Representación Gremial
El POT no garantizaría la supervivencia de la central de alimentos más importante del país Durante más de 40 años Corabastos ha cumplido el papel de garante de la seguridad y soberanía alimentaria, puesto que es el eje determinante de la cadena de producción y comercialización de alimentos (20% de la comercialización nacional), alberga dentro de sus instalaciones 5.300 comerciantes, y diariamente en el boletín de su página web oferta alrededor de 200 productos como frutas, hortalizas, cárnicos, granos y procesados, entre otros. Su suerte está, como hemos visto, estrechamente ligada con el futuro del agro, sector que ha decrecido significativamente, pasando de aportar el 20% al PIB nacional en la década del 80 a un 7% en la última década.
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Héctor Veloza, directivo de Conalco
oy Corabastos, la central de abastos más importante del país, existe gracias a que la UPZ 80 de la localidad de Kennedy en Bogotá, en donde se encuentra ubicada, está reglamentada de tal manera que no puede existir ninguna otra actividad pública o privada que no esté relacionada con el servicio dotacional de venta y distribución de alimentos o con algunas actividades conexas necesarias para que la primera se lleve a cabo. De tal manera, en la actualidad en dichos predios no se pueden edificar construcciones con fines diferentes a los mencionados. Pero con el POT presentado por el alcalde Peñalosa esto podría cambiar y poner en riesgo los beneficios que brinda Corabastos. Es importante recordar que el área de actividad dotacional es aquella que “….designa un suelo como lugar para la localización de los servicios necesarios para la vida urbana y para garantizar el recreo y esparcimiento de la población, independientemente de su carácter público o privado…” . Y nada más necesario para la vida humana que la seguridad y soberanía alimentaria nacional, entendiéndose lo primero como la garantía que los Estados proporcionan a sus ciudadanos para que puedan acceder a una dieta básica de alimentos que les permita sobrevivir y lo segundo a la autonomía de las naciones para poder cultivar productos autóctonos, también necesarios para la vida.
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Las políticas de libre comercio imperantes en el país durante las dos últimas décadas han provocado el debilitamiento de las cadenas de comercialización de productos agrícolas nacionales y sin Corabastos las consecuencias serían peores. Cabe anotar que de Corabastos dependen también las tiendas de barrio y minimercados, no solo de Bogotá sino de la región, convirtiéndose de esta manera en un baluarte para el empleo nacional. La estructura económica y social del nuevo POT, como lo han manifestado diferentes organizaciones sociales así como muchas comunidades que se verían afectadas, privilegia el negocio inmobiliario y financiero, desprotegiendo a sectores como la industria y el comercio. Corabastos no es ajeno a esta política, debido a que el POT propuesto por la alcaldía de Enrique Peñalosa no garantiza la permanencia de la central, toda vez que se pretenden mezclar distintos usos dotacionales en el área donde se encuentra construida, por tanto existiría un grave riesgo que consistiría en que el uso principal deje de ser el dotacional, pudiéndose de esta manera construir edificaciones que no tengan nada que ver con la distribución de alimentos, lo cual implicaría la desaparición de la central más importante de alimentos del país, la pérdida de miles de empleos y la estocada final al campo colombiano que depende en gran medida de la Central de Abastos de Bogotá. En últimas, un golpe certero a la soberanía y a la seguridad alimentaria de los colombianos.