ESTROFAS SENCILLAS Más hermosos que el océano tus ojos, ¡y el océano es tan hermoso! Alternativamente azul y gris allí centellean y se hermanan, como en los cielos lluviosos del verano. Son la casa de la lágrima y el asombro. Más tibio que el murmullo de una madre tu nombre, procesión de luceros a medianoche, repentino espasmo vertical que me estremece, como esos orgasmos que dormidos nos sorprenden, regalándonos de una benigna vergüenza. Es tu paso por la tierra el de una bestia apacible y diurna, cuyo lomo lanoso es bueno para acariciar. Es tu cercanía la de un volcán nuevo que necesitara pronto hacer erupción, tú, impasible, pálido adolescente. Preferible tu saliva a la dulzura amante de los vinos, tu hálito al roce sensual de los vientos. No sé exactamente quién seas. Ni si desaparecerás cuando vuelva a parpadear. Pero te amo. Y mi amor por ti es como un fuego o como un miedo. Así como la palabra divina conduce nuestros pasos, así el amor nos llama a reunirnos, pastor de ovejas tiernamente sumisas cuyas baladas en el aire puro se entrelazan. 15