EL HOMBRE: UNIDAD Y VARIACIÓN - Celedonio García-Pozuelo Ramos

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decir es que se trataba de un vegetariano especializado en la trituración de duras semillas,144 que es lo que pueden decirnos unos dientes y unas mandíbulas. Otros restos de posibles gigantes han sido clasificados como Meganthropus, y tampoco son muchos. Dos fragmentos mandibulares, encontrados en el sureste asiático, han sido atribuidas a la especie Meganthropus palaeojavanicus. Uno de los fragmentos mandibulares consta de los dos premolares y el primer molar, además del hueso que los soporta; el otro fragmento posee el primer y segundo molares, además de la raíz del segundo premolar25 (véase figura 6.2). Weidenreich también calificó a Meganthropus como homínido, en función de sus características dentales y óseas. Este mismo investigador ha estudiado las posibilidades de alguna patología en estos fósiles, patologías tales como acromegalia, enfermedad de Paget u otras hipertrofias, pero han sido desechadas debido a que la estructura de estos restos es uniforme y acorde con la normalidad.25 Consecuentemente, su considerable tamaño parece debió ser el normal de esta especie. Con tan sólo estos restos, ha habido paleontólogos que los han considerado pertenecientes a un australopitecino asiático, en tanto que otros piensan que es un habilis145 y aún otros los atribuyen a erectus.122

Fig. 6.2. Fragmento mandibular de Meganthropus palaeojavanicus Éstos son los restos más similares a los humanos, con las características que habrían de tener en un gigante, pero son pocos y no debemos excedernos en las conclusiones. En cualquier caso, no debiera extrañarnos la existencia de simios gigantes, puesto que ha sido una constante en muchos grupos zoológicos la existencia de versiones gigantes entre sus representantes. Casos destacados son tiburones, cocodrilos que doblaban en tamaño a los actuales, perezosos, rinocerontes, libélulas, arañas y, por qué no, monos.146

Leakey y sus hombres prehistóricos Louis S. B. Leakey ha sido uno de los antropólogos que más ha influido, en el contexto evolucionista, a cambiar la idea de un origen del hombre en Asia, y situarlo en África, idea que propuso Darwin, pero que después caería en el descrédito. Sin embargo, sus ideas sobre la antigüedad del hombre, que conservaría durante toda su vida, no pudo verlas respaldadas por una gran parte de la comunidad científica, puesto que se trataba de una heterodoxia en el ámbito de las ideas establecidas. Aclaremos que, según la teoría de la evolución, el hombre actual surge hace 90.000 años, a lo sumo, lapso de tiempo infinitesimal en la escala geológica, y que Leakey tampoco pretendió situar su origen a decenas o cientos de millones de años de la actualidad. Pero sí es cierto que encontró pruebas de la existencia de hombres con una morfología propia de los actuales, en fechas relativamente lejanas para el evolucionista. - 37 -


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