160
DOSSIER
DE GUAYAQUIL
VENTANALES • UNIVERSIDAD CASA GRANDE • AÑO X No 17
afro en la Los descen independencia dientes de guayaquil
La Columna de los Próceres de la Independencia, ubicada en la Plaza del Centenario de Guayaquil, muestra, fundidos en bronce, los nombres de varios de los afrodescendientes que tuvieron una destacada actuación el 9 de octubre de 1820 y los meses subsiguientes, entre ellos, José María Peña, Vicente Ramón Roca, Francisco María Claudio Roca, Gerónimo Zerda, Manuel I. Murillo, Juan M. Murillo y Damián Nájar, quien aparece como Nájera.
Desde los inicios de la conquista y colonización española, ya figuraban los africanos y afrodescendientes como esclavos; y algunos libres como Francisco de Trigueros, conquistador y después tesorero real de Guayaquil por 30 años, desde 1537.
Casi desde los inicios del siglo XVII, los documentos muestran la presencia de afrodescendientes libres y con holgura económica. En los testamentos y censos realizados en Guayaquil, se observa no solamente a miembros de la Compañía Socorrida de Pardos a fines del siglo XVII, sino también a oficiales y tropa perteneciente al Regimiento de Pardos de Guayaquil, en el siglo XVIII, quienes tuvieron una importante presencia en la sociedad y en el proceso emancipador del 9 de octubre de 1820. A estos negros libres se los llamaba “pardos”. Algunos fueron altos oficiales con una destacada participación durante el ataque del almirante Brown a Guayaquil, en 1816, y cuatro años más tarde, en la gesta del 9 de octubre. También hay una buena cantidad de documentos en los que constan como hacendados, unos con mayor o menor cantidad de tierras cultivables, algunos eran productores de cacao, y otros con ganado, pero lo más sorprendente es que algunos de ellos eran propietarios de esclavos afrodescendientes.
Foto: Del Guayaquil Romántico (Roura Oxandaberro)
Durante todo el periodo colonial español, los afrodescendientes tuvieron una amplia participación en el desarrollo laboral de la sociedad guayaquileña. Esto, sin contar el creciente mestizaje entre estos hijos de África con los descendientes de españoles, tal como lo indica la descripción de Guayaquil de 1605, la cual registra un número creciente de negros y mulatos con una población casi a la par con la de los blancos.
Para la segunda mitad del siglo XVIII, según María Luisa Laviana (1987), Guayaquil tenía una proporción de tres afrodescendientes por un blanco. Así mismo, Jorge Rodríguez Ordóñez (2015), citando a Michael Conniff, señala que, entre 1780 y 1790, la mitad de la población de la entonces provincia de Guayaquil estaba conformada por negros y mulatos, muchos de los cuales ya habían alcanzado una posición prominente ahí. Guayaquil, era considerado una ciudad abierta, un puerto de gran comercio y producción para la época, particularmente debido a la producción y exportación de cacao, la existencia del astillero, y la exportación de madera, lo que facilitó enormemente el desarrollo de los afrodescendientes,