DE LLUVIA ¿Alguna vez has levantado tu boca, para beber esa frescura continua que nos viene del cielo: la lluvia? Salgamos a beber de las nubes y a recibir en nuestras cabezas esa gracia con que se lavan la preocupación y el tedio. Mira cómo se han curvado las flores del durazno bajo la redondez de alegres gotas. Así nuestro cuerpo se doblará del placer inefable que es cantar hacer rondas y reír bajo la repartición del afecto celeste. Nos bañaremos juntos. Correremos sobre el campo lleno de gratos olores. Desnúdate conmigo... Así. Pero no seas tan pudoroso; déjame mirar bien tus pies: sus uñas me parecen hoy más brillantes que las estrellas vespertinas que justo ahora despiertan.
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