perro se lo vuelve a premiar y se lo lleva a su canil a descansar”, cuenta Omar.

Estos perros, al tercer año de convertirse “en profesionales de la trufa” y poder reconocer netamente el aroma, pueden ser domesticados.

¿Cualquier perro puede ser trufero? Sí, mientras se lo adiestre y se le enseñe la labor, cualquier perro puede participar de la búsqueda del tesoro.

En España, además de perros, usan cerdos para la cosecha y llevan a cabo lo que se denomina “trufa-turismo”. Es decir, uno puede ir a los establecimientos truferos a cosechar y ser parte de la búsqueda del tesoro con cerdos o perros.

Exportación en contraestación

Al ser cosechada, el 70% de la trufa es agua y a partir de ese momento, no pueden pasar más de 7 días sin estar en la mesa del consumidor.

“El 90% de la cosecha es para exportación y el 10% para consumo interno. Nosotros armamos cajones de 10 kilos de trufas, que envolvemos en papel para que no pierdan la humedad, y los almacenamos a temperaturas entre 4 a 8 °C. Estos cajones se envían para Ezeiza con destino a: Italia, Francia, España, Estados Unidos y Hong Kong. En la semana cosechamos de lunes a jueves, los viernes acondicionamos las trufas, preparamos los cajones y los sábados despachamos en el aeropuerto a sus respectivos destinos para que lleguen el día domingo", detalla Peroggi.

Según cuenta Omar, el mercado europeo demanda trufas pequeñas que pesen entre 20 y 40 gramos, que son las propicias a la hora de acompañar los platos de las familias europeas. En Europa se cosechan trufas negras en noviembre, diciembre y enero, y en sus meses de verano (que coinciden con nuestros meses invernales), importan “diamantes negros” made in Argentina.

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Actualmente hay varios establecimientos que se están iniciando en la producción de trufas, sobre todo en la Patagonia, debido a la demanda insatisfecha a nivel mundial. En este sentido, las trufas argentinas tienen mucho potencial para seguir creciendo y serán llamadas a acompañar los platos tanto de familias ávidas por una buena alimentación como también los más altos platos gourmets en los mejores restaurantes del mundo.

Agradecimientos:

Agradecemos a Omar Peroggi, amigo y socio Aapresid, por el aporte de tan valiosa información y buena predisposición a la hora de realizar esta nota.

“La neutralidad climática y la agricultura regenerativa es la prosperidad que se viene”

Por: Leonardo Stringaro - Periodista investigador de String agro

La directora Regional para la Región Sur de Latinoamérica de la empresa Yara, Margarita González, representa el liderazgo femenino en el sector agropecuario con el objetivo de potenciar un futuro alimentario positivo para la naturaleza.

Directora

Sur LatamYara Argentina.

#ENTREVISTAS
EMPRESARIO DEL MES REVISTA AAPRESID 140

Margarita González es directora regional para la Región Sur de Latinoamérica de la firma Yara. Es ingeniera agrónoma de profesión y cuenta con una maestría en dirección general de negocios (MBA) de la universidad Austral, además de otras formaciones en liderazgo, gestión y

administración. Desde el rol que ocupa hoy en la empresa, lleva adelante el desafío de mejorar la nutrición de cultivos por medio de tres grandes áreas de trabajo que pasan por la neutralidad climática, la agricultura regenerativa y la prosperidad.

¿Es posible alcanzar un futuro alimentario positivo para la naturaleza?

Considero que sí. De hecho, es parte central de la agenda estratégica de la compañía, y lo implementamos desde nuestro principal negocio que proviene de la producción y comercialización de fertilizantes minerales.

Está claro, ¿ahora todos estos procesos de desarrollo e investigación lo llevan adelante mediante una amplia presencia en el mundo?

Nosotros estamos presentes en 160 países y contamos con un plantel de más de 17 mil empleados. En Argentina la firma ya tiene 25 años de trayectoria con una fuerte participación en el mercado.

Esta visión hacia la búsqueda de una agricultura sostenible y sustentable, ¿considera que es un concepto moderno o forma parte de una necesidad creciente y constante? ¿?

Desde Yara hemos profundizado la sustentabilidad y protección del medioambiente a lo largo del tiempo y en las últimas décadas. Esta es una empresa noruega, donde la agenda de sostenibilidad (en los países nórdicos) es muy priorizada y no es algo nuevo, así como tampoco la búsqueda por combatir los efectos del cambio climático.

Sabemos que la agricultura -en el mundo- es responsable del 20% de las emisiones de gases de efecto invernadero y esto nos

¿? ¿?

pone en un rol activo para poder trabajar en el corredor de la producción de alimentos sustentables. Es todo un desafío combatir el hambre y mantener los niveles de impacto ambiental al mínimo.

¿Es decir que hace años que están trabajando sobre el tema?

Sí. En 2005, Yara desarrolló una tecnología de catalizadores que permitieron reducir la huella de carbono de nuestros fertilizantes en un 60%. El proceso de descarbonización es un activo y una ventaja enorme que estamos trasladando al campo de forma contundente.

Es decir, nuestros desarrollos y soluciones están mostrando resultados de impacto en cada tonelada de alimento producida. En trigo, maíz y papa logramos reducir la huella de carbono entre un 20 y 30%. Es una contribución al desarrollo de prácticas regenerativas y disminución del impacto climático.

Entonces, ¿el objetivo pasa por llegar a un porcentaje determinado en la disminución de la huella de carbono?

El primer paso es maximizar la productividad por hectárea, de esa forma evitamos continuar con el cambio de uso de la tierra. En esta dirección, por naturaleza, operan los fertilizantes: está probado científicamente que los fertilizantes minerales contribuyen al 50% de la producción mundial de cereales.

Luego, todo lo que trasladamos a nuestros clientes, está basado en una contribución para que –en primer término- el negocio sea sustentable. Nosotros pensamos que, al mismo tiempo, debe haber sostenibilidad social y financiera. Los productores hacen un trabajo crucial y deben tener un negocio próspero.

El tercer punto de nuestro compromiso está en la reducción de las emisiones, que empiezan en nuestras fábricas y luego, en el campo, podemos aún reducir más con conocimiento, tecnología y presencia en el campo.

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La agricultura regenerativa además incluye la dimensión del cuidado del suelo y cuidado de recursos. Estamos poniendo mucha atención en la protección del suelo, promoviendo prácticas de restauración del mismo por medio de los cultivos de servicios, labranzas mínimas y el mantenimiento de la salud. Se trata de lograr sostener la productividad y minimizar el avance de la frontera agrícola.

La neutralidad climática empieza desde nuestras fábricas. Nosotros ya hemos reducido de forma significativa la huella de carbono de nuestros productos basados en nitratos y el próximo hito van a ser los fertilizantes verdes, cuya huella va a ser reducida aún más, hasta en un 90% respecto de la actual.

Ustedes hablan mucho de la prosperidad, ¿considera que es un punto muy complicado a partir de los cambios que se sucedieron en el mundo?

Sin dudas, pero estamos convencidos de que se puede aportar en este desafío. Yo considero que prosperidad y agricultura regenerativa están íntimamente vinculadas.

Entonces, en la medida en que podamos trabajar para devolverle a la naturaleza lo que le hemos quitado, estamos pensando en la prosperidad. El observar la resiliencia de los cultivos, los ecosistemas productivos y su capacidad de producir alimentos ante determinadas variaciones ambientales es fundamental. Estamos convencidos de que este es el camino. Yara tiene la ambición para el año 2030, de impactar 80 millones de hectáreas en agricultura regenerativa y solo es posible trabajando en el eje de la prosperidad y compartiendo conocimiento con otras compañías.

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En definitiva, ¿están hablando de modelos más participativos?

Por supuesto. Hay que trabajar con otras asociaciones, buscando conocimiento en las comunidades a través del acercamiento. Hay que facilitar medios para una mejor educación. Nosotros venimos desarrollando un programa de escolarización en San Nicolás (Bs. As.) y eso nos hace sentir muy orgullosos ya que nuestros operarios han encontrado una herramienta para finalizar la escuela. Acá hay espacio, apoyo y una visión clara.

Por otro lado, nuestros programas de sustentabilidad Juntos Por Más y Juntos Por un Plus apuntan a apoyar al productor compartiendo tecnología, conocimiento y riesgo financiero para adoptar prácticas de nutrición y obtener más eficiencia, rentabilidad y menos emisiones de gases de efecto de invernadero, es decir menor huella de carbono en sus productos maíz y trigo o cebada. Esto es un modelo participativo escalable, hoy al alcance de todos los productores.

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¿Todo en base a los tres pilares de la compañía o la prosperidad?

En todos. Insisto que cuando hablamos de prosperidad pasa por trabajar en espacios inclusivos y respetando los derechos humanos. Nosotros contamos con un certificado (norma IFA) de excelencia para la industria (San Nicolás), y esto nos posiciona como la única empresa en Argentina en obtener esta certificación.

En todas estas búsquedas y desarrollos, ¿qué rol tiene lo biológico?

Hemos introducido en nuestro portfolio los bioestimulantes y –por otra parte- las soluciones basadas en la naturaleza son lo nuevo y el elemento fundamental a la hora de desplegar cajas de herramientas para nutrir cultivos.

Pasando a otro tema, ¿cómo ve el nuevo mundo y la diversidad de protocolos que van surgiendo?

Son una gran oportunidad para el país. Nuestra masa crítica de producción está en condiciones de ajustarse a estas necesidades. Sabemos que cuando las exigencias vengan y sean más duras, no existirán inconvenientes para nuclear a parte del sector que aún no se subió a la sustentabilidad.

¿Cuál es su visión productiva del país? ¿?

Argentina es un productor de primer nivel. Tiene una capacidad instalada para procesar granos superior a la que hay en otros lugares del mundo, existe infraestructura y una posibilidad muy grande de crecer. El potencial enorme es la tierra, el capital humano y un país donde nuestra compañía está decidida a seguir apostando.

Queremos captar y acompañar la capacidad de crecimiento geopolítico de la región que es muy grande.

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¿Qué están pensando hacia el futuro?

Partiendo de la pandemia y durante la misma, la compañía realizó una reestructuración muy grande. Nos dividimos en tres regiones: América, Europa y Asia junto con África. Esto generó una mayor autonomía y la conformación de un modelo operativo muy consolidado, donde la agenda en estas regiones tiene mucho sentido con la realidad local y una mayor agilidad para llevar adelante innovaciones.

A futuro, estamos trabajando sobre todo lo que es digitalización. Contamos con una oferta de agricultura digital para nuestros productores y estamos en un proceso de transformación constante.

Asimismo, creemos que nuestra oferta de fertilizantes verdes nos va a permitir escalar en este segmento y avanzar con un costo competitivo.

En definitiva, ¿ya han avanzado con este tipo de fertilizantes? e a los tres pilares de la compañía o la prosperidad?

Si, hemos firmado el primer contrato en el país con un productor de papa y este año contaremos con los primeros lotes del cultivo producidos bajo este sistema.

¿Cuál es su preocupación cómo empresaria?

La predictibilidad, sin dudas. Es muy complejo operar en el escenario de negocios de Argentina. Existen restricciones al flujo de capital y estamos en una situación macroeconómica donde la falta de divisas nos complica y hace impredecible toda planificación.

De esta manera, el manejo del riesgo de las empresas, deja cada vez menos espacios para las proyecciones de expansión e inversiones.

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¿Comparte momentos de energía y alegría?

Lo que me brinda la energía suficiente para liderar esta compañía es el soporte familiar. Como madre sé lo difícil y constante que es la tensión y atención de las agendas laborales y personales.

Una necesita siempre estar muy alerta y cuidadosa con los tiempos para poder sentirse cerca de todos.

Lo importante en lo laboral, es mantener las energías siempre altas para sentarse a tomar decisiones, fortalecer el equipo y trabajar cerca de la gente.

Yo estoy convencida de que cuando las personas están motivadas y energizadas, ese motor tracciona con resultados en el mediano plazo. Le dedico mucho tiempo de mi agenda a mi equipo y eso vuelve con creces.

Me da mucha alegría ver a mi hija crecer sin impedimentos. Me alegra saber que pude atravesar todos los desafíos para llegar a un rol de liderazgo. Necesité mucho crecimiento personal para liberarme de mandatos y limitaciones que tenía como mujer dentro del agro.

Siento tristeza cuando encuentro un país rico con muchos desafíos en materia de pobreza y educación.

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Semillero de Operarios Premium

Frente a la necesidad de fortalecer las capacidades de los operarios de maquinarias, la Regional Aapresid PergaminoColón pasó a la acción. Junto a instituciones público-privadas, impulsó un Curso de Capacitación Laboral destinado a alumnos secundarios que cursan su último año.

Del problema a la acción

Los operarios de maquinarias son una pieza fundamental en todo el andamiaje productivo. Contar con personas formadas en el manejo y uso de las últimas tecnologías resulta clave para maximizar la eficiencia de las tareas rurales y son parte importante del éxito a cosecha.

Por: Ing. Agr. María Eugenia Magnelli

Un tema recurrente en el ámbito agropecuario es la débil calificación de operarios, particularmente en el área de contratistas rurales. Frente a esta situación, nace la idea de pasar a la acción y generar un curso cuyo objetivo apunta a fortalecer capacidades y promover este tipo de actividad entre alumnos que cursan el último año del colegio secundario.

FORTALECIENDO CAPACIDADES
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El CAPLA (Curso de Capacitación Laboral) surgió en el 2018 y empezó a funcionar en el 2019. Gracias a interacción entre organizaciones público y privadas, la Regional de Aapresid Pergamino - Colón, el INTA Pergamino y la UNNOBA (Universidad Nacional del Noroeste- Buenos Aires) trabajaron en conjunto para llevar adelante esta iniciativa y generar temas de estudio para los alumnos del último año de la Escuela Agrotécnica Lorenzo Parodi de Pergamino.

Como se mencionó anteriormente, los primeros cursos arrancaron en el año 2019. Con la premisa de que la formación sea lo más personalizada posible y que de allí los alumnos egresen bien preparados para obtener una salida laboral, los cupos se acotaron a 20 alumnos aproximadamente. Si bien la pandemia nos irrumpió a todos, no se bajó los brazos y se continuó la capacitación de manera virtual y sumó 30 asistentes en 2021 y 25 más en 2022 ya en forma presencial.

Los cursos son dictados por docentes de la UNNOBA (Ing, Agr Marcos Berardocco e Ing. Arg. Eric Piegari), profesores de la Escuela Agrotécnica Lorenzo Parodi de Pergamino (Ing. Agr. Natalia Villarroel e Ing. Agr. Germán Michetti) y la coordinación de los Ings Agrs. Marcelo Arriola, Marcelo Testa y Carlos Testa de la Regional Aapresid Pergamino- Colón.

También se invitaron a empresas de maquinarias, agricultura digital, etc., las cuales acompañaron a los alumnos y profesores para brindar una actualización sobre el funcionamiento y prestaciones de sus equipos, gestión de ma-

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pas, monitores, imágenes, pantallas, sensores y todos aquellos aspectos que hacen a un agro tecnificado. Tal es así, que el año pasado CAPLA tuvo el apoyo de las empresas John Deere, Precision Planting y Crucianelli, las cuales brindaron capacitaciones exclusivas.

También acompañaron desde lo humano y económico, compañías como Cosechar S.A, Franklin Boglich S.R.L, Bayer y privados que hacen posible seguir proyectando este curso.

Teoría + práctica, la fórmula del éxito

De manera dinámica e interactiva, las capacitaciones combinan la teoría con la práctica en el terreno. Marcelo Testa, uno de los impulsores de esta iniciativa, nos cuenta lo siguiente: “Los días sábados a las 8 hs, los alumnos se acercan al curso teórico en un salón de la escuela Agrotécnica, luego se realizan prácticas en el campo de dicha escuela y/o en establecimientos pertenecientes a miembros de la Regional

Aapresid Pergamino- Colón. También se visitan agencias de maquinarias con la idea de conocer diferentes marcas y equipos”.

Además de fortalecer las capacidades de los alumnos, del primer curso surgieron trabajos para dos personas, una con una empresa contratista y otra con una compañía de maquinaria. Esto da muestras de resultados concretos.

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Para finalizar, podemos decir que alrededor del 75 % de las tierras de nuestro país se siembran, pulverizan, fertilizan y cosechan con contratistas, segmento que necesita mano de obra capacitada y calificada para llevar a cabo esas tareas con el nivel de performance que requieren las tecnologías y exigencias actuales.

“Un tema que surge permanentemente en las reuniones de nuestra Regional es el social, y este CAPLA aplica de lleno a eso. Generar una salida laboral digna para los jóvenes que presenten interés es una iniciativa en la que creemos y seguiremos apoyando con estos cursos”, concluyó Marcelo Testa.

Agradecimientos:

Agradecemos a Marcelo y Carlos Testa, Marcelo Arriola y a Germán Michetti por su valiosa colaboración en esta nota.

GANADERÍA

Pastoterapia

Frente al problema de la degradación del suelo en Argentina, las pasturas y pastizales perennes pueden mejorar significativamente las propiedades de los suelos y ambientes degradados. Te contamos cómo.

La degradación del suelo en Argentina representa un problema ambiental y productivo significativo. Según datos del INTA, aproximadamente 100 millones de hectáreas (36% de la

superficie arable argentina) presentan algún grado de degradación, y de ellas 75 millones están afectadas por erosión hídrica (Figura 1).

En este contexto, es fundamental encontrar soluciones sostenibles para recuperar suelos y ambientes degradados. Una de las estrategias más efectivas es la utilización de pasturas perennes y pastizales naturales en sistemas ganaderos. Las pasturas y pastizales perennes pueden mejorar significativamente las propiedades físicas y químicas de los suelos a través de diversos mecanismos. Estas mejoras incluyen la promoción de la estructura del suelo, la retención de humedad, el aumento de la materia orgánica y la disponibilidad de nutrientes, y la reducción de la erosión.

Por: Dr. Ing. Agr. José

Profesor

En este artículo, se analizarán algunas de estas cuestiones para entender mejor cómo las pasturas contribuyen a la captura de carbono y a la recuperación de suelos en Argentina.

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Figura 1. Estimación de la pérdida de suelo por erosión hídrica en Argentina (INTA).

El rol de las pasturas en la captura de carbono

Las pasturas perennes tienen una gran capacidad de capturar carbono del aire, que es directamente proporcional a su productividad. Cuanta más biomasa aérea produzca una pastura, más cantidad de raíces generará y más carbono capturará. Así, uno de los principales beneficios de las pasturas y pastizales perennes es su capacidad para incrementar la materia orgánica del suelo (SOM) a través de la acumulación de biomasa en la superficie y la producción de raíces.

La materia orgánica mejora la estructura del suelo, aumenta la capacidad de retención de agua y nutrientes, y favorece la actividad mi-

crobiana, contribuyendo al ciclo de nutrientes (García, Álvarez & Taboada, 2010). Por su parte, las raíces de las plantas perennes (Foto 1) también juegan un papel importante en la conservación del suelo. Las raíces profundas y densas de estas especies mejoran la infiltración del agua, reducen la compactación y la erosión, y aumentan la estabilidad de los agregados del suelo. Algunos ejemplos de especies perennes que se utilizan en Argentina y que contribuyen a la mejora de las propiedades del suelo son el pasto llorón, la festuca alta y el agropiro alargado (García et al., 2010).

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Foto 1. Comparativo entre el sistema radical de un cultivo perenne (Wheatgrass) y uno anual (Trigo).

Asimismo, y a diferencia de los cultivos anuales en los que gran parte de la biomasa aérea y las raíces mueren de un año al otro, en los cultivos perennes quedan remanentes tanto de biomasa aérea como de raíces que viven de un

año al otro. Esto se traduce, generalmente, en una mayor captura de carbono en sistemas ganaderos sobre recursos perennes que en sistemas bajo agricultura continua (Figura 2).

transformados a pasturas (círculos negros) o se mantuvieron en agricultura (círculos blancos) (Studdert et al., 1997). (b) Efectos del porcentaje de tiempo con pasturas (%PS) sobre el contenido de carbono orgánico (%) en suelos en INIA Estanzuela.

Figura 2 (a). Contenido de carbono orgánico (g/kg) en suelos de Balcarce (AR) bajo agricultura durante 8 años que luego fueron

El suelo puede potencialmente almacenar dos veces más carbono que la atmósfera. Esto lo transforma en un importante reservorio de carbono y permite que el ganado, en interacción con recursos forrajeros, se convierta en un agente mitigador del calentamiento global. Sin embargo, no todas las pasturas tienen igual potencial de captura y no todos los sistemas ganaderos tienen el mismo impacto sobre el suelo y el ambiente. La cantidad de biomasa aérea y de raíces producida definirá la potencial captura de carbono del sistema.

Manejo de pasturas y pastizales para recuperar las propiedades físicas y químicas del suelo

El manejo de pasturas y pastizales es fundamental para recuperar y mantener las propiedades físicas y químicas del suelo en Argentina. La rotación de cultivos, la adopción de prácticas de labranza mínima o conservacionista y la fertilización adecuada son algunas estrategias claves para mejorar la calidad del suelo en el país (Viglizzo et al., 2019).

La rotación de cultivos incluye la alternancia de pasturas y cultivos anuales, lo que contribuye a la recuperación de la estructura del suelo y al aumento de la materia orgánica (Caviglia et al., 2009). Además, la rotación de cultivos también puede reducir la erosión del suelo y mejorar la infiltración de agua (Studdert y Echeverría, 2000).

Además, si el sistema está bajo pastoreo, parte de la biomasa aérea volverá al suelo en forma de heces y parte será digerida por el animal y se irá del sistema en forma de carne, leche y/o subproductos. Si el sistema no está en pastoreo, será muy importante la redistribución de efluentes que permita devolver parte de los nutrientes que se van de los sistemas.

suelo puede potencialmente almacenar dos veces más carbono que la atmósfera.

implica reducir o eliminar el laboreo, lo que permite preservar la estructura del suelo y minimizar la erosión (Derpsch et al., 2010). La labranza mínima también promueve el aumento de la materia orgánica y la actividad biológica del suelo, lo que a su vez mejora la fertilidad del suelo (Fabrizzi et al., 2005).

La labranza mínima y la siembra directa son prácticas de manejo que pueden ayudar a recuperar las propiedades físicas y químicas del suelo en pasturas y pastizales. Este enfoque

La fertilización adecuada es otra estrategia clave para mejorar las propiedades químicas del suelo en pasturas y pastizales. La aplicación de fertilizantes orgánicos y químicos puede aumentar la disponibilidad de nutrientes, mejorar la estructura del suelo y aumentar la productividad de las pasturas (García et al., 2010). Sin embargo, es importante aplicar los fertilizantes de manera equilibrada y en función de las necesidades específicas del suelo para evitar problemas ambientales como la contaminación del agua y la emisión de gases de efecto invernadero (Álvarez et al., 2017).

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La incorporación de nitrógeno por fijación biológica puede ser una estrategia más sustentable que la aplicación de fertilizantes inorgánicos. Esto se debe a que se requieren grandes cantidades de energía fósil para producir estos fertilizantes y también a los riesgos de volatilización que conlleva su aplicación (que emite gran cantidad de gases de efecto invernadero). Cuanta mayor sea la producción y proporción de leguminosa en una mezcla, menor será la

necesidad de utilizar fertilizantes nitrogenados. La inclusión de leguminosas también permite mejorar la calidad (Brink et al., 2015) y la cantidad (Jáuregui et al., 2019) de forraje producido (Figura 3), reduciendo emisiones, aumentando la captura y mejorando las propiedades físicas y químicas del suelo.

Figura 3. Acumulación de biomasa de mezclas forrajeras (gramíneas + leguminosas) en relación a la biomasa total de leguminosa acumulada. Datos de Pergamino (Argentina).

Por último, la implementación de sistemas de pastoreo rotativo genera también beneficios en términos de conservación del suelo. En este sentido, los sistemas de pastoreo rotativo promueven un crecimiento uniforme de la vegetación, reducen la compactación del suelo y aumentan la infiltración de agua y el intercambio de gases. Además, favorecen el desarrollo de raíces más profundas y la acumulación de biomasa, mejorando la estructura del suelo y la retención de agua. La alternancia en el pastoreo también estimula la actividad biológica y el ciclo de nutrientes mediante la descomposición de la materia orgánica por parte de microorganismos. No existe una manera única de hacer pastoreos rotativos ni tampoco fórmulas mágicas. El sistema elegido deberá adaptarse a la fisiología de la o las especies presentes en el campo y también a la infraestructura y al personal con el que cuente cada establecimiento. Respecto al personal, será esencial una adecuada capacitación del mismo para poder implementar sistemas de pastoreo más sustentables y adecuados.

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La implementación de sistemas de pastoreo rotativo genera también beneficios en términos de conservación del suelo.

Conclusiones

El adecuado uso de los pastizales naturales y la correcta elección de especies perennes en la ganadería es una estrategia efectiva para recuperar suelos y ambientes degradados. La adopción de prácticas como la rotación de cultivos, la siembra directa, el pastoreo controlado, la inclusión de leguminosas y el uso de especies ambientalmente amigables puede mejorar la calidad del suelo, aumentar la captura de carbono y reducir las emisiones de gases de efecto invernadero.

Además, la capacitación en el manejo adecuado de pasturas es esencial para lograr sistemas ganaderos sostenibles y ambientalmente amigables. Al aplicar estas estrategias en la ganadería argentina, se contribuye a la mitigación del cambio climático y al desarrollo de un sector ganadero más resiliente y sostenible.

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a www.aapresid.org.ar/blog/revista-aapresid-n-217

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