363, February 2011/ DR. Armed Forces Magazine

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SEGURIDAD NACIONAL

AUTOR

Luis F. de León Rodríguez General de Brigada, E.N. (DEM)

Reflexiones sobre la Defensa y la estabilidad L a Defensa es un bien público raramente consumido por la gente, a diferencia de la electricidad, transporte, comunicaciones, alcantarillado, educación y salud cuya necesidad es diaria y lo normal es que no pase una semana en el que el ciudadano promedio deje de recibirlos. Sin embargo, la Defensa se mantiene a la espera, casi nunca es empleada y raras veces es visible.

En nuestra nación se trató el tema, por primera vez, en el artículo 6 del Acta Constitutiva de la Independencia de Núñez de Cáceres, en 1821, que establecía un tratado con ­Haití “de amistad, comercio y alianza para la común defensa y seguridad de ambos territorios en caso de invasión enemiga, de maquinaciones internas contra su libertad e independencia”; y la Constitución de San Cristóbal, del 6 de noviembre de 1844, que establecía en su artículo 210, lo siguiente: “Durante la guerra actual y mientras no esté firmada la paz, el Presidente de la República puede libremente organizar el ejército y la armada, movilizar las guardias nacionales, y tomar todas las medidas que crea oportunas para la defensa y seguridad de la Nación; pudiendo, en

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consecuencia, dar todas las órdenes, providencias y decretos que convengan, sin estar sujeto a responsabilidad alguna.

Desde el inicio, nuestra Constitución definió la necesidad de que el país tuviera el derecho de formar su fuerza armada, expresando en su artículo 183, que “La fuerza armada es la defensora del Estado, tanto contra las agresiones externas, como contra las conmociones internas, y la custodia de las libertades públicas”, para defender los principios de libertad y equidad, otorgándole la ejecución de esa función a su pueblo, el mismo que formó el Ejército patriota, organizado y dirigido por sus caudillos, que paseó invicto el lábaro del triunfo por los agrestes campos de batallas, durante las guerras de Independencia y de la Restauración, hechos que cimientan la conciencia de la nación y, a su vez, produce la creación de sus fuerzas de Defensa. Cuando se habla de Defensa Nacional la mayoría de la ciudadanía piensa en la defensa militar y que ésta le corresponde a los institutos castrenses y la responsabilidad al Señor Presidente de la República y al Ministerio de las Fuerzas Armadas, no percibiendo que la ­

REVISTA DE LAS FUERZAS ARMADAS

Defensa Nacional se ejerce todos los días por aporte de todos, defendiendo la forma de gobierno elegida por el pueblo, los recursos naturales y el medio ambiente del país, nuestros valores culturales y de identidad nacional, los cuales nos distinguen y nos permiten ser un país libre y soberano. Para una mejor Defensa, debemos crear un país equitativo y solidario, dando forma a las esperanzas, para que nadie se sienta excluido, de manera que todo ciudadano se sienta parte integrante de la Nación, ya que lo primero que un adversario estratégico quiere lograr, es que el ciudadano del Estado Nación que confronta, perciba que no forma parte del mismo y que por lo tanto busque únicamente su bienestar personal, llevándolo este pensamiento a concluir que si ese adversario consigue sus objetivos él podría satisfacer sus necesidades de una mejor forma. Esta forma de Defensa se ejerce todos los días, pero para que cada ciudadano la perciba no solamente basta con las acciones que el gobierno realice, sino, que es necesaria una política de Estado, que trascienda los sectores y partidos que conforman el pueblo de la Nación,

FEBRERO 2011


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