Vislumbres de Porvenir Compilaciรณn: Eduardo Flores Castillo
1
© Primera edición: Secretaría de Cultura de la Ciudad de México Se permite la reproducción total o parcial citando la fuente. Avisar de cualquier uso al correo: unidad.plateros@gmail.com Mayor información y fotografías: www.facebook.com/unidad.plateros Si tienes fotos, documentos, anécdotas o comentarios que tengan que ver con los hechos aquí descritos, ¡Comunícate con toda confianza! Por el WHATSAPP PLATEROS: 55-1692-2364. Por el correo: unidadplateros@gmail.com Por la página de facebook: www.facebook.com/unidad.plateros ¡Muchas gracias!
Este material se realiza en colaboración con el programa social “Colectivos Culturales Comunitarios Ciudad de México 2019” Este programa es de carácter público, no es patrocinado ni promovido por partido político alguno y sus recursos provienen de los impuestos que pagan todos los contribuyentes. Está prohibido el uso de este programa con fines políticos, electorales, de lucro y otros distintos a los establecidos. Quien haga uso indebido de los recursos de este programa en el Distrito Federal, será sancionado de acuerdo con la ley aplicable y ante la autoridad competente.
2
Indice Indice.........................................................................................................3 Presentación .............................................................................................4 Prólogo......................................................................................................6 La Historia de Plateros en cinco breves visiones................................7 Memorias de Plateros ...........................................................................36 El Comité Ejecutivo de Colonos o las tres veces que le dije “si” al Delegado.................................................................................................50 La bruja y el hada ..................................................................................54 La Llorona de Plateros..........................................................................61 Llegamos a Plateros ..............................................................................63 El lado siniestro .....................................................................................65 Son de La Cascada ................................................................................77 Un día con Ángel y Licha ....................................................................79 Dónde está Doña Vero? ........................................................................84 El lugar soñado ......................................................................................88 Plateros y Oriente ..................................................................................91
3
Presentación Somos nuestra memoria, somos ese quimérico museo de formas inconstantes. Ese montón de espejos rotos. Jorge Luis Borges (1969) Caminar, entrevistar, dialogar, escribir, describir y contar; son solo algunos verbos que animan e impulsan el andar constante de un cronista. Señal inequívoca de encuentros con el otro, con la memoria, pero no una memoria que sólo mira al pasado, sino una memoria que construye un futuro de posibilidades. A través de la palabra y la tinta se dejan plasmados instantes notables y cotidianos, registros urbanos, composiciones narrativas, se hace presente la intimidad que guardan las paredes de un departamento, o mejor aún: la intimidad que se tiene al compartir un espacio común, donde todos nos hacemos uno. Vivir en unidad habitacional es aprender a compartir los pasillos, los ruidos cotidianos, los disgustos familiares, los olores de la comida hirviendo sobre la estufa. Los gritos de las mámas evitando algún acontecimiento inaudito. Es compartir la música de jóvenes que están convencidos que el volumen alto y el arte los hace libres o de adultos mayores que encuentran en la radio la compañía perdida o el detonador perfecto de un recuerdo. Es compartir los gritos de niños correteándose entre las explanadas o jardines. Es compartir el llanto de algún corazón roto bajo la noche o por el contrario escuchar la melódica rítmica de una cama en llamas. Estas páginas son las letras y relatos de vecinos de la Unidad Habitacional Lomas de Plateros que acudieron al taller de Crónica Literaria, impartido de manera gratuita gracias al apoyo del programa Colectivos Culturales de la Secretaria de Cultura de la Ciudad de México en su emisión 2020. Estos escritores emergentes nos dan cuenta de lo que es vivir rodeado de los otros, compartiendo el espacio de vida. Estas historias van desde un predio lleno de vegetación y ríos, un manicomio que echa a volar la imaginación y la locura del espectador, el ideal de vivienda 4
digna, hasta llegar a las historias que suceden cuando miramos a los que nos rodean. Espero que como lector disfrutes estas historias y formes parte de este montĂłn de espejos, que somos todos. Libia Ennedi Ortiz Coordinadora del taller de CrĂłnica Literaria Plateros, otoĂąo 2020.
5
Prólogo Ciudad de México. Serpiente de nubes. Edificio F-10 hasta lo aéreo, es decir: departamento 44, último piso. Código postal 1480 con un cero a la izquierda. En este domicilio un colibrí se asoma diariamente a la ventana para inventar el día desde el zurdo estallar de la vidriera. Fragmento del poema “Primera Carta”, del panameño Ramón Oviero, vecino de Plateros por 20 años, huyendo de la persecución política en su país
Plateros es una Unidad Habitacional diseñada para unos 30,000 habitantes, ubicada en la Alcaldía Álvaro Obregón en la Ciudad de México. Ahí crecí y vivo actualmente. Cuando niño fui muy feliz aquí, sintiendo gran cariño y orgullo por este lugar. La Unidad tiene una vida rica y compleja con méritos propios por su naturaleza, por su arquitectura, pero sobre todo por sus habitantes. Sin embargo, al crecer me di cuenta de que la Unidad es percibida por muchos como un entorno malsano, inseguro y triste, incompatible con mis recuerdos y los de muchos amigos y vecinos. Dediqué cerca de 10 años a investigar por qué. En 2016 la Universidad Autónoma Metropolitana me dio la oportunidad de publicar un texto con mis hallazgos. Ahora con este nuevo texto, más corto, corregido y mejorado, pretendo respetuosamente actualizar esa memoria en las nuevas generaciones de platerenses, y proyectarla al futuro. De hecho, creo que la historia de Plateros es una sucesión de vislumbres de porvenir. Agradecemos a la Secretaría de Cultura de la Ciudad de México por el apoyo a este proyecto comunitario y participativo, que es la culminación de un proceso de más de 10 años de investigación. Eduardo Flores Castillo, 2020
6
La Historia de Plateros en cinco breves visiones Visión 1: Plateros antes de Plateros El lugar donde ahora está la Unidad Plateros siempre ha sido escenario de cosas importantes. Nuestro ecosistema fue vital para el Valle de México. Aquí ocurrieron eventos notables en todas las épocas de nuestra historia: en tiempos prehispánicos, la conquista, la colonia, la independencia, el porfiriato y la revolución. Inmediatamente antes de la Unidad, aquí estuvo “La Castañeda”, el legendario hospital psiquiátrico, que fue construido y luego destruido por razones políticas. El Valle de México tiene forma de “U”. Por el norte entran los vientos cargados de humedad. En la zona donde está Plateros las nubes se acumulan y forman una espiral en el cielo. A eso se refiere la palabra “Mixcoac”, de mixtli (nube), cóatl (serpiente) y oc (lugar). Normalmente se traduce como “serpiente de nube”, pero sería más propio decir: “donde las nubes se hacen remolino”. Esas nubes llueven en grandes torrentes, que antiguamente formaban ríos que desembocaban en el lago de Texcoco. Este sitio siempre fue famoso por su naturaleza exuberante llena de caídas de agua, grandes cuevas y abundante caza y pesca. "La Barranca de Mixcoac", cuadro de un muy joven Diego Rivera (1906), que se conserva en el Museo de Arte de Veracruz. Se aprecian las cuevas, grandes ahuehuetes en la cima y junto al río, y por supuesto las nubes perennes. Tomado de: www.museos-demexico.blogspot.com
El lugar fue nombrado por los aztecas “Nonoalco”, que significa “De donde vienen nuestras aguas”. “Nonoalco Tlatelolco”, nombre de la gran ciudad gemela de Tenochtitlan, puede
7
traducirse como “El montón de tierra a donde llegan nuestras aguas”. Siendo la mexica una civilización acuática, “el lugar de donde vienen nuestras aguas” debió tener una importancia trascendental. Además, desde tiempos prehispánicos existe muy cerca de aquí una pirámide dedicada a Mixcóatl (“el señor Tormenta”), dios de las tempestades, la guerra y la cacería. Se ubica frente al actual COSTCO, al otro lado de Periférico. La iglesia de Santa María Nonoalco, una de las más antiguas del continente americano. En el frente se colocó una virgen que fue encontrada hace apenas unos años enterrada en el atrio. Fotografía del autor.
Numerosos personajes históricos han pasado por esta zona. Durante la conquista, fue aquí que Hernán Cortés intentó convencer a los capitanes de Tlatelolco de abandonar a los aztecas. Al terminar la guerra, en este lugar los españoles construyeron la iglesia de “Santa María Nonoalco”, una de las más antiguas del continente. Durante la colonia, aquí se ubicó uno de los tres únicos huertos de aceituna (“olivares”) autorizados por la corona española para ser cultivados en la Nueva España. Un par de siglos después, el emperador Maximiliano y la emperatriz Carlota gustaban de pasear por las grandes extensiones de “piedra bola” del río Mixcoac. En el pueblo del mismo nombre vivieron Valentín Gómez Farías, cinco veces presidente de México, y Octavio Paz, premio Nóbel de literatura. La imagen más antigua que tenemos de la Barranca de Mixcoac la pintó aquí Diego Rivera. Durante la revolución, Emiliano Zapata ocupó el manicomio de La Castañeda (que se ubicaba donde ahora está Plateros); desde allí tomó el pueblo bajando por el río, y así logró ingresar y tomar la Ciudad de México. A finales del s. XIX, el Sr. Ignacio Torres Adalid, el hombre más rico del mundo en ese momento, poseía varias haciendas pulqueras. Entre ellas se encontraba La Castañeda, que sobresalía por su lujo y belleza. Se ubicaba donde ahora está Walmart Plateros, y estaba rodeada por un tupido bosque de castaños. Durante el Porfiriato, una parte de esa hacienda fue destinada al “Club Recreativo Campestre”, un salón de baile donde convivían ricos y pobres por igual. Esto era extraordinario en la sociedad
8
porfiriana, que era ferozmente clasista. Guardias rurales cuidaban el bosque. Los habitantes de los pueblos aledaños bajaban al pueblo de Mixcoac para vender flores y otros productos, navegando en canoas que pasaban frente a la hacienda. Entrada del Centro Recreativo Campestre. Se puede apreciar una escultura de Mármol que recibía a los visitantes. Tomada de: https://grandescasasdemexico.blogspot.mx
A principios del siglo XX, el presidente Porfirio Díaz compró la propiedad para establecer el Manicomio General de México, conocido como La Castañeda. El complejo siempre fue elogiado por su modernidad y su esplendor. Para llegar, el visitante atravesaba el bosque por hermosos senderos, y entonces se encontraba con un imponente conjunto de 24 edificios con huertas y campos deportivos. Había instalaciones muy innovadoras como: cine, estudio fotográfico (montado por Guillermo Khalo, padre de Frida), terapia de electro-choques y dos zonas de hidroterapia, entonces llamada “atención acuática”. Una muralla perimetral lo apartaba del mundo. Fuera de ella había tres casonas donde vivían los directores, y una pequeña villa para las enfermeras. Aunque al principio La Castañeda tenía los servicios de salud mental más avanzados, al terminar la revolución el hospital fue visto por el nuevo gobierno como símbolo de una modernidad porfirista conservadora y caduca. Mientras el secretario de salud, doctor Gustavo Baz, construía grandes hospitales, La Castañeda fue privada de presupuesto suficiente, y las condiciones de los internos cayeron hasta ser infrahumanas. El famoso artista José Luis Cuevas hizo una serie de dibujos de los enfermos, “como símbolo del dolor humano”. Hubo gran corrupción. Los internos cultivaban verduras y elaboraban productos de gran calidad como bordados, alfombras, muebles y ebanistería, pero no eran convidados de las ganancias. En 1965, el secretario de salud Rafael Moreno Valle visitó el hospital y constató el hacinamiento e insalubridad. En lugar de solucionarlos, el gobierno realizó una intensa campaña en medios de comunicación para “denunciar” las malas condiciones, y el presidente Gustavo Díaz Ordaz ordenó demoler el hospital hasta los cimientos. 9
El majestuoso conjunto fue despiadadamente demolido. Hoy sus restos, especialmente los sótanos, permanecen debajo de Walmart, el deportivo Plateros y las secciones D, E y F de la Unidad, del F35 hacia Periférico.
Mucho se dijo que la destrucción no era necesaria, y que los estupendos edificios podían haber sido rehabilitados y utilizados como centro de investigación o de especialidades psiquiátricas. Aparentemente la verdadera razón fue el negocio inmobiliario que representaba el terreno ante la cercanía de la Ciudad de México, que para entonces ya llegaba hasta sus puertas. De cualquier modo la superficie fue limpiada y preparada para recibir a la Unidad Habitacional Lomas de Plateros.
Visión 2: Un proyecto extraordinario El “Conjunto Habitacional Lomas de Plateros - Mixcoac” fue construido con dinero de los Estados Unidos. Fue un proyecto futurista con los más altos estándares de calidad, y sólo fue posible gracias a la Guerra Fría y a la ideología de la Revolución Mexicana. En la segunda mitad del siglo XX el mundo estuvo al borde de la guerra atómica. Tanques rusos y norteamericanos se apuntaron mutuamente en Berlín. Para bajar esa tensión, el presidente John F. Kennedy ideó la iniciativa “Alianza para el progreso”. Ésta consistía en reunir un fondo de 20 mil millones de dólares y aplicarlo en proyectos sociales en América Latina, para disminuir la llamada “tentación socialista”: el anhelo que muchos latinoamericanos sentían por los beneficios del socialismo. Uno de ellos eran las Unidades Habitacionales. Por su parte, el gobierno de México quería demostrar que el sistema emanado de la Revolución Mexicana era capaz de brindar a los trabajadores un alto nivel de vida, y presumirlo como propaganda en los Juegos Olímpicos de 1968. La Unidad Plateros fue uno de los pocos frutos pacíficos de la “Alianza…”, pues al ser asesinado Kennedy, el resto del dinero fue dedicado a proyectos militares.
10
Plena de recursos para su creación, la Unidad Plateros fue diseñada por un equipo difícil de igualar encabezado por Mario Pani, el mejor arquitecto mexicano de todos los tiempos. También incluía a los arquitectos Luis Ramos Cunningham, Abraham Zabludovsky y Teodoro González de León, así como artistas plásticos de renombre mundial: el alemán Mathías Göeritz y los mexicanos Germán Cueto y Jorge Dubón. Edificio de la sección D de Plateros, sin rejas y con árboles muy pequeños. Tomado de www.pinterest.com.mx
Plateros tiene un estilo funcionalista. En el diseño, Pani se basó en las ciudades prehispánicas, tanto en la combinación de cuerpos masivos con grandes explanadas y espacios abiertos, como en la fórmula de colocar los edificios sobre terrazas y taludes (planos inclinados). Hay un alto porcentaje de áreas verdes, y la disposición de los edificios permite que la mirada llegue muy lejos antes de topar con pared, eliminando la sensación de reclusión que ocurre en muchos fraccionamientos de los que se construyen hoy en día. Incluso se seleccionaron las especies de árboles, con el criterio de que hicieran mucha sombra pero no superaran la altura de los edificios, por seguridad. Se incorporaron instalaciones que en su época eran muy adelantadas: enormes cisternas subterráneas exclusivas para la Unidad; dos sistemas de desagüe, uno para el drenaje y uno pluvial para reinyectar el agua de lluvia en las áreas verdes; tubería de gas subterránea; transformadores eléctricos ocultos, y ausencia de red eléctrica secundaria (no hay cables eléctricos cruzando sobre nuestras cabezas). No hay columnas estructurales, sino que todos los muros son de carga. En las secciones A, C, D y E se instalaron impresionantes tiras de aluminio de la altura de los edificios, que regulan el intercambio térmico entre el interior y el exterior de los departamentos, ahorrando energía. Poco tiempo después se construyeron especialmente para los habitantes: jardines de niños, primarias y hasta una tienda “CONASUPO”, un supermercado propiedad del gobierno, con los mismos artículos que el comercio privado pero a menores precios. A pesar de estar eficientemente comunicada por el recién inaugurado Anillo Periférico, la Unidad era sorprendentemente silenciosa y tenía una espectacular vista de la Ciudad de México. 11
La Unidad Plateros está llena de valores artísticos. Las Torres de Mixcoac (sección A) están diseñadas para que desde el norte y el sur parezcan columnas colosales, no departamentos. En las secciones de colores (F, G, H, I), Göeritz aplicó su concepto de “arquitectura emocional”: un entorno visual que inconscientemente redujera el estrés por vivir en un lugar densamente poblado, y así favorecer la convivencia. Para ello diseñó un sistema compuesto por combinaciones de colores primarios sobre blanco y negro, que en perspectiva formaban murales abstractos ultramodernos de acuerdo al arte de esa época. Para coronar el proyecto, los artistas crearon las esculturas: “La Pirámide de Mixcoac” de Göeritz; “Serpiente” de Dubón (en la sección A), y “Sagitario”, de Cueto, en la sección F. Estas obras complementaban la “Ruta de la Amistad”, una serie de esculturas monumentales instaladas a lo largo del Periférico para celebrar la Olimpiada. La Pirámide de Mixcoac está al centro de un conjunto conformado por escultura triangular, plaza circular y edificios rectangulares. Es una prodigiosa combinación geométrica que envuelve totalmente al espectador sin agobiarlo. Por su parte, Sagitario, en la sección F, es una escultura de formas totalmente onduladas, colocada sobre un basamento piramidal al centro de un jardín cuadrado. Tenía un hermoso color gris satinado, que resaltaba entre los prados verdes y senderos rectos de tezontle rojo. Explanada y escultura estaban rodeados por edificios de colores primarios, que se equilibraban con el azul del cielo. El impecable juego de contrastes (curvas-rectas, piedra-plantasmetal, naturaleza-artificialidad, colores básicos-gris, etc.) conformaba una de las plazas más bellas del modernismo mexicano. Además, esta plaza y otra anexa, reproducen el esquema prehispánico de “Tlaltikpak”: un universo de cuatro rumbos y un centro (Ollin) que representa la convertibilidad de los opuestos. También había una estatua de bronce del presidente Valentín Gómez Farías en el deportivo del mismo nombre. El resultado general fue tan bueno que la Unidad Plateros fue admitida en un concurso de las Naciones Unidas para designar la obra de arte más grande del mundo, y ganó el segundo lugar, sólo detrás de otra Unidad Habitacional construida en Israel por el
12
artista hebreo Yaacob Agam. Plateros fue parte de un periodo de la arquitectura mexicana denominado “heroico”, en el cual lo mejor de la ingeniería y el arte se pusieron al servicio de la sociedad. Por todo esto, Plateros merece ser considerado patrimonio arquitectónico de la Ciudad de México. Combinaciones originales de colores primarios con blanco y negro, diseñadas por Mathías Goeritz. Reconstrucción digital elaborada por el autor.
Un aspecto muy particular de esta Unidad fue la relación con la naturaleza. Se ubicaba en medio de dos Barrancas: Mixcoac y Tarango, cada uno tenía al fondo un río vivo del mismo nombre, y un espeso bosque. Cada mañana nos ensordecían los pájaros saludando al sol, y nos dormíamos en un concierto de ranas y cigarras. Para ir a la iglesia de Monte Carmelo, en la colonia Alfonso XIII, aledaña a Plateros, debíamos cruzar laderas de zacate y un río Mixcoac disminuido, pero aún lleno de pequeños peces. Hacia el poniente, la ciudad terminaba aquí. En los cerros había grandes cuevas, donde se avistaban venados y víboras de cascabel. En la presa de Tarango, muy cercana a la Unidad, vecinos recuerdan unos extraños saurios “parecidos a cocodrilos, pero de hocico muy corto”. Abundaban las aves pequeñas como cenzontle, mirlo primavera, zanate mayor, gorriones y colibríes; medianas como aguilillas rojinegras y halcones “harris” y de cola roja; y hay numerosas historias de grandes aves, como lechuzas blancas que cruzaban la unidad por las noches desplegando sus alas enormes y hermosas, y águilas que llegaron a meterse a los departamentos. De las barrancas también llegaban murciélagos, “víboras de agua” (culebrillas de color verde vivo), tlacuaches, cacomixtles, camaleones, ardillas grises, doradas, rojas, cafés y negras, y un sin fin de insectos grandes y extraños. Espontáneamente nacieron en Plateros: magueyes, sábilas, yucas, tzompantles (colorines) y ahuehuetes (sabinos). Muchas de estas especies sobreviven y pueden verse en Plateros hasta hoy, aunque ahora la mayoría están en peligro de extinción. Posteriormente llegaron otras especies introducidas por los vecinos, especialmente árboles frutales como duraznos, higos, 13
guayabas, limones, naranjas, chirimoyas, mandarinas, aguacates, etc., y muchas flores. Algunas especies vegetales y animales en peligro de extinción, que aún se ven en Plateros: Yucas, cacomixtles y águilas.
Para que el diseño de la Unidad fuera armónico con el ecosistema, se usaron materiales locales como ladrillo de barro en diferentes tonos, así como piedra volcánica “chiluca” en paredes y taludes. Grandes rocas que se encontraron fueron usadas para adornar las áreas verdes. Incluso los “cilindros de prueba” que se producen en toda construcción para verificar la resistencia del concreto, fueron aprovechados como adorno, apilándolos en las esquinas de los jardines para suavizarlas. Por último, el arquitecto Pani decidió usar los extensos depósitos de piedra bola del río para construir un empedrado perimetral y otros pavimentos en todas las secciones de la Unidad, y así recordarnos a los habitantes la relación ancestral con el río Mixcoac. Pasillo entre el H2 y el H3 a principios de los años 70. Restauración digital elaborada por el autor.
Plateros comenzó a recibir “colonos”. Ellos conformaron una comunidad con un estilo de vida y un espíritu completamente nuevos en el país, llenos de sueños, optimismo y confianza en el futuro.
Visión 3: Nace una comunidad La población de Plateros tuvo en sus inicios una cultura de limpieza, honestidad, aprecio del estudio y el trabajo, y unidad entre los vecinos. Esto conformó una forma muy exitosa de ser y hacer la vida, y generó resultados extraordinarios. No he encontrado evidencia de una inauguración oficial de la Unidad. Las diferentes secciones entraron en funcionamiento en seis etapas, comenzando por la etapa I (sección i) en 1967, y
14
culminando con la etapa VI (sección A, Torres de Mixcoac) en 1972. A lo lejos, al otro lado de las barrancas, los pobladores de esas colonias -muchas de las cuales habían sido pueblos o haciendas- se sorprendían al ver crecer una pequeña ciudad perfectamente planificada. Decían: “Ahora sí, ¡Ya llegaron los ricos!” Y se sobaban las manos, pensando que de los habitantes de Plateros iban a obtener: buena ropa, buenos zapatos, pero sobre todo, trabajo. Al principio en la Unidad había muy poca gente. Los 7,310 departamentos tardaron más de una década en habitarse, a pesar de que se hacía publicidad en los periódicos a plana completa usando testimonios y bonitos retratos a lápiz de colonos reales. Por la vista elevada que se tenía de la ciudad, Plateros se anunciaba como “la región más transparente del Distrito Federal”. Nuestra primera generación de habitantes fueron jóvenes parejas de burócratas que compraron sus departamentos con créditos gubernamentales, o con una prestación social llamada “dote”, un estímulo que otorgaba el gobierno cuando un empleado se casaba, que alcanzaba bien para el “enganche”. No se le vendía a cualquiera. Cada aspirante era evaluado en una entrevista; si era una pareja, se pedía el acta de matrimonio legal. Se decía que comprar en Plateros era más difícil que entrar a escuela de monjas. La mayoría de los aspirantes eran hijos de obreros, campesinos e inmigrantes de provincia que con enorme esfuerzo personal habían logrado estudiar licenciaturas en instituciones públicas, gracias al sistema educativo emanado de la Revolución Mexicana. Ninguno olvidaba sus orígenes, y valoraban al máximo el estudio, el trabajo y el progreso. El ambiente vecinal era cálido y amigable. Los habitantes se identificaban unos con otros, como una gran familia. Esto le daba a Plateros un fuerte sentido de comunidad. Cuando yo era niño creía que la Unidad Habitacional era la forma de vida ideal. Las distancias entre las personas eran tan cortas, que yo sentía que vivíamos en una sola casa. Más que vecinos, yo veía a mis amigos como hermanos, o medios hermanos. Llegué a sentir pena por mis compañeros de escuela que vivían en colonias “normales”, con camiones rugiendo al otro lado de su puerta, sin los extensos prados, que para mí eran canchas de futbol. La vida
15
consistía en llegar de la escuela, comer, hacer la tarea y salir a jugar. Por las tardes los jardines estaban llenos de niños. Salíamos toda la tarde en bicicleta, patines, “patín del diablo”, “avalanchas”, o trineos improvisados con un simple cartón. Cazábamos lagartijas y unos voluminosos chapulines color verde brillante que llamábamos “toritos”. Enormes parvadas de palomas y zanates cubrían los cielos y jardines de Plateros. Si hacía mucho sol buscábamos algún jardinero que estuviera regando para beber agua de las mangueras, que era potable. Las tardes de los adultos eran alegradas por los cantos de cenzontles, gorriones y “primaveras”. De vez en cuando mi mamá se asomaba a la ventana para ver si estábamos bien. Sólo la caída de la noche indicaba el momento de regresar a casa. Otra de mis actividades favoritas era ir a las vías del tren con mi abuelo. Apenas pasando la sección A (Torres), estaba el ferrocarril de Cuernavaca. Poníamos monedas para que las aplastara. Tenían que estar muy bien puestas porque si no, se volvían proyectiles que salían disparados en cualquier dirección. A veces esperábamos horas a que pasara, pero valía la pena sólo por ver su paso majestuoso. Cuando se empezó a poblar la Unidad, los “jardines de niños” y primarias no estaban terminados, así que maestros de la Secretaría de Educación Pública impartían clases en departamentos vacíos. En otros, la policía estableció “comandancias”, una en cada sección. En otros, por solicitud vecinal, instructores del Instituto Mexicano del Seguro Social realizaban talleres de tejido, corte y confección, mecanografía, cultura de belleza, banda de guerra, “integración familiar”, etc. Además, debido al anhelo de progreso de nuestros padres, por las tardes casi todos los infantes tomábamos clases extraescolares de idiomas u otras materias útiles para la vida y el trabajo. Las fiestas particulares se volvían eventos comunitarios. Todos los niños éramos bien recibidos en cualquier fiesta, ya fuera en áreas comunes o dentro de las viviendas. Se hacían muchas piñatas y se organizaban posadas casi en cada entrada. Frecuentemente en los andadores había serenatas y mariachis que los colonos 16
contrataban por el menor motivo, como un cumpleaños, de regalo para las novias o para celebrar a la Virgen de Guadalupe o el Día de las Madres. Eran memorables las larguísimas serenatas que el cantante Alberto Ángel “El Cuervo” le brindaba a su esposa cada año en el centro de la sección A (Torres de Mixcoac). El 10 de mayo, los jóvenes que pertenecían a las estudiantinas de las parroquias cercanas también traían serenatas e iban cantando y bailando de entrada en entrada, celebrando a sus mamás. El Día de Reyes, apenas amanecía se escuchaba la algarabía de escuincles celebrando en todos los departamentos. Nadie iba a la escuela y desde temprano los andadores y jardines estaban repletos de chamacos estrenando sus juguetes, especialmente bicicletas y el popular muñeco “Kid Acero”. Rápidamente aparecieron colectivos comunitarios como el equipo de fútbol “Leones Blancos de Plateros”, el grupo de rock “Espina”, y los grupos 229 y 239 de la Asociación de Scouts de México. Cada Día de Muertos un vecino del F1 instalaba con sus propios recursos una “casa de los sustos” junto al parque “El Huevo”, a la que asistían gratuitamente cientos de vecinos. Entre los colonos existía una fuerte sensación de ver qué podía aportar cada uno para mejorar la vida en la Unidad. No faltaban las historias de aparecidos. En la sección A, la gente escuchaba murmullos y portazos en los cubos de las torres cuando no había nadie en ellos; decían que eran los fantasmas de los internos de La Castañeda. En las secciones de colores, en los departamentos de hasta arriba muchísimas personas escuchamos ruidos de cosas deslizándose y rompiéndose, como si hubiera “duendes” jugando canicas o boliche sobre las azoteas inclinadas. También se habló de una “niña blanca” que se aparecía en la sección G. Pero nadie se asustaba, todos lo tomábamos como parte del folklore local. Los colonos extendieron generosamente su prosperidad a los habitantes de las colonias vecinas. Plateros fue una gran fuente de trabajo para tapiceros de muros, carpinteros de cocinas y closets, azulejeros de pisos y baños, maestros cortineros, albañiles tiroleros, e instaladores de alfombras y alacenas de metal, porque los departamentos se entregaron sin acabados: con piso de cemento colorado y paredes de yeso. Además, los platerenses 17
dieron generosos donativos durante muchos años a las parroquias de La Asunción y especialmente San Jerónimo Emiliani, la cual pasó de ser un galerón de lámina, al confortable templo que disfrutamos hoy. Había una sola Administración para toda la Unidad, que realizaba el mantenimiento, guardaba el orden, y en caso necesario realizaba obras mayores de forma rápida y eficiente. Por ejemplo, en las secciones de colores se descubrió que los departamentos de hasta abajo eran muy húmedos, pues sus pisos eran más bajos que los jardines circundantes; incluso algunos departamentos se inundaron, perdiéndose los muebles. La Administración mandó excavar nuevos niveles exteriores más bajos alrededor de 118 edificios, y los consolidó con pequeños taludes de piedra, cuidando que armonizaran perfectamente con el diseño original. La Administración proveía servicios que hoy parecen inimaginables, como vigilancia las 24 horas; no se permitía meter ni sacar muebles grandes entre las 6 de la tarde y las 6 de la mañana, y para hacerlo se requería un permiso. Había jardinería general cada seis meses, pintura exterior de los edificios una vez al año, y servicios gratuitos de cerrajería, plomería y electricidad dentro de los departamentos. El novedoso supermercado Aurrerá (ahora Walmart) proveía transporte gratuito desde la sección A hasta la sección I. El ambiente era muy fresco y limpio. No había rejas en los edificios ni en las áreas verdes. Todo esto tenía sus costos: estaba prohibido tener mascotas, tender ropa fuera de los departamentos, o hacer ruido después de las diez de la noche. Si alguien lo hacía, de inmediato llegaba personal de la Administración. Especialmente, no podías retrasarte en los pagos. Cuando alguien se atrasaba mucho, por la noche llegaban vigilantes y trabajadores y desalojaban el departamento. Al día siguiente llegaba la noticia: “¡Lanzaron a tal vecino! ¡Lanzaron a tal otro!”. La gente decía que era como terrorismo. Nuestro modelo de vida fue tan exitoso que de inmediato comenzaron a surgir platerenses destacados en los deportes, las artes y las ciencias. Aquí vivieron, entre otros: Joaquín Capilla, clavadista, considerado por muchos el mejor deportista mexicano de todos los tiempos, único mexicano que ha ganado cuatro
18
medallas en Juegos Olímpicos, además de ser medallista Centroamericano y Panamericano; la pintora feminista y crítica de arte Leticia Ocharán, presidenta de la Asociación de Artistas Plásticos de México y el Comité Mexicano de la Asociación Internacional de Artes Plásticas, ONG asociada a la UNESCO; el poeta Roberto López Moreno, que representó a México en encuentros literarios en varios países; el biólogo investigador Dr. José Sarukhán, que fue rector de la UNAM; y el físico nuclear Dr. Luis Flores Castillo, quien coordinó el grupo que descubrió el “Bosón de Higgs”, una partícula subatómica popularizada como “la partícula de dios”. Este hallazgo ganó el Premio Nóbel de física en 2013. También han vivido aquí numerosas figuras de la televisión como el físico Juan Carlos Iracheta, meteorólogo y divulgador científico del noticiero “Hoy Mismo”, el programa más popular de la televisión mexicana en los años 80; Francisco Xavier Chapa del Bosque, “el Increíble Profesor Zovek”, escapista, mentalista, maestro de artes marciales y figura de cine y televisión; el artista Alberto Ángel “el Cuervo”, que ha producido más de cien discos de música mexicana, cinco libros y varias exposiciones de pintura; el comediante Memo Ríos; las actrices de cine y televisión Macaria, Susana Dosamantes y Verónica Castro (cuando era muy jovencita); Claudia Ivette, quien encarnó durante años al famoso “Mimoso Ratón” del programa infantil educativo “Odisea Burbujas”; Tito Reséndiz, quien fue hasta su muerte la voz del payaso Krusty de los Simpson, y Eduardo Cuevas Tornell, integrante del dueto de parodia social “Los Tepichines”, y también redactor creativo del personaje de TV “El Compayito”. Mención especial merecen una serie de músicos jóvenes que desarrollaron su talento en Plateros en los años 90, como Miguel Ángel Kabuto, bajista del legendario grupo Antidoping, que fusionaba reggae, ska y ritmos caribeños con un sabor urbano; y los hermanos Mauricio y Francisco Sotelo, que junto con Cristóbal Pliego integran Cabezas de Cera, un grupo de rock progresivo, jazz y música experimental que utiliza instrumentos musicales de diferentes partes del mundo, como whistle, chapman stick,
19
didgeridoo y zurna, así como instrumentos fabricados por ellos mismos.
Chayito ganó los mundiales Masters de Miyazaki 1993 (Japón), Scarborough 94 (Canadá), Buffalo 95 (EU), Durban 97 (Sudáfrica), Gateshead 99 (Gran Bretaña), Brisbane 2001 (Australia), Carolina 2003 (Puerto Rico) y San Sebastián 2005 (España). Tomado de www.vitaminasparaelexito.com
Finalmente, con mucho cariño recordamos a nuestra vecina del F2, Rosario Iglesias “Doña Chayito”, voceadora de periódicos y corredora atlética categoría Masters. Comenzó a correr a los 80 años y ganó 104 medallas nacionales e internacionales; compitió en los 5 continentes y rompió 25 récords mundiales antes de retirarse a los 95 años.
Todas estas personas encarnaron idealmente la voluntad creadora y la vocación progresista de Plateros. Sin embargo no todo fue miel sobre hojuelas. La Unidad estaba a punto de vivir tiempos aciagos, que pondrían a prueba la fuerza de nuestro espíritu comunitario. Visión 4: Tiempos de Quebranto Con las Unidades Habitacionales pasó lo mismo que con La Castañeda. En su momento fueron presumidas como símbolo de un proyecto de país, pero al cambiar el modelo económico, el gobierno las despojó de los apoyos necesarios para funcionar y las abandonó a su suerte. Ante esa circunstancia, los vecinos no supimos mantenernos unidos, y fuimos presa de abusivos y oportunistas. Los tres hechos decisivos fueron: la pérdida de administraciones, el cambio generacional y la imposición de “líderes” corruptos. Pero el origen de todos nuestros principales problemas es la falta de unidad vecinal.
20
El primer hecho determinante para el deterioro de nuestro nivel de vida, fue la pérdida de la Administración General y las administraciones seccionales. En la década de 1980, el gobierno mexicano abandonó el modelo de “estado de bienestar” y se volvió “neoliberal”, lo cual significa que el Estado renuncia a su facultad de intervenir en la economía y el mercado se convierte en el único regulador de la sociedad. Esto provoca que todos los derechos dependan de la capacidad económica de las personas. Sin la participación del gobierno como elemento equilibrador, la desigualdad social, política y económica aumenta, y los problemas sociales se agudizan. Este cambio de sistema tuvo graves consecuencias en el nivel de vida de los platerenses. Al principio, Plateros era administrado por una institución del Gobierno Federal llamada “Asociación Hipotecaria Mexicana”, que después fue sustituida por el estatal “Banco Mexicano SOMEX”. Cuando se vendió el último departamento, el gobierno transfirió la Administración a los vecinos, pero no de forma integral, sino dividida en ocho diferentes “regímenes condominales”, uno por cada sección: A, C, D, E, F, G, H, I. En cada una se hizo una Asamblea para elegir una Administración Seccional. Los vecinos presentaron planillas y se hizo una votación. Las administraciones vecinales electas recibieron los planos, el archivo y el dinero del fondo de reserva, pero no hubo un proceso de capacitación, ni para las administraciones ni para los habitantes. Casi ninguna de estas administraciones logró subsistir. A partir de ese momento, cada “manzana” tuvo un destino diferente. Por falta de mantenimiento, casi de inmediato el desagüe pluvial quedó azolvado; los jardines salieron de control y los taludes comenzaron a dañarse. Fotografía del autor.
Ahora, el estado físico de cada sección corresponde exactamente al estado de su administración. La A (Torres de Mixcoac) siempre ha tenido Administración y nunca ha dejado de mejorar. Las secciones de ladrillo (C, D, E) eligieron administraciones por
21
edificio, y se han mantenido más o menos en buen estado. En las manzanas de colores (F, G, H, I) los vecinos se dividieron en “autoadministraciones”, primero por edificio y después por entrada (cada edificio tiene 1, 2, 5 ó 6 entradas). Finalmente, la mayoría se quedaron sin ningún tipo de administración. Estas secciones se deterioraron a una velocidad sorprendente. La ausencia de Administraciones Seccionales es muy grave porque tenemos una gran cantidad de áreas comunes e infraestructura compartida. Si los edificios se “autoadministran”, nadie se hace cargo de ellas. Los sistemas hidráulico, eléctrico, de gas y de desagüe son uno solo y el mismo para todas las secciones (A, C, D, E, F, G, H, I), y son diferentes a los de las colonias vecinas. Al dividirnos en diferentes regímenes, estos extraordinarios equipamientos fueron abandonados. Enormes bombas y tuberías hidráulicas quedaron inservibles por falta de mantenimiento. Hoy, dos de las tres cisternas están fuera de servicio. En todas las manzanas excepto la A, se suspendieron los servicios generales de vigilancia, jardinería y limpieza. Sin mantenimiento adecuado, los taludes se llenaron de maleza y comenzaron a perder piedras. Nuestros árboles se infestaron de plagas como muérdago, algodoncillo y gusano barrenador. Las lagartijas, culebrillas y animales grandes dejaron de verse. Desapareció la diversidad biológica y algunas especies animales y vegetales se volvieron plaga, como las palomas, ardillas, enredaderas y bugambilias. Hasta los abundantes “toritos” se extinguieron, dejando el paso a una chinche negra que llamamos “willis”. El colosal sistema de bombeo hidráulico quedó inservible por falta de mantenimiento. Esta es la sala de máquinas de la cisterna principal, la C1, que se ubica en la sección H y da servicio a las secciones A, C, D, E y F. Ahora sólo funciona por gravedad. Fotografía del autor.
Entonces ocurrió un segundo fenómeno crucial en la vida de nuestra comunidad: el cambio generacional. Plateros fue víctima de su propio éxito. Los colonos originales envejecieron y sus hijos, que alcanzaron altos niveles educativos, se fueron de la Unidad, muchas veces al extranjero. La población
22
de adultos mayores aumentó. Las viviendas empezaron a desocuparse al fallecer sus moradores. El deterioro de las instalaciones provocó un descenso en el valor de los departamentos y de las rentas. En ese momento llegó una segunda generación de habitantes que no conocieron el estado original de la Unidad, ni su cultura. Muchos de los recién llegados eran personas responsables, decentes y trabajadoras con oficios honestos: jardineros, dulceros, herreros, y profesionistas, que aportaron mucho a la cultura de la colonia; pero hubo un grupo que tomó actitudes negativas, que nos dañó bastante. Se empezaron a realizar malas prácticas condominales como: cubrir áreas verdes con cemento; plantar árboles de especies inadecuadas como pinos y eucaliptos (que por su altura son derribados por los vientos) o hules y jacarandas (que por tener raíces expansivas rompen y levantan las banquetas); tender la ropa por fuera de los edificios e instalar cables y antenas de TV de paga sobre las fachadas. Se introdujeron miles de mascotas. Casi ningún dueño levantaba las heces, no les ponían correas y las acostumbraban a orinar y defecar en andadores y áreas verdes. La Unidad se llenó de malos olores. Otros vecinos colocaban veneno para ratas, pero las víctimas eran las aves grandes, ardillas, perros y gatos. Los jardines dejaron de ser lugares de esparcimiento. Conocimos por primera vez el consumo de alcohol y drogas al aire libre y las fiestas escandalosas sin ninguna consideración hacia los semejantes. En las secciones de color, ante el deterioro de la pintura, algunos vecinos empezaron a pintar por sus propios medios, cambiando los colores. Luego sufrimos una oleada de graffiti ilegal que dejó la Unidad casi irreconocible. Entonces, el gobierno delegacional mandó pintar toda la Unidad con gamas completamente distintas a la original. Así se perdió definitivamente la obra magistral de Mathías Göeritz. Grafitti ilegal de 5 y 6 metros cubrió la Unidad, primero en las paredes y luego en los taludes de piedra volcánica, dañándolos gravemente. Fotografía del autor.
En suma, se rompió el sentido de identidad. Muchos ya no pensaban en “qué dar a Plateros”, sino en “qué tomar de 23
Plateros”. Algunos vecinos retiraron piedra bola del empedrado perimetral y la usaron para adornar sus propios jardines. Las áreas comunes empezaron a ser invadidas y los jardines se llenaron de alambre de púas (que está prohibido). Comenzaron a ser robadas las tapas del drenaje (coladeras), así como las puertas metálicas de cubos y medidores de luz y las protecciones de herrería. Incluso la escultura de bronce de Valentín Gómez Farías desapareció. Las laderas adyacentes a la Unidad se cubrieron de casas. Sólo quedó una línea de grandes árboles indicando dónde corría el Río Mixcoac. Al fondo se ven los edificios de colores de Plateros. Fotografía del autor.
Por otra parte, la ciudad creció incontenible. Las laderas adyacentes se llenaron de asentamientos irregulares que se volvieron colonias. Nuestras vialidades, que eran locales, se volvieron de paso. El tráfico y el estacionamiento se convirtieron en problemas gravísimos. Los ríos se contaminaron y fueron entubados. Gente desconocida comenzó a ingresar a Plateros a robar ropa de los tendederos y a los transeúntes. En los años 90 las áreas verdes estaban prácticamente destruidas y había montañas de basura por doquier. El miedo y la desconfianza se apoderaron de los vecinos, que levantaron barrotes para “protegerse” unos de otros. Ante una ola de robos de autopartes, los estacionamientos se llenaron de jaulas. Las rejas se extendieron a las entradas de los edificios, las ventanas y las áreas verdes. Se gastaron millones en enrejar secciones completas. Incluso la sección D, la más pequeña (sólo diez edificios) se dividió internamente en tres partes, impidiendo el paso libre entre los vecinos de la misma manzana. Se acabó la vida comunitaria y Plateros se transformó en una “unidad dormitorio”: la gente hacía su vida en otros lugares y sólo venía a descansar. Lo peor vino después: la imposición de “líderes”, caciques violentos que eran títeres de gobernantes corruptos. Este es el tercer factor que deterioró nuestro nivel de vida. Hasta hace muy poco, en la ciudad de México no se votaba por gobernantes locales. El Presidente de la República designaba
24
directamente al “Jefe del Departamento del Distrito Federal” (gobernador), y éste a los “Delegados Políticos”, sin ningún tipo de consulta ni participación de los habitantes. Apenas en el año 2000 comenzó a haber elecciones para estos cargos. Sin embargo los nuevos funcionarios no se portaron a la altura y reprodujeron el sistema autoritario hacia abajo, hacia los habitantes. Unos 10 años después se introdujeron en Plateros prácticas que eran desconocidas para nosotros, que nos sorprendieron e indignaron. Contemplamos avergonzados el reparto de despensas a cambio del voto, y la aparición de caciques impuestos por el “Jefe Delegacional”. Estos personajes pasaban alternativamente de ser “representantes de la comunidad” a funcionarios delegacionales, y a coordinadores de campaña de su partido político. Cada que había una obra pública, como podas, pintura o cambio de banquetas, se presentaban en el lugar y se comportaban como si ellos la hubieran gestionado, aunque en realidad no tenían nada que ver. Se comportaban como “jefes” aunque no tenían ningún cargo oficial. Pronto se convirtieron en grupos de choque, que explotaban a los vecinos haciéndoles cobros ilegales como: “cooperaciones” por obras gratuitas (por ejemplo arreglo de luminarias), “permisos” inexistentes para poner puestos en las banquetas, o “lugares” en estacionamientos comunitarios. Coludidos con funcionarios corruptos y vecinos abusivos, promovieron la apropiación de nuestras áreas comunes (jardines, subestaciones eléctricas, andadores, etc.) por parte de tianguistas, pepenadores y franeleros, a cambio de “cuotas”. Por una parte compraban la lealtad de los vecinos con dádivas -despensas, lentes, zapatos y programas sociales asignados de forma ilegítima, y por otra atacaban cualquier organización, obra o mejora que no proviniera del gobierno delegacional, así fueran sólo eventos culturales o comunitarios. Su principal herramienta era la mentira y la calumnia. Cuando éstas no bastaban, usaban la violencia. El objetivo de todo esto era mantener a la población desinformada y enfrentada, mientras el gobierno delegacional desviaba millones de pesos destinados a Plateros, hacia fines desconocidos. Una prueba es un jardín convertido en tiradero clandestino, que está en la esquina de Francisco de P Miranda y Circuito Uno, entre las secciones C, E y F. Se le asignaron recursos del “Presupuesto
25
Participativo” por casi un millón de pesos a lo largo de varios años, para convertirlo en un supuesto “Centro de Reciclaje”. Sólo se levantó un murito de 1 m de alto y una reja. Podría ser el muro más caro del mundo. Los “líderes” firmaban de conformidad con estas obras inexistentes. Estas transas ni siquiera son originales de Plateros, se hacían de la misma forma en toda la ciudad. Esta práctica mafiosa envenena el alma de la comunidad, especialmente a los jóvenes, pues les enseña que lo importante no es el trabajo, el estudio o la decencia, sino estar bien con “su líder”, para recibir de él privilegios ilegítimos. Un ejemplo de como este sistema degenera la conciencia social, son los estacionamientos de la parte alta de la Unidad. Cuando el gobierno de la ciudad construyó el Eje 5 Poniente Alta Tensión en 2005, ocupó un parque que estaba entre las secciones G y H, que los vecinos llamábamos “El Óvalo”. Ahí se estacionaban más de 200 autos. A cambio, el gobierno cedió tres terrenos “para estacionamiento gratuito de los habitantes de Plateros”. Sin embargo un pequeño grupo encubierto por el gobierno delegacional empezó a cobrar por su uso, obligando además a los usuarios a asistir a mítines, firmar panfletos y financiar eventos de propaganda, que luego eran presentados como dádivas personales. También se les empezó a obligar a votar por determinadas opciones en cualquier tipo de votación. Todo esto viola no sólo el código mercantil, la ley electoral y el código penal, sino también los derechos humanos. Sin embargo muchos vecinos lo aceptan para no “perder su lugar” en el estacionamiento, sin tomar en cuenta de que esos grupos solo pueden vivir y abusar de ellos, mientras ellos mismos les sigan dando dinero. A la fecha esta situación continúa. En resumen: a pesar de la violencia y el desvío de recursos, el peor daño que hicieron los grupos de choque fue dividir a los platerenses y debilitar su espíritu comunitario. Sin duda alguna, esto es lo que más ha dañado a la Unidad Plateros en toda su historia.
26
Una mafia formada por autoridades delegacionales corruptas, "representantes vecinales" espurios, y grupos ajenos a la Unidad, se apropiaron de numerosas áreas comunes, como este jardín de la sección F que fue convertido en tiradero clandestino. En realidad aquí se realizaba el negocio ilegal de la pepena, al costo de nuestra salud y patrimonio. Los materiales reciclables ya separados (papel, madera, metal, vidrio, etc.) eran retirados diariamente en un camión propiedad de la Delegación Álvaro Obregón. Fotografía del autor.
Frente a todo esto, los platerenses hemos respondido siempre con entereza. Aún teniendo todo en contra, los vecinos hemos tenido logros sorprendentes; se han revertido muchos de los daños, y se ha avanzado en recuperar el nivel de vida y la cultura original de la Unidad Plateros. De eso trata la siguiente y última parte de esta historia. FOTO DE PORTADA: Cambio de color en los departamentos, consumo de alcohol al aire libre, ropa tendida por fuera de los edificios, todas estas fueron consecuencias de la pérdida de las Administraciones Generales por Sección en las manzanas de colores. Fotografía del autor.
Visión 5: El Renacer Ciudadano Desde los años 90, Plateros sufre el abandono gubernamental y el acoso de grupos de poder. Nuestra respuesta ha sido siempre la organización vecinal. Eso es lo único que ha podido detener los daños y recuperar la vida comunitaria. En Plateros la participación vecinal ha tenido efectos reales en la vida de los habitantes, y estamos cerca de consolidar una conciencia de unidad vecinal que nos permita recuperar nuestro nivel de vida original. La necesidad de unidad se ha materializado a lo largo de nuestra historia de tres formas: movimientos por alguna situación especial; organizaciones para mejorar aspectos específicos de la comunidad, y la creación de espacios democráticos y autogestivos.
27
Algunos de los movimientos vecinales platerenses más importantes han sido: a favor del Deportivo Plateros; por un cobro justo del gas natural, y contra el basurero de la calle 5 de Mayo. El movimiento “por el Deportivo Plateros”. Después de la construcción de la Unidad, por 20 años quedó baldío un terreno muy grande entre las instalaciones de la Escuela Nacional Preparatoria No. 8 y el supermercado Aurrerá. Estaba destinado a la sección B y a un hospital de Cardiología de la UNAM, pero al llegar la Olimpiada estas obras fueron canceladas. Sólo quedó ahí un arco metálico que daba la bienvenida a Plateros, en medio de milpas, pastos y restos aplanados de La Castañeda. Los vecinos lo usábamos para correr y hacer días de campo. En 1990, empresarios en contubernio con el gobierno delegacional pretendieron instalar ahí un tianguis de autos y un bazar llamado “Periplateros”. Los vecinos nos opusimos, especialmente las mujeres, quienes impidieron con sus cuerpos el ingreso de maquinaria pesada. La Delegación intentó varias veces comprarnos con privilegios como lugares de estacionamiento y empleos en el bazar, pero nos mantuvimos firmes. Cada día que el gobierno pavimentaba alguna zona del predio, por la noche los vecinos rompíamos el asfalto y reforestábamos con pirules (que aún viven). Incluso tuvimos que cerrar el Periférico para que nos hicieran caso. Cuando más tensa estaba la situación, Octavio Paz, vecino de Mixcoac, ganó el Premio Nóbel de literatura. El gobierno nacional buscó alguna obra para celebrarlo, y nos ofreció a los platerenses erigir en el terreno en disputa un parque en su honor, lo cual aceptamos gustosos. Paz también aceptó, con una condición: que él escogiera al arquitecto y aprobara el diseño. El elegido fue Teodoro González de León, que en su juventud había participado en el diseño de Plateros y para entonces era el mejor arquitecto mexicano vivo. Su proyecto fue impactante. Incluía, entre otras cosas: auditorio, foro al aire libre, jardín-museo, cafetería, canchas de tenis, pérgola, biblioteca subterránea y un largo paseo de palmeras estilo californiano. Sería el mejor parque público de todo el país. Sin embargo, cuando sólo se había construido aproximadamente el 15% del proyecto, se anunció la inauguración. El poeta se negó a asistir. Aún sin su presencia, en 1996 se fundó el “Centro Cultural, Recreativo, Ecológico,
28
Deportivo y Social Octavio Paz”. Unos años después se complementó con la alberca “Cristopher Tronco Sánchez”, atleta paralímpico que sí asistió al evento, y el lugar fue rebautizado simplemente como “Deportivo Plateros”. A pesar de todo, tener un parque y no un tianguis es un gran triunfo para los vecinos de Plateros. El “movimiento del gas” se originó porque entre 1991 y 1994 el precio del gas doméstico para Unidades Habitacionales aumentó 300%. Miles de Platerenses realizamos grandes asambleas por sección para elegir representantes, y con intensas negociaciones y manifestaciones logramos en 1997 la reducción del precio, la mejora del servicio y un nuevo contrato que eliminaba el corte del suministro en caso de inconformidad con el cobro. Respecto al “basurero de 5 de Mayo”, en 2017 el gobierno de la ciudad intentó construir a menos de 500 metros de la sección H de Plateros, una “estación de transferencia” que recibiría 1,200 toneladas de basura diariamente, provenientes de cinco delegaciones. Unidos con 22 colonias, especialmente Lomas de Tarango, realizamos una lucha en la que nos vimos obligados a cerrar calles como 5 de Mayo, Centenario y la intersección de Barranca del Muerto con Revolución. Helicópteros de policía volaban en círculos sobre nosotros cada vez más bajo hasta ensordecernos, luego subían y lo hacían de nuevo. Cientos de granaderos nos rodeaban. No desistimos. Finalmente los vecinos logramos que el proyecto fuera cancelado. Además de los movimientos anteriores, que fueron largos y complejos, los platerenses hemos sido exitosos en pronunciamientos más locales, por ejemplo: Los “mítines culturales”. Los organizaban vecinos integrantes del Partido Comunista en los años 70, en explanadas de las diferentes secciones. Comenzaban dando información y culminaban con trovadores de “nueva canción latinoamericana”. Protestaban por abusos por parte de empleados de la Administración, y lograron su cese.
29
La lucha por el parque “Francisco de Paula Miranda”. El terreno ubicado entre la preparatoria 8 y la colonia Merced Gómez estaba destinado a los edificios C11 a C17 pero estos no se construyeron. En los años 90 el gobierno intentó urbanizar ese espacio y los vecinos lo impedimos. En 2015 el parque fue mejorado con un estupendo gimnasio gratuito donado por la Comisión Nacional del Deporte CONADE, que el día de hoy es manejado por vecinos de Merced Gómez, aunque el terreno es propiedad del gobierno de la ciudad. La ecología y el amor por las plantas y animales de nuestra Unidad. Los platerenses crean jardines ornamentales y cultivos hidropónicos. Hay quienes tienen por mascotas: halcones, patos y cerdos. Otros construyen casas para perros callejeros y estanques con peces dorados. Cuando se fundó nuestro primer Centro Comunitario, los condóminos decidimos en Asamblea que fuera ecológico, y se le puso por nombre “Jaime Ortiz Hernández”, en honor a un vecino del F17 que perdió la vida por defender nuestras áreas verdes. Después, el Centro fue rebautizado “ECOPLATEROS”. También tenemos el grupo “ProAnimales Plateros”, que se dedica a rescatar cualquier tipo de animal en peligro en Plateros, desde perros y gatos abandonados hasta panales de abejas en peligro de ser destruidos. Es muy ilustrativo analizar lo que pasó con el programa Ollin Callan 2009, de la Procuraduría Social, que es la autoridad del Gobierno de la Ciudad encargada de atender a las Unidades Habitacionales. Ese año, por medio de este programa se dieron grandes recursos a las secciones más grandes de Plateros: la F y la H. Los vecinos de la F decidieron en Asamblea que lo más importante era favorecer la convivencia, así que se invirtió el dinero en mejorar las áreas comunes y lugares de encuentro. Se repararon 11 explanadas, el parque “El Huevo” y todas las luminarias; se mejoraron los accesos con adoquines y rampas de discapacidad, se repararon los andadores y se instalaron desagües para evitar las inundaciones. Se colocaron 10 luminarias solares a lo largo del Andador Central y una atractiva protección de herrería para evitar pelotazos a los transeúntes junto a nuestra explanada más grande (F19); se construyeron el Centro Comunitario y un escenario en la Plaza Cívica Plateros (entre C19 30
y F3). Todo esto mejoró sustancialmente la convivencia entre todas las secciones de Plateros. En cambio, en la sección H, el criterio que prevaleció no fue la Unidad Vecinal, sino “protegerse de los extraños”. Los recursos se usaron para una reja perimetral que, según los vecinos de esa sección, sólo detiene “a la policía y a los bomberos”. Fue una drástica demostración de que la unidad vecinal mejora la calidad de vida, y la división no. Por otra parte, los platerenses siempre organizaciones vecinales independientes:
hemos
formado
Todavía no terminaban de construir la Unidad cuando ya teníamos nuestra primera organización: el “Comité Ejecutivo de Protección de Intereses Comunes de los Habitantes de la Unidad Lomas de Plateros Mixcoac”, que después pasó a llamarse “Comité Ejecutivo de Colonos Lomas de Plateros”. Durante los años 70 y 80 se dedicó a defender a los vecinos que corrían el riesgo de ser lanzados. “Nunca se pidió nada gratis para nadie”, sino que a vecinos de las secciones F, G, H, I se les apoyaba gratuitamente en materia legal y contable para que pudieran pagar su deuda. A mediados de los 70 apareció el “Consejo de Delegados en Defensa de Plateros”, dedicado a exigir un correcto mantenimiento de la Unidad por parte del gobierno. En los años 90 aparecieron: el “Comité Defensa de Plateros” (secciones A, C, D, E, F), dedicado a desarrollar el proyecto del Deportivo Plateros, y el “Frente Habitacional Humanista de Plateros” (secciones G, H, I), el cual intentó “elevar el espíritu de la comunidad” publicando el pasquín “La Unidad”, donde se hablaba de valores comunitarios y se explicaba cómo los grandes movimientos sociales del país afectaban nuestra vida diaria. Poco después, en la sección A (Torres de Mixcoac) surgió la “Asociación Vecinal Álvaro Obregón”, que proponía: “oponerse a seguir perdiendo beneficios sociales, económicos y ambientales (…) por apatía y desidia”. Actualmente tienen mucha actividad el grupo de Adultos Mayores “Amigos de la Vida”, que organiza paseos turísticos gratuitos, clases y actividades; el colectivo cultural “Comunidad de Saberes Unidad Plateros”, y los Libro Clubes de Plateros. Todos
31
ellos operan de forma independiente y altruista, por medio de convenios con instituciones gubernamentales y privadas. Periódicamente surgen otros grupos como equipos deportivos, grupos de mujeres, scouts independientes, etc. Además de organizaciones, los vecinos también recuperado espacios y creado otros nuevos. Por ejemplo:
hemos
En la sección E habían quedado unos “departamentos muestra”, que fueron invadidos varias veces. En 2004 los vecinos recuperamos esos espacios y fundamos ahí la “Casa Emma Godoy para el Adulto Mayor de Plateros”. Inmediatamente los grupos de choque afines al gobierno delegacional intentaron apropiársela con violencia. La Casa resistió heroicamente durante 10 años. Finalmente en 2014, la Casa aceptó de la Delegación una remodelación, un subsidio y un administrador; así mejoró sus instalaciones, pero perdió su independencia. Después surgieron el “Centro Ecológico Comunitario ECOPLATEROS” (sección F), el “Centro Cultural Jacarandas” (sección E), y el “Foro Infantil El Colibrí” en el Parque “El Ochito” (entre las secciones H e I). Finalmente, a partir de 2010, el “Comité Integral Plateros” se dio a la tarea de integrar a todos los anteriores, con una fórmula sencilla: reunir a todos los grupos interesados en mejorar el nivel de vida de plateros, conservando cada uno sus objetivos y liderazgos, pero unidos para apoyarse entre todos. Es una especie de “grupo de grupos”. La única condición es que sean independientes de partidos políticos, gobiernos o iglesias, y que la participación sea voluntaria y altruista. Hay un Concejo con representantes de cada grupo y de cada sección (A, C, D, E, F, G, H, I). No tiene “líderes eternos”, sino que cada año se elige en Asamblea una Mesa Directiva. Aunque promueve las Administraciones, su objetivo no es volverse administración, sino recuperar la cultura comunitaria de unidad vecinal. Además de esta labor, el Comité Integral Plateros realiza gestión de obras públicas; constantes encuentros con funcionarios y autoridades, especialmente de policía; muchos cursos impartidos por la Procuraduría Social de la Ciudad de México, clases y 32
actividades. Se organizan Asambleas para asegurar que los platerenses de todas las secciones tengan acceso a programas sociales como las tarjetas del Bienestar y los programas de la PROSOC, cuidando siempre de que los Comités Vecinales de cada programa sean electos democráticamente. También ha implementado Jornadas Vecinales de Jardinería y Limpieza, y festivales culturales con gran diversidad de expresiones artísticas, como: rock, jazz, folk, guitarra clásica, coros de adultos mayores; danzas prehispánica, folclórica, butoh, árabe y aérea; muestra de la Guelaguetza, teatro y performance. En 2017, realizó un gran festival musical en la Plaza Cívica Plateros (entre C19 y F3) para celebrar los 50 años de la Unidad, en el cual casi todos los artistas fueron platerenses. Ese mismo año introdujo un servicio de vigilancia con una empresa profesional de seguridad privada, por primera vez en más de 30 años, excepto por las secciones A, C y D, que ya lo tenían. El Comité Integral Plateros tiene reuniones vecinales abiertas a todos los vecinos, todos los lunes del año en el Centro Comunitario ECOPLATEROS, a las que asisten vecinos de todas las secciones; tiene grupos de WhatsApp de Seguridad Integral, con presencia de las policías de la Ciudad y de la Alcaldía, y opera colectivamente la página de Facebook más grande y exitosa de la Unidad. Al ser independiente, cambiante y sin fines de lucro, el éxito de sus actividades depende completamente de la participación vecinal. Políticamente, los platerenses no somos fanáticos de un solo partido, ni nos gusta depender del poder. Mientras el PRI estuvo en el gobierno, la mayoría de los platerenses votaban por el PAN. Cuando ese partido llegó al poder, cambiaron su preferencia al PRD. Bajo ese régimen, Plateros votó masivamente por MORENA. Creo que nuestra cultura consiste en buscar siempre mejorar, y eso incluye ser crítico a los gobiernos. Por eso, en Plateros siempre ha sido un orgullo ser de oposición. Por otra parte, los platerenses hemos colaborado en las grandes luchas de la ciudad y del país. En los años 80, cuando se organizó en todo el Distrito Federal un “plebiscito ciudadano” para exigir elecciones locales, instalamos mesas de recolección de firmas
33
dentro de la Unidad. En 1997, tras el levantamiento del Ejército Zapatista de Liberación Nacional en Chiapas, vecinos de Plateros logramos que viniera un grupo de miembros del EZLN a hablar en la Plaza Cívica Plateros durante la gira de “1,111 pueblos zapatistas”. En 2006, después de la polémica elección presidencial, en protesta contra lo que muchos consideraron un fraude electoral, participamos en el “Plantón de Reforma”. Cerca de la Diana Cazadora, los platerenses instalamos un comedor en el cual se alimentaba gratuitamente a todo el que lo solicitaba. Lo abastecían los vecinos donando víveres en un centro de acopio ubicado en el edificio F34. En 2015, en el primer aniversario de la desaparición de 43 estudiantes normalistas en Ayotzinapa, jóvenes platerenses pintaron en muchos edificios la leyenda “43+”, como un recordatorio de esos estudiantes y de todos los demás desaparecidos del país. Además, después de los grandes sismos de 1985 y 2017, establecimos centros de acopio prácticamente en toda la Unidad y entregamos lo reunido directamente a los damnificados. Donaciones vecinales de equipo nuevo para colaborar en las labores de rescate tras el sismo de 2017. Fotografía del autor. Los platerenses somos abiertos y tolerantes, y aceptamos los cambios con alegría y curiosidad. Una prueba es que recibimos con calidez y entusiasmo inmigrantes de Estados Unidos, Australia, Francia, Cuba, Haití, China, etc., además de personas indígenas mexicanas, que han enriquecido la convivencia. En resumen: Plateros tiene una identidad muy particular de orgullo, superación, independencia y progreso. El platerense es crítico, participativo y constructivo. Lo hemos demostrado una y otra vez con nuestros exitosos movimientos y organizaciones vecinales. Nos seguimos transformando con cada lucha vecinal, cada elección, cada sismo, cada nuevo vecino. A pesar de las diferencias nuestra identidad se mantiene y se fortalece, y cada vez se extiende más la conciencia de que con nuestras acciones diarias, todos decidimos nuestro destino como comunidad.
34
Por todo esto creo que vivir en Plateros es un orgullo y un privilegio. Aunque tenemos muchos problemas, hay muchas razones para estar feliz de vivir aquí. Nuestra naturaleza es sorprendente, nuestra historia es rica y la arquitectura extraordinaria. Pero lo mejor es nuestra gente. Solamente una persona muy desinformada puede hablar mal de nuestra Unidad. De nuestra historia podemos aprender mucho, por ejemplo: •
• •
En la medida en que pensamos en los demás y participamos con la comunidad, nuestra vida individual mejora; Debemos evitar la corrupción antes de que ella acabe con nosotros, como acabó con La Castañeda; En una Unidad Habitacional, la unidad vecinal es todo.
Pero desde mi punto de vista, la principal enseñanza de nuestros primeros 50 años está en una frase del arquitecto Luis Ramos Juárez, primer Coordinador General del Comité Integral Plateros: sólo unidos podemos mejorar.
35
Memorias de Plateros Juan Francisco Arias Reinada Entrevista, agosto-septiembre de 2020 Llegué a Plateros el 15 de julio de 1968, al F33 entrada 2 departamento 1, siendo un niño de 7 años. Anteriormente nosotros vivíamos en la esquina de Obrero Mundial, en un callejón que se llamaba Zamacona, que ya no existe. Mi papá trabajaba en la línea de autotransporte Estrella de Oro. Él se encargaba de lavar los autobuses, y mi mamá trabajaba por su cuenta haciendo reparaciones de ropa con su máquina Singer. Mi hermana hizo la solicitud de habitar en Lomas de Plateros, ¡y se la aprobaron! Ha de haber sido por la intervención del Seguro Social, porque ella fue enfermera y luego fue doctora. Nos trasladamos para allá a trapear el departamento y eso. Toda la familia agarramos el camión en Cuauhtémoc, tomamos la línea “Viaducto Roma Piedad”. Llegamos hasta la terminal, que en aquel tiempo estaba en la manzana i. Mis hermanos y yo estábamos muy emocionados, porque estábamos acostumbrados a un entorno de escasos recursos, y tuvimos una gran sensación de estar en mejores condiciones. Ver las ventanas muy grandes y los edificios bien hechos… Me gustó la Unidad porque era muy amplia, las áreas verdes, las canchas, los edificios de colores, los corredores. Chico de esa edad, fui caminando a la estatua y me perdí, luego ya no sabía cómo regresar al F33. Para mi alivio me encontraron mis hermanas y me regresaron a la casa. Nos cambiamos con mucha esperanza y mucha ilusión. Todavía no estaba el mercado frente al F33. Sólo había un mercado de madera y estaba en La Castañeda. Cuando las señoras necesitaban tomates, chiles, bolillo, queso, tortillas, o “daditos”, que eran tetrapacks de crema Bonafina, nos mandaban a Centenario. Ahí había una tienda llamada Los Cuatro Vientos. Cuando las muchachas iban para allá pasaban con los vecinos y hacían una pregunta que sonaba mágica y misteriosa: “Señora, ¿no va a querer algo de los cuatro vientos?” La gente les encargaba cosas y los niños nos íbamos con ellas.
36
Por agosto o septiembre de 1968, ya se habían iniciado las manifestaciones estudiantiles. Mi mamá me encargó cosas y me fui con alguien a comprar. En la esquina donde ahora está el Registro Civil había jeeps y camiones de granaderos. Enfrente, los estudiantes de la prepa 8 se metían a los camiones, y gritaban: “¡Muera Cueto, Muera Díaz Ordaz, Muera Echeverría!”; y pintaban con pintura roja de aceite las paredes de los camiones. Algunos jóvenes pintaban su mano en los camiones. Cuando vi eso, yo también quise, dije “¡A ver a ver a ver!”, metí la mano en la pintura y pinté un camión. Fue muy emocionante pero ya se imaginarán cómo quedaron la servilleta de las tortillas y mi ropa. Al llegar a casa, mi mamá me agarró a coscorrones, me dijo: “¡No andes haciendo eso! ¿Por qué te acercas a eso? ¡Ves que es muy peligroso!” Antes la comandancia de policía estaba en el F50 departamento 1. Cuando construyeron la sección E, se pasaron atrás de lo que ahora es el Registro Civil.
La expedición a La Castañeda Enfrente de mi entrada estaban terminando de construir la primaria Luxemburgo. No había la barda, la escuela estaba totalmente abierta. Estaban poniéndole suelo de concreto. Ahí estaban los pirús, unos muy árboles grandes, muy longevos, con unas bolitas moraditas. Nosotros como chamacos nos cruzamos por en medio de la escuela hasta los efes cuarenta. En la esquina, que era alta, nos paramos y miramos hacia lo que era “La Castañeda”. Alcancé a ver un edificio que lo estaban derribando, y a lo lejos la zona boscosa, que era muy grande. Bajamos al límite del F39. Donde ahora son los C, D, E y A, era un llano. De La Castañeda salían filas y filas interminables de camiones con los escombros del manicomio. La calle Río Mixcoac era de doble sentido y por ahí los camiones los llevaban a tirar a donde ahora está el deportivo Gómez Farías, junto a la sección H. Con unos muchachos mas grandes, de 15 o 17 años, nos aventuramos a ir hasta La Castañeda, donde ahora está el deportivo Octavio Paz. Ya no estaba el edificio, pero todavía se
37
alcanzaban a ver en el piso los mosaicos de los corredores, que eran como azules con amarillo. Inclusive había cimientos de los muros, que luego se fueron cubriendo de vegetación, hasta hacerse como un bosque espesito. La esquina que ahora es Vips, en ese tiempo era un alto monte, como de tres pisos de alto, y hacia abajo estaban las vías del tren y el Periférico recién construido. Afortunadamente pasó el tren, yo nunca había visto uno. Después, con mis amigos Crispín, Jorge y Luis, que vivía en el F34 entrada 5 departamento 33, nos armábamos de naranjas y dulces y nos íbamos ahí de expedición. Ese lugar tardó muchos años como zona boscosa. Había fauna muy bonita, según nosotros íbamos de cazadores y agarrábamos tarántulas, ajolotes, ranitas, culebritas de agua. En la parte de atrás por donde ahora llegan los proveedores, había un tiradero de basura. Una vez encontramos ahí una tapadera de metal. Con eso hicimos un comal. Le pusimos “El comal de la Abuela Pata”, y ahí le metíamos basura y papeles para quemar como si fuéramos a cocinar algo, pero no le poníamos nada, solo nos gustaba ver arder. Unos años después yo me acostumbré a ir a quemar el pasto, íbamos a comprar petróleo, prendíamos antorchas y hacíamos unas quemazones nomás por traviesos. Todavía no estaba Aurrerá, ya estaban construyendo las Torres de Mixcoac, y los trabajadores nos gritaban: ¡Chamacos cabrones! ¡Miren nada más lo que están haciendo! Pero como estaban lejos en las alturas, no podían hacernos nada.
La feria de La Cascada A finales del 69 y principios de 70, apenas habían inaugurado la línea uno del metro, mis papas me llevaron a conocerlo y me dejó impactado. No estaba el mercado de la sección F (lo construyeron en el 73). A un lado, donde ahora está el estacionamiento hundido que le dicen “El Hoyo”, empezaba la ladera del monte. Ahí se paraba uno y se veía lleno de basura; las escaleras de piedras
38
amontonadas, y hasta abajo la calle. Allá instalaron una feria callejera con rueda de la fortuna, caballitos y sillas voladoras. Yo tenía como 8 ó 9 años, y ¡cómo era afecto a las sillas voladoras! Costaba 30 ó 40 centavos. Yo conseguía dinero haciendo mandados. Cuando me daban mi propina salía corriendo para allá. Llegaba en la tardecita, al ver que prendían las luces y ponían música con la bocina cónica. Una vez mi mamá me dice: “Pancho ve a comprar un cuadrito de crema con doña Chago”. Pues voy, y ahí estoy parado y… ¡Ay señor! ¡Veo un billete de 20 pesos, de los de Josefa Ortiz! Me latió fuerte el corazón. Que me agacho y me meto el billete a la bolsa, con miedo de que alguien saliera por su billete. Me fui corriendo a la casa, ¡Y que me voy a la feria! pero aún era temprano. Atendía un señor grande y barbudo. Le dije: “¡Señor quiero dar vueltas en la silla voladora!”. Él dijo que todavía no abrían. Le respondí: “Es que quiero hacer 20 pesos de vueltas”. El señor me ve, me quita el billete y me sube a la máquina. Todavía le dije: “¡Pero hágale duro!”. Y ahí estaba dando vueltas durísimo, tanto que me empecé a sentir mal, entonces saqué la cabeza, y el señor ¡ni sus luces! Creo que se fue a la pulquería, porque cuando apareció traía una botella como las que ahí se usaban. Le grité, ya me bajó y me puso en una piedra hasta que me sentí bien. Cuando ya me iba, el señor me dijo: “Oye, cuando quieras regresa y te voy a dar vueltas sin cobrarte. Nomás no le digas a nadie porque entonces ya no te voy a dejar subir.”
El club del árbol Hace exactamente 50 años, salí con mis amigos Fernando “El Chango” y Pepe. Seguimos la barda lateral de Plateros hacia abajo. En el bosque de La Castañeda descubrimos un árbol muy grande, que en el tronco alguien le había puesto unas varillas encajadas a guisa de escalera. Se veía como hasta 4 metros de altura y luego venía la copa. Nos subimos, ¡y encontramos una casita hecha con puras ramas amarradas con lazo! Como un refugio. Parados cabíamos. Había hasta ventanas, y estaba el tambor de un colchón. Lo escogimos como club.
39
Una mañana de tantas, fuimos al club mi amigo Pepe con sus dos hermanos; mi amigo Alfonso con su hermano, y yo con el mío: Mario, de 5 años. Yo tenía 9. Habíamos comprado dulces. Nos subimos todos los chamaquitos a comer dulces, y entonces llegaron dos muchachos con resorteras… En donde ahora está el parque P Miranda, gente humilde habían construido casitas, viviendas tipo ciudades perdidas. Los chamacos de las resorteras ahí vivían. El más grande empezó a gritar: “¡Órale hijos de su pinche madre! ¿Ustedes de dónde son? ¿Por qué se subieron a nuestro árbol?”, mientras nos disparaban. Luego se subieron. Mientras les explicábamos que éramos de Plateros, el niño mas chico de ellos empezó a brincar en el colchón, y de repente ¡el piso de la casa se rompió! El pequeño cayó a unas piedras y empezó a llorar. Nos bajamos todos y lo vimos descalabrado, lleno de sangre. El chamaco más grande, de unos 12 o 13 años, empezó a decir que les íbamos a pagar una especie de indemnización. Empezó: “A ver, ¿qué traen?” Y empezó a robar nuestras cosas. A mí me quitó 60 centavos y un montón de canicas, pero a mi amigo Fernando le quitó el muñequito llamado “Juanito 70”, la mascota del mundial de México (por eso puedo deducir ahora la fecha de ese evento). Ya que nos quitaron la cosas, a mi amigo Pepe le dije: “Oye, ¿nos vamos a dejar?” Ya planeábamos el contraataque, pero Fernando dijo: “No, ellos me conocen, yo voy a la peluquería de Centenario, y esos chamacos ahí se juntan y me conocen”. Renunciamos a la misión. De todas maneras, al árbol regresábamos ya hechos de nuestras propias resorteras, pero nunca volvimos a tener incidentes. Hace unos 13 o 14 años fui a dar una vuelta al Deportivo y me puse a buscar a ver si veía aquél árbol, pero ya no lo encontré.
El equipo Alaín En 1971 yo tenía 10 años. Los sábados, domingos y vacaciones, las canchas del F34 y F33 se llenaban de chamacos corriendo y jugando. Un señor del F28 llamado Alfonso, que era promotor del deporte, empezó a organizar campeonatos de futbol. Era muy buena gente, muy apasionado por propugnar que los chamacos crecieran sanos. En la bajadita que ahora está atrás de Aurrerá 40
puso la liga infantil. Más abajo estaba la juvenil y hasta abajo jugaban los señores. Subían equipos de Centenario, Mixcoac, etc. El Sr. Alfonso era el árbitro, y al final les regalaba un trofeo. Los domingos se vestía todo de blanco, por eso le decíamos “el señor Cebolla”, o “Don Cebollón”. Los jugadores nos organizábamos y con el señor Alfonso nos registrábamos. El uniforme era short, tenis, calcetas y playera, y nos daba credenciales. En el F28 había un pizarrón y ahí se veía con quién nos tocaba. Los equipos eran: Alaín, Botafogo, Deportivo Cascada, Club Merced Gómez, y el equipo élite: el Cruzeiro, del F19. Cada uno daba 20 centavos para el arbitraje. Una vez se armaron los madrazos, ¡Pranga Pranga! Fue una escaramuza nada más. En otra ocasión a mi amigo Mario que era el portero, le calló la portería encima. En los alrededores iban unas señoras con pepinos, jícaras y naranjas con chile, que vendían. Una señora ponía agua de sandía y la daba a 25 centavos el vaso. A finales del 71 ó principios del 72 hicieron el Deportivo Gómez Farías. Lo inauguró el delegado. El señor Alfonso avisó que teníamos que ir, y que a partir de ese domingo ya no se iba a jugar en La Castañeda, sino allá. Me sorprendió que la cancha era toda de pasto. Hubo un desfile con banda de guerra y bastoneras, rifaron balones y regalaron cosas. Se inauguró con un partido de futbol, el señor Alfonso fue el árbitro. Al último regalaron tortas, aguas frescas, pepinos, banderillas, fue como Kermés. En aquel tiempo, más arriba era puro monte, con magueyes y árboles de tejocotes y duraznos, como provincia. A veces saliendo del partido allá hacíamos fogatas con bombones y salchichas.
La Laguna Negra Cuando todavía no estaba el Deportivo Gómez Farías, en la parte alta de la Unidad había una barda de piedra volcánica de unos dos metros de altura, para proteger a los vecinos de la Unidad y que no cayeran a la barranca; pero como se empezaron a hacer tiraderos de basura, con la misma basura se podía cruzar hasta la zona boscosa. Hasta abajo había unas casitas. Ahí vivían pepenadores. Ellos subían a recorrer Plateros para recoger madera 41
y cosas que pudieran vender. El río traía muchos animalitos. Las laderas de La Cascada eran muy silvestres, eran monte. Por la secundaria 03, junto a Alta Tensión, ahí había una laguna, pero el agua no era azul sino negra porque era agua sucia. En ese tiempo, a mí se me grabó como con cincel y martillo unos dichos: “Nunca se acerquen a La Castañeda” y “No vayan a la barranca, porque ahí están los drogadictos”. Donde empezaba la G era la barranca. De ahí para arriba era una zona rural. Con mis amigos hacíamos expediciones hasta las presas, pero nunca nos sentimos en peligro porque sentíamos que nos protegía la gente. A veces sí veíamos a los drogadictos, pero jamás nos hicieron nada, yo nunca me sentí en un peligro real por andar lejos de casa. Un domingo de aquellos años, mi amigo Alfonso había hecho su primera comunión y estaba vestido todo de blanco. Pues ese día se nos ocurrió hacer una expedición. Todavía su mamá desde la ventana le gritó: “¡Alfonso no te vayas a ensuciar! Justo ese día escogimos ir a la Laguna Negra. Sólo se podía bordear por un sendero, caminando de uno en uno de espalda al monte, a unos 2 ó 3 metros de altura. En una de esas, ¡que Alfonso se resbala y se va a la laguna! Yo sólo pensaba en lo que los papas decían: “No vayan allá, que son pantanos y la gente se hunde y se muere!”. Mi amigo cayó. Se alcanzó a agarrar de unas raíces, pero nosotros no podíamos sacarlo, porque estaba algo altito, y él llorando… Entonces fuimos con los pepenadores y les dijimos: “¡Ayúdenos!”. Ellos salieron con lazos y lo sacaron. Mi amigo salió como el monstruo de la laguna: negro y apestoso de a madres. Los pepenadores lo lavaron a jicarazos lo mejor que pudieron, pero todavía era una pestilencia. Así tuvo que regresar a su casa.
La caverna de Tarango Sobre todo recuerdo cómo cambió la fisonomía de la Unidad. Por el 72 construyeron Audiología. Después se construyó Aurrerá Plateros, Torres de Mixcoac, la escuela Rhodesia, etc. Por el 73 empezaron a construir los edificios E y talaron todos los árboles que estaban ahí y los ponían en donde está ahora el jardín de
42
niños Totomcalli. Ahí quedaban los troncos grandísimos de 10, 15 metros, como palillos chinos, y ahí nos íbamos jugar a las escondidos en los recovecos. Cuando estaban haciendo los cimientos de los edificios E, escarbaron unas zanjas. Ahí jugábamos a las escondidillas, era como un laberinto cuadriculado, como corredores. Ahí corríamos hasta que llegaban los trabajadores y nos corrían. Unos años más tarde organizábamos expediciones más arriba, por Tarango, que seguía siendo barrancas y milpas, como provincia. Ahí estaba una presa, y había una cueva. La entrada era del tamaño de una puerta, pero dentro era una caverna enorme, muy alta y ancha -unos 7 metros. Adentro empezaba un túnel, donde estaban las minas de arena. Se decía que iban al centro de la tierra y si caías ya no se podía salir. Un día nos metimos con unas antorchas de botellas con petróleo. Nos metimos mucho, pensamos que era todo inexplorado, pero de repente adentro ¡Que aparecen unos chavos, nos quitan las antorchas, y se salen corriendo! Quedamos en el frío y la oscuridad total. Prendiendo cerillos y con ayuda del perro logramos salir. Cuando salimos, ahí estaban los chavos ¡y nos agarramos a madrazos! Ya después de eso quedamos como amigos. Ellos pidieron: “Cuando vengan, tráiganos cosas”. Nosotros seguimos yendo. Les llevábamos muñecos y huevos cocidos, y ya no nos hacían nada.
El escudo del Profesor Zovek En el F40 departamentos 1 y 2 vivía el Profesor Zovek. Era un señor muy alto con pelo cuinito, usaba botas de montar, a la distancia parecía como agente de transito o soldado alemán, y siempre traía una banda en la cabeza llena de zetas. Tenía un Volks Wagen modelo Safari. Le había puesto unos barrotes de metal y en el frente tenía una Z de metal. Era como un superhéroe de la vida real, hasta tenía unas historietas de sus aventuras, tipo Kalimán, que les decíamos “cuentos”. Todos los chamacos lo conocíamos. Cuando salía a hacer deporte íbamos todos detrás de él, y él sólo sonreía. 43
Una tarde mi mamá me había mandado a Aurrerá. Cuando estaba detrás del F39, ahí estaba el profesor parado. Que lo veo y le digo: “¡Profesor Zovek!” Y él me dijo: “Hola amigo, ¿Cómo estás?” “Oiga ¿no tiene que me regale unos cuentos?”. Él me preguntó mi nombre, yo le dije “Pancho”, y que me dice: “¡Pancho chócalas, porque yo también me llamo Pancho! Vente para regalarte algo”, y fuimos a su departamento. Por la ventana me dio un escudo. Era una zeta roja en fondo blanco y un círculo negro, con piquitos dorados. Ese era el escudo del profesor. Tenía un pasador para prendérselo en la camisa. Cuando los chamacos vieron que yo lo andaba presumiendo, todos fueron a pedirle pero ya no tenía. Entonces un día regresó con una bolsa llena de escudos, nomás para repartir. Zovek tenía una motocicleta de esas grandototas, en el frente tenía igual su logotipo de zetas. Un día me dijo: “Si quieres vamos a Televisa en la moto”, pero cuando le dije a mi mamá, no me dejo salir, y yo hice un berrinchote. Luego que encontré a Zovek hasta me dijo: “¿Qué pasó? Te estuve esperando.” El escudo me lo quitó un muchachón, Jorge Mora. Me lo quitó a la malagueña porque era un poco mas grande, para tener un recuerdo del profesor. Cuando él se enteró supo, le regaló una especie de protección para entrenar patadas. Zovek era muy buena gente, era como nuestro héroe. Cuando el profesor falleció, todo mundo supo, salió en la tele. Toda la muchachada se reunieron en la cancha del F40 a esperarlo, toda la cancha se llenó. Todos llevábamos una vela de cera, pero no llevaron el cuerpo ahí. Años mas tarde, Jorge, el del escudo, le ayudaba al hijo de Zovek, que trató de seguir los pasos de su padre, pero ya no pegó.
El carro de baleros A mi amigo Crispín le decíamos “El gordo”. Vivía en el F33 entrada 1 departamento 22 con su mamá. Nunca vi a su papá. Tenía como 13 o 14 años. Tenía un carro de baleros. Había varios, estaba de moda el carro Avalancha, acababa de salir. Había otro 44
que era como una tabla cortada, se llamaba Sky-ky, que tenía las llantas de pasta, como de plástico duro. Por los pasillos circulaban esos carros, todos los que tenían carros se subían hasta el F28 y de ahí echaban carreras, la meta era el F38. Un día pasó Crispín con su carro y nos dijo: “¿Quieren subir en el carro? ¡Empújenme!”. Mi hermano y yo lo empujamos y luego nos dejó subir. O sea que para subir a las avalanchas, los chamacos que no tenían, tenían que empujar a los que sí tenían. A partir de ese día yo le repetía a mi papá que quería una Avalancha. Él difícilmente nos podía comprar algo así, porque costaba $499.95. Entonces, una tarde llegó con cuatro baleros japoneses, dos grandes y dos medianos, bonitos, sellados y herméticos. Luego fue a la maderera, y trajo unas tablas para hacernos un carro. Yo me decepcioné, le dije: “¡Yo no quiero ese carro! ¡Quiero una avalancha!”. Pero igual lo hizo. A mí me daba pena sacar ese carro y que los demás lo vieran. Finalmente un día mi hermano y yo lo sacamos, pero de noche. Nos fuimos al F28. Le dije a mi hermano: “Súbete y agárrate”. Y… ¡Madre mía! ¡El carro volaba! Yo gritaba: “¡Sí funciona, sí funciona!”. Seguimos sacándolo de noche hasta que uno de los chamacos nos sorprendió. Primero se burló, pero luego se subió y dijo: “¡Pa’ su mecha, sí corre!”. Le dijo a todos los amigos y ya hasta nos lo pedían. Después ya lo sacábamos de día. Unos lo aceptaron, pero otros decían: “Eh, pinche coche feo”. Una vez se subieron mi hermano y mis amigos chicos: Lupe y Felipe. Cabíamos tres pasajeros sentados y un cuarto hasta atrás, agachado y agarrado de los hombros. Con el peso de los cuatro se aceleraba, y decían “¡Oye tu carro corre bien bonito!” Incluso un chico llamado Arnoldo, le dijo a mi papá: “¡Oiga señor, hágame un carro!”. Mi papá primero no quería, pero se aferró y le insistió hasta que se lo hizo. Un día se organizó una carrera. Ya habían construido la gran rampa para ir hacia Mixcoac, muy larga y pronunciada, que pasa abajo de un puente. Todavía no la inauguraban. Tenía piedras para que la gente no pasara, pero ya estaba limpia. Ahí se hizo la carrera. Nos acomodamos todos. En mi carro íbamos yo, Pepe y Lupe, para que pesara. Mis otros amigos no se atrevieron a subirse
45
porque les dio miedo. Preparados, listos, ¡Fuera! ¡Empezó la carrera! En la bajadota el coche iba hecho pero la madre, y entonces… ¡un balero del eje delantero se salió! No tuve tiempo de nada. Nos volteamos y todos salimos volando. A la fecha, cincuenta años después, todavía tengo las cicatrices en los codos y las rodillas. Fue por el año 1971.
Las tres grandes palizas Entré a la primaria Luxemburgo en segundo grado de primaria. Cuando cursaba el quinto, era mi transición de la infancia a la adolescencia. Estaba en el turno de la tarde. Era el año lectivo 1972-1973. La escuela ya tenía malla ciclónica. Por la parte de adentro había unos arbustos y en el suelo piedrecita roja de tezontle. Cuando no estábamos en la escuela jugábamos futbol. En ocasiones la pelota se iba para adentro. Podíamos pedirle al conserje, que se llamaba Primitivo, que fuera por ella, pero para no molestarlo, lo mas fácil era brincarse. Me di cuenta de que era muy fácil. Entonces me dio la maña de que, cuando estaba en clases y sonaba la alarma del recreo, lo primero que yo hacía era que me salía por la alambrada y me iba al edificio F33, de manera que me tapara el edificio y nadie se diera cuenta. Me iba a la cancha donde siempre había niños jugando futbol. ¡Juego juego, a ver con quién! Cuando escuchaba la chicharra otra vez me regresaba. Los vecinos se daban cuenta, y me decían: “No andes haciendo eso, te vas a meter en un problema”. A veces yo tenía la osadía de ir a mi casa a comer, pero mi mamá me regaño y me dijo: “No andes haciendo eso”. Pero yo me decía: no pasa nada. Tanto va el cántaro al agua hasta que se revienta. Uno de tantos días, al sonar el recreo me fui a mi lugar de salida. Me brinqué la alambrada. Me distraje un momento viendo a los vecinos que bajaban con sus bolsas de basura (en aquél tiempo pasaba el camión con su campana, la tocaba y bajaban todos). Al momento de incorporarme, siento unas manos en los hombros y… ¡Trágame tierra, el director de la escuela! “¡Qué bonito, brincándote la barda!”. Yo pensé: “¡Chin, ya me metí en un broncón!” Estaba ahí
46
toda la chamacada, y dijeron: “¡Maestro, ahí está su papá en su casa!” “¿Ustedes saben dónde vive? A ver, llévenme a su casa”. ¡Pa’ su madre! Ahí vamos, y mi papá abre la puerta con sus anteojos y su periódico en la mano… Lo primero que dijo fue: “¿Qué pasó?” (todos los chamacos en la escalera viendo a ver qué pasaba), y le dice el director que me agarró brincando la barda de la escuela. “¿Es cierto eso?” Yo me puse hermético, sin decir nada. El director y mi papa hablando y mi mamá sentada en su máquina sin decir nada… Ya le dijo: “Le recomiendo que hable usted con su hijo para que no vuelva a pasar”. Todo eso fue el tiempo del recreo. Al terminar, alcancé a escuchar la chicharra, y regresamos todos. Era momento de formarse todos en el asta bandera. Imagínense la cara del maestro encargado de las maniobras, cuando iba yo pasando frente a todos con el director… El maestro me dijo “Vete a formar”. Cuando entramos al salón, me preguntó, le dije y me puso una regañada. Pasó el día. A las 6 ó 6:30 pensé: “¡Ni modo, tengo que ir a mi casa!”. Mi papá me estaba esperando. “¿Desde cuándo lo haces? ¿Quién te enseñó?” Mi papá era una persona muy noble, muy buena, muy cariñosa, sobre todo muy íntegra. Me daba consejos. Lamentablemente uno a su corta edad a veces no entiende y cometemos actos de mal juicio, y a veces los padres lamentablemente toman estos castigos ejemplares por hacer las cosas mal. En esa época había maltrato hasta de parte los maestros. No había esa idea de pedagogía que hay ahora. Y me llovió una cinturoniza que se me quitó esa maña. En otra ocasión, era un domingo y yo salí a ver los partidos de futbol en el Deportivo Gómez Farías, atrás de los edificios H. Vi dos o tres partidos, ya ha de haber sido como la una de la tarde. Cuando iba a los H yo tenía la manía de bajarme entre los edificios, porque a veces encontraba cosas, muñecos y cositas así. Una de esas, una señora, desde un departamento 21 me llamó, me dijo: “¡Niño, ven, ven, ven! ¿Sabes dónde queda Centenario? ¿Me puedes ir a comprar unas cosas?” Yo le dije que si, claro. Me dio un billete de 50 pesos, de Allende, que le decían “Ojo de Gringa”, porque era muy azul. Me dijo: “Ándale, compras tortillas y una coca” y otras cosas, y me dio una bolsa con una servilleta y un
47
envase. Alcancé a escuchar a otra señora que le dijo que no lo hiciera, pero la primera respondió: “No importa yo lo conozco”, aunque yo no la conocía a ella. Empecé a correr a Centenario. Pero entonces, el diablo empezó a decirme: “Esos 50 pesos pueden ser para ti…” Aventé la bolsa con la servilleta y el envase, y le dije a mis amigos: “¡Vámonos por dulces, yo pago, pidan, pidan!” Todo mundo se ajuareó de dulces. Ya estábamos en la gran comilona, afuera de mi casa, cuando de repente voy viendo a las señoras que van llegando… Me dicen: “A ver niño, ¿dónde está la bolsa y la servilleta y la coca y el dinero?” Y los chamacos: “¡Ahí en esa ventana ahí vive!” Y le fueron a decir a mi papá. Que baja, y me dice: “¿Dónde está la bolsa?” “La dejé en unos arbustos”. La fuimos a buscar pero ya no estaba. Mi papá fue por un billete igual y fuimos a devolverlo. Ya nos bajamos caminando desde el Deportivo del H, y al llegar a casa... “¡Disculpe papá, ya no lo vuelvo a hacer!” y él: “Si, ya no lo vas a volver a hacer” y ahí viene la segunda cinturoniza. Tiempo después, cuando tenía unos 12 años, estábamos jugando en la cancha del F33. En las bancas había otras personas más grandes, que los conocía de años porque crecimos juntos. Estaban Crispín, Carlos Alberto, Jorge, Javier, todos más grandes que nosotros, tenían unos 16 o 17 años. Entonces llegó una chamaquita que se llamaba Diana, que tenía una bicicleta que se llamaba Banana, que tenía manubrio en forma de cuerno, con la rueda de atrás más grande que la de adelante. Era marca Benotto y estaba muy de moda. Entonces los chavos me empezaron a decir: “Tú le gustas a Diana, ¡ve y llégale!” Yo decía que no, pero tanto estuvieron acatarrando, que ahí voy de zonzo y le digo: “Oye tú me gustas”, y ella: “No idiota”. Yo traté de abrazarla. Para mi sorpresa, Dianita arrojó la bicicleta, rompió en llanto y se fue corriendo envuelta en lágrimas. En ese momento mi conciencia se levantó y me dijo: “Otra vez ya te metiste en una bronca”. Y tenía razón porque el papá de Diana era nada más ni nada menos que granadero en la Policía. Mis amigos decían: “¡Vete, pélate!” Pero yo pensé: “¿Para qué? Si me voy, van a ir a mi casa. Todo por hacerle caso a estos zonzos”. Cuando veo que ahí vienen los papás de Diana. Yo estaba
48
diciendo “No, es que ellos me obligaron”, cuando el señor ¡me pone un coscorrón! Y “¿Dónde vives? A ver vamos”. La gente que veía decía: “¡Ay Pancho! ¿Y ahora qué hiciste?” Abre mi mamá, y “A ver señora…” y yo “No mamá, es que los chamacos…” Y “Señora ponga atención al chamaco”, y “Vas a ver ahorita que venga tu padre”. Total, cuando llegó mi papá, “A ver Pancho” (yo hermético) “¿Cómo es posible?” y “No quiero que vuelvas a andar con esos chamacos”. Y otra vez vuelve a llover la cinturoniza. Esa fue la tercera gran paliza que me dio mi juventud en Lomas de Plateros.
49
El Comité Ejecutivo de Colonos o las tres veces que le dije “si” al Delegado Narración del lic. Atanacio Véjar Gerardo, 2018 El Comité se hizo porque de repente subieron mucho el predio, el agua y la luz. Con un volante citaron a los vecinos para una reunión un domingo en el F3. Sorpresivamente llegó a la reunión Consuelito Velázquez, la compositora de “Bésame Mucho”, que era candidata a diputada federal. Ella dijo: “No se preocupen, yo se los resuelvo”. Y sí, lo arregló, porque era una transa del PRI para que votaran por ella. Entonces el vecino Ernesto Sigler dijo: Mejor hacemos un Comité, porque si no, esto va a ser a cada rato. Así que se hizo una Asamblea y una elección, y quedó de presidente el mismo señor Sigler, que tenía unos 80 años; Luis Maurín, vicepresidente; Roberto Téllez Aguilar, tesorero; y yo secretario de actas y acuerdos, porque aunque era muy joven, era Contador Privado Certificado. Ellos fueron con el Administrador de la Asociación Hipotecaria Mexicana para que nos asignara un lugar, y nos dieron el F5 departamento 1, “pero me lo regresan tan pronto lo vaya yo a vender”. En la primera junta, dijo el señor Sigler: “Vamos a buscar un abogado, porque nos vamos a meter en muchas broncas con este Comité”. Como yo estaba estudiando derecho en la UNAM, le dije: “Yo estudio leyes”, y me dijo: “¡Ah, pues usted mero!” y me asignó un “privado” que en realidad esa una recámara. Y siendo estudiante, le atoré a todo lo legal. En la segunda junta, Luis Maurín, que trabajaba en Banamex, consiguió unos muebles de lo embargado por el banco, los compró a muy buen precio. Para los gastos se pedía cooperación por boteo. El tesorero era muy activo, así que nunca hizo falta dinero. Desde el principio dábamos clases de corte y confección, sastrería, peluquería, cocina y otras cosas. Empezamos a darlas nosotros mismos de gratis para beneficio de los vecinos, fue parte de los acuerdos iniciales de la Asamblea. Después llegó un señor de apellido Sabuló y dijo: “Oiga mire, yo trabajo en el Seguro Social y me pagan por hacer estos eventos. Yo me puedo hacer cargo de coordinar las clases y ya ustedes se quitan de problemas”. Sigler aceptó y el Seguro se empezó a hacer cargo de todo eso.
50
Cuando se vendió el departamento del F5 nos fuimos al F3 entrada 2 departamento 1. Luego la Administración nos cambió a un departamento en la sección G, luego a otro en la H, luego a donde después estuvo la CONASUPO, pero nosotros estuvimos antes. Hicimos un estatuto que decía que el presidente duraba un año. Después de Sigler el presidente fue Téllez y luego yo. Luego entró el señor Félix Domínguez Heredia, vivía en el H-22. Él me dijo: “Yo tengo más cultura que tú, pero tú tienes más intuición que yo”. Primero nada más nos ayudaba, luego le entró a la lucha, luego se hizo amigo mío. Aunque venían muchos vecinos a las asambleas, ninguno nuevo quería entrarle y siempre nos elegían a los mismos. Los departamentos en la sección I costaban 80,000 pesos, por la vista desde lo alto, y en los F $63,000.00. Aquí venían todos los que tenían problemas por atrasos en el pago de las amortizaciones. Unos vecinos vinieron porque tenían una deuda grande y como no pagaban completo, la deuda seguía aumentando. Yo les dije: “Se van a meter en un problema, así como van, lo van a perder todo”. Mejor el dinero lo daban al Comité, yo compraba billetes de Nacional Financiera (NAFINSA) y consignaba los pagos y así la deuda no aumentaba. era como terrorismo, los lanzaban en las noches. De un día para otro se sabía: ya lanzaron a tal! Ya lanzaron a tal! Mientras, buscábamos la manera de que no los lanzaran, en lo que podían terminar de pagar, no pedíamos nada regalado para nadie. Eso es lo que le decíamos “la lucha”. En 1976 se inauguró la Procuraduría Federal del Consumidos PROFECO, y casi a mí me tocó inaugurarla, el primero o segundo día yo llegué con este asunto; el caso más importante que manejó en sus primeros años fue la lucha de Plateros. Manejábamos mucho dinero pero afortunadamente nunca tuvimos ninguna acusación ni ningún faltante. Entonces me manda llamar Raúl Zárate Machuca, delegado político. De momento me asusté pero fui de todas maneras a San Ángel, allí estaba la delegación. Al entrar yo, dice: “Mire, lo mandé llamar para decirle: sálgase de donde está y métase en el Deportivo (Gómez Farías). Yo me comprometo a hacerle un
51
Comité donde va a tener usted todo: sala de juntas, sala de conferencias (auditorio) y todo; y déjeme ese local porque voy a meter una CONASUPO”. Nos metimos en el deportivo. Ya no sé ni cómo cupimos porque estaba bien chiquito. Allí estuvimos menos de un año en lo que nos construían el Comité entre las secciones G y H. Pero otra vez me mandó llamar Zárate Machuca, yo me volví a asustar pero volví a ir, y me dijo: “Qué cree, le empecé a hacer su Comité y que se me viene encima el gobierno, porque a tantos metros a los lados del río es zona federal y nadie se puede meter allí por el riesgo en caso de una creciente, pero se lo voy a construir allá arriba donde está el basurero”. Eso era en la sección I, y empezaron a hacerlo muy amplio y con estacionamiento. Por esos días entré a trabajar en la empresa Gimbel SA de CV, de Don Ernesto Gimbel. Eran unos judíos alemanes que fabricaban desde tornillos hasta fresadoras, y me mandaban como abogado de cobranzas a diferentes estados de la República por meses. En el Comité había unas señoras que me ayudaban, antes de irme yo les decía todo lo que había que hacer. Cuando llegué de uno de esos viajes, el Comité ya estaba terminado, pero solamente nos habían dejado una partecita, como el 10% de toda la construcción. “¿Y esto?” les pregunté, y ellas me explican: “Es que esta oficina iba a ser la entrada y salida de todo el Comité, y temimos un asalto. Cuando vinieron los ingenieros y los arquitectos les dijimos: Óigame no, aquí no queremos que ande entrando y saliendo nadie. Ciérrenle aquí y hagan otras puertas para ustedes por otro lado” y así lo hicieron. Yo nomás pensé: “¡Estos bárbaros ya nos amolaron, nos dejaron la pura entrada!”. Pero también dije: “Bueno, sirve que así se da más servicio a los vecinos, porque el edificio se usa para las clases”. Y se quedó dividido. El señor Sabuló se siguió haciendo cargo de las clases. Luego el Seguro Social agarró el local para pagar las pensiones, ¡y entonces sí hubo un asalto! Esto fue después de 1980. El Comité siguió funcionando. Había asambleas tan grandes que no cabían los vecinos y teníamos que hacerlas en el jardín, unas 50 personas. Cada que había elecciones para renovar el Comité, se invitaba a todos los vecinos pero sólo venían los de siempre. Los del Comité éramos unos cinco, y veníamos a diario a ver qué 52
movimiento había. Entonces cambiamos los estatutos para que no hubiera tanto cambio de personas y hubiera más continuidad, y quedé yo de presidente, y comenzó ya mi lucha personal. Esta fue como de 1980 a 1985. Ayudamos a mucha gente, tenemos un archivo muy grande, pero cuando salían del problema se iban y ya no regresaban, y esto se fue quedando solo, pero seguimos teniendo Asambleas. Ese año vinieron a buscarme del PST (Partido Socialista de los Trabajadores), y me ofrecieron ser candidato a diputado federal. Yo acepté. Nunca me dieron sueldo ni presupuesto, nada más me hicieron una asamblea con dos camiones de gente que yo ni conocía, y así como llegaron se fueron. El único uso que le di a la candidatura, fue darme el gusto de hablar mal del delegado político, que ya era otro y era muy corrupto. Entonces me llamó el delegado y es cuando más me asusté, pero de todas maneras fui. Cuando me pasaron con él, me dijo: “Oiga, ¿usted anda hablando mal de mí?” Yo le dije: Si. “¿Usted anda diciendo que yo soy corrupto?” Y yo dije: Si. Hizo traer máquina de escribir, secretarias y testigos. Empezó a dictar un Acta. Cuando me pidió mi identificación, yo le di la de candidato. Él dijo: “¿Usted es candidato a diputado federal?” Yo le dije: Si. Y de inmediato dijo: “¡Suspendan todo!”, comprobando lo que yo decía. Félix Domínguez ya está muerto y regadas sus cenizas en el Desierto de los Leones según dejó dicho. También Sigler, Téllez y los demás. Supe que murió Sabuló y otros del Seguro Social tomaron posesión del edificio del Comité sin avisarme. De la lucha ya no hay movimiento. Incluso hace unos tres meses vinieron del Seguro y me pidieron la oficina que nos queda. Pero así sea yo la única persona del Comité, seguiremos la lucha, porque es el compromiso que tomamos.
53
La bruja y el hada Testimonios de vida en la Unidad Habitacional Lomas de Plateros María Isabel Flores Jiménez Octubre de 2020 Hablar del ambiente en una unidad habitacional tan extensa como lo es Lomas de Plateros, en la alcaldía Álvaro Obregón, es una meditación sobre un ambiente que contiene una mezcla de múltiples formas de concebir la vida. La llegada a vivir a estos condominios a finales de los años sesenta pudo ser en un inicio una meta, un proyecto para ocupar un espacio y satisfacer las necesidades básicas en un tiempo en que las familias en su mayoría estábamos conformadas por padre, madre y normalmente más de cuatro hijos. Con el paso del tiempo se convirtió en la integración de una enorme comunidad con sus respectivos roces, enojos, problemas, pero al mismo tiempo historias de amor y solidaridad. La vida aquí para los jóvenes durante los años 80 cumplía con las expectativas para un sano crecimiento y estudio. Muchos recordamos esos años y esbozamos sonrisas por lo aquí vivido, por la imagen en la memoria de los juegos en las múltiples canchas o explanadas, los vidrios rotos de las ventanas cuando las pelotas eran proyectiles, las descalabradas al ir corriendo alrededor de los edificios y no ver una ventana abierta, los novios, los amigos, los perros collies o xoloescuincles, la ropa que se usaba en ese entonces, los peinados con fijapunk, los temblores, y aquellos vecinos a quienes se les perdió el rastro porque un día se fueron y nunca regresaron. Durante esa época la libertad consistía en poder deambular, patinar o andar en bicicleta por andadores respirando aire fresco, entre edificios que no tenían portones en las entradas, y alejados de la contaminación sonora de una gran urbe llamada en ese entonces Distrito Federal.
54
Observábamos algunas especies de insectos que actualmente casi no se encuentran como catarinas, escarabajos pequeños que llamábamos toritos, y muchos chapulines. Otros, como muchas aves, mariposas, caracoles y cara de niño han logrado sobrevivir. La unidad está limitada por edificios, árboles y algunas bardas perimetrales que permiten mantener un ambiente distinto al de los alrededores. Las escuelas interiores en sus inicios estaban limitadas solamente por alambrados, por lo que los niños en el interior podíamos interactuar con cierta facilidad con lo que acontecía alrededor. Si los hermanos de un niño pequeño salían temprano de su escuela, podían ir a visitarlo y platicar con él si se encontraba en su hora de recreo, incluso intercambiar golosinas. Las madres de familia tenían la confianza de enviarnos solos a las escuelas primarias, así como regresar al medio día. Recuerdo con una sensación de nostalgia el ambiente de la primaria Luxemburgo, que durante parte de los años 70 y 80 tuvo un programa para acostumbrar a los niños el ambiente de secundaria, y se tenía a una maestra por materia para alumnos de quinto y sexto año, con lo que la mayoría salió mejor preparado. La comunicación entre platerenses era una forma de identificarnos en cuanto a pequeños grupos: si jugabas en el parque del caracol, en el del huevo, en el polvorín, patinabas por el hueso, te juntabas con los de F33, por la estatua del F 1, etc. La reunión obligada para hacer ejercicio de casi toda la unidad era en el deportivo Valentín Gómez Farías principalmente en las mañanas, contaba con la cancha de futbol empastada y un mejor ambiente. Pero en toda la unidad se practicaban mucho deportes: una misma explanada podía servir un rato para jugar tenis, más tarde beisbol con sus respectivas bases, boleibol con todo y red, y las canchas más grandes eran para patinar, jugar futbol soccer o americano. Las vueltas en bicicletas eran en grupos de hasta siete amigos, los patines roller con llantas de gel eran lo más común para dar la vuelta completa a la manzana, y las llamadas “avalanchas” sólo se usaban en las pendientes sin importar si atravesaban personas caminando.
55
Los sábados por la noche podía se caminar entre los edificios y si veíamos luces de colores y música, ahí podía haber una fiesta y era muy fácil acceder. En realidad eran reuniones para bailar en las que no había alcohol, y normalmente convidaban refresco y papas. Armar un pequeño “sonido” para amenizar fiestas también fue muy común entre estudiantes, y pretexto para pasar los fines de semana y ganar un poco de dinero. En este ambiente es muy fácil recordar a personas que nos hicieron pasar algunos momentos difíciles, pero también otros de paz y gusto, como las dos personas que a continuación describo, que debido a sus condiciones físicas y acciones se encuentran en nuestros recuerdos en diametrales circunstancias.
La Bruja de los 7 candados La señora Esperanza (de quien sus apellidos no se recuerdan), habitó en el edificio F 22 departamento 11 por los años ochenta, y recibió el mote de la Bruja o Loca de los 7 candados, con el mismo número de aparatos y cadenas con que cerraba su departamento. En el imaginario infantil de los alrededores circulaban versiones extrañas y escalofriantes sobre su vida: se decía que tenía un ataúd en una de sus recámaras, y que ahí conservaba el cuerpo de su marido. Por ser un departamento relativamente bajo, se podían apreciar algunas sábanas extrañamente pegadas en su techo, y algunos niños acudían a tocar a su timbre y salir corriendo del edificio, en actos de travesura. La verdad es que no era bruja, sino solamente una persona con problemas de salud mental, suficientes para crear un ambiente de miedo entre los pequeños. Las sábanas eran al parecer una forma de intentar no ser observada por las personas que creía estaban arriba. En una época que se acostumbraba jugar libremente, era un motivo de espanto encontrarse con ella. La señora Silvia Corral habitó ese edificio del año 1971 a 1985, y recuerda a dicha persona vívidamente. Aunque ella vivía en el departamento 3 y no pasaba por la puerta de Esperanza, sí conocía algunos de sus hábitos inusuales.
56
Menciona que la llamada Bruja salía a la calle con una bacinica en la cabeza a manera de sombrero, y lo amarraba con una mascada. A veces dejaba la puerta abierta de su departamento para insultar a quien subía o bajaba las escaleras, siendo el motivo de sus palabras el simple hecho de voltear a verla. Pintaba sus ventanas de color blanco para que nadie pudiera observarla, escribía en trozos de cartulinas también todo tipo de insultos y los pegaba en su puerta, muy bien acomodados como si fueran dibujos de niños, para que cuando pasaran las personas las pudieran leer. Jorge García, vecino del edificio F 19, la conoció en su niñez y asegura que también en ocasiones se plantaba en su ventana y a los niños que veía jugando afuera les dejaba caer pequeñas bolsas con monedas, a manera de regalo. Alguna vez la vi caminando por el edificio de la Secretaría de Salubridad y provocarme inmediatamente miedo por la frialdad de su mirada, haciendo incluso que de los locales comerciales las personas salieran a verla. Sin embargo al parecer nunca agredió físicamente a nadie y después de muchos años, cuando ya su pelo era blanco, sus familiares acudieron por ella para llevarla a otro lado donde pudieran cuidarla, tal vez a una institución psiquiátrica.
Doña Carlita Desde hace unas dos décadas, me parece que tengo en mi mente a doña Carlita trabajando pacientemente en nuestro pequeño mundo que es la unidad habitacional.. Aunque en los distantes años no recuerdo haber puesto mucha atención en su persona, al paso del tiempo fue tomando notoriedad en mí y los vecinos por sus buenas acciones en el edificio F 26. Fue en la década posterior al año 2000 cuando la comencé a conocer por su labor benéfica y silenciosa en los alrededores. Su silueta es delgada, de cabello corto y rizado, sin maquillaje, de tez clara, con una voz fuerte (de maestra de profesión), muy bien educada, presta siempre al saludo cordial. Su vestimenta común
57
son hasta ahora las faldas tipo A, blusa y sweater ligero abotonado al frente, en colores gris y azul, y zapatos cerrados de tacón medio. A veces, al visitar a mi madre, al pasar por el Circuito dos esquina con Prolongación Río Mixcoac, solía verla juntando las envolturas de dulces que quizá algún niño sin supervisión tiraba, así como envases de plástico o papeles, que metía en una bolsa para basura. También abarcaba su área de limpieza la parada de camiones a la que acudía con una pañoleta en la cabeza y escoba en mano. Su buena disposición de mantener el frente del edificio limpio y con buen aspecto no solo se reducía a hacer las cosas por su sí misma. Cada determinado tiempo le pagaba a algún jardinero para que deshierbara y regara el jardín frontal, sin solicitar ayuda económica de los vecinos. Ese jardín, a diferencia de otros que abundan en la unidad habitacional tiene un ambiente más privado (sobre todo si se está en pie dentro de él), limita al lado poniente con un desnivel de aproximadamente dos metros y medio, y está cubierto de roca volcánica; hacia el lado sur hay un andador y otra pendiente con material similar de varios metros que lleva hacia el edificio F 24, por el oriente está el F 26 y al norte hay unas escaleras y un pequeño espacio, lo que le da el aire de un pequeño parque hundido. Tiene diferentes tipos de árboles y plantas, que incluyen piracantos, un pequeño durazno, un árbol de mandarinas, otro de nísperos y anteriormente un par de pinos que parecían gemelos aún más altos que el edificio; sin embargo hace ya algunos años un fuerte viento derribó a uno de ellos por lo que el que queda es un solitario gigante, refugio de ardillas, pájaros, y base de una hiedra que también se resistió a desaparecer, sobre todo después que una familia que llegó durante un tiempo a rentar intentó cortar alegando que querían más luz en el departamento. Afortunadamente el jardín y sus pequeños habitantes tienen más vida y salud que quienes vivimos entre muros. En alguna ocasión Carlita pagó la compra de una manguera de varios metros, que al paso de unos días desapareció. Igual suerte corrió una pequeña puerta de herrería que mandó hacer para tener un acceso más controlado al área verde. Sin embargo estas acciones no la desanimaron, pues recuerdo haber hablado con ella
58
sobre el suceso, y me comentó que quizá quien la había hurtado era una persona con una enorme necesidad económica, lo que para mí fue una bella lección de vida y manera de ver los hechos. Así mismo esta linda mujer, que es maestra jubilada, soltera, sin hijos, estuvo en una ocasión al borde de sufrir una tragedia junto con los vecinos. Fue por el año 2004 cuando se escuchó una fuerte explosión que cimbró su edificio, alrededor de las dos de la tarde. La llegada de una ambulancia y los bomberos a los pocos minutos no fue buena señal aparentemente, y se dispusieron a atender a doña Paulita así como revisar el edificio por dentro. Contó con consternación ella, posteriormente, que lavó un pantalón con gasolina y lo puso a secar a un costado de su calentador de gas. Al poco rato la detonación provocó la ruptura de los vidrios de varios departamentos, tanto de cocinas y baños, como de algunas salas. Afortunadamente a ella sólo le provocó quemaduras leves en el rostro. La puerta del departamento 1 quedó descuadrada, así como el cancel del baño se soltó de su base. Y hasta donde recuerda la que escribe, nadie aceptó el ofrecimiento de doña Paulita de correr con el pago de los daños. Fue un buen gesto de los vecinos el poder apoyarse de esta forma, entendiendo los riesgos que viven los adultos mayores que viven solos, lo cual es muy común hasta ahora. Ya por el año 2012 la nieta de una vecina del departamento 1, en su primer año de primaria tuvo problemas para aprender a leer. Por alguna razón la pequeña de seis años se resistía a aprender las letras cuando ya la mayoría de sus compañeros de escuela leían con cierta soltura. La madre de la niña habló con Paulita, quien aceptó ayudar en el proceso de lecto-escritura, y así comenzó una etapa en la cual recibía por las tardes a la infanta junto con su hermano que quería acompañarla. Los recibía con gelatinas que les preparaba, les obsequiaba fruta o dulces, le preparaba la clase con material propio, perseguía a la niña debajo de la mesa con libro en mano cuando al parecer no quería poner atención y les dio un trato verdaderamente amoroso y paciente. Al paso de las semanas la labor dio frutos y finalmente cuando aprendió a leer y estar al nivel de los niños de su edad, Liz dejó de acudir. Actualmente está en el último año de preparatoria y se perfila para elegir carrera universitaria; recuerda con mucho cariño esa etapa y 59
valora la ayuda desinteresada de doña Paulita, ya que siempre se negó a recibir pago alguno por su tiempo y dedicación. Hoy aún habita esta generosa persona su departamento, acompañada de un familiar que se ocupa de los cuidados que necesita una persona mayor, y es más raro que se le vea por los alrededores. Sus ventanas, con pequeñas y alegres macetas, siguen resaltando frente a un jardín que se ilumina más con el sol del atardecer, y que está ahora en manos de vecinos de nuevas generaciones, prestos a cuidarlo de la forma que dio ejemplo la estimada Carlita. Estas dos personas son para mí un ejemplo de quienes viven en nuestros recuerdos, que pertenecen a nuestro pasado por experiencias distintas, en un ejemplo a escala de lo que puede llegar a ser una unidad habitacional: una enorme familia.
60
La Llorona de Plateros Narración de Martha Giovanna Moreno Ayala, vecina de la sección C (QEPD): Yo siempre he sido activista protectora de los animales. Allá por 1990 tenía perros de compañía y protección. El primero de noviembre, Día de Muertos por la mañana, muere una de mis perras grandes, que se llamaba “La Negra Tomasa” (por la canción de los Caifanes). Estaba yo muy triste y decidime junto con otros vecinos a enterrarla en el terreno donde está ahora el Deportivo, en un montículo junto a una milpa que los vecinos sembramos para cosechar elotes. Pero todo el día estuvo lloviendo y no quise salir. En la noche decidime a hacerlo, porque al día siguiente el cadáver iba a oler mal. Mi vecino Carlos me acompañó. Iban para las 11 de la noche. Era una noche tormentosa de rayos y centellas. Yo llevaba una capucha y mi paraguas, y Carlos una capa, la perra y una pala. Cuando Carlos empieza a cavar, yo me subo al montículo y veo unas luces a lo lejos. Me asusté, porque siempre hubo allí grupos que se iban a drogar, y decían que robaban y violaban. Pero vi que las luces se desviaban, y seguimos. Ya era cerca de la media noche, yo desconsolada y derramando lágrimas. Entonces escuché aullidos y pensé que los desconocidos traían perros, pero no, eran ellos, es que estaban intoxicados. Mi amigo dice: “¡Vámonos, yo ya me voy!”, a lo que contesté: “¡Espérate! ¿Y la perra qué?”. Nos quedamos a terminar. El aguacerazo se puso peor que nunca y voltéaseme el paraguas. Cuando enterramos a la perrita, así lloviendo nos bajamos. Entonces mi amigo Carlos, ¡que resbala y se va de bruces! y se embarra todo. “¿Ya ves? ¡Por eso me quería ir!”. Al tratar de ponerse de pie, resbálase otra vez y cae cuan largo era en un charco y me salpica toda la cara de lodo. Justo en ese momento, ¡los hombres de las linternas salen agresivamente de entre la milpa! Yo pegué un grito de terror, y Carlos también, pero del coraje de que no podía pararse. Yo no tenía ni 50 años y no estaba de mal ver, pero con la capucha, el paraguas volteado, la lloradera, el desastre de cara que traía, toda salpicada de lodo, y el
61
grito, me veía horripilante. ¡Y los que salen corriendo son los de las linternas! Ya de allí nos fuimos, yo carcajeada de la risa y Carlos llorando de coraje. Los tipos esos todavía le han de contar a sus nietos que en los terrenos del Manicomio, con sus ojos vieron a La Llorona. ¡Pelafustanes!
62
Llegamos a Plateros Arturo Diaz Rico Era el año 1968, vivíamos en la colonia Romero Rubio muy cerca del aeropuerto de la Ciudad, mis padres rentaban una pequeña casa conformada por una recámara, sala comedor y cocina, el baño está afuera. Al mudarnos a Plateros lo primero y más hermoso que recuerdo es la vista desde la ventana, de noche podíamos ver los alumbrados del Estadio Olímpico Universitario (Estadio México 68 o Estadio de C. U., construido en 1952) y del estadio Azteca (su construcción en 1962 como parte del proyecto para obtener la sede de la Copa Mundial de Fútbol de 1970. Fue inaugurado el 29 de mayo de 1966), de mañana la cúpula del Palacio de los Deportes (Construido para los esperados Juegos Olímpicos de 1968), los volcanes Popocatépetl e Iztaccíhualt los cuales, en invierno se vestían de blanco debido a la nieve que los cubría. Es de noche estoy frente a la ventana, logro ver a lo lejos una pequeña luz roja intermitente, va descendiendo de sur a norte, me tiene maravillado, es una noche tranquila, sin ruido, solo escucho algunas sonrisas y comentarios de mi hermano y un primo, preguntan ¿qué ves tan insistentemente? ya ni juegas con nosotros. Es un avión respondo, está a punto de aterrizar. ¿Se imaginan, cuantas personas llegan en él, cuantas historias, de dónde vienen, viajan por trabajo o por gusto, regresan de unas vacaciones, de una playa, de otro país o de algún estado de la República Mexicana? Actualmente un enorme y hermoso árbol nos tapa la vista de la cúpula del Palacio de los Deportes del aeropuerto internacional “Benito Juárez”, la bodega Aurrera y los edificios de Centenario 300 obstruyen la vista de los volcanes, Estadio Olímpico Universitario y el Estadio Azteca. La ciudad creció muy rápido y frente a nuestros ojos, solo contamos con nuestros recuerdos.
63
ยกMe gusta vivir en Plateros, me siento seguro en Plateros, Plateros es mi hogar!
64
El lado siniestro Extracto de documento entregado al Instituto Electoral del Distrito Federal Debajo de un sello que dice: “IEDF, Dirección Distrital XX. Recibí – firma- (nombre) Sec. Técnico Jurídico – 30 de septiembre 2013”
Oficio Lic. (NOMBRE), Coordinador Distrital, Dirección Distrital XX, Instituto Electoral del Distrito Federal IEDF PRESENTE. ASUNTO: ENTREGA DE INFORME FINAL DE ACTIVIDADES Los que suscribimos, venimos a presentar este informe con el carácter de integrantes del primer Comité Ciudadano electo de esta colonia. Aunque la Ley no nos lo exige, lo presentamos de forma voluntaria para notificar lo realizado. Durante el desempeño de nuestra función, nos encontramos con numerosas prácticas indebidas, que el día de hoy son generalizadas en todas las secciones de esta Unidad Habitacional. Nuestra intención es dejar constancia de ellas, para que quien las enfrente en el futuro, pueda reconocerlas y evitarlas. Se adjuntan documentos probatorios de todo lo aquí descrito, los cuales también se encuentran en el expediente en poder del IEDF Distrito XX. Quedamos a sus órdenes para cualquier aclaración. Atentamente: Representantes Ciudadanos del Comité Ciudadano (NOMBRE Y CLAVE DEL COMITÉ) periodo 2010-2013, C. (NOMBRE), Lic. (NOMBRE).
65
Informe Final de Actividades del Comité Ciudadano 20102013. Cuando se convocó a conformar el Comité Ciudadano de esta zona de Plateros, pensamos que íbamos a apoyar a la comunidad gestionando obras, arreglos y trabajo cultural como concursos de jardinería. Sin embargo pasamos casi todo el tiempo defendiéndola de una autoridad violenta y corrupta, que la agredía en su presupuesto, sus valores y su dignidad. A continuación los hechos.
Plateros 2010: grupos clientelares y violentos patrocinados por la Delegación En la Unidad Plateros operan grupos de choque impuestos por el gobierno delegacional. Tienen tres características: Primero: nunca gestionan ninguna obra, pero cuando la Delegación va a hacer una, les avisa y ellos se presentan, engañando a los vecinos como si ellos la hubieran gestionado (inclusive, no dudan en insultar y sobajar a los trabajadores frente a los vecinos, sólo para simular que son encargados de la obra); Segundo, desvían programas sociales (apoyos de madre soltera, desempleo, cenas navideñas, zapatos, despensas, etc.) solamente hacia sus seguidores, aunque no los requieran, en perjuicio de quienes si los necesitan; y ”a cambio” exigen a los beneficiarios su apoyo en elecciones, mítines, etc.; Tercero, desaniman o boicotean a cualquier vecino o grupo de vecinos que intente proponer u organizar algo independientemente de ellos. Si algún vecino de buen corazón propone algo, primero le dicen que es inútil. Si esto no basta, lo difaman ante los vecinos. Si no es suficiente, usan violencia física. La Delegación les paga de varias formas: Los mantiene como empleados, sin que nunca vayan a trabajar. Les permite obtener lucro económico y político con bienes públicos, como: estacionamientos, tiraderos de basura o parques públicos, y realizar cobros a los vecinos por trámites gratuitos o inexistentes, como “permisos de uso de suelo” para vendedores ambulantes, o 66
para poner puestos fijos. También les garantiza impunidad al cometer cualquier atropello contra los vecinos, como son: invasiones de estacionamientos o departamentos, amenazas, agresiones, inclusive acoso sexual. Se pueden identificar porque identifican porque promueven la desconfianza y la división entre vecinos; hacen las más morbosas difamaciones, pero nunca por escrito; presumen “influencias” imaginarias y amenazan con usarlas; huyen del debate, y evitan a toda costa ser fotografiados o videograbados. Además, con los pretextos más variados, constantemente están solicitando a los vecinos hojas de firmas y copias de credenciales para votar. En particular tienen una práctica vergonzosa: Cada que alguien los acusa públicamente de las faltas que cometen, en lugar de defenderse, acusan a esa persona de hacer lo que ellos hacen, y se dicen “víctimas”. ¿Qué gana la Delegación con estos grupos? Muchas cosas: evita que surjan liderazgos que no estén bajo su control; asegura apoyo electoral, y mantiene a la población ignorante y distraída, mientras desvía millones de pesos destinados a la colonia. La Delegación mantiene estos grupos clientelares y violentos en casi todas las colonias, casi todos dirigidos por mujeres, que son conocidas como: “Las Maraqueras”. Para los Comités Ciudadanos, todos estos grupos presentaron fórmulas, sólo una en cada colonia. En las colonias donde había más de un “líder”, la Delegación los obligó a integrarse en una sola fórmula, aunque muchas veces ni entre ellos se llevan bien.
Irregularidades en la campaña Cuando se hizo la Convocatoria a Comités Ciudadanos, muchos vecinos se emocionaron y se aprestaron a participar de buena fe, incluyendo personas que habían pertenecido a los antiguos Comités Vecinales de 1997. En total se registraron 6 fórmulas. Mientras ellos hacían campaña con alegría y entusiasmo, la fórmula oficial mantuvo una especie de “clandestinidad”, y sus
67
integrantes evitaron sistemáticamente ser identificados por las demás fórmulas, absteniéndose de presentarse a eventos como el sorteo de números de fórmula y los cursos de capacitación. Justo al terminar el periodo legal de las campañas, la fórmula oficial empezó su difusión, violando todos los lineamientos de ley. En cada lugar donde había una obra pública, se presentaban y condicionaban que “para que sigamos arreglando, tiene que ganar nuestra fórmula”; repartieron directamente bienes de programas sociales, como zapatos del programa “Caminito de la Escuela”; usaron volantes con el mismo diseño de los programas sociales de la Delegación, etc. Asimismo difamaron intensamente a las otras fórmulas, cosa que también está prohibida.
Irregularidades en la votación Un día antes de la Jornada Electiva, el IEDF cambió de casilla a los representantes de las otras fórmulas (que tienen la misión de vigilar que no haya irregularidades), haciendo que todos llegaran tarde a sus casillas asignadas. Mientras tanto, la casilla principal se instaló a las 9 am, pero la URNA apareció hasta las 10; miembros de la fórmula oficial permanecieron dentro de la casilla durante su instalación, mientras que las demás fórmulas fueron desalojadas; cuando estas irregularidades empezaron a ser videograbadas, se presentó el Secretario Técnico Jurídico del IEDF Distrito XX, en compañía de la persona presidenta de la fórmula oficial y dos policías; con la fuerza pública se evitó que se siguiera grabando, y la persona que grababa fue desalojada del lugar (el video fue entregado al IEDF Distrito XX). Una vez iniciada la votación, integrantes de la fórmula oficial fueron a buscar a los beneficiarios de los programas sociales de la Delegación, padrón oficial en mano, gritándoles desde afuera de sus departamentos, que si su fórmula no ganaba, se les retiraría el programa. También se transportó en vehículos a muchos vecinos, la mayoría adultos mayores, al lugar de la votación, acompañándolos incluso dentro de la casilla. Al mismo tiempo, se le decían a los vecinos que no votarían por su fórmula, que iba a haber “disturbios”, mostrándoles bates de béisbol.
68
En protesta, el mismo día de la votación se levantaron Juicios Electorales, llevando como pruebas: testimonios, fotografías y videos; pero no prosperaron por que el personal jurídico del IEDF tramitó la denuncia y las pruebas como dos juicios separados, el (NÚMERO DE JUICIO) y el (NÚMERO DE JUICIO), con lo cual en uno quedó una denuncia sin pruebas, y en el otro un conjunto de pruebas sin petición. Por si fuera poco, este personal solicitó a la persona que entregó las pruebas, que sustituyera la hoja de firmas de los denunciantes –que es un requisito indispensable- por una lista de los documentos entregados. De esta forma, ningún tribunal entró nunca al análisis del fondo de esos juicios, sino que fueron desechados por tecnicismos. Así, la fórmula oficial obtuvo la Coordinación interna del Comité Ciudadano (Nombre del Comité), el cual quedó conformado por cinco integrantes oficiales (del grupo de choque), y cuatro independientes.
Ilegitimidad de la persona coordinadora interna La persona que fue designada coordinadora interna de (Nombre del Comité), fue empleada de la Delegación Álvaro Obregón con nivel de enlace, desde antes de la elección y durante todo su periodo (según INFOMEX), lo cual está explícitamente prohibido para un integrante del Comité Ciudadano, violando flagrantemente la Ley de Participación Ciudadana.
Incumplimiento de las funciones La persona coordinadora interna evitó por todos los medios que los integrantes independientes pudieran desempeñar sus funciones, por medio de todo tipo de acciones ilegales, desde suspender reuniones y salir huyendo por la puerta trasera cuando los integrantes independientes llegaban al lugar, hasta elaborar “Actas de Asamblea” llenas de irregularidades como: firmas de gente fallecida como “testigos”; actas fechadas en días inexistentes, (no coincidían la fecha con el día de la semana en que supuestamente se habían realizado). También presentaban
69
supuestas Actas de varias Asambleas realizadas el mismo día a la misma hora, en lugares diferentes. Llegaron a realizar golpizas tumultuarias contra integrantes del Comité que no eran de su fórmula, con las resultantes averiguaciones previas, como la (Número de Averiguación). De todo esto se informó por escrito tanto al IEDF Dirección Distrital XX, como a la Delegación Álvaro Obregón, sin que nunca intervinieran. Además, la fórmula oficial cometió acciones ilegales que iban directamente en contra de las funciones del Comité Ciudadano, como por ejemplo: - Eliminar ilegalmente proyectos de las Consultas Ciudadanas sobre Presupuesto Participativo. Esto provocó la anulación de la primera consulta 2011 y su posterior reposición, por medio del Juicio Electoral (NÚMERO DE JUICIO). En la consulta ilegal, fue electo el proyecto oficial; en la reposición, ese proyecto fue derrotado. - Obstaculizar por todos los medios la entrega del proyecto de Presupuesto Participativo 2011 (cuatrimoto de policía) en todas sus etapas, desde mentirle a la comunidad diciendo que si ganaba esta opción se perdía el presupuesto, hasta obstruir el trámite administrativo. - Obstaculizar el nombramiento del sustituto de un representante ciudadano fallecido. - En la Consulta 2012, realizaron foros informativos, pero informaron solamente el proyecto oficial. Aún así, su proyecto fue derrotado. - La Consulta 2013 ya no fue realizada, porque la persona coordinadora interna no envió al IEDF un Acta Circunstanciada de los proyectos recibidos, lo cual era requisito indispensable. En su lugar, esa persona realizó una supuesta “Asamblea” completamente contraria a los procedimientos marcados por la Ley, de la cual no se hizo ninguna difusión. El proyecto resultado de esa supuesta Asamblea fue aprobado por el IEDF. Ante todo esto, los integrantes del Comité que éramos independientes, primero intentamos conciliar convocando a juntas
70
en las instalaciones del IEDF. El grupo oficial se presentó horas tarde, sólo para gritar insultos a los presentes. En una de estas ocasiones, incluso se nos amenazó abiertamente de enviarnos “Talibanes” en caso de seguir “molestando”. Mientras tanto, la persona coordinadora interna incumplió todas sus funciones, como son: realizar sesiones de Pleno, designar Representantes de Manzana, realizar Asambleas Ciudadanas, etc. En tres años no se realizaron más que dos sesiones del Comité con todos sus integrantes. En el último año, este comité tuvo oficialmente un nivel de cumplimiento de sus responsabilidades del 0% (cero por ciento). Entonces los integrantes independientes decidimos aplicar a la persona coordinadora interna un Procedimiento Sancionador de acuerdo a la Ley de Participación Ciudadana, que finalizó con su expulsión el seis de julio de 2011. Sin embargo este juicio fue revertido por el Tribunal Electoral del DF de forma aberrante, aplicándonos las leyes de los partidos políticos, no las de los Comités Ciudadanos; y además invalidó el acto en que esta persona recibió su sanción, porque escribió como fecha “julio” en lugar de “junio”, sin importar que esta entrega se realizó con testigos, y se presentaron de ello fotografías y videos. Esto fue un claro acto de colusión del Tribunal Electoral del DF para proteger al grupo de choque patrocinado por la Delegación. Finalmente, durante el tiempo de su gestión, la persona coordinadora interna desempeñó tal conducta de violencia que resultó involucrada en diversas averiguaciones previas de agresión a los vecinos por Lesiones, Amenazas, e incluso Tentativa de Homicidio, según las averiguaciones previas: (NÚMERO DE AVERIGUACIÓN), (NÚMERO DE AVERIGUACIÓN), (NÚMERO DE AVERIGUACIÓN) y (NÚMERO DE AVERIGUACIÓN); y con denuncias ante la Comisión de Derechos Humanos del DF, como el expediente: (NÚMERO DE EXPEDIENTE).
71
Esfuerzos de los integrantes independientes para cumplir la funciones del Comité, y boicot por parte de la persona coordinadora interna Aún así, los integrantes independientes intentamos cumplir las funciones del Comité señaladas por la Ley. Realizamos 40 Asambleas de Elección de Representantes de Manzana, y una Asamblea Ciudadana. Sin embargo, la persona coordinadora interna se negó a avalar con su firma este trabajo, y por el contrario lo denostó intensamente, negando su validez ante los vecinos. El IEDF XX respaldó a la persona coordinadora interna.
Respuesta ciudadana Ante esto, los vecinos, indignados por la actuación de las autoridades involucradas, formaron Organizaciones Vecinales Independientes para realizar las labores que supuestamente el Comité debería hacer. Estos grupos establecieron relaciones directas y productivas, tanto con el Gobierno del DF, como con la Delegación Álvaro Obregón. Los integrantes independientes, después de tantos esfuerzos infructuosos de trabajar por los cauces legales, vimos que la única opción era trabajar directamente con la comunidad en sus medios autogestivos, apoyando sus organizaciones, procedimientos y metas. El Comité Ciudadano pasó a tener un extraño papel: unos integrantes (los independientes) apoyaban las acciones de las Organizaciones Vecinales, y otros (los oficiales) intentaban boicotearlas a como diera lugar.
Logros Los integrantes independientes pasamos el periodo trabajando contra viento y marea, menospreciados por las autoridades, y sujetos a una campaña permanente de linchamiento, difamación y violencia en nuestra colonia por parte de la fórmula oficial. Lo único que nos mantuvo a flote fue el apoyo irrestricto y
72
desinteresado de la mayoría de los habitantes de la colonia. Así, obtuvimos para los vecinos beneficios indudables a nivel material, cultural y organizativo, como son: - Obras. Dos Cuatrimotos de Policía, una para las secciones F-C, y otra para E-D; Rehabilitación Integral del Bulevar Lomas de Plateros (el camellón frente a la Preparatoria 8), tanto en infraestructura urbana como medioambiental; el programa “Reverdece Tu Ciudad” de podas, talas y reforestación de las secciones F y E; y el Programa Comunitario De Mejoramiento Barrial, con el proyecto “Trotapista y Equipamiento Urbano”, de próxima aplicación, que beneficiará a las secciones C, D, E y F. Todas estas son acciones mayores, y no se habrían aplicado sin las gestiones que realizamos con apoyo de los vecinos. - Servicios. Gestionamos constantemente retiro de basura y cascajo, poda y tala de árboles por motivos de seguridad, mantenimiento de alcantarillas, arreglo de luminarias, incluso cambio de turno de niños en escuelas públicas. - Numerosos festivales culturales y actividades de integración vecinal; - Informamos a los vecinos como nunca antes, con informes anuales que imprimimos y repartimos a nuestro costo, con constantes llamados a la unidad y a la convivencia en armonía. Por parte de la persona coordinadora interna, no nos enteramos de ninguna gestión que hubiera realizado en todo su periodo.
Elecciones 2013: Descrédito del Comité Ciudadano y las autoridades Al acercarse la nueva elección de Comités Ciudadanos en 2013, la mayoría de los vecinos se sentían decepcionados, frustrados y engañados. Fue muy difícil motivarlos a participar en nuevas votaciones. El Instituto Electoral del DF y el Tribunal Electoral del DF aparecen ahora ante los vecinos como entidades mafiosas y parciales, y su intensa propaganda que presumía imparcialidad y legalidad, pareció ridícula y ofensiva. Aún así, la gente participó y se registraron tres fórmulas. 73
Jornadas Electivas 2013 La elección 2013 fue una calca de 2010. Se repitieron las malas prácticas, y ante la nueva votación por internet, aparecieron otras: - El primer día de la votación, en el Módulo de Votación Electrónica ubicado en Vips Plateros, se presentó la fórmula oficial con aproximadamente 50 personas. Desayunaron en Vips; la persona coordinadora interna pagó personalmente todas las cuentas, y de ahí todos pasaron a votar. - Llegaron personas a votar en autobuses y peseros, preguntando quién les iba a dar sus despensas. - Empleados del IEDF le pidieron directamente a algunos ciudadanos que se retiraran de la casilla sin votar, por petición de miembros de la fórmula oficial, quienes por cierto no tenían acreditación, derecho ni justificación para estar presentes en la casilla. - Miembros de la fórmula oficial, sin acreditación, “ayudaron” a Adultos Mayores introduciéndose con ellos a la casilla privada, sin que el personal del IEDF lo impidiera. - En plena votación hubo una “jornada de salud visual” en la Plaza Cívica de la colonia, coordinada directa y ostensiblemente por la persona coordinadora interna. - La fórmula oficial estuvo cuatro días interceptando gente en el Andador Principal de la colonia, promoviendo el voto por su fórmula; al presentarse en el lugar empleados del IEDF a petición de las fórmulas independientes, encontrándolos in fraganti, se limitaron a “exhortarlos a que dejaran de hacerlo”. La fórmula oficial los cubrió de insultos y argumentó que por ser habitantes del lugar podían hacer lo que quisieran, y los empleados del IEDF se retiraron sin levantar siquiera un acta. - Durante el escrutinio, el presidente de la Mesa, empleado del IEDF, declaró nulos decenas de votos legítimos para la fórmula independiente. Esta fórmula exigió un nuevo escrutinio en la sede Distrital XX, y allí se recuperaron más de 50 votos que el personal del IEDF había anulado sin razón.
74
- En particular, se descubrió el siguiente elemento: la persona candidata a coordinadora interna había sido anteriormente condenada por delito doloso, por lo que debería haber sido rechazado su registro; pero el IEDF Dirección XX lo aceptó, a pesar de que los expedientes (NÚMERO DE AVERIGUACIÓN) y (NÚMERO DE AVERIGUACIÓN) la señalan como condenada por el delito doloso de AMENAZAS. La justificación del IEDF XX fue que esa persona había presentado una declaración de que no tenía antecedentes. Sin embargo, al solicitar copia por medio de la oficina de transparencia, se nos informó que ese documento “no existía”. Todo esto fue asentado en Actas de Incidencias depositadas por los observadores dentro de los paquetes electorales. Se presentaron inconformidades al IEDF durante el periodo de votación; pero fueron desechadas al día siguiente, aunque incluían videos, fotografías, testimoniales, etc., lo que era una verdadera burla y afrenta a la ciudadanía que participaba. Así, nuevamente la fórmula oficial obtuvo el primer lugar, por una diferencia ínfima. De 760 votos, la diferencia entre el primero y el segundo lugar fue de sólo seis votos, 0.7% de la votación. A partir de entonces, seguros de su IMPUNIDAD, el grupo de choque ha acentuado su prepotencia y agresividad hacia los vecinos, lo que ha generado nuevas averiguaciones previas contra ellas, como la (NÚMERO DE AVERIGUACIÓN). Prácticamente diario agreden a vecinos y trabajadores de la Delegación. Las autoridades de la Delegación siguen siendo informadas por los vecinos cada que esto pasa, pero no conocemos ninguna medida que haya sido tomada al respecto.
Conclusiones Los Comités Ciudadanos son un mecanismo positivo, pero si no se vigila su desempeño, provocan mayor corrupción y antidemocracia.
75
En Plateros, las crecientes afrentas del Comité Ciudadano oficial provocaron que los vecinos se organizaran más que nunca, pero fuera de los cauces del Comité, haciendo inútil su existencia. Los Comités Ciudadanos, que deberían representar al ciudadano ante la autoridad, desempeñan la función exactamente opuesta: se dedican a imponer los deseos de la Delegación sobre los intereses de la ciudadanos. Esto seguirá siendo así a menos que se tomen las medidas necesarias para sanear su operación. Esto es un extracto del documento. Unos meses después, se hizo al IEDF una solicitud de información pública de una copia certificada de este documento. A pesar de que se les presentó en la solicitud el acuse de recibo de este documento con sello y firmas originales, la respuesta fue que el documento no existía en los archivos del Instituto. En 2018, los Comités Ciudadanos fueron desaparecidos.
76
Son de La Cascada Isabel Flores Resulta que a veces el andar por los mismos caminos puede ser muy aburrido. Caminar a la calle Prolongación Río Mixcoac en la Unidad Plateros, abordar el camión, atravesar una zona con mucho tráfico, tanto que los autos casi se rozan entre sí, pasar por Mixcoac y llegar a avenida Insurgentes es una rutina diaria. Pero se aligera cuando se encuentran habitualmente a las mismas personas: la vecina, la amiga de la hermana, el conductor, y hasta los mismos estudiantes que se bajan a la altura de la preparatoria 8, donde se tiene un respiro y un reacomodo de pasajeros, porque como todo en la vida: unos bajan, otros suben y algunos más se cuelgan. “Disculpe ¿podría pasar mi pasaje por favor?” Y va la moneda de mano en mano hasta adelante, y otras pocas van de regreso hasta llegar a quien viaja en las escaleras recibiendo el aire matutino en plena cara. Normalmente todos ven con algo de sentimiento a quien va en el último escalón, por aquello de que se vaya a caer, pero a la hora de las prisas no hay forma ni misericordia para de cambiarle el lugar. A veces, en las horas que no es tan tirano el tiempo, se suben jóvenes a vender chocolates, a contar algunos chistes o a cantar desentonadamente con una guitarra vieja para recibir algunas monedas: “lo que sea es bueno, cualquier moneda me sirve, y si no, regáleme una sonrisa, que Dios la bendiga”. Recuerdo una ocasión en que se subieron dos jóvenes muy simpáticos y limpios del trayecto de Insurgentes hacia Plateros. Comenzaron prendiendo una pequeña bocina, y al ritmo de golpes entonaron un rap muy singular, compuesto en el momento, haciendo alusión a los pasajeros, el color de la ropa, la cara bonita de una joven, el humor del conductor, y a la mayoría de los pasajeros fueron poco a poco sacándoles primero unas leves muecas de simpatía, y al llegar a Mixcoac franca risa.
77
Ya por Periférico el público era de ellos. La mayoría les dio algunas monedas y algunos hubiéramos deseado que se siguieran hasta Plateros, por el buen momento que íbamos pasando, pero en la curva de los edificios E se despidieron y descendieron dejando un buen sabor de boca por su simpatía y facilidad de palabra. Ah, pero los prejuicios son malos consejeros. Bastó que un señor ya grande que iba sentado casi hasta adelante soltara la sentencia: “yo los conozco: son de La Cascada.” El ambiente se rompió, la señora de junto alzó las cejas, y la sorpresa de otro más que iba enfrente también fue evidente. Ya casi con expresión de lástima voltearon a donde se habían quedado los jóvenes, que iban desapareciendo lenta y simbólicamente de la vista (porque el camino ahí es una pendiente hacia arriba), en lo que conocemos como el “triángulo”. Fue muy evidente el cambio de la percepción de la imagen que se habían formado de ellos unos minutos antes. Lo más triste es que sí, los estigmas pesan mucho, no basta con vernos de frente, entendernos o sonreírnos, las barreras mentales son más grandes que los muros de piedra, tan pesada como la barda que divide la Unidad Plateros de La Cascada, y que en una parte es la misma que perteneció a La Castañeda. Quizá por eso me he encontrado varias veces con personas que me dicen: ya me cambié a Plateros, cuando en realidad solo viven cerca de la unidad, como si estar dentro de, estuviera mejor que fuera de, sin posibilidad de un entendimiento sin fronteras.
78
Un día con Ángel y Licha Arturo Díaz Rico Licha: Hola a todos, mi nombre es María Luisa, pero me encanta me digan Licha soy esposa de Angelito o “Flaquito” como me gusta decirle. Hoy es sábado y será un gran día, me toca baño, es delicioso sentir el agua tibia recorrer todo mi cuerpo, tomar el agua de la regadera y sobre todo sentirme limpia, sé que para la mayoría es algo de rutina, para mí es hermoso y aprovecharé éste tiempo para contar lo que soñé, o alguno de mis recuerdos de niña. No les he contado, padezco hemiplejia desde hace más de 20 años, el brazo y la pierna del lado izquierdo de mi cuerpo se niegan a responder, eso provoca que dependa de alguien para moverme. Todo el día estoy acostada en un sillón frente a la televisión, pero hoy es un día especial vendrán a vernos la familia de Miguel mi hijo mayor. Desperté feliz, me han puesto muy guapa, deseo vestirme con un vestido y zapatos de tacón, pero mi estado no lo permite, solo uso pantalón y éstos horribles zapatos ortopédicos (si, son feos, pero en alguna ocasión me ayudaron a caminar, por eso los tolero) unos aretes, mis anillos, mis pulseras y mi collar me levantan el ánimo, mi hijo Turi (perdón no le comenten que le dije así, no le gusta) Arturo se esmera en peinarme y ponerme perfume. Es hora del desayuno, generalmente tomo un licuado de plátano junto con miles de pastillas que me da el Seguro, que si para la presión, para la circulación, otra más para que no me dañen el estómago, ya no sé qué tantas cosas más, las tomo para no hacer más pesada mi atención y no preocupar al “Flaquito”. Le digo a Arturo “soy una lata” y aunque él diga no es cierto, que me atiende con mucho gusto, estoy segura, “si lo soy”, para acabarla de amolar cada día escucho menos, aunque tengo aparatos que se supone me ayudan a oír casi no oigo, les contaré un secreto, me encantan las películas de Arturo de Córdova, veo a los actores y me imagino lo que dicen, recreo las escenas a mi
79
manera, algunas perfectamente.
películas
las
vi
antes
y
las
recuerdo
Veo televisión o duermo un rato, mientras llegan. Preferiría salir, siento, que llevarme es una tarea muy complicada. Bajar del tercer piso con la silla de ruedas es muy complicado, son sesenta escalones, sesenta brincos sin contar los escalones de la entrada, ésos son más altos. He superado el miedo a zafarme, caer con todo y silla, rodar escalera abajo y lastimarme. Me enteré de edificios que cuentan con elevador, quién iba a pensar que algún día nos haría tanta falta. Después el trayecto a la avenida, por suerte no tenemos que pasar por escaleras externas, los escalones son angostos y altos, en el H3 hicieron una rampa, asegura Arturo, debe ser más fácil usar los escalones que la rampa, está muy inclinada, el esfuerzo para sostener la silla es enorme. Encontrar un taxi con lugar en la cajuela para cargar la silla, es complicado, eso no era problema cuando teníamos la camionetita, nos la robaron. Ponerme en píe, girar sobre mi propio eje y cargarme para sentarme en el asiento del copiloto, dice, es fácil, si yo pudiera caminar… ¡como extraño caminar! Ángel: Buenos días, mi nombre es Ángel soy esposo de “La Gorda” o Licha como a ella le gusta ser llamada, debo aclarar que no es gorda y nunca conté porque le digo así. Hoy me levanté temprano como casi todos los días, me siento muy feliz hoy vendrá el Flaco o Miguel. Ése Flaco, no importa la hora, el día o la distancia, siempre está con nosotros cuando se lo pedimos. Todo el tiempo está pendiente, de nosotros. Es una pena que viva tan lejos. Desafortunadamente, no le es posible estar aquí, algo es seguro, él hace todo lo posible por complacernos, ayudarnos y procurarnos. “Vale oro” es mi orgullo. La rutina de cada mañana, checar el nivel de azúcar y la acostumbrada inyección de insulina, yo no tomo tantas medicinas, hay veces que no quiero bañarme, hoy si, aunque sea un tormento, mis manos son torpes esto me dificulta templar el agua, es muy difícil enjabonar y secar mi cuerpo, el tapete que compró el Oso para evitar resbalar, lástima mis pies y no les cuento del rasurado, 80
me corto constantemente, por suerte mi nueva rasuradora ayuda. Ya no uso zapatos con agujetas, no puedo atarlas, los botones de la camisa y del pantalón son poco más que imposible de cerrar, odio me quieran bañar, vestir o rasurar, depender, es para viejos. Espero impaciente mi desayuno, mi papaya, un licuado con sábila, limón y jugo de naranja, un delicioso café y un pan. Mientras el Oso baña a Licha salgo a caminar, en ocasiones encuentro a algún amigo y platicamos un rato, generalmente bajo hasta el H2 y regreso, no debo tardar mucho, le toma solo hora y media bañarla, si no he llegado el Oso sale corriendo a buscarme, ya que una vez me cansé y no pude regresar a casa solo. En fin, parece que estoy más sordo que “La Gorda” el Oso me reclama mucho por el volumen de la televisión “dice se oye hasta abajo” no le creía hasta que un día lo comprobé, parece mentira, ya que vivimos en el tercer piso. Estoy muy orgulloso por haber comprado con muchos sacrificios éste “Bendito departamento” que nos da la tranquilidad de tener un techo y unas paredes donde protegernos de la lluvia, del frío y del sol. Un lugar para dormir sin la preocupación de pagar renta. Gracias a Dios y a mi trabajo de, no sé, cuántos años, tengo una pensión, con ella pago a una persona para que nos atienda de lunes a viernes. Han sido varias en pocos años, es un verdadero lío, llegan tarde y a veces no vienen, no saben hacer de comer o no tienen sazón, algunas hasta groseras son, ¡ah! eso sí, todas quieren cobrar las perlas de la Virgen. Es frustrante depender de quien sea, por eso “Como duele llega a viejo”, Señor, ya “Llévame por favor” Leo un rato y veo televisión, mientras llegan. Ya casi es la hora de comer y estos cansinos no llegan, estoy acostumbrado a comer a las 3, la falta de alimento me cambia el humor, me siento desesperado, eso me altera, me hace enojar. Ambos coinciden: Por fin llegaron, trajeron flores, es necesario ponerlas en agua. Después de los besos y los abrazos, platicamos un rato, ya saben lo clásico. ¿Cómo están? ¿Cómo se sienten? ¿Cómo les ha ido? Algún comentario de lo vivido durante el tiempo que nos los hemos visto.
81
Licha: No tengo hambre, cómo, para no preocupar al “Flaquito” además me da pena, lo hago muy lento, mis dientes ya no ayudan y por si fuera poco, tengo miedo de que algo en la comida me provoque la enchilada, es horrible. A veces, alguno de ellos me da de comer en la boca, no me gusta, siento me apuran. Ángel: Tengo mucha hambre, debo comer con cuidado los dientes ya no ayudan y con gran facilidad me lastimo las encías, ojalá me den un poco de coca con agua, es lo que más extraño desde la diabetes. Ambos piensan: Me siento un poco fuera de lugar, veo como cuentan sus historias animadamente, pero no escucho y me siento aislado. Me distraigo viendo la tele, o con los juegos de Vale, los dejo creer que entiendo, que sigan con sus pláticas. Se supone vienen a visitarnos, unos no dejan el celular, siempre están escribiendo o viendo algo, otros metidos en la televisión y si la apagamos se molestan. ¿Entonces a qué vinieron? Licha: Siento mucha pena por interrumpir, tengo necesidad de ir al baño. Todos quieren ayudar a llevarme, Turi es el que sabe moverme ya tiene práctica. Aquí sentada en el baño, me pierdo de todo y de nada, prefiero perderme en mis recuerdos. Ambos piensan: Anochece… Llega la hora de la despedida, la bendición, nuevamente besos, abrazos, los acostumbrados “Se cuidan”, “Échenle ganas”, “Coman y tomen sus medicinas” Nos quedamos solos. Ángel: ¡Oso! Licha: ¡Turi! Ambos dicen: ¿Y tus hijos?, ¿Cuándo vendrán?, hace mucho tiempo no los vemos, no nos quieren, danos de cenar y acuéstanos por favor. Ángel: Nuevamente una inyección de insulina, las pastillas, un café con pan, el Oso me cobija y a dormir. Licha: Solo quiero un Quick con pan para poder tomar mis pastillas, Turi me acuesta, cobija y a dormir.
82
Ambos: ¡Qué bueno, vinieron los muchachos, estuvimos muy felices!, ¡Dios los bendiga! Licha: Sólo nos falta nuestro “Charlie” Ángel: Nuestro amado “Prieto”, se nos adelantó, algún día lo alcanzaremos. Ambos: ¡Dios lo bendice! Ángel: Un beso, Gordita, buenas noches, descansa, hasta mañana. Licha: Un beso, Flaquito, buenas noches, descansa, sueña con los angelitos, hasta mañana. Ambos seguramente dicen: A todos, ¡Gracias por compartir un día con nosotros! ¡Dios los bendice!
83
Dónde está Doña Vero? David Eligio Maldonado Sumida en su viejo sillón en su departamento del tercer piso de alguno de los edificios de la Sección F de la Unidad Plateros, desde ahi doña Verónica pasaba las largas horas de las noches sin poder dormir, solo acompañada del viejo gato pardo que hace mas de ocho años rescatara una madrugada de abajo de uno de los autos chatarra abandonados en el estacionamiento de enfrente de su edificio y de su eterno dolor de cabeza, desde ahí veía pasar el tiempo dándole vueltas y vueltas a las añoranzas y a sus recuerdos. Una de esas noches de aquel febrero de 2020, cuando por fin estaba agarrando el sueño, en el departamento de su vecino comenzaba la música que se oía tan fuerte como las carcajadas y las majaderías que alegremente los invitados sin el menor pudor gritaban y obligaron a doña Vero a parase con la dificultad que le imponía su peso y con el temblor de sus piernas a mejor prender la televisión, a ponerse sus gruesos lentes con fondo de botella a ver el noticiero de la media noche. Refunfuñando se decía “y a mi que me importa que en China haya aparecido esa enfermedad del Coronavirus! Estamos a miles de kilómetros de allá y lo que el gobierno debería de atender es la corrupción e inseguridad que nos esa matando… esos periodistas ya no saben ni que informar en la televisión” Así pasaban los días y las semanas, la diabetes de doña Vero empeoraba, aun así ayudada de su bastón a mediados de marzo salió a caminar. Recorriendo los andadores cercanos a su edificio se deleitaba viendo en los jardines las plantas, los arbustos y las flores que adornadas de abejas y de colibríes le animaban el espiritu, en eso se topó con la señora de la limpieza a la que preguntó porqué traía puesto aquel cubrebocas, que si estaba enferma a lo que la señora le contestó que no estaba enferma que era por acatar una orden del gobierno para evitar enfermarse del coronavirus que todos dicen es muy contagioso, que ya se había declarado la pandemia y que por favor ni se le acercara porque el
84
mismo gobierno recomendaba mantener la “sana distancia” entre una persona y otra. ¡Que señora tan exagerada¡ pensó doña Vero, metros más adelante notó que también el jardinero portaba el cubrebocas, y también el tamalero y el licenciado del departamento 22 y su niño, todos traían cubrebocas!... Preocupada, pensativa mejor se regresó a su casa para llamar a su hija que vivía también en Plateros pero en la Sección H y platicarle lo que vió. Su hija la regañó y le dijo que no hiciera caso que eso es puro invento del gobierno. Sin embargo ante la avalancha de los anuncios gubernamentales que invitaban a la población a acatar las medidas sanitarias doña Vero aceptó y entendió la gravedad de la pandemia y ya mejor escuchaba la radio porque cada vez le costaba más trabajo ver la tele. Y así una de esas madrugadas sintió que todo le daba vueltas, sintió muchas nauseas y un escalofrió que le recorría el cuerpo… como pudo se dirigió al baño, como pudo después buscó el teléfono y le llamó a su hija varias veces hasta que por fin le contestó…”Y ahora que te pasa madre! Ya ves la hora que es?”. Llegó la hija a auxiliar a doña Vero, llamó muchas veces al 911 hasta que le contestaron recomendando que no saque a la enferma, que espere lo más posible en su casa, que mientras tome tal o cual medicamento porque clínicas y hospitales de la ciudad especialmente del ISSSTE o el IMSS están saturados de enfermos del coronavirus, no hay camas, no hay ni sillas para sentarse, que doctores, enfermeras y camilleros no se dan abasto con tanto paciente!. Pero dónde atienden a los que no tienen coronavirus? Nadie sabe nada. Aunque sea llévenla con el Doctor Simi, proponía alguno de los parientes, otro proponía llevarla al Hospital Enrique Cabrera que queda muy cerca, otro pariente presume ser influyente y conocer a un político importante que quizá pueda apoyar, pero eso sí: todos los parientes y amigos opinan desde lejos, opinando solo por teléfono, ni de chiste acercarse al domicilio de la enferma, no vaya a ser la de malas que se haya contagiado de esa cochina enfermedad. Para que arriesgarse!. Solo su hija está ahí, triste, angustiada y cansada del desgaste de tantos días de ciudar a su mamá y además de cargar con las angustias económicas ya que no 85
tiene trabajo, sobrevive de vender joyería de fantasía con lo que esperaba pagar los cuatro meses de renta atrasada que le está cobrando a cada rato la casera y que por ahora solo le daba para mantenerse ella y su hija de 9 años. Doña Vero permanece consciente pero con sus ojos cerrados en aquella cama, ya no sabe cuando es de día ni cuando es de noche. A veces le parece escuchar el canto de los pájaros que se posaban en el cedro y las bugambilias que estan frente a su edificio y hasta se imagina los años en que salía con su hija de la mano y su esposo para cruzar la sección F y la Sección E de la Unidad para ir a comprar la despensa al Aurrerá que estaba junto a las Torres de Mixcoac. De pronto doña Vero ya no escucha, ya no vé ni siente nada. Son las 4 de la mañana de un día cualquiera de verano y una ambulancia con las luces apagadas de manera sigilosa se detiene enfrente de su edificio del cual descienden camilleros con trajes blancos, como de astronauta cargando una camilla y presurosos suben al departamento uno de ellos toma los signos vitales de la enferma y certifica que aún está viva. Se dice y se rumora que la ambulancia llevó a doña Vero al ISSSTE que está en Barranca del Muerto y Revolución que a su hija (única acompañante) no la dejaron entrar al hospital y que después de tres días y de varios reclamos por saber el estado de su mamá por fin la llamaron a una oficina del hospital para informarle que su mamá había muerto. Llorosa pidió un momento para avisar a la familia y preparar el funeral… No, no no! Ningún funeral, le espetó malhumorado el oficinista que le atendía. El cuerpo de su mamá será cremado y solo se le entregarán las cenizas, son las instrucciones que tenemos!, punto. Los jardines de Plateros ya tienen muy crecido el pasto y la hierba debido a la abundante lluvia de los últimos días, a pesar de ello el jardinero se queja porque nadie lo llama para cortar ese matorral y piensa en ir con doña Vero, ella siempre lo contrata para esos trabajos porque ama los jardines, toca el timbre de su departamento y la señora de la limpieza le dice “ni toque, esa viejita por no pagar ni contesta ni abre, mire que lo digo yo que llevo buscándola muchos días !”. 86
Sumida en el viejo sillón, la hija de doña Vero se pierde en un profundo sueño, por la ventana entra un viento fresco que anuncia tormenta y remueve un papel que es el acta de defunción de doña Vero donde se alcanza a leer “muerte por neumonía atípica” la muerte de moda, la muerte que oculta la que puede ser la causa verdadera: la muerte por coronavirus o como le pusieron después muerte del Covid19, para el caso da lo mismo. Cd. De México, agosto 2020.
87
El lugar soñado Liliana Olivares García
La llegada Hace tres años que me mudé, aquí, a Plateros, un lugar que estaba por darme un nuevo hogar, vecinos, increíbles pasajes entre edificios y nuevas anécdotas por contar. Este me era un lugar desconocido, pues solía venir una vez al año a festejar a un familiar y eso cuando no elegíamos algún restaurant u otro establecimiento. La noticia de mudarnos fue muy grata para mí, siempre me han gustado los cambios y conocer gente. Aún recuerdo el primer despertar, miraba el techo blanco y liso; las paredes naranjas y el closet blanco, caía en cuenta que ya no era ese el cuarto donde pase mi infancia, ahora me encontraba en el sitio que me vería convertirme en una mujer adulta. Me pare, abrí las cortinas y corroboré, que justamente ya no despertaría en medio de una colonia industrial, como lo había hecho durante 17 años; desde ese día en adelante, lo haría en medio de una unidad habitacional, rodeada de vecinos y lo mejor, de árboles y flores.
Conociendo a los platerenses Los primeros meses fueron una odisea, no estaba acostumbrada a cargar tantas llaves, siempre las olvidaba y me quedaba fuera del departamento esperando a que alguien llegase, este hecho me permitió conocer a los vecinos, ver quiénes eran más amables, quienes te ignoraban por completo, incluso pude notar los roces que había entre los mismos. Fue fácil darme cuenta que en mi edificio ni en el saludo se ponían de acuerdo, esto me desilusionó un poco pues yo imaginaba que podría llegar a formar amistad con ellos. Fue, y sigue siendo, sorprenderte ver tanta gente con mascotas, pues no solo es un perro el que sacaban a pasear, eran hasta cuatro y de diferentes tamaños, me da mucha alegría ver tanto amor a las
88
mascotas; esta singularidad también sirvió para iniciar conversaciones y crear lazos con los vecinos, pues fue fácil iniciar una conversación con un “¿Cómo se llama tu perrito?”, que quizás culminaría con un intercambio de números telefónicos. Hasta la fecha, es muy probable que me pierda recorriendo los pasillos de la unidad, pero creo que se ha vuelto mi actividad favorita, salir, ver, observar y contemplar las entradas de los edificios porque solo viendo ese pedazo uno puede imaginar la relación entre los vecinos del mismo, pues cuando hay buena relación o tienen el mismo interés por su hogar, se nota en el exterior, en la fachada, en el cuidado del jardín, inclusive en las escaleras de la entrada; he notado que algunos ya hasta tienen rampas para discapacitados. Esto es más evidente en épocas de sembrina,ya que dichas entradas están llenas de series de muchos colores, conectado una ventana con otra y sacando a relucir el espíritu navideño, todo lo contrario a otros desérticos pasillos.
Mi lugar favorito Casi al dar las 7:30 AM, salgo a correr, algunos días, de forma alternativa. El hacerlo por mantener una condición física saludable queda en segundo plano, cuando en el proceso recorro los alrededores de la unidad. Sentir el viento frío de la mañana convertirse en el calor corporal, mientras miro hacia enfrente y distingo, a lo lejos, la Torre Manacar, un un poco más allá de Mixcoac o la Torre Anseli, justo a un lado del Centro Comercial Portal San Ángel frente a metro Barranca, es esplendido; dejando atrás los voluminosos edificios, se deja ver el segundo nivel del anillo periférico, a veces cuando hay neblina pareciera que los coches van volando cuando pasan, maravilloso. Pero, después de recorrer incontables veces tan maravilloso lugar, me di cuenta que hay un sitio espectacular, dónde me gusta pasar las tardes; hay una árbol grande y frondoso, junto a una roca grande y cómoda,desde donde se puede contemplar el cielo, y se mira maravilloso, por las mañanas se ve despejado y uno se puede detener a buscarle forma a las nubes,mientras que por las noches es inevitable no ponerte a buscar las diferentes constelaciones;
89
justo enfrente hay un área con aparatos para el entrenamiento físico, estos enmedio tienen rocas ordenadas en círculo y de forma aleatoria, pero que asemejan al círculo de Stonehenge,o bueno eso me recuerdan a mí; a un lado de estos una vieja canasta de Basquetbol y en el piso las marcas de lo que fueron los límites de la cancha y hasta al fondo tres solitarias bancas desde donde el panorama se ve excepcional, pero no solo por eso me gusta, este lugar está en un segundo piso, y si te acercas un poco al barranco se puede ver la explanada del piso de abajo, así como los edificios que los rodean,y es ahí, dónde una da rienda suelta a la imaginación, un lugar dónde una cree en la utopía de una comunidad que se fortalecerse entre sí, que buscar convivir y sumar esfuerzos y siempre se encuentra mejorando para beneficiar a sus vecinos; me imagino que en los exteriores como lugar con tardes de cerveza,pizza y chocolates; y de noche guerras de almohadas coqueteando con disparates. Llegar aquí, ha sido, una luz en medio de tanto caos, independienteme de los vecinos, es un lugar que pareciera hecho con citas de amor o con algún truco de magia, pues hay amplitud para la imaginación, para la inspiración y para la libertad.
90
Plateros y Oriente Miguel Alejandro Nájera Ortega
I Sobre la banqueta había 3 manteles blancos, o es la impresión que tuve. Estaban manchados con sangre, los vecinos desde la ventana, con teléfonos en mano llamando a la policía. Los autos detenidos en una caravana con la obsesiva misión de perdurar, no avanzaban. Todos nos volvimos como una galaxia girando hacia un único centro que eran 4 cuerpos tirados en el pavimento. Se habían oído al menos unas 20 percusiones, como una ráfaga funesta cayeron en la contra esquina de Manuel Cañas a finales de 2018. Ahora el mes podría parecer incierto, nadie sabe indicar. No hay culpables, no hay quién pague, sólo los familiares pagarán con su dolor la ejecución de estos hombres. Este episodio me hizo ver la gran misión de irme de casa. Un barrio que, si bien ha ido cambiando, nunca ha destacado por logros positivos, salvo el logro inverso de ser la colonia más peligrosa de la ciudad y cuyas entrañas escupen la mayor cantidad de reos hacia las penitenciarías. Algunos dijeron que eran pandillas rivales, que los unos robaron las motos de los otros, otros que por venganzas por droga no pagada. Pero el conflicto de hizo calor y el calor incendio. Y las imágenes aún permanecen en relatos olvidados que se coronan con un altar improvisado donde, día y noche, hay una vela encendida. 4 rostros pintados en la pared frente a la cual fueron acribillados, un paredón de fusilamiento improvisado en el corazón de Desarrollo Urbano Quetzalcóatl.
II Pasaron 2 años más para que, en medio de una pandemia mundial, decidiera cambiarme de casa. Total, si sobreviví 27 años 91
en Iztapalapa, qué podría pasarme ahora en Álvaro Obregón. Nada. Entrar y salir de fase: 6 de la mañana de 6 de julio de 2020. La temperatura golpeando en los huesos, entrando fuerte como una tempestad, dando calambres y yo dando tumbos en mitad de la oscuridad de mi cuarto. Tomando mis últimas cosas no empacadas. De pronto, un repicar simulado en el zaguán. ¿Quién inventó las mudanzas? Ojalá pudiéramos desinventar el apego y dejar todo en las viejas casas, no llevarnos nada; pero somos animales de no olvidar, de no dejar. Don Julio nos ayudó a bajar la cama del primer piso y luego de unos pases de mudancero maestro, emprendimos la huida. Digo huida para compensar el poco pesar que me costó dejar mi casa. Para añadir tragedia a la alegría que me inundaba por ir a conocer el nuevo mundo, a buscar especias en la India y encontrar América. Adiós, Iztapalapa. Si soy un animal de no olvidar y de no dejar, también me gustaría un día ser un animal de no volver. Y, aunque no soy ingrato y hable siempre de ti como un sueño dorado, necesito ver el mundo, me dije. Adiós, Iztapalapa, estoy amando a un nuevo lugar de no morir, un nuevo lugar de voces ocultas que quiero descubrir.
III Plateros era una promesa. Cuando busqué en internet, artículos sobre este sitio decían los titulares: Plateros, insegura y olvidada… Empezamos mal, pensé. Pero sabía una cosa, entre más busque y entre más me guíe por voces ajenas nunca dejaré hablar a la única voz que nos ha llevado a tantos sitios inimaginables. La voz de las aventuras. Alma de marinero, qué le voy a hacer si yo nací en el mediterráneo citadino, en el oriente del oriente, al rincón. También debía ser yo valiente como los primeros exploradores. ¿No llevamos todas las personas un Galileo atravesado en la frente? Que nos hace ver que
92
nuestra tierra no es el centro sino algo más, más luminoso aún. Igual que los pensamientos, lugares que brillan con luz propia. Entre charlas, chistes y baches, llegamos a una nueva delegación. 7:30 de la mañana. Enterradas en la arena, unas torres se asomaron en el horizonte. Eran todos los horizontes colapsando en un único y raro objeto: la unidad. Nunca antes se había visto un sustantivo ser un verbo hasta que conocí Plateros. Una pantalla abierta que alcancé a ver a lo lejos. De pronto me llené de emociones. Quería subir a todas las torres. Yo ya quería ser platerense antes si quiera de conocer su nombre. Bajamos de la camioneta y empezamos un baile de ir y venir, subir y bajar, 3 pisos y uno más. De aquí para allá. A las 8 de la mañana ya estaba todo en su sitio, que no acomodado, pero en su sitio, a fin de cuentas. Una ventana abierta, espléndida. Todo el cansancio se me olvidó, coloqué mi librero, sus libros en orden, ropa, pinceles, colores y papeles. Regresé a casa esa misma tarde para traer mi coche y unos últimos utensilios para cocinar. Era 6 de julio de 2020. Regresé a eso de las 4 o 5 de la tarde a Plateros. No entendía cuál era la dinámica de estacionarme en una avenida grande entonces dudé de si tenía que poseer un permiso para quedarme aquí o si tenía que pagar a un cuidador o qué. Di un par de vueltas sobre la avenida usando los retornos y vi con desconfianza a unos policías que me veían con desdén desde que vieron mi coche. Al final decidí quedarme estacionado y, como en un acto de aparición, al ir bajando mis cosas del coche, de reojo alcancé a ver a los mismos policías viniendo hacia mí. Están caminando por la banqueta, me engañé. De nuevo agachado dentro del coche y de nuevo fuera y, a pocos centímetros míos los policías viéndome bajar jabones, sopa de pasta y sartenes. Un encuentro ridículo donde o yo era el famoso criminal que se roba baterías de cocina o era un vecino despistado que no sabe que debe comportarse de forma natural frente a los policías. Lamentablemente aprendí a sospechar, pero esta no sería la oportunidad de ejercitar la suspicacia.
93
Hola, les dije, ¿puedo estacionarme aquí? Soy nuevo en la unidad y no sé si está bien. AH, dijeron ambos, qué bueno que nos dice. Es que ya ubicamos los coches de los vecinos, qué bueno para identificar que es vecino. Sí, puede estacionarse aquí si no tiene cajón de estacionamiento. No se preocupe, nosotros aquí le echamos un ojo. Pues si le echan ojo como a mí, yo encantado que lo cuiden tan de cerca, pensé. Muchas gracias, contesté. Y me subí raudo para estar en mi nuevo espacio.
IV No fue sino hasta días después que subí a la azotea. Con timidez subí las escaleras y salí a ver el patio de jaulas. Sentí, luego de asomarme hacia el vacío, un lleno total. Era entonces una moneda girando en el aire. Era 8 o 9 de julio de 2020. Era como mediodía, hacía sol y hacía viento. Y hacía todo. Fui errando entre lugares, oropeles y ultramares. Desconfiado, confundí mi vocación, porque soy psicólogo, pero quería desde siempre ser amante y no lo supe hasta estar aquí. De golpe se asomaron hacia mí muchas serpientes de viento, y mis ojos encontraron mucho más de lo que les cuento. Era como coincidir con todas las confesiones de borrachera, todas de una sola. Sentí como si me robaran 1000 besos en 1000 vidas diferentes y siempre todo acababa en una brisa. Era entonces 8 o 9 de julio de 2020. Desde entonces, aunque extraño mi antigua hogar, Plateros me enamora. Esta es la crónica de un amante que, de forma retorcida, se enamoró de un lugar. Soy un animal de no olvidar, de no dejar, pero también quiero ser un animal de obstinar, de saber que dentro de la ciudad ora gris, ora peligrosa, existe un sitio como una flor abierta.
94
Hermosa flor de colores, recta y de líneas paralelas. Me obstino en saber que dentro de un entorno funesto hay siempre una meca de misterios esperando: es Plateros. Desde aquél encuentro de hombre y cielo, de aquél encuentro entre el Oriente y Plateros, lo entendí. Más grande que los hombres, más fuerte que las máquinas, este sitio es, una idea. No sólo grande por su estructura per sé, tan titánica. No sólo por la gente que vive aquí, este sitio igual que los pensamientos que generan las revoluciones, tiene el potencial de ser eterno. Sólo el paso del tiempo será testigo de Plateros, y aún si todo se derrumbara habría un Plateros sobre Plateros. Y mil más pues este sitio es una idea. Eterna flor de preguntar. Es la crónica de una duda, de saber qué hace un ser de oriente en la casa de todas las cosas, la Unidad Plateros, que vive jugando y haciendo todas suyas las cosas del tiempo. Era entonces 8 o 9 de julio de 2020.
95