Sociedad
Aportes
Entrevistas
Un objetivo clave para el desarrollo Consumo y producción sostenibles
El regreso a la escolaridad presencial Volviendo a habitar el espacio común
Economía de Comunión Jóvenes que generan valor
Ciudad nueva URUGUAY | PARAGUAY Abril 2021 | Nº 4 | Año XLI
Chiara Lubich y la Política África
Pascua es esperanza Se vende.
¿O no?
Una “cultura de la resurrección” que se manifieste en amor hacia los demás es un imperativo ético, en el drama existencial y social que vivimos, y puede ser compartida por creyentes y no creyentes, sobre la base del “principio esperanza”
Sumario Nº 4 Abril 2021 Año XLI
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Ciudad nueva
Editorial - Pascua en tiempos de Covid - La globalización espiritual
Revista mensual internacional editada por el Movimiento de los Focolares
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Mens sana Intimidad de la pareja en crisis
Propiedad de la Asociación Civil Ciudad Nueva Ciudad nueva en el mundo: 36 ediciones en 22 idiomas. Fundada en 1956 en Roma por Chiara Lubich, con la colaboración de Pasquale Foresi.
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Cultura Tolstoi: un hombre en busca del sentido Sociedad / Aportes Volviendo a habilitar el espacio común
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IP Agencia de Información Paraguay
Sociedad Para un consumo y una producción sostenibles
Administración y redacción - Paraguay Independencia Nacional 1076 Asunción Teléfono: (021) 45 13 68 ciudadnueva@focolar.org.uy
Entrevistas Jóvenes que generan valor
Presidente: Santiago Mampel Director de redacción: Silvano Malini
Mundo La era Biden
Consejo de redacción: Lenys Alcaraz, Lidia Iglesias, Claudio Larrique, Alejandro Poirier, Eduardo Roland y Malena Siciliani
Zona de diálogo Algunas maneras de iluminar la “noche del diálogo”
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Cultura de la unidad ¿Cuál esperanza?
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Palabra vivida Construir relaciones bajo cualquier circunstancia
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Todos hermanos Un sueño a partir de la historia
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Fotos de tapa: Pexels Quang Nguyen Vinh
Ciudad nueva - Abril 2021
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También en:
Centros de difusión - Mov. de los Focolares
Espiritualidad Los “ojos de Pascua” y la vida escondida
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Ciudad nueva
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Vida sana La dieta informativa
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Redactor responsable: Dr. Raúl Gamarra Santa Cruz Pablo de María 1032, Montevideo rgamarrasantacruz@gmail.com
Los contenidos textuales pueden reproducirse total o parcialmente citando la fuente: Ciudad nueva. Este número se cerró el 26 de marzo de 2021.
Focolares - Fruto del árbol de la vida - De los pioneros al “focolar” de Santa María
Ciudad Nueva
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Palabra de Vida Abril 2021 “Yo soy el buen Pastor. El buen Pastor da su vida por las ovejas”
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Editorial
Pascua en tiempos de Covid Paradójicamente, la tragicidad de la inédita situación que estamos viviendo a raíz de la pandemia a lo mejor nos puede ayudar a captar mejor la buena noticia de la Pascua. Antes que nada, quizás hemos madurado la conciencia de que, no obstante nuestras vidas frenéticas y aceleradas, somos frágiles, estamos expuestos a los golpes de la enfermedad y de la muerte. Esa muerte que los medios de comunicación y la cultura posmoderna habían relegado al olvido detrás del culto del cuerpo y de sus mil cuidados. Ahora un triste boletín nos la recuerda todos los días, y nos obliga a enfrentarnos al sentido que damos a nuestra vida y a la manera de conducirla. Y naturalmente, con la pregunta del qué pasa “después”. ¿Existe una esperanza que no defrauda, algo firme al que aferrarse incluso cuando
todo es incertidumbre? Para los cristianos, la Pascua de Jesús es nuestra ancla salvadora, porque él sabe qué son el miedo, la angustia, la muerte, la soledad, la desesperación, el abandono. Experimentó todo eso plenamente, pero lo “envolvió” y lo trascendió con la resurrección. Estas trágicas experiencias ya no tienen la última palabra. No estamos exentos de ellas, pero podemos vivirlas de otra manera: como resucitados. Para vivir como resucitados con Jesús, caminemos como los discípulos de Emaús (Evangelio de Lucas 24, 13-35): compar-
Cathopic Francisco Xavier
tamos nuestras desilusiones y dejémonos guiar por su Palabra, capaz, todavía hoy, de calentarnos el corazón. Marco Tibaldi
La globalización espiritual
Hoy la globalización con sus leyes impone que, no obstante los embates de la segunda o de la tercera ola de la pandemia, la economía ya no se detenga, pese al riesgo de millones de vidas perdidas. Las migraciones se detuvieron sólo aparentemente. Basta pensar en los millones de indios que, ni bien su gobierno decretó la cuarentena, comenzaron
a caminar para regresar a sus aldeas, distantes centenares de kilómetros de las megalópolis donde vivían. Siempre hay quien está peor y, por otra parte, también quien está mejor. En este panorama, incluso las religiones se tornaron más globales. Quizás la imagen del papado de Bergoglio que quedará para la historia sea la de Francisco caminando solo, una noche de marzo de hace poco más de un año, bajo la lluvia, en una plaza de San Pedro desierta. Fue un momento de oración para toda la humanidad y con toda la humanidad: nunca como estos meses, cardenales, obispos, rabinos, imanes, monjes budistas… salieron de sus iglesias, templos, sinagogas y monasterios desiertos e ingresaron a YouTube, Zoom, Facebook, Twitter, Instagram, medios para oraciones y reflexiones cada vez más globales. Webi-
narios internacionales contribuyeron al diálogo interreligioso. Rostros de líderes y fieles de distintos credos se encontraron “codo a codo” para meditar y orar según las respectivas religiones. La pandemia creó muros y tensiones pero también develó nuevas maneras para unirse. Es impresionante el número de grupos de distinta índole que nacieron espontáneamente en este tiempo, y que ahora llevan prestan su ayuda con creatividad y generosidad. La globalización presentó al Covid-19 un mundo dividido, pero el Covid podría restituirnos una humanidad distinta. Como dice el Papa Francisco, de una crisis se sale mejores o peores. Depende también de cada uno de nosotros. Su encíclica Fratelli Tutti —que comenzamos a desglosar a en este número— nos puede ayudar a salir mejores. Roberto Catalano Ciudad nueva - Abril 2021
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La columna de Gaspar Diálogo entre personas de diferentes convicciones
Acerca de
Envejecer (V)
Estamos de lleno reflexionando en torno al tema de la vejez, como consecuencia de haber visto el film Lucky (sugerimos leer columnas anteriores). Es que, ajeno a las modas, los gustos, incluso al debate entre el nuevo Hollywood y el cine independiente del que fue partícipe, Stanton (el actor protagonista) siempre ha sido una especie de espíritu libre del cine norteamericano. Y lo mismo es su personaje en Lucky: un tipo que no cree en nada y asume de la forma más sencilla que sus días en este mundo llegan a su fin. Y nuestro debate deriva en temas en torno al envejecer y a la vejez en general. Por ejemplo, ¿por qué está aumentando la enfermedad de Alzheimer? De hecho, lo que ha aumentado es la esperanza de vida. A los 65 años de edad, 1 de cada 100 personas padece algún tipo de demencia; a los 85 años la proporción es 1 cada 6, y entre estas demencias la de Alzheimer es la principal. En todo caso es un drama familiar al que se le está prestando mucha atención. ¿Es frecuente la ceguera en el anciano? No, la ceguera total no es frecuente. Lo que sí aqueja al anciano son problemas de cataratas, el glaucoma (aumento de la presión del globo ocular) y las lesiones degenerativas de la mácula (zona central de la retina); las dos primeras curables y de peor pronóstico la tercera. En
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Ciudad nueva - Abril 2021
todo caso es uno de los órganos del cuerpo humano que requiere revisión frecuente por el médico especialista. La diabetes es una de las causas de ceguera o dificultad de la visión en el anciano. Entre el 16 y el 18 % puede padecer diabetes a los 65 años de edad. La mitad de los enfermos no saben que padece de diabetes. La enfermedad puede presentarse insidiosa, sin que el enfermo aprecie ningún signo alarmante. El examen de sangre que deben hacerse los ancianos periódicamente es el mejor método de descubrir la enfermedad. El control del azúcar en la sangre, el control del peso, el examen médico periódico y una dieta adecuada, son medidas aconsejables. ¿Por qué ahora el cáncer es tan frecuente? Sencillamente porque vivimos más. Hasta los 90 años la frecuencia del cáncer va aumentando, pero a partir de esa edad la frecuencia se estabiliza, e incluso, tiende a disminuir. Muchos de los cánceres, como los de pulmón, de colon, de mama y de próstata, son más frecuentes en personas de edad avanzada. La mortalidad por cáncer aumenta con la edad hasta los 90 años. Después se estabiliza. La explicación que dan los investigadores es que el cáncer es una enfermedad agresiva y gran consumidora de energía. Pero no todos los cánceres tienen relación con la edad. Las leucemias pueden aparecer a cualquier edad. Aunque existen diferencias en la frecuencia de ciertos cánceres según la alimentación y el estilo de vida (tabaco, etc.) y, por otro lado, existen también factores de carácter familiar, no cabe duda que el azar es todavía el dueña del cáncer. Hoy conocemos mucho más que hace 50 años acerca del esta enfermedad y las investigaciones se multiplican en todos los países. Los avances en el tratamiento son considerables, pero todavía desconocemos su entraña íntima.
¿Por lo general, el anciano se muere principalmente del corazón? Así es, el corazón es muy sensible a los efectos de los años. En Estados Unidos, por ejemplo, las enfermedades cardíacas causan la muerte de una de cada 40 personas a edades comprendidas entre 65 y 69 años; una de cada 27 entre los 70 y los 74 años; una de cada 17 entre los los 75 y los 79 años, una de cada 11 entre los 80 y los 84 años y una de cada siete en los mayores de 85 años. El endurecimiento de las paredes de las arterias principales da lugar a un aumento progresivo de la presión sanguínea lo cual obliga al corazón a trabajar más. Esta compensación tiene un costo. En cada latido el corazón debe esforzarse más y utilizar más energía. Por eso el cuidado de los niveles de colesterol y otras grasas de la sangre es tan importante. Una alimentación saludable, pobre en grasa de origen animal, es, junto al ejercicio físico, una medida aconsejable. La ateroesclerosis se inicia sorprendentemente temprano, se desarrolla al cabo de los años y puede llegar a provocar infartos del corazón, causa de muerte tan frecuente en los mayores. También las fallas en las vías respiratorias son causa de muchos problemas. El cuidado de las infecciones del aparato respiratorio es esencial. Hoy, gracias a las vacunas y a los antibióticos, los problemas son menores, pero todavía la neumonía y el enfisema pulmonar son causa de muerte en muchos ancianos. (continuará)
grupogaspar@gmail.com
*Valoración: Cinedebate
(Cinedebate del 16/11/19) Próxima columna: “Envejecer (VI)”.
(3.95)
Mens sana
Psicología y comportamiento Angela Mammana
Intimidad de la pareja en crisis
La pandemia, como un trauma planetario, nos llevó a reconsiderar las relaciones interpersonales y emocionales, las actividades y las prioridades. Por su naturaleza, el hombre tiende a elaborar las vivencias y a adaptarse a los cambios buscando el bienestar. ¿Cómo ha impactado todo esto en nuestra vida amorosa? La comunidad científica ha realizado algunos estudios, y se ha observado un aumento de los trastornos psicológicos y del malestar psicosocial. La manera en la que hemos reaccionado y enfrentado a la pandemia y a las restricciones resultantes ha sido y es muy subjetiva, cada cual de acuerdo con sus características personales y con la red de vínculos sociales a la que pertenece. El prolongado período de convivencia forzada en las casas fue una dura prueba para todos, y resaltó las luces y las sombras de nosotros mismos y de nuestras re-
laciones. Algunos aprovecharon para relajarse y cuidar la relación con su pareja. Otras parejas sufrieron por la “falta de oxígeno” que experimentaron en el encierro, y descubrieron con sorpresa que estaban viviendo una relación quizás ya en crisis desde hacía un tiempo. Cada pareja intentó su propio camino para hacer frente a la situación. Muchos se unieron para superar esta fase “en tándem”, poniendo las necesidades de los hijos como prioridad. Desde un punto de vista más íntimo, algunos datos han evidenciado una disminución del deseo sexual. Cada pareja puede experimentar muchas formas diferentes de estar juntos. Vivir en plenitud el contacto y la intimidad con el otro presupone que existe una buena autoconciencia, una armonía entre mente, emotividad y corporeidad. La intimidad incluye la relación con uno mismo y con la pareja. Ambas son partes esenciales que nutren la
relación. El aumento (en este período) de los trastornos de ansiedad y del estado de ánimo ciertamente afectan los aspectos relacionales. La gran incertidumbre, la vida monótona sin experimentación y libertad, donde reina el aburrimiento repetitivo de los rituales, pueden alimentar la ansiedad, la ira y el achatamiento emocional. Cuidar los espacios de tiempo personales en donde reencontrar la propia individualidad puede crear esa distancia saludable que reactiva el deseo de encontrar al otro y redescubrirlo. Recortarse momentos de agradable ligereza, junto a las más pequeñas atenciones diarias (mutuas), puede nutrir el “nosotros”. Compartir y hablar facilita el descubrimiento de lo nuevo en el otro. Es inevitable, en nuestra historia habrá un “antes y un después del Covid ”: fenomenológicamente la vida se transformó, y con ella nosotros mismos y nuestras relaciones. Ciudad nueva - Abril 2021
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Cultura
Literatura Lidia Iglesias
Tolstoi: un hombre en busca de sentido La búsqueda del sentido de la existencia en dos obras del escritor ruso León Tolstoi
En 1943, el filósofo Jean Paul Sastre (1905-1980) en su libro El ser y la nada afirma que “el hombre es una pasión inútil”, ya que su existencia carece de sentido al no tener una dirección para desarrollarse. Su coetáneo, el psiquiatra vienés Víctor Frankl (1905-1977) publica en 1946 El hombre en busca de sentido, refiriéndose a una búsqueda que aparece unida insoslayablemente a la condición humana. Un siglo antes, el escritor ruso León Tolstoi muestra a través de su obra cómo el ser y el padecer de sus personajes adquiere sentido desde la trascendencia. Frankl, sobreviviente de los campos de concentración, afirmaba que “vivir significa asumir la responsabilidad de encontrar la respuesta correcta a las cuestiones que la vida plantea, cumpliendo la obligación que nos asigna”1. Y que “la persona que conoce el ‘porque’ de su existencia podrá soportar casi cualquier cómo”. Para abordar esta problemática tomaremos como ejemplo dos novelas de Tolstoi, que profundizan en la capacidad del alma humana de evolucionar a par-
Tolstoi con una de sus nietas.
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tir de una situación límite: La muerte de Iván Ilich (1886) y Amo y servidor (1895). En ambos relatos, los protagonistas son personajes socialmente relevantes: Iván Ilich, juez de instrucción y Vasili Andréievich, próspero comerciante. Como compañeros en el camino que los llevará al encuentro de su verdadero ser, Tolstoi coloca a dos criados, personajes secundarios al comienzo de la narración, en una sociedad fuertemente marcada por las diferencias de clase. Se trata, respectivamente, de Guerásim y de Nikita. Tolstoi adhería al concepto de Rousseau acerca de la relación entre la bondad humana y la vida en contacto con la naturaleza. Los criados encarnan la religiosidad primitiva, traducida en actos de abnegación que acabarán por iluminar el camino de sus amos. Éstos, hombres soberbios y autosuficientes, moldeados por la experiencia del dolor y en contacto con la sabiduría de los simples, se convertirán en aprendices, y los criados, en maestros de vida. En La muerte… el relato comienza cuan-
do el protagonista acaba de morir y caen las máscaras de familiares y amigos, indiferentes y mezquinos al calcular cómo les beneficiará esa muerte y deseosos de escapar para disfrutar de sus vidas. Los capítulos siguientes se centran en la vida de Iván, su ascenso social, el traslado a una nueva ciudad y el trivial accidente doméstico que a través del sufrimiento lo enfrentará a la verdad sobre sí mismo y sobre quienes lo rodean. Padre y esposo desapegado, en su dolorosa y prolongada enfermedad sólo tiene la compañía de su hijo, de doce años, y de Guerásim, un joven campesino. Ambos, seres puros y no contaminados por el mundo de apariencias y falsedad del entorno. Guerásim intenta aliviar sus dolores y sirve a Ilich sin cansarse, con invariable alegría, mientras su familia se entrega a la vida social. Iván necesita justificar su existencia, creer que siempre actuó correctamente, y sus preguntas sobre la razón y la finalidad de su dolor acuciante no hallan respuesta. Nada queda en pie en ese crudo análisis final (matrimonio, carrera, familia, amistades), sólo la soledad y el oscuro abismo que lo espera. El fin de su vida coincide con una iluminación. La entrada en la habitación de su hijo junto con Guerásim le dicta un gesto de ternura hacia el niño que llora, y entonces divisa una luz y comprende “que su vida no había sido lo que habría debido ser”. Al dejar atrás el yo superficial aflora su yo profundo, y deja atrás la existencia sin temor: “¿Dónde está?¿Qué muerte? No tenía ya miedo porque la muerte no existía ya”. En su lugar “veía la luz”. Según el filósofo Arturo Uslar Pietri (1906-2001), Tolstoi “ha centrado todo el misterio doloroso del acabamiento de
Con sus criados haciendo trabajo manual, que llegó a valorar más que el intelectual.
la vida de un hombre común en quien lo único grandioso va a ser realmente el enfrentamiento con la muerte”2. El título de Amo y servidor ya remite a las diferencias jerárquicas entre los personajes. Inicia con un viaje, metáfora de la vida, que desemboca en la muerte del amo. El comerciante Vasily decide realizar un viaje de negocios en un día doblemente inapropiado: es fiesta y es inminente una tormenta de nieve. Contra su voluntad, acepta llevar a su criado Nikita, campesino honesto y laborioso pero que lucha con su debilidad por la bebida. Sus raídas ropas contrastan con las prendas elegantes y abrigadas de Vasily. Pueden optar por un camino largo pero seguro o por uno corto y riesgoso. Desoyendo la prudente opinión del criado y espoleado por su codicia, el amo elige el camino corto. Azotados por la tormenta, en la creciente oscuridad, extravían el camino. Tienen la oportunidad de pernoctar en una casa, pero Vasily la rechaza. Esta vez están irremediablemente perdidos, y mientras Vasily se dispone a pasar la noche en el trineo, Nikita permanece a la intemperie. El miedo impulsa al amo a escapar solo, apoyado en su natural egoísmo: “En cuanto a éste, le da lo mismo morir. Su vida no es feliz, no siente perderla. Pero yo, gracias a Dios tengo de qué vivir”. Al constatar lo ocurrido, Nikita reacciona comprensivamente y parece darle la razón: “Una vida tan buena no debe tener ga-
en adelante, la compasión orientará sus acciones. Su criado moribundo opera el milagro: el amo no sólo comparte el trineo con él y lo abriga, también descubre en él a un semejante.. Olvida la comodidad para proteger al otro. Aflora en él un sentimiento de ternura y alegría que hace desaparecer su miedo. Se distancia del hombre que fue y se “desdobla”. Habla de sí mismo antes de esa transformación, y dice: “¿Qué iba a hacer? Él [el Vasily de antes] no sabía nada. Ignoraba lo que sé ahora. Ahora no hay lugar a error”. Al igual que Iván Ilich, con la aceptación de la muerte llega la iluminación sobre el verdadero sentido de la vida (que para Vasily, reside en el amor evangélico). Según Susana de Jaureguy, sin embargo, “Tolstoi hace que ese descubrimiento no sea compartido, pues piensa que cada individuo deberá vivir su propia experiencia, intransferible e imposible de ser comunicada”3. La gran paradoja de estos relatos es que, en ellos, el sentido de la vida del hombre sobre la tierra se descubre cuando ésta llega a su fin.
nas de abandonarla. No es lo mismo que nosotros”. Frente a la posibilidad de morir, cada uno reacciona según los valores que rigen su vida. Vasily siente terror porque su utilitario concepto de la fe está desligado de su vida: “Comprendió [...] que el ícono, el pope, las misas, todo aquello era importante, era muy necesario allá abajo, en la iglesia, pero que todas esas cosas, no podían serle de ninguna ayuda aquí”. Nikita, por el contrario, acep- 1 Frankl, Víctor. El hombre en busca de sentido. ta la muerte: “...no le pareció demasia- 2 Uslar Pietri, Arturo. Prólogo a La muerte de Iván do terrible, porque dejando a un lado a Ilich, El diablo, El padre Sergio. Ed Salvat, Barcelos amos que había servido aquí abajo, lona, 1969. como Vasily Andréievich, siempre había 3 Jaureguy, Susana de. Prólogo a La muerte de sentido que dependía del amo princi- Iván Ilich. Ed. De la Plaza, Montevideo, 1979. pal, del que le había dado la vida. Y sabía que al morir continuaría dependiendo de ese amo y que ese amo no lo trataría mal”. Su confianza reposa en la trascendencia. El fracaso de su intento hace reflexionar a Vasily sobre el destino de todo lo que posee, y lo devuelve al trineo, donde encuentra a Nikita a punto de morir de frío. En breves instantes se produce en él una metamorfosis: El escritor en una imagen juvenil. Ciudad nueva - Abril 2021
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Sociedad / Aportes
El regreso a la escolaridad presencial María Laura Deget, Roxana Edith Sasso y María Andrea Ballesi
Volviendo a habitar el espacio común El comienzo del año lectivo 2021 implicó el regreso a los pupitres para muchos alumnos. Volver a encontrarse y a las clases presenciales después de meses (o un año, según los casos) de educación a distancia requiere un replanteo en varios aspectos de la enseñanza y de los vínculos
Ningún sistema educativo del mundo estaba preparado para hacer frente al desafío de la suspensión de clases presenciales como medida de seguridad sanitaria frente a la pandemia por Covid-19. Sin embargo, se construyeron nuevas maneras de sostener los vínculos, de cuidar y enseñar, con los recursos que tuvimos y como pudimos, con mucho esfuerzo y trabajo. En este tiempo aprendimos a resignificar y reinventar los modos de enseñar, tal vez de una manera vertiginosa, tomando decisiones en un contexto de incertidumbre, revalorizando el rol docente y con una dedicación inmensurable para sostener el vínculo afectivo pedagógico. La vuelta a la presencialidad -cuya continuidad aún no está aseguradaestá llena de interrogantes y supone nuevos desafíos: incorporar normas de cuidado de la salud a las que no estamos acostumbrados; organizar formas de alternancia de los grupos en el espacio escolar con el imprescindible distanciamiento físico; restituir la dimensión colectiva del aprendizaje luego de tantos meses; organizar la enseñanza a grupos que transitaron experiencias educativas muy heterogéneas; encontrar maneras de dar lugar a las experiencias, a veces muy complejas, por las que pasaron los y las estudiantes en estos meses. Será el momento de reconstruir lo sucedido en conjunto. Es una oportu-
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nidad también para recuperar lo aprendido y construir nuevas formas de enseñar, de cambiar la mirada y entender lo que significa cuidarnos junto a otros y no de los otros. Recibimos una escuela diferente, habitamos una escuela en la que, por razones sanitarias, se alteraron las formas de organización del tiempo y del espacio. La combinación de las diferentes modalidades (educación presencial, semipresencial, a distancia), la conformación de grupos reducidos y la alternancia (de distintos grados o grupos por días, semanas u horarios) nos imponen, a docentes y estudiantes, la necesidad de volver a mirar el espacio escolar: interrogar lo habitual. Todos deseamos volver al espacio físico “escuela”, ya que sigue siendo imprescindible para la formación de las nuevas generaciones. Hemos comprobado, un tanto abruptamente, que la sociedad actual no está preparada para administrar eficazmente procesos pedagógicos masivos sin ella. La escuela ha sido una construcción compleja que llevó mucho tiempo realizar, que combinó características como gradualidad, universalidad, simultaneidad y grupalidad, por lo tanto, la tarea docente no es fácilmente sustituible por personas no calificadas sobre cómo enseñar, y mucho menos por tecnologías digitales. La escuela que conocemos fue una
invención. Ahora que volvió a abrir sus puertas es tiempo de pensar sus adecuaciones necesarias a las condiciones actuales. Se ha abierto un período de experimentación, de ensayos, aciertos y errores, cuya duración desconocemos. Junto a las ganas de volver hay mucha incertidumbre y temores, pero tener presente que el rol de la escuela es acompañar, cuidar y enseñar puede ser un buen comienzo para reencontrarnos. La puerta de la escuela tiene un no sé qué… Podrían escribirse infinitas historias sobre ellas. Siempre han constituido umbrales que no dejan a nadie indiferente porque indican pasajes sociales que señalan momentos importantes. Por eso no da igual que estén cerradas o abiertas. Transponer la puerta de una escuela es desear, esperar, necesitar, confiar en ingresar a un espacio-tiempo de encuentros, saberes compartidos por los gestos de la transmisión. Es desear, necesitar que alguien
UNICEF Uruguay 2020
nos espere, nos reciba, nos dé la bienvenida, nos reconozca, nos presente a otras y otros, nos ofrezca un lugar en el que podamos sentirnos en confianza para desaprender y aprender, en un espacio propio e íntimo con los pares. Por eso es necesario que cada educador, cada familia, cada estudiante se pueda preguntar, al abrir la puerta de la escuela: ¿Con qué/quién quisiera encontrarme?, ¿qué llevo de mí?, ¿qué puedo donar?
Cuando abrimos una puerta para entrar en un nuevo lugar nunca lo hacemos con las manos vacías. Lo hacemos con nuestras historias vividas, triunfantes y dolorosas. Por eso creemos que sería importante poder mirar —niños, docentes, familias—, desde todo ese bagaje de experiencias, herramientas, aprendizajes adquiridos durante aquella escuela donde los encuentros eran a la distancia. Es hora de echar mano a lo nuevo que ahora nos conforma y ponerlo en juego. No sabemos cómo, pero sí sabemos que es importante que sus puertas estén abiertas, para dar lugar a la alegría de estar juntos, a la esperanza de otra cosa. Para acompañar de algún modo lo que duele y lo que alegra. Para reconstruir la grupalidad y la convivencia en nueva clave. Para resignificar la responsabilidad individual y colectiva dentro y fuera de la escuela. Para demostrarles que sus miradas nos importan. Si fue, y sigue siendo, la distancia física lo que dejará huella de esta pandemia, podríamos también preguntarnos: ¿cuáles son las estrategias, tecnologías, modalidades, propuestas que nos han permitido acercarnos a nuestros niños y a las familias aun en la virtualidad? Cada docente también podría preguntarse qué habilidades pudo desarrollar y poner al servicio de la enseñanza. Cada familia podría dirigir su observación hacia la singularidad de sus hijos en este proceso complejo de aprender, durante la etapa transitada. Y, lo más importante, podríamos proponer
a cada alumno pensarse a sí mismo y en cómo ha podido relacionarse puertas adentro, con su propio aprendizaje y, en el mejor de los casos, cómo ha podido seguir construyendo lo colectivo desde la distancia física. ¿Por qué entonces no partir desde allí, de esto que ahora somos, detrás del barbijo y con una dosis extra de alcohol en las manos? Por otro lado, será necesario repensar los contenidos a desarrollar: ¿les sirve para la vida?, ¿responden a los desafíos actuales con que nuestros alumnos se van a encontrar en esta realidad? Quizá deberíamos corrernos de la preocupación del “qué” vamos a dar y estar más abiertos a elaborar junto a los otros actores de la comunidad educativa un currículo más enraizado en la vida y en los contextos, en el que se aprende a “ser” y a convivir, en el que trabajemos las relaciones con los demás y que cuide y mejore la casa común donde habitamos. Educar desde dentro de la persona, poniéndola en el centro de su aprendizaje, empoderándola para que cultive su identidad, desarrolle sus capacidades y expectativas y contribuya a co-crear el futuro entre todos (es un postulado del Pacto Educativo Global). Son muchos los desafíos que interpelan hoy a las comunidades educativas, pero como dice el escritor Ernesto Sábato: “El ser humano sabe hacer de los obstáculos, nuevos caminos, porque a la vida le basta el espacio de una grieta para renacer”.
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Sociedad
Un objetivo clave para el desarrollo Dori Rodríguez
Para un consumo y una producción sostenibles ¿Cómo conseguir el bienestar de todos –los que estamos y los que vendrán– dentro de los límites del planeta? El consumo y la producción, núcleos del sistema económico, son insostenibles si degradan los recursos naturales y la convivencia humana hasta el punto de alejarnos de un verdadero bienestar inclusivo
Pongámonos un momento a observar la materia disponible para el consumo como si fuera una esfera o cualquier forma geométrica. Como buena materia, es física y es finita. Una parte es inerte, otra está viva, sí, pero con condiciones. En todos los puntos de esta esfera se consume, en todas las regiones se produce, en todas se intercambia. A nadie le extraña que el consumo de materia en algunas regiones sea más elevado que en otras. Sin embargo, no es normal que el consumo de las primeras necesite 13 veces más materia prima extraída que el de las segundas en las que, lo sabemos, el consumo no logra satisfacer necesidades básicas. Podemos calificar este fenómeno como ineficiente, antinatural, insostenible, dependiente..., pero quizá el adjetivo que mejor los resuma sea “absurdo”. Hay guiones que preferiríamos que se quedaran en ficción. Los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) son una meta trazada por las Naciones Unidas para el año 2030 (por eso se los denomina también “Agenda 2030”) y una herramienta para ir más allá de la observación y del conocimiento de datos y pasar a la acción consciente, a escala global y mediante objetivos concretos. El objetivo n.º 12 –consumo y producción responsables–, especifica unas cuantas metas que abarcan aspectos como la eficiencia en el uso y en la gestión de los recursos naturales, los efectos ambientales o la gestión de
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contaminantes y sustancias químicas. Anima a todos los agentes, también a las empresas, a colaborar en el desarrollo sostenible con una especial mención al sector turístico. Otras metas impulsan la información al consumidor y la educación para el desarrollo sostenible y nuevos estilos de vida. El ODS 12 promueve los criterios de sostenibilidad, tanto en el sector público como privado, e impulsa el cambio de modelo mediante políticas públicas que racionalicen los subsidios a combustibles fósiles y fomenten la contratación pública sostenible. Un objetivo transversal El 12 es uno de los objetivos más transversales de la Agenda 2030. El logro del objetivo de consumo y producción sostenibles crea alianzas y permitirá la consecución de los objetivos relacionados con la alimentación (ODS 2), el agua y saneamiento (ODS 6) y la energía (ODS 7), al tiempo que contribuirá a la mitigación del cambio climático (ODS 13). Por su característica transversal requiere el trabajo coordinado del sector público, del empresarial y de la ciudadanía. El sector público, por ejemplo, debería poner normas que favorezcan el consumo sostenible y responsable; la ciudadanía, tendría que contribuir con la conciencia y la ética en el consumo, las asociaciones de consumidores, creando espacios de defensa de los derechos del consumidor y denunciando las incoherencias de algunas empresas. Las empresas, ha-
rían lo suyo siendo consecuentes con su política de responsabilidad corporativa... El desperdicio alimentario muestra claramente la necesidad del trabajo coordinado en una cadena de producción. Se estima que un tercio de los alimentos producidos a nivel mundial acaba en los tachos de basura o, debido a deficiencias en la recolección y el transporte, deteriorado. La solución a este problema pasa por distintos agentes: el sector público, agricultores y ganaderos, las empresas, los mercados o el consumidor final, por mencionar los más visibles. Por ejemplo, servicios públicos y asociaciones privadas pueden colaborar en el aprovechamiento de alimentos en favor de personas necesitadas. Un ejemplo paraguayo es la empresa social Mboja’o (mbojao.com. py). El marco legal puede incentivar las donaciones de alimentos. La cadena de distribución logística, desde el agricultor al minorista, puede evitar deterioros innecesarios de alimentos. El consumidor debe exigir de las empresas transparencia en cuanto a fechas de caducidad y él mismo puede aumentar su conciencia solidaria y ecológica para minimizar los residuos y maximizar el aprovechamiento de alimentos. En el ámbito del consumo energético se estima que los hogares consumen el 29 % de la energía mundial y contribuyen al 21 % de las emisiones de CO2 resultantes. Un simple cambio generalizado a bombillas de bajo consumo generaría un ahorro anual enorme.
Las acciones relacionadas con el ODS 12 pueden tener un impacto positivo en las economías de los países, ya que la transición a modelos económicos, de producción y consumo orientados hacia la sostenibilidad puede llevar a la cultura y el consumo de productos locales. Una herramienta para un cambio ciudadano necesario Como en tantos otros aspectos, el cambio (y a menudo el no cambio, ya que hay tradiciones y usos de nuestros abuelos muy en sintonía con los ODS y tremendamente sostenibles, que simplemente no tenemos que abandonar, sino mantener o recuperar, o adaptar, y transmitir) pasa por que los ciudadanos tomemos conciencia de que tenemos en nuestra mano una potente herramienta de la que apenas somos conscientes: el consumo. Al fin y al cabo, todos los agentes de las cadenas que mencionamos antes
(productores, empresas, sector público, distribuidores, financieros, etc...) son personas comunes y corrientes, es decir… consumidores. Todos tenemos la capacidad de tomar decisiones adquisitivas de acuerdo con nuestras convicciones y, a través de nuestros hábitos de compra, poder influir en el mercado (es lo que algunos denominan “votar con la billetera”), diversificarlo y orientarlo a un desarrollo sostenible. Por ejemplo, si hacemos comercio de proximidad (compramos productos cercanos al “km 0”, o sea producidos localmente), la demanda misma llevará a algunas empresas a adoptar estilos que, ya por la simple razón de reducir gastos de transporte, serán más sostenibles. No se trata tanto de demonizar la globalización, ni el mercado o el consumo en sí ni porque sí, pero sí tal vez de ir incorporando criterios que hasta ahora formaban parte de ámbitos no relacionados con la producción y el consumo. Si la ética, la glo-
balización como conciencia de habitar un planeta compartido, y ¿por qué no? el gusto por la belleza de los productos duraderos, del trabajo bien hecho, del servicio bien prestado, de un intercambio justo, permean nuestros intercambios comerciales, bienvenidas sean. Nos puede llevar a abrir los ojos a la realidad de quien tiene pocas, poquísimas opciones de consumo y solo puede optar por lo menos sostenible; nos puede llevar a buscar formas de inclusión; nos puede llevar a aprender, a descubrir. Y es que producción y consumo son, ante todo, una cuestión de relaciones. Cuidar de las relaciones entre personas en las transacciones y cadenas de consumo-producción nos llevará a evitar la “apariencia de sostenibilidad” (el greenwashing: márketing basado en la presunta sostenibilidad del producto o servicio), a asociar consumo y producción y sus intangibles beneficios con gente tangible. Ciudad nueva - Abril 2021
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Entrevistas
Economía de Comunión Victoria Gómez (desde España)
Jóvenes que generan valor Una pequeña muestra paradigmática de jóvenes que, aun con dificultades, asumen la responsabilidad de generar un mundo mejor y menos desigual a través del trabajo empresarial. Motivaciones y procesos diferentes para fomentar el bien común
Roylan Quesada: el reto de una nueva empresa
—¿Tu primer trabajo? Tuve la oportunidad de trabajar por primera vez en Paraguay, donde llegué de mi Cuba natal. Eso me permitió entender la importancia de comprender la cultura y las claves del país que te acoge. De Paraguay me quedo con la amabilidad y la generosidad de las personas que encontré, una de sus principales riquezas. —¿Como te implicaste en la Economía de Comunión? Conozco la EdC desde adolescente, pero el punto de inflexión fue un día, aún en Paraguay. Me habían pagado el sueldo mensual y de vuelta a casa me puse a contar a los niños que, no escolarizados, trabajaban en la calle: eran tantos que mi salario íntegro no habría alcanzado ni para comprarle un refresco a cada
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uno. Esto me empujó a participar aún más en el proyecto EdC. Al año siguiente, ya en Sevilla, mientras cursaba un máster en la Universidad, me impliqué en el proyecto EoC-IIN [ver recuadro]. Fue muy enriquecedor y adquirí competencias básicas para emprender con los valores de la EdC. —¿Y ahora? Me casé en Sevilla y desde 2019 vivimos con mi mujer, que es cubana, en Valladolid, donde trabajo. En los últimos meses di mi aporte en la recta final de la creación de una empresa de base tecnológica, dedicada a la impresión 3D en el área de órtesis y ortopedia. Una satisfacción grande porque la empresa, además de tener en su ADN los valores de la EdC, ya creó un puesto de trabajo e incorporó al mercado un producto novedoso, con una calidad superior a la existente en cuanto a confort y facilidad de uso, que repercute en una calidad mayor en la vida de las personas. —¿Sueños en el cajón? Crear una nueva empresa. En mis primeros pasos en la EdC en Cuba lo intenté y fracasé, y no por falta de rentabilidad, sino de experiencia: no dejé claro por escrito lo que en España se conoce como “pacto de socios”. Fue una experiencia negativa a nivel empresarial y relacional que puso en crisis una amistad de años. Luego comprendí que eso sucede entre emprendedores que comienzan y que por falta de formación se cometen errores irreversibles que llevan al fracaso. Esa experiencia me regaló las preguntas a las que ahora voy respondiendo. Una de las respuestas es intrínseca a
los principios que supone poner en valor la EdC: en una empresa es más importante la calidad humana que la competencia profesional adquirida, que a su vez se puede mejorar con el tiempo. Los valores forman parte de ese patrimonio que cada persona tiene y que aporta a la empresa, y que la EdC quiere fomentar en el mundo.
Antonio Espinosa: Auara, el agua cambia el mundo
—¿Actividad? Con dos amigos, en 2016 lanzamos nuestra marca de agua, Auara, la primera marca de Europa embotellada en envases de plástico 100 % reciclado. Luego sacamos también agua con gas y Selva, el primer refresco del mundo funcional, ecológico y de comercio justo. La marca vende productos sostenibles en España e invierte el 100 % de sus beneficios en desarrollar proyectos sociales de acceso al agua pota-
ble en países en vías de desarrollo. Desde 2016 hemos terminado más de 90 proyectos en 17 países de varias partes el mundo que dan acceso al agua potable a 56.000 personas. -¿Objetivos? Que el mundo sea un lugar mejor. Impactar positivamente en la vida de los más pobres de entre los pobres: los que no tienen ni siquiera agua. Y, además, innovar para hacer productos más sostenibles y con un impacto positivo. —¿Dificultades? La pandemia ha sido un golpe muy duro. Hemos pasado de estar en nuestro mejor momento, creciendo más de un 100 % a principios de 2020, a tener casi que cerrar el proyecto debido al cierre de la hostelería y a los problemas de la mayoría de nuestros clientes que están en el sector de Hoteles, Restaurantes y Cafeterías. Pero hemos sobrevivido y vamos a ser más fuertes que nunca. —¿Sueños en el cajón? Sueño con un mundo sin pobreza, al menos en términos absolutos, en el que todas las personas tengan las necesidades más básicas cubiertas. Sueño también con un mundo mucho más rico espiritualmente. Donde no nos preocupemos tanto por lo que tenemos, sino por lo que somos, donde la prioridad sea crecer cada día en generosidad, en humildad, en amor. Otros sueños locos… tener un grupo de música, vivir frente a un mar con olas y tener una familia grande.
años, mi padre tomó el relevo y un día nos tocará a nosotras. Pero Moda22 es una empresa aparte. Nació hace 7 años. Una joven visitó el taller de mi padre y le dijo: “Tienes todo lo que a mí me falta para realizar mis sueños; yo estoy por tirar la toalla...”. Mi padre le respondió: “Con la voluntad de ayudar y los medios ¿por qué no hacerlo?”. Mi hermana y yo adoptamos el verbo “compartir”. Fue como conectar dos cables y de repente se hace la luz. Nuestras inquietudes encontraron su cauce, y emprendimos otra vía dentro el mundo de la moda. —¿Objetivos? Proponemos un espacio de coworking para fomentar la colaboración entre diseñadores y profesionales, para quien no encuentra talleres disponibles, hasta el asesoramiento externo. Las escuelas de moda nos consideraban locos por ofrecer conocimientos, maquinarias, espacio..., pero la “cultura del compartir” se extendió, comenzando por la Agencia de Desarrollo Económico de Barcelona, que reconoció nuestro proyecto como el más innovador del año. —¿Con quiénes lo realizaron? En estos años han pasado unos 93 coworkers de 20 países y colaboramos con más de 400 marcas. Perfiles y niveles profesionales diversos, desde graduados hasta una excatedrática de matemáticas.
Incubadora de nuevas empresas La Economy of Communion International Incubating Network es una red internacional de incubación de nuevas empresas con el espíritu y el suporte de la Economía de Comunión formada por nodos (hubs) situados en diferentes países. Ofrece servicios en el proceso de incubación con el acompañamiento de empresarios y profesionales que aportan soluciones y sugerencias a jóvenes emprendedores que deseen crear empresas con principios EdC o valor social. Para contactos: info@economiadecomunion.org Web internacional: www.eoc-iin.org/
ayudar al máximo número de personas y a sus proyectos. Hoy es complicado hacer planes a largo plazo. Soy muy de vivir en el presente.
—¿Dificultades? —La pandemia nos puso en crisis hasta casi cerrar, pero escuchamos a quien nos pidió ayuda y nos reconvertimos produciendo mascarillas y creando una red de 150 personas en España.
Lorena Roset: compartir, el lema de Moda22 Makers
–¿El mundo de la moda es…? ...sigue siendo complicado, y hay días duros, pero soy optimista. Crece la conciencia de producir de modo ético y sostenible más que maximizar el beneficio personal, de abrirse, ayudar, compartir. Es más eficaz, crea reciprocidad, te llena y sientes una gratitud sin precio.
—¿Actividad? Mi abuelo creó su marca hace 50
—¿Sueños en el cajón? Que la empresa siga creciendo para Ciudad nueva - Abril 2021
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Otra mirada
Gebé y Doblevé
Salud_________________________________________________________________________________________
Uruguay, excelencia en Seguridad Alimentaria en la región Uruguay se ubica en el segundo puesto en América Latina, en el Índice Mundial de Seguridad Alimentaria 2020 publicado por la prestigiosa revista The Economist. El país charrúa le sigue a Costa Rica y precede a Chile, Panamá y México en el ranking. El Índice Global de Seguridad Alimentaria considera la asequibilidad, disponibilidad, calidad y seguridad de los alimentos, junto con los recursos naturales y la resiliencia ante el cambio climático en 113 países de todo el mundo. El Índice 2020 presentó informes que proporcionan los aspectos más destacados y un análisis del desempeño de cada región. Dentro de los factores por lo que más se ha destacado Uruguay (que obtuvo una calificación del 71,4 %) se encuentra su liderazgo regional a partir del compromiso que tomó con su Plan Nacional de Adaptación al Cambio Climático para la Agricultura. En este rubro, Uruguay se encuentra liderando en la
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región, con una puntuación del 68.6 %. En el rubro Disponibilidad de alimentos, Uruguay alcanzó una posición dentro de los 30 primeros países a nivel mundial y el 10º de América Latina. En cuanto a Calidad y Seguridad de
alimentos, Uruguay se sitúa en el lugar 3 de América Latina con una puntuación del 84.4 %, por debajo de Argentina (90.2 %) y de Brasil (88.9 %). El País de Montevideo
pexels
Desarrollo_____________________________________________________________________________________
Más tendencias para impulsar la recuperación La consultora holandesa internacional TrendWatching publicó un informe de 21 tendencias destacadas que en el mundo dieron vida a nuevos productos, servicios y campañas que tendrán un impacto socioeconómico positivo en tiempos de pandemia y despúes de ella. En Ciudad nueva de marzo presentamos algunas de ellas; en este número, señalamos otras. Justicia financiera para los marginados. En Estados Unidos, históricamente los bancos han rechazado a los solicitantes de bajos ingresos y han cobrado más a los consumidores negros y latinos por los servicios financieros. Greenwood es un banco digital diseñado para empoderar a los clientes negros y latinos. Cofundada por el rapero y líder de la comunidad negra de Atlanta, Michael “Killer Mike” Render, el banco apunta a combatir la opresión sistémica garantizando que las mencionadas comunidades puedan acumular riqueza. Tierra positiva. Annie’s, icónica marca subsidiaria de General Mills, está produciendo sus macarrones con queso -su producto más vendido- con trigo regenerativo. El cereal se cultiva de una manera que secuestra carbono y enriquece los suelos. Muchos consideran la agricultura regenerativa como una solución milagrosa en la lucha contra el cambio climático.
Diseñado para el bienestar. Microsoft ha anunciado nuevas funciones para su plataforma de comunicación Teams que tienen como objetivo mejorar el equilibrio entre la vida laboral y personal de sus usuarios. El gigante informático presentará una función de “viaje virtual” para crear sujetalibros mentales para la jornada laboral remota. También se asociará con la aplicación de meditación Headspace y agregará una nueva función de registro emocional. La era de ignorar la salud mental y emocional está llegando a su fin. En 2021, personas cada vez más conscientes buscarán productos y servicios que mejoren su bienestar mental. Paridad digital para brindar acceso online a todos. FoondaMate es un chatbot de WhatsApp que permite a los estudiantes de Sudáfrica acceder a material educativo sin una conexión a Internet fija o estable. Los estudiantes pueden descargar notas, trabajos anteriores e investigaciones sin pagar por los datos, ya que la mayoría de las red móviles en Sudáfrica no cobran por el uso de WhatsApp. Entonces, cuando las escuelas cerraron debido a la pandemia, los estudiantes aún pudieron mantenerse al día con sus tareas escolares. Trabajadores Inc., para transformar a los empleados en propietarios. MAT es una aplicación de transporte compartido de Colombia que utiliza un mode-
lo comercial de propiedad de los empleados. Los conductores, llamados “embajadores”, se convierten en accionistas al trabajar para la empresa, y MAT promete salarios más altos a medida que crece. Las investigaciones muestran constantemente que la propiedad de los empleados aumenta la satisfacción, la motivación y la productividad. En cuanto a los consumidores, están más dispuestos a pagar más por los servicios si a los trabajadores se les paga y se les trata mejor. Transferencia de talento para cuidar a los (ex) empleados. Debido al Covid-19, la intermediaria de viviendas de alquiler Airbnb se vio obligada a despedir alrededor del 25 % de su personal. Para ayudar a antiguos compañeros de trabajo, la empresa lanzó un directorio de talentos de exempleados, y su departamento de contratación interno se convirtió en un equipo de colocación laboral (búsqueda de empleo) para sus antiguos colaboradores. Talento senior para ampliar la experiencia contratando talentos mayores. La agencia creativa australiana Thinkerbell lanzó Thrive@55, una pasantía remunerada de ocho semanas disponible exclusivamente para solicitantes mayores de edad. El programa es una respuesta al aumento de la productividad de las personas ancianas en países donde las sociedades envejecen. A medida que aumenta la longevidad, las personas pueden, quieren (y necesitan) ser productivas durante más tiempo. Ciudad nueva - Abril 2021
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Mundo
Estados Unidos Alberto Barlocci
La era Biden No sólo la llegada de Joe Biden a la Casa Blanca sino también la salida de Donald Trump han generado de por sí expectativas acerca de lo que será el futuro del gigante norteamericano. Un mandato que estará signado por los desafíos dentro del país y en recuperar el liderazgo a nivel internacional
Pese a sus millones de seguidores, el haber regresado Donald Trump a su club de golf ha provocado una sensación de alivio dentro y fuera de Estados Unidos. No es solo un tema político, sino de sentido común: una cosa es disfrutar de la película sobre el Dr. Strangelove (Dr. Insólito, o cómo aprendí a dejar de preocuparme y amar la bomba), otra cosa es verlo instalado en la Casa Blanca, con el maletín de los botones nucleares a su alcance y conduciendo en modo delirante el país. La imagen del Capitolio invadido por fanáticos convocados por él, jactándose de esa ruptura del orden democrático, no puede sino ser inquietante. Eso explica buena parte de las expectativas generadas por Joe Biden. Su primer discurso ha dado, creo, una clave de lectura que habrá que tener presen-
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te. Solemos leer la realidad de Estados Unidos desde su política exterior. Sin embargo, el primer mensaje de Biden ha sido en clave casi exclusivamente doméstica. Y lo más probable es que, al menos en una primera etapa,su política se concentre principalmente en temas internos. La razón, a mi entender, es que habiendo sido vice de Barack Obama, Biden sabe perfectamente qué significa no disponer de los votos en el Congreso. Gran parte de la desilusión suscitada por el expresidente se debe precisamente a la imposibilidad de convertir en leyes proyectos esenciales. Biden cuenta hoy con una mayoría menguada en la Cámara de Representantes y con paridad de bancas en el Senado, donde decidirá el voto de su vice, Kamala Harris, que preside la Cámara Alta. Eso hace que sean clave las próximas elecciones de medio término,
cuando en dos años se deba elegir a la totalidad de los diputados y un tercio de los senadores. En este tiempo, Biden deberá consolidar su apoyo. Para ello es necesario ser eficiente en los resultados, generar la percepción de que se están produciendo cambios. El tema no son sus partidarios ni los republicanos fieles a su partido, sino aquellos votantes que fluctúan entre un polo y otro. Hay que tener presente que, a menudo, una amenaza común a lo que se considera básico para la vida democrática –Trump era esa amenaza– suele concitar apoyos que, luego, se dispersan. ¿Cuáles serán las áreas de política doméstica que ocuparán los primeros lugares de su agenda? Biden anunció en enero que lo peor de la pandemia no había pasado. Deberá por tanto dedicar a la emergencia sanitaria tiempo y recursos, luego de la catastrófica gestión de su predecesor. A comienzos de febrero, el país todavía contaba más de 100 mil contagiados diarios, al tiempo que los muertos superaban los 450.000. Trump nunca pudo entender que la emergencia sanitaria tiene ella misma un efecto económico, porque si las empresas son focos de contagio ¿qué economía podemos sostener? Una cosa es convivir con
el virus, otra cosa es ignorarlo. El otro tema son las políticas sociales. Biden percibe las profundas desigualdades que se han producido en el país. Pero tiene un nudo crucial: por un lado, está una cultura individualista en la que una equivocada concepción de la meritocracia se opone a las políticas sociales. Estas son entendidas como una caridad a la que el Estado obliga mediante el uso de los impuestos y una intervención indebida sobre la propiedad privada, puesto que cada uno debiera procurarse con su esfuerzo los recursos que necesita. La solidaridad social es, por tanto, mala pala-
bra. Por otro lado, la realidad muestra que no todos ingresan al mercado en condiciones de igualdad, por lo que hay quienes nunca podrán con su solo esfuerzo alcanzar una vida digna. Del sueño americano queda muy poco luego de aceptar el mito del mercado como equilibrador social. Los pobres en el país son muchos más de lo que los propios estadounidenses se imaginan. Antes de la pandemia, se estimaba que alcanzaban los 90 o 100 millones, un tercio del país. Al mismo tiempo, existe el problema de 11 millones de indocumentados, los que a menudo son
mano de obra barata. Cómo intervenir en este delicado contexto sin generar urticarias en los devotos del esfuerzo individual, pero generando perspectivas de un futuro más amigable en millones de personas será posiblemente el objetivo del flamante presidente, camino a la prometida reconciliación. No obstante, habrá una política exterior. El objetivo es recuperar el rol de líder mundial amigable, que la errática política de su predecesor ha hecho añicos. Aquí aparece el tema ambiental. Biden sabe que no hay economía futura sin sustentabilidad y que esta no es posible sin mitigar el cambio climático. Por lo pronto es, además, el principal punto de coincidencia con China, con la que es temprano anunciar mejores relaciones. Pero es también la principal coincidencia con el resto del mundo, que ha comenzado a manejarse prescindiendo de Washington. De los últimos 20 años, 12 se caracterizaron por un unilateralismo que ha quebrado la credibilidad y la confianza en su liderazgo. Por ello, es muy posible que asistamos a un prudente regreso al multilateralismo, en la ONU, la Organización Mundial de la Salud, la Unesco... más que a un espectacular regreso al escenario global. Las incógnitas sobre la democracia interna del país y sus relaciones con el mundo siguen irresueltas. Solo hay alguien más razonable en el despacho Oval. No es poco.
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Zona de diálogo
Capítulo 39
Algunas maneras de iluminar la “noche del diálogo”
¿Qué significa la “Palabra” desde el punto de vista espiritual para una persona que no tiene un credo religioso? ¿Cómo influye en su vida, en sus convicciones más profundas? Preguntas a las que es difícil responder y que nos obligan a definir algunos de los términos clave. Publicamos las reflexiones de Jordi Illa, de Barcelona, quien no teniendo una convicción religiosa ha aprendido a dialogar con su esposa que sí la tiene. Entiendo por Palabra (con mayúscula inicial) cualquier palabra o escrito de carácter sabio, o sea que refleja sabiduría, que está en condiciones de dar una clave de lectura de la existencia hu-
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mana, el sentido de la trascendencia, la relación entre los seres humanos y entre éstos y la naturaleza. Por lo tanto, para mí, pueden considerarse Palabra, además del Evangelio, los libros de Veda, Gandhi, Aristóteles, Einstein, Confucio, Tagore y muchos otros. A Tagore, escritor y filósofo indio, pertenece esta cita breve pero profunda: “Las palabras van al corazón cuando han salido del corazón”. Definamos ahora la espiritualidad, confrontando el término con el de religiosidad, como nos lo propone el eminente teólogo y filósofo catalán Francesc Torralba en su libro La inteligencia espiritual. Él dice que la vida espiritual
es búsqueda, inquietud, aspiración de sentido, camino hacia lo desconocido, auto-trascendencia. En la medida en que el ser humano se interroga acerca de lo eterno, lo infinito, prepara su religiosidad... La religiosidad es la capacidad del hombre de atarse y de comunicarse de alguna manera con un Ser diferente de él. Vive la experiencia religiosa cuando experimenta que está sostenido, dirigido hacia alguien más grande que él. La confesionalidad es la libre identificación con un credo religioso, incluyendo la pertenencia a una comunidad de fieles y la práctica de ciertos rituales. Se puede cultivar entonces la religiosidad sin identificarla con la confesionalidad. Pertenece a la esencia del hombre hacerse preguntas acerca de ese Ser, buscar el sentido último. Siempre Torralba: “La espiritualidad no requiere necesariamente estar ligados a un Ser superior, pero tampoco la excluye... La espiritualidad es justamente esa búsqueda, mientras la religiosidad es el reconocimiento de un Ser superior del que proviene todo lo que existe”. De las reflexiones de Jordi —con las cuales acordamos— se desprende que creyentes y no creyentes tienen un substrato común, el espiritual, que les hace apreciar —y no necesariamente aceptar— lo que la Palabra evoca. Pero, ¿qué evoca?. Lo veremos en el próximo capítulo.
Cultura de la unidad
Claves para la convivencia / 32 Jesús Morán
¿Cuál esperanza? Para el cristianismo, la resurrección tiene una dimensión cultural, además de religiosa. Una cultura de la resurrección, en efecto, está abierta a la trascendencia y, por lo tanto, escapa a las sofocantes redes del inmanentismo radical, que encierra la existencia en un horizonte sin esperanza definitiva. Despojar la existencia de la esperanza implica el riesgo de hundirla en el abismo del desamor: de hecho, ¿de qué sirve amar si todo acaba consumiéndose en la nada? En siglos pasados, especialmente desde mediados del siglo XIX, se ha acusado al cristianismo de posponer la felicidad para el más allá. Se oponía a esta perspectiva la utopía de la felicidad terrena, que las conquistas sociales traerían. Ernst Bloch, pensador marxista alemán, intentó dar sentido a este horizonte inmanente con el “principio esperanza”, configurándolo en el sentido más positivo y liberador. Pero esta perspectiva no convence desde el punto de vista existencial, porque mientras llega la realización de la utopía, los que pagan el precio de la lucha se quedan sin nada, ya que toda trascendencia queda liquidada. Una “trascendencia horizontal” o social, en definitiva, resulta problemática e inútil desde el punto de vista de la persona. Desde la perspectiva histórica, además, las sociedades del socialismo real y estatal, en su desarrollo sociopolítico negaron trágicamente esta visión. Basta pensar en los millones de muertos que dejaron ciertos regímenes en el proceso de construcción del socialismo. Vuelvo a lo que dije antes: sin una esperanza trascendente, el hombre y la sociedad están peligrosamente desprovistos de un impulso esencial de amor, en el sentido fuerte y amplio de la palabra. Y esto acaba mermando el compromiso social por una vida y una sociedad mejores.
La cultura de la resurrección, por otro lado, es una cultura del amor que no termina en la nada, con una concepción de la encarnación humana que tiende a su realización en la visión cristiana de “muchos... un solo cuerpo” (1 Corintios 12, 12). Es una visión del destino futuro del hombre y del cosmos, que ya está anticipada en la Tierra y en la historia por las relaciones sociales impregnadas de comunión fraterna. El cuerpo humano es el principio de la relación, tanto interpersonal como social. Una verdadera antropología de la corporeidad abre el espacio para una vida socialmente comprometida, precisamente Ernst Bloch, el autor de El principio esperanza. porque la relación que parte de nuestro el hombre. La resurrección de Cristo ya ser cuerpo tiende a construir un cueres una realidad operativa en nuestras vipo social sano. das. Cada mujer y cada hombre que ama Una cultura de la resurrección se trapone en juego esa fuerza cósmica que lo duce en infinidad de gestos hacia los impregna todo y mueve el universo hademás. Gestos llenos de respeto, comcia su transformación definitiva o, mejor, pasión, solidaridad y fraternidad. Se conhacia su transfiguración. vierte en un programa social orientado La cultura de la resurrección es un ima construir estructuras en las que la vida perativo ético, no solo religioso, en el drahumana pueda desarrollarse en pleno ma existencial y social que vivimos en respeto de los principios de igualdad, juseste tiempo de pandemia. ticia y libertad. Es una cultura que puede ser comparEn resumen, la cultura de la resurrectida por creyentes y no creyentes, sobre ción es la única cultura a la altura del gran la base de ese “principio esperanza” del objetivo de toda sociedad: la salvaguarque hablaba Ernst Bloch (que no era un dia de la dignidad humana. inmanentista radical). Para unos la trasLa trascendencia no es un horizonte cendencia tiene un rostro y una resolumás allá de la historia, aunque la transforción personales; para otros esta resoluma. Como dice el pensador español Xación permanece suspendida. Para ambos vier Zubiri, Dios no es trascendente reses una búsqueda y una pregunta conspecto al hombre sino trascendente en tante. Ciudad nueva - Abril 2021
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Palabra de Vida
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“Yo soy el buen Pastor. El buen Pastor da su vida por las ovejas”
( Juan 10, 11)
piqsels
Las imágenes de la cultura bíblica, signada por los tiempos lentos de la vida nómade y pastoril, parecen estar lejos de nuestras exigencias cotidianas de eficiencia y competitividad. Sin embargo, también nosotros sentimos a veces la necesidad de una pausa, de un lugar de descanso, del encuentro con alguien que nos acepte tal como somos. Jesús se presenta como quien, más que cualquier otro, está dispuesto a ampararnos y ofrecernos refugio. Es más: a dar la vida por cada uno de nosotros. En el largo texto del Evangelio de Juan del que se extrajo esta Palabra de vida, Jesús nos asegura que él es la presencia de Dios en la historia de cada persona, tal como había prometido a Israel a través de los profetas1. Jesús es el pastor, el guía que conoce y ama a sus ovejas, es decir, a su pueblo fatigado y a veces extraviado. No es un extraño que ignora las necesidades del rebaño, no es un ladrón que llega para
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robar o un asaltante que mata y dispersa, ni tampoco un asalariado que sólo actúa por su provecho. La grey que Jesús siente como propia son ciertamente sus discípulos, todos los que han recibido el don del bautismo, pero no sólo ellos. Él conoce a cada criatura humana, la llama por su nombre y se ocupa de ella con ternura. Es el verdadero pastor, que no solamente nos guía hacia la vida y viene a buscarnos toda vez que nos perdemos2, sino que ya ha entregado la vida para realizar la voluntad del Padre, que es la plenitud de la comunión personal con Él y la reconquista de la fraternidad entre nosotros, mortalmente herida por el pecado. Cada uno de nosotros puede tratar de reconocer la voz de Dios; sentir que Su palabra está dirigida a él y seguirla con confianza. Sobre todo, podemos tener la certeza de ser amados, comprendidos y perdonados incondicionalmente
por quien nos asegura: “Yo soy el buen Pastor. El buen Pastor da su vida por las ovejas”. Cuando experimentamos, al menos en parte, esta presencia silenciosa pero potente en nuestra vida, se enciende en el corazón el deseo de compartirla, de hacer crecer nuestra capacidad de cuidado y de acogida para con los demás. Tras el ejemplo de Jesús, podemos tratar de conocer mejor a las personas de nuestra familia, a los compañeros de trabajo o a los vecinos, para dejarnos incomodar por las exigencias de quienes están cerca. Podemos desplegar la fantasía del amor, involucrando a los demás y dejándonos involucrar. Dentro de nuestros límites, podemos contribuir en la construcción de comunidades fraternas y abiertas; capaces de acompañar con paciencia y valentía el camino de muchos. Al meditar esta frase del evangelio, Chiara Lubich escribió: “Jesús dirá abiertamente de sí: ‘No hay amor más grande que dar la vida por los amigos’ (Juan 15, 13). Él vive en profundidad este ofrecimiento. Su amor es un amor generoso, un amor de efectiva disponibilidad para ofrecer, para entregar la propia vida. Dios nos pide también a nosotros actos de amor que tengan (al menos en la intención y en la decisión) la medida de su amor. Sólo un amor tal es cristiano: no un amor cualquiera, no un barniz, sino un amor tan grande que ponga en juego la vida. De ser así, nuestra vida de cristianos dará un salto de calidad, un gran salto. Y veremos entonces en torno a Jesús, atraídos por su voz, hombres y mujeres de todos los rincones de la tierra”3. Letizia Magri 1
Cf. Ezequiel 34, 24-31. Cf. Lucas 15, 3-7; Mateo 18, 12-14. 3 C. Lubich, Palabra de vida, abril 1997. 2
Palabra vivida
Construir relaciones bajo cualquier circunstancia
Como muchos, en diciembre dudamos de tomarnos vacaciones, pero tanto tiempo de encierro nos decidió a irnos unos días a la playa. La consigna era clara: solo playa y tomar todos los recaudos necesarios para no contagiarnos, por nosotros y por el prójimo que pudiéramos contagiar. Alquilamos un departamento a solo 50 metros del agua y frente al balneario al que concurrimos todos los años. Sabíamos que ellos habían extremado todos los protocolos, así que fuimos muy tranquilos en ese aspecto. Andar con barbijo y las manos bañadas en alcohol era ya una costumbre de todos los días. Al tercer día de estar allá comencé con dolores de piernas, la sensación de un estado gripal, pero no quería
sugestionarme con que todo era Covid. El día anterior había llovido, me había mojado bastante, así que pensé que era un pequeño resfrío. Sin embargo el dolor se empezó a ramificar por cintura y espalda, por momentos muy fuerte, que me impedía dormir. Dos días después comencé con fiebre y un médico amigo me recomendó ir al hospital para el hisopado. Conseguí turno para la mañana siguiente y el resultado positivo me tomó por sorpresa. No sabía en qué momento me había contagiado, ni siquiera habíamos salido a tomar un café y, por supuesto, me invadía una gran preocupación de si había contagiado a alguien. Yo estaba con mi esposa y mi hija mayor y en otro departamento cercano es-
taban alojadas dos de mis hijas con sus respectivos esposos, con quienes compartíamos la playa y las cenas. Después del hisopado decidimos volvernos a nuestra ciudad de origen, en auto particular sin posibilidades de contagiar a nadie. Estando en casa se me presentó una persistente fiebre, por lo que decidí ir al hospital, donde me realizaron una tomografía y quedé internado por el Covid más una neumonía. En ese momento tomé conciencia de contra qué me enfrentaba. ¿Por qué a mí, si me recontra cuidé? Pero enseguida pensé que si esto afectó a tantos por qué yo estaría exento. Me confíe a los médicos y a María, nuestra Madre, y comencé a pensar por quiénes podía Ciudad nueva - Abril 2021
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Palabra vivida ofrecer este dolor y angustia: me acordé de una amiga con un problemita de salud, la Asamblea del Movimiento que se desarrollaba en Roma, tantos dolores en la comunidad, por mi familia, ya que cuatro de ellos también fueron positivos pero no necesitaron internación. Le contaba a una amiga cómo había vivido los cinco días en el hospital: “Con la internación comenzó una aventura impensada. Compartí la habitación con un joven muy buena onda, que hacía un día estaba internado y enseguida estuvo dispuesto a ayudarme. Al segundo día ya me sentía bien y, sin proponérnoslo, entre los dos comenzamos a hacerle el día un poquito menos pesado al personal de salud. Tratamos de estar atentos, hacerles chistes, llamar a las enfermeras por el nombre, estar dispuesto a hacer lo que nos dijeran y después comentarles lo bien que nos había ido con sus consejos. Una tardecita, una enfermera nos confesó que estaba chocha de venir a nuestra habitación. Nos pusimos a hablar de los hijos y de la vida, hasta que se dio cuenta de que hacía mucho tiempo que estaba, pero no se quería ir. Tenía que
atender a otros pacientes, entonces con pesar nos dijo: “no me extrañen, vuelvo enseguida”. Es genial cómo el amor te permite construir relaciones bajo cualquier circunstancia. Unos días después se produjo un recambio en la cama de al lado, un alta y un ingreso. Un chico con una fragilidad muy notoria, no física (aunque su estado estaba más complicado que el mío), sino psicológica. Al rato me mira y me dice que estaba muy asustado. Le costaba respirar (tenía puesto el oxígeno) y me derrumbé. Pensé en mis hijas, en sus amigos, casi de su edad, y sacando fuerzas me puse a charlar con él. Como casi no podía hablar por el oxígeno, le conté mi experiencia, traté de alentarlo, hasta que muy tarde se durmió. Yo pasé la noche con un ojo abierto por si notaba algo raro. A la mañana le acomodé algunas cosas y charlando un poco logró desayunar algo. Recuerdo que cuando se fue el primer ocupante de esa cama tuve la tentación de decir: “Che, yo también estoy bien, sin fiebre, sin síntomas, ¿por qué no me dan el alta?”, y más tarde Jesús me daba una respuesta tan clara: “Por-
que te quiero ahí, haciéndole compañía a este joven que te necesita, amándolo”. Por eso, cuando me dieron el alta, entre la alegría de irme a casa, sabiéndome curado, se me cruzaba la idea de estar abandonándolo. Pero enseguida me dije: “¿Quién soy yo para oponerme a los planes de Dios?”. Y con mucha tranquilidad, confiado y pidiendo su plena recuperación, me fui a casa. Creo que los que pasamos alguna situación similar podemos apreciar el enorme trabajo que realiza todo el personal hospitalario para cuidarnos y curarnos. ¡Y la alegría que demuestran cuando nos vamos de alta! Me despidieron en el pasillo con una cara de alegría que conmovía, como si dijeran “¡otro más que se va a su casa curado!”. Son esos momentos en los que se te pianta un lagrimón y no tenés forma de agradecer semejante amor recibido. Al que lea estas líneas solo le pido que se cuide. No es una enfermedad sencilla. No solo es cuidarnos por nosotros sino, fundamentalmente, por el otro, por el hermano que pasa a nuestro lado. C.P.
Olga Kononenko Unsplash
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Todos hermanos
Una guía de lectura de Fratelli tutti / 1 Vera Araújo
Un sueño a partir de la historia
Tuca Vieira Folha de Sao Paulo
El Papa Francisco, en su encíclica Fratelli tutti (Todos hermanos) sobre la fraternidad y la amistad social, retoma el sueño del santo de Asís e invita a toda la humanidad a soñar con él. Es un sueño grandioso el suyo: “Todos hermanos”. En ese documento, Francisco muestra su vocación, su misión y, en su función de “signo de la unidad de la Iglesia” y referente de la humanidad. Nos indica el camino, abriendo puertas, superando obstáculos, imaginando y concretizando novedades antropológicas, sociales, institucionales. A lo largo de este año, propondré al lector de Ciudad nueva una serie de reflexiones so-
bre puntos decisivos e innovadores de su propuesta. Nuestro deseo es que rápidamente le den ganas de leer la encíclica entera. Dada la extensión del texto, fue necesario hacer “elecciones”, “opciones”, y privilegié algunos tópicos, sobre los cuales intentaré una rápida profundización, dejando al lector la posibilidad de una reflexión personal y la aplicación en el contexto social del país y del mundo y, sobre todo, en su vida personal y comunitaria. El primer capítulo de Fratelli tutti está dedicado a un análisis del mundo de hoy. La mirada del Papa es severa y realista, pero es también amorosa. Ve en
los desafíos las oportunidades, muestra las heridas para que sean sanadas, revela lo que está camuflado para que sea curado. Ve las posibilidades de transformaciones drásticas y necesarias ante la aproximación de una nueva era. Sus indicaciones son puntuales y nada escapa a su atención. Muestra todas las distorsiones de la vida social y ciudadana. Son “señales de regresión”: •el regreso de visiones ideológicas extremistas que producen polarización y contrastes radicales, sin posibilidades de diálogo y mucho menos de acuerdo; •un modelo cultural único que esconde el deseo de manipular las consciencias y las culturas de los pueblos y Ciudad nueva - Abril 2021
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Todos hermanos
Una guía de lectura de Fratelli tutti Vera Araújo
de las naciones para obtener intereses personales y grupales; •el olvido de la memoria histórica, tan necesaria y valiosa en la formación de la identidad personal y nacional, con la finalidad de criar personas robotizadas e idénticas; •el alarmante aumento de las desigualdades sociales generado por la “cultura del descarte”, que hace reaparecer y aflorar vicios antiguos que se creía que estaban superados o por lo menos reducidos, como el racismo, o que estaban en decadencia como el hambre, las guerras, los genocidios, la esclavitud. Hasta parece que la sociedad de hoy olvidó o extravió las grandes y sufridas conquistas de los derechos humanos fundamentales de los siglos pasados.
La historia da muestras de estar volviendo atrás. Se encienden conflictos anacrónicos que se consideraban superados, resurgen nacionalismos cerrados, exasperados, resentidos y agresivos. En varios países una idea de la unidad del pueblo y de la nación, penetrada por diversas ideologías, crea nuevas formas de egoísmo y de pérdida del sentido social enmascaradas bajo una supuesta defensa de los intereses nacionales. (11) Los conflictos locales y el desinterés por el bien común son instrumentalizados por la economía global para imponer un modelo cultural único. Esta cultura unifica al mundo pero divide a las personas y a las naciones, porque «la sociedad cada vez más globalizada nos hace más cercanos, pero no más hermanos». (12) Un modo eficaz de licuar la conciencia histórica, el pensamiento crítico, la lucha por la justicia y los caminos de integración, es vaciar de sentido o manipular las grandes palabras como “democracia”, “libertad”, “justicia”, “unidad”. (14) El descarte asume formas miserables que creíamos superadas, como el racismo […] demostrando que los supuestos avances de la sociedad no
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•Un deterioro de las costumbres que llega a la corrupción sistemática de la ética y de los valores espirituales. La causa y la raíz de estos nefastos efectos está en un “déficit de humanidad”, en la pérdida del sentido de pertenencia a la humanidad, de la interdependencia y de la solidaridad. En ese escenario, la cuestión de la comunicación alcanza un punto crítico inconmensurable. Los nuevos y potentes instrumentos de comunicación digital borraron la frontera entre lo público y lo privado. Desaparecieron los momentos imprescindibles para una verdadera comunicación: el silencio, la escucha atenta, la gentileza en el hablar, la actitud receptiva y el respeto. Desapareció la sabiduría que da sabor a la conversa-
son tan reales ni están asegurados para siempre. (20) Mientras una parte de la humanidad vive en la opulencia, otra parte ve su propia dignidad desconocida, despreciada o pisoteada y sus derechos fundamentales ignorados o violados. (19) Todavía hay millones de personas —niños, hombres y mujeres de todas las edades— privados de su libertad y obligados a vivir en condiciones similares a la esclavitud. (24) Reaparece «la tentación de hacer una cultura de levantar muros […] para evitar el encuentro con otras culturas, con otras personas. Y quien levante un muro terminará siendo un esclavo dentro de los muros que ha construido, sin horizontes. Porque le falta esta alteridad» (27). Los sentimientos de pertenencia a una misma humanidad se debilitan, y el sueño de construir juntos la justicia y la paz parece una utopía de otras épocas. Vemos cómo impera una indiferencia cómoda, fría y globalizada, hija de una profunda desilusión que se esconde detrás del engaño de una ilusión: creer que podemos ser todopoderosos y olvidar que estamos todos en la misma barca. Este desengaño que deja atrás los grandes valores fraternos lleva
ción y al diálogo, que no es mera información sino intercambio, interacción. En el fondo del túnel que la actual pandemia amplía y dilata, enfatiza y enfoca, el Papa entrevé “caminos de esperanza”. Esos caminos no están fuera de las personas, de las comunidades, de las sociedades políticas y de la realidad histórica. Están “dentro”, tal vez encubiertos pero reales, y aguardan emerger y explotar para relanzarnos en la caminata. Son caminos liberadores, terapéuticos, difíciles, que exigen esfuerzo, diligencia, compromiso personal y colectivo. Pero caminando la esperanza crece, madura y comienza a dar frutos. En los próximos capítulos Francisco nos invitará a descubrir estos caminos.
a una especie de cinismo. (30) Si todo está conectado, es difícil pensar que este desastre mundial (la pandemia) no tenga relación con nuestro modo de enfrentar la realidad, pretendiendo ser señores absolutos de la propia vida y de todo lo que existe. (34) Todo se convierte en una especie de espectáculo que puede ser espiado, vigilado, y la vida se expone a un control constante. […] El respeto al otro se hace pedazos y, de esa manera, al mismo tiempo que lo desplazo, lo ignoro y lo mantengo lejos, sin pudor alguno puedo invadir su vida hasta el extremo. (42)
Hacen falta gestos físicos, expresiones del rostro, silencios, lenguaje corporal, y hasta el perfume, el temblor de las manos, el rubor, la transpiración, porque todo eso habla y forma parte de la comunicación humana. […] La conexión digital no basta para tender puentes, no alcanza para unir a la humanidad. (43) Al desaparecer el silencio y la escucha, convirtiendo todo en tecleos y mensajes rápidos y ansiosos, se pone en riesgo esta estructura básica de una sabia comunicación humana. (49) La sabiduría no se fabrica con búsquedas ansiosas por internet, ni es una su-
matoria de información cuya veracidad no está asegurada. De ese modo no se madura en el encuentro con la verdad. […] Un camino de fraternidad, local y universal, sólo puede ser recorrido por espíritus libres y dispuestos a encuentros reales. (50) A pesar de estas sombras densas que no conviene ignorar, quiero hacerme eco de tantos caminos de esperanza. Porque Dios sigue derramando en la humanidad semillas de bien. (54) Invito a la esperanza, que «nos habla de una realidad que está enraizada en lo profundo del ser humano [...]. Nos habla de una sed, de una aspiración, de un anhelo de plenitud, de vida lograda, de un querer tocar lo grande, lo que llena el corazón y eleva el espíritu hacia cosas grandes, como la verdad, la bondad y la belleza, la justicia y el amor. […] La esperanza es audaz, sabe mirar más allá de la comodidad personal, de las pequeñas seguridades y compensaciones que estrechan el horizonte, para abrirse a grandes ideales que hacen la vida más bella y digna». ¡Caminemos con esperanza! (55). Carta Encíclica Fratelli Tutti
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Focolares
Centro Aurora
Dami Adanto, Elizabeth Guzmán y María V. Acosta
Fruto del árbol de la vida El centro de formación técnica en artesanías “Aurora de un mundo nuevo” de Santa María de Catamarca (Argentina) cumplió 50 años. Un fruto maduro de rescate de la rica cultura local que contribuye al desarrollo de toda la comunidad
El Centro Aurora está ubicado en la ciudad de Santa María, en el noreste de la provincia de Catamarca. Desde sus inicios y hasta la fecha, alberga a estudiantes no solo de la zona, sino también provenientes del área conocida como los Valles Calchaquíes, principalmente, y del resto del país. El 7 de octubre de 1970 -hace unos meses festejamos 50 años de vida- nacía la entonces Escuelita Obra de María gracias al trabajo incansable de un grupo de santamarianos inspirados en la espiritualidad del Movimiento de los Focolares. Las primeras clases se dictaron en un local prestado por la familia Vilca. El profundo conocimiento del contexto sobre el cual se asentaba permitió que el centro tuviera el claro objetivo de brindar capacitación y contención a los sectores más carenciados, razón por la cual
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esta escuela de artes y oficios ofreció cursos prácticos importantes para ciertas necesidades: primeros auxilios, carpintería, tejido, bordado, alfabetización y técnicas artesanales. Las edades de las alumnas eran heterogéneas, oscilaban entre los 7 y los 80 años. En 1985, los fundadores tuvieron que entregar el local e iniciaron las acciones pertinentes para la adquisición del nuevo sitio educativo con el apoyo de los movimientos Jóvenes por un Mundo Unido y Humanidad Nueva. La donación de un terreno y la financiación de la organización AMU (Azione per un Mondo Unito) permitieron la construcción de las instalaciones. A partir de la década del ochenta comenzaron a esbozarse las líneas de la oferta educativa que al día de hoy tiene el Centro Aurora: recuperar las raíces en
extinción de la cultura calchaquí, considerada Patrimonio Nacional y de la Humanidad; aportar al mejoramiento de las condiciones de vida de la población a través de un proyecto de formación integral de la persona y promoción cultural; contribuir, por medio de la recuperación de técnicas artesanales, al desarrollo socioeconómico de Santa María; promover y expandir en las mujeres una amplia y veraz toma de conciencia sobre su dignidad y la necesidad de un rol participativo, activo, en la familia y en la sociedad; favorecer la integración social de los jóvenes, brindándoles la posibilidad de obtener formación y trabajo a los fines de evitar el éxodo continuo hacia las grandes ciudades. ¿Qué representa Aurora? Para nosotros es un árbol. Pero no cualquier árbol. Es un algarrobo, un árbol místico, que cumplió 50 años. Es aquel que hundió sus raíces en esta ancestral cultura a la luz del carisma de Chiara. El árbol es uno de los símbolos esenciales de la tradición de la mayoría de los pueblos del mundo. Representa, en el sentido más amplio, la vida del cosmos, su densidad, crecimiento, proliferación, generación y regeneración. Como vida inagotable equivale a inmortalidad. El simbolismo derivado de su forma vertical transforma acto seguido ese centro en eje. El árbol recto conduce una vida subterránea hasta el cielo, es un símbolo de la relación más generalizada entre los tres mundos: inferior, central y celeste. En la mayoría de las culturas del mun-
El relato de una aventura en las manos de Dios
Luis Abella do los árboles fueron admirados porque de ellos provenía la materia prima para el fuego, las herramientas, las armas, los receptáculos, los instrumentos musicales, el alimento, la medicina, las bebidas, las tinturas, las curaciones, los adornos y la reparadora sombra cuando el sol quema. El algarrobo, o tacu en lengua inca, fue sagrado tanto para las culturas de oriente (su nombre el castellano viene del árabe) como para los calchaquíes. En la Biblia el algarrobo es considerado un árbol sabio y fiel, capaz de dar alimento y abrigo a las tierras de Israel. Es el árbol que Dios deja nacer incluso en el desierto, para que de él se pueda nutrir quien lo atraviese. El Evangelio de Mateo dice que san Juan el bautista sobrevive en el desierto comiendo miel y algarrobas. En tierras calchaquíes, bajo su sombra se realizaban innumerables ritos que incluían el colgado de cintas, plumas, cabezas de animales, masas y huahuas entre sus ramas. Por otro lado, columpiándose también en un añejo algarrobo se rescataban a las almas del purgatorio. La Pachamama elige su sombra cuando, en la fiesta del Chiqui, toma forma de anciana para prodigar milagros. Porque la sombra del algarrobo es La Sombra: redonda y generosa, de hasta veinte metros de diámetro, cobija a hombres y animales y a su abrigo crecen los mejores pastos, tapizados de semillas. En el valle de Santa María, el origen de muchas escuelas fue humilde y generalmente bajo la sombra de una ramada o un árbol. El algarrobo de Aurora de un Mundo Nuevo, vida inagotable, es el eje simbólico de una institución que mira y se interesa por la realidad y el contexto donde está inserta, se afianza fuertemente en las raíces donde descansan los ancestros y las semillas de la vida, y pretende que cada persona que busca alimento y cobijo pueda nutrirse, abrigarse y considerarse parte digna e importante del todo. Aquel árbol, noble y poderoso anfitrión, bendecido en tierra mariana. fue testigo de la primera clase sin sillas ni pupitres un 7 de octubre de 1970, solo un tablón sobre la tierra y la señora Vila arrodillada con sus estudiantes alrededor.
De los pioneros al “focolar” de Santa María
Cuando, en 1988, los jóvenes de los focolares comenzaron a organizar campamentos de trabajo de verano en Santa María, para construir la sede del Centro en el nuevo terreno, el joven focolarino montevideano Luis Abella integraba el focolar de Córdoba (en ese entonces, el más cercano). En dos oportunidades, participó en la coordinación de los trabajos. Después de esas aventuras pioneras, las circunstancias (o los designios de Dios) lo llevaron, hace poco más de un año, a establecerse en Santa María, donde hoy, junto a otro focolarino, acompaña la comunidad local Un día de 1987, unos jóvenes de Córdoba, de Río Cuarto y de otras localidades de la provincia que se habían enterado de lo que había nacido en Santa María, vinieron al focolar con la idea de
organizar un campamento de trabajo durante el verano. Me pareció una excelente iniciativa, y los alenté a realizarla. Consiguieron un viejo camión del papá de uno de ellos, hablaron con los jóvenes de Tucumán (varones y chicas) y en el verano de 1988 los acompañé a Santa María. Ese camión se utilizó varias veces en esos años para llevar allá materiales de construcción, comida, frazadas… y, más tarde, también libros e insumos escolares. Sólo que andaba más o menos, y cuando se apagaba no volvía a arrancar de ninguna manera. Así que no quedaba otra que no apagar nunca el motor desde la partida hasta la llegada (unos 700 km). En Santa María nos alcanzaron unos jóvenes que estaban viviendo en la Mariápolis Lía, sobre todo europeos. El terreno que la Providencia nos había regalado, al no estar en uso, era un Ciudad nueva - Abril 2021
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Focolares
El relato de una aventura en las manos de Dios Luis Abella
yuyal con árboles y arbustos. Pero nosotros veíamos la utopía, el sueño de una escuela para la gente de allí, animada por el ideal de la unidad. Recuerdo que al mediodía no había sombra donde guarecerse, y el calor abrasaba. De noche, en cambio, sufríamos frío (Santa María está en un valle a dos mil metros de altitud). Pero ¡éramos jóvenes, y no nos importaba mucho! Tampoco nos afectaba que, como los varones nos alojábamos en una escuela primaria, nos resultaban algo incómodos baños de tamaño infantil, y que tuviéramos que bañarnos con una manguera. Porque la gente de aquí es muy especial, muy cálida y generosa, y nos traía comida y demostraba su cariño de mil maneras. Para nosotros era apasionante conocer la cultura calchaquí, o vallista… Aquí la colonización vino desde Lima, y no desde Buenos Aires. Además, anteriormente los incas habían conquistado estas tierras. Aquí la Pachamama convive sin problemas con una gran devoción a la Virgen María. La gente es de una religiosidad profunda y de una memoria colectiva ancestral. A los europeos, conocer Santa María y a su gente les provocaba una impresión muy grande. El Norte argentino, con sus paisajes desérticos, sus silencios, sus distancias y, sobre todo, su gente, les fasci-
naba. Quedaban encantados y muchos siguieron ayudando ya de regreso a sus países. Enviaban ayuda económica, o conseguían insumos. Algunos pudieron volver a Santa María con sus familias. Con los años, los campamentos crecieron. Llegamos a ser 120 jóvenes, y hubo que organizarse para las comidas, etc. Hasta que la escuela Aurora quedó pronta. Luego, la comunidad de Tucumán se hizo cargo de acompañarla en su crecimiento. En particular, no puedo no mencionar a Alfredo Rueda y su esposa Dami Adanto. Se conocieron justamente en uno de esos campamentos. Yo fui testigo del comienzo de su noviazgo, y de su decisión, en esa época, de trasferirse a Santa María, ya como matrimonio, si Dios les hacía comprender que efectivamente su camino era casarse. Así sucedió, y hasta hoy ambos viven en Santa María, y fueron fundamentales para el desarrollo del Centro Aurora. Hace tiempo que Aurora “camina con sus piernas”, con docentes locales en su mayoría, e impresiona, por el arraigo y por los resultados en el rescate de una cultura riquísima y en la capacitación de jóvenes y adultos. Sobre todo mujeres. De una de ellas nació otra obra educativa y social en un poblado cercano, llamada Tinku Kamayu, que hoy es una
Luis Abella (derecha) y José Polizzi, los dos focolarinos que viven en Santa María.
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cooperativa de tejedoras. Últimamente Aurora apunta al emprendedurismo, para que los egresados aprendan a desarrollar sus propios emprendimentos. En febrero del año pasado, viviendo yo en el focolar de Bahía Blanca (en las puertas de la Patagonia), pude tomarme unas vacaciones en Córdoba, donde visité a muchos amigos de aquéllos años. Un día me dije: si no voy a Santa María ahora que tengo la posibilidad y estoy más cerca, quién sabe cuándo lo podré hacer. Así que me tomé un colectivo, la familia de Dami y Alfredo me recibió en su casa para alegría mutua. Pocos días después, se decretó cuarentena estricta por la pandemia. Por varios meses no había manera de regresar a Bahía Blanca, por más que estudiáramos todas las posibilidades. Cuando ya se podía salir de casa, con prudencia, tuve la oportunidad de conocer a fondo la comunidad santamariana y su cultura. Me di cuenta, por ejemplo, de que aquí no hay nadie viviendo en la calle… Todos tienen quien los ayuda o saben a dónde acudir. Existe una gran solidaridad, y muchas familias generosas que acogen a todos. También constaté que prácticamente todos saben de artesanía, de trabajar la materia prima que ofrece el territorio con creatividad. Hay quien hace canastos de juncos, quien trabaja la madera, el barro, la cerámica, la lana… Conocí también las “cruces”: la falta de oportunidades, el machismo, el alcoholismo, la violencia intrafamiliar… Con el pasar de los meses, se vio la posibilidad de que otro focolarino, jubilado como yo, pudiera venir también, de manera que hoy ambos estamos viviendo en Santa María, en un apartamento adyacente el Centro, que se solía utilizar para alojar a las visitas o a los talleristas que llegaban de lejos. ¿Qué hacemos aquí? Tratamos de vivir el amor recíproco y merecer la presencia de Jesús entre nosotros, y luego acompañar espiritualmente y en lo que podamos, a esta gente maravillosa en su tarea de promoción social y de búsqueda de una Iglesia y una sociedad cada vez más unidas, acogedoras, sin necesitados. En una palabra, proféticas.
Vida sana
Información equilibrada
Juan Narbona
La dieta informativa
Piqsels
En 2004, Morgan Spurlock sólo comió productos McDonald’s durante un mes, analizando el impacto de esa dieta en su salud, y luego lo contó todo en el documental Super Size Me. Spurlock siguió cuatro reglas: comía tres comidas diarias, probaba al menos una vez cada opción del menú, no compraba nada que no estuviera en el menú y aceptaba el tamaño de combo Super Size (el más grande). Como resultado, ganó 12 kilos, experimentó la depresión y las taquicardias, además de poner en riesgo el hígado. Conclusión: una dieta de comida rápida no es buena para la salud, si se mantiene en el tiempo. Pero, ¿qué pasa con la dieta de la información? ¿Qué efectos provoca la indigestión de noticias a través de las redes sociales? ¿Cómo se modifica el juicio de quien sólo lee los títulos de publicaciones pensadas para “cazar” clics? Necesitamos cuidarnos también en este campo, con una “dieta informativa
saludable”. De lo contrario, nuestro juicio crítico disminuirá, nuestra mirada sobre el mundo descubrirá complots por todas partes y tendremos taquicardias frente a las dolencias que amenazan a la humanidad. Una dieta informativa equilibrada, por otro lado, se compone de la siguiente manera: 1. Menú variado. Es preciso consultar cada día diferentes fuentes informativas, incluso aquéllas que nos incomodan. Así evitamos permanecer cerrados en nuestra burbuja ideológica, que nos aleja de los que piensan diferente. Variedad de fuentes significa consultar distintos periódicos, canales, portales informativos, revistas, blogs, etc. 2. Nuevos sabores. La variedad es buena no sólo en cuanto a las fuentes, sino también en lo que refiere a los intereses. Estar al día en el propio campo laboral y en lo que a uno le apasiona, pero también conocer las tendencias que mueven a la opinión pública, los conflictos
sociales y las modas. Mantener la curiosidad por un mundo en movimiento. 3. Evitar “las grasas”. De vez en cuando actualizar nuestras fuentes de información, eliminando aquéllas que no nos ayudan e incorporando nuevas voces. En particular, renunciar a las fuentes que nos polarizan y a los medios -especialmente si se definen a sí mismos católicos- que dividen el mundo en dos: nosotros y ellos. 4. Hábitos saludables. Comprobar que la información sea veraz antes de compartirla: todos corremos el riesgo de difundir noticias falsas. 5. Slow food (comida lenta). Para dar consistencia a la propia vida, tomarse el tiempo para el estudio, las lecturas sustanciosas y la reflexión, evitando las interacciones rápidas que suscita Internet. Sólo de esta manera -evitando tragar falsedades y arruinar nuestro paladar informativo con contenidos de mala calidad- seremos capaces de apreciar el sabor de las noticias verdaderas. Ciudad nueva - Abril 2021
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Arte & Espectáculo por Claudio Larrique Cine ������������������������������������������������������������������������������������������������������������
Solo una mujer (Nur eine Frau). Alemania, 2019. Drama. Dirección: Sherry Hormann. Con Almila Bagriacik, Ozgur Karadeniz y Jacob Matschenz. 1 h 36’. + 13 años Esta película, que pudimos ver en la pasada edición del Festival Internacional de Cine de Asunción, en modalidad virtual, es un desgarrador retrato de la vida real de Aynur, una mujer musulmana proveniente de una familia con valores religiosos muy ortodoxos, hasta el punto de ponerlos por encima del valor de vida de la propia hija. Todo por el honor y orgullo. El film presenta cierto aire de documental, debido a algunos insertos de videos e imágenes reales. Aynur buscaba la independencia y su camino en el mundo, como la protagonista lo expresa en cierto momento: “Mi mal camino es mi deseo de vivir mi vida”, contesta a su familiares, para quienes no
tenía ningún sentido lo que ella deseaba, y aún menos siendo madre de una hija pequeña, con quien abandonó a su marido luego de sufrir maltratos. Es así como Aynur se replantea toda su vida, como el uso permanente de velo. Incluso se pone a estudiar electricidad y trabaja en un supermercado, disfrutando de sentirse libre. Pero sus hermanos no la dejan en paz. La llaman insultándola y amenazándola para forzarla a volver al
demora tanto en denunciar a sus hermanos por las repetidas humillaciones a la que la someten. Sin duda es una historia de honor y crimen, pero también de valentía y coraje, libertad e indepen-
seno de los valores familiares. A pesar de todo esto, ella está convencida de que llegará el momento en que su familia la comprenda. Por eso, y por el natural cariño familiar,
dencia en un contexto complejo de conflicto de valores y tradiciones. Monse Cantero (Conmovedora)
Pájaros de verano
Colombia, 2018. Drama. Dirección: Ciro Guerra y Cristina Gallego. Con Carmiña Martínez, José Acosta y Natalia Reyes. 2 h 5’. +16 años
Basada en hechos ocurridos durante los años 70, la obra narra el origen del narcotráfico en Colombia desde la vida de una familia indígena wayuu, quienes se convierten en empresarios al establecer la venta de marihuana a hippies norteamericanos. En este contexto se mezclan las lenguas wayuu, castellana e inglesa, la variedad de tonos de piel, rostros y tradiciones culturales, que se confunden progresivamente causando en los indígenas una pérdida de identidad y de cultura y, con eso, de valores propios.
La familia es puesta en juego por la ambición y la guerra de clanes por la posesión de la materia prima (la marihuana). Esto provoca división y venganza, que crean un clima de desolación continúa. La protección y la unidad, tan importantes para la creencia wayuu, son desvaloradas, y pareciera que, una vez superados los límites de la ambición, ninguna fuerza ya las puede preservar. Una película sobre los valores familiares y las ricas tradiciones indígenas que se confunden en el fango de la ambición y de la venganza. El significado de la vida y de la muerte, de esa manera, se oscurece. M.C. (Intensa)
Música ����������������������������������������������������������������������������������������������������������
La conquista del espacio Fito Páez / Sony Music / 2020 Después de un álbum extenso y difuso, Fito Páez trazó el plan de su expansión galáctica por oposición. Con solo nueve canciones en menos de cuarenta minutos, grabadas en Estados Unidos, el rosarino se valió de un sinfín de invitados que va de Juanes, Lali Espósito y Mateo Sujatovich a Hernán Coronel, Ca7riel y Abe Laboriel Jr., baterista de Paul McCartney.
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Secundado por un colectivo amplio y diverso, Fito capitanea una obra luminosa plagada de preciosismo beatle (“Resucitar”), gemas intimistas que devienen en epopeyas orquestales (“La canción de las bestias”) y auras cinematográficas (“Maelström”). La conquista del espacio se alzó con el Grammy a mejor álbum de pop latino o urbano y con el Grammy Latino a mejor álbum de pop-rock. Joaquín Vismara (Rolling Stone – lanacion.com.ar) (Muy disfrutable)
Música ����������������������������������������������������������������������������������������������������������
YHLQMDLG Bad Bunny / Rimas Entertainment / 2020 “Yo hago lo que me da la gana” (de aquí la sigla que da el título al disco, reciente premio Grammy 2021 al mejor álbum de pop latino o urbano, al que se suma el Grammy Latino a mejor interpretación de reguetón por “yo perreo sola”) es al mismo tiempo más variado y conciso que X 100pre, el excelente disco debut de Bad Bunny, de 2018. Aquí hay despreocupados cambios de estilo (las “muchas canciones en una” de “Safaera”, el viraje hacia el hard rock de “Hablamos mañana”) junto con sus éxitos más agudos e insistentes. “La santa” mezcla una melodía bonita y elegíaca, los gritos al cielo de Bad Bunny y una base de reguetón
tenaz, mientras que en “Bichiyal” la estrella convence a Yaviah (el desconocido veterano del reguetón) para que ofrezca una estrofa que te hace erguir la columna. Bad Bunny sacó dos discos más en 2020, pero ninguno a la altura del poder incesante de YHLQMDLG. Elias Leight (Rolling Stone – lanacion. com.ar) (Excelente para los amantes del reguetón)
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Sueltos de lengua Alicia María Zorrilla / Libros del Zorzal / Buenos Aires, 2020 ¿Cómo hablamos? ¿Cómo escriben los periodistas en los medios gráficos? Y lo peor aún: ¿cómo se expresan los avisos inmobiliarios, los zócalos televisivos y otras manifestaciones veloces de la lengua? La profesora y académica Alicia María Zorrilla, tan querida por sus alumnos y exalumnos, se refiere con delicado humor y tacto a los “cadáveres que podrían no estar muertos”, a los increíbles diálogos que suelen ocurrir en los consultorios médicos, en las sedes bancarias o en un taxi. Con oído fino, elegancia y gran sensibilidad por la lengua que defiende apasionadamente, la autora no se priva de recurrir a la sonrisa del lector, al tiempo que lo instruye y corrige con amabilidad y sin soberbia. Ante la exageración de algunos medios gráficos por poner en negrita o en bastardilla demasiadas palabras, recuerda a don Miguel de Unamuno: “Hay gente que subraya tanto lo que dice, que podría decirse de ella que habla siempre en bastardilla”. Es como los que hablan a menudo en voz alta, juzgan importante todo lo que dicen, festejan sus propias ocurrencias o sólo refieren lo de otros en estilo directo. Una muestra: “Una señora va al Banco. Se acerca al mostrador de informaciones y pregunta cómo debe hacer una operación determinada. La joven que la atiende, con cierto aire de sufi-
ciencia, la saluda y dice: ‘Sí, ¿qué desea saber?’ Esa vana afirmación inicial, que no responde a ninguna pregunta, salvo que la experimentada señorita hay podido leer el pensamiento de la clienta, parece significar, con cierto desdén, ‘vamos, hable la estoy viendo, la estoy escuchando’. La señora, con ese respeto del que ya no se tiene ni nostalgia, le contesta: ‘Señorita, quiero cambiar pesos en dólares. ¿Podría usted indicarme, por favor, a quién tengo que dirigirme?’. La empleada, que, sin duda, esperaba otro mensaje más excitante, le dice con desgana: ‘Siga derecho hasta el fondo de este corredor, ¿sí? Luego, doble a la izquierda y busque la caja 3, ¿sí? Allí le indicarán cómo a hacer la operación, ¿sí? Si no encuentra al cajero, pregunte por Silvia, ¿sí? Una chica alta, rubia, con anteojos, ¿sí? Ella atiende en el mostrador que está junto a la caja, ¿sí?’. La señora le dice que utilizó seis ‘¿sí?’ en tan pocas frases. La respuesta de la chica es: ‘¿Sí? No sé, no me doy cuenta. Es mi forma de hablar y considero que está bien, ¿sí?’”. Desde la terminología médica a los anglicismos depredadores, de las imposibles sintaxis a las excesivas muletillas (¿me explico?), de los usos verbales a los errores ortográficos, de las ausentes tildes y los frecuentes dequeísmos, nada parece escapar a esta exquisita y divertida correctora.
La publicidad le encanta. Cita, entre otros ejemplos: “Taller de memoria, para la prevención y rehabilitación de sus problemas de memoria”. Observa: “el uso del sustantivo ‘prevención’ es correcto, pero el de ‘rehabilitación’ espanta”. José María Poirier (Ingeniosamente educativo)
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Focolares
Espiritualidad Michael J. Sis*
Los “ojos de Pascua” y la vida escondida Les propongo que aprendamos a mirar la realidad con “ojos de Pascua.” Lo que llamo ojos de Pascua es la habilidad de ver cualquier situación, no importa lo problemática que aparezca, a través de la perspectiva de la Resurrección, y ver que allí también hay vida, aunque parezca oculta. He aquí unos ejemplos. En nuestra diócesis tenemos muchas prisiones. Uno pasa frente a una prisión y ve muros, cercas, alambre de púas, y parece un lugar muerto, sin vida. Por supuesto, las cosas no son fáciles en una prisión. Hay soledad, abandono, desesperación e incluso abuso. Sin embargo, mi experiencia me demuestra que, dentro de los límites de esas paredes, también hay mucha vida. Los que están en la cárcel son seres humanos con corazón, alma y mente. La gracia de Dios está obrando en sus vidas, especialmente a través de la dedicación de los capellanes y voluntarios que visitan a los presos. Dios toca los corazones, se forman amistades, las vidas cambian. Algunos sirven como mentores de otros presos que están en busca de significado en sus vidas. Así que hoy, cuando veo a una prisión, puedo decir que, detrás de esas paredes sin vida, hay vida. Por toda la diócesis hay hogares de ancianos y centros de vida asistida. Hay muchos voluntarios y religiosos que visitan regularmente a los residentes. Esta obra de misericordia exige mucho amor y paciencia, pero en mi experiencia visitando a ancianos encontré que, a pesar de que se trata de personas que llevan muchas cargas, debido al envejecimiento y a la enfermedad, podemos mirar en sus ojos y decir honestamente: “¡aquí hay vida!”. Es algo hermoso, único y precioso. Una noche estaba asistiendo a una cena de recaudación de fondos de caridad en un hotel de lujo. En la mesa junto a mí estaba una pareja de mediana
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edad con su hija adulta. Ella tenía una condición de salud grave. Era incapaz de hablar o sonreír e incluso alimentarse por sí misma. Sus padres amorosamente le daban sus alimentos con una cuchara, y limpiaban su rostro después de cada bocado. En medio de esa gala llena de gente, parecía que, para su hija, simplemente estar allí era una tremenda lucha. Su mamá y papá con paciencia, con atención, con toda tranquilidad, la alimentaban durante un evento de alta sociedad lleno de personas vestidas con trajes finos y vestidos elegantes. ¿Por qué harían tal esfuerzo? Porque podían mirarla con ojos de Pascua y saber que, en el interior de su cuerpo paralizado, escondida detrás de su rostro inexpresivo, silenciosa pero real, se encontraba su maravillosa hija querida. Dentro de allí había vida. Si miramos cuidadosamente y con empeño, con tranquilidad, con paciencia, con suficiente fe, esperanza y amor,
Dios nos permitirá descubrir que hay una chispa de vida incluso en circunstancias aparentemente más graves. Eso es mirar con ojos de Pascua. * Obispo de San Angelo (Estados Unidos). Síntesis de un artículo publicado en sanangelodiocese.org.
A todos les deseo ojos de Pascua, capaces de mirar en la muerte, la vida, en la culpa, el perdón, en la separación, la unidad, en las heridas, la gloria, en el hombre, a Dios, en Dios, al hombre, en el Yo, el Tú. ¡Y junto a esto, toda la fuerza de la Pascua! Klaus Hemmerle, Pascua 1993
Un hecho en fotos
affido-culturale
La “adopción cultural” permite que niños y niñas en situación de pobreza educativa accedan a iniciativas culturales y de esparcimiento que los ayuden a crecer integralmente y a cultivar sus sueños. La iniciativa nació en Italia, de la alianza de 25 instituciones civiles, privadas y gubernamentales. Cada menor está confiado a una familia “adoptiva” que lo acompaña a eventos y actividades culturales como museos, cines, teatros, parques, bibliotecas, conciertos o granjas educativas. La “adopción cultural” también puede incluir a familias enteras en dificultades económicas. El programa dura 14 meses y actualmente crea oportunidades para que cien niños en cada ciudad seleccionada aprendan, jueguen y se conozcan en un solo “abrazo” que muchas veces se convierte en una relación de crecimiento mutuo. Las “adopciones culturales” están financiadas por el Fondo de Lucha contra la Pobreza Educativa Infantil, al que aportan fundaciones bancarias y estatales, y son coordinadas por la empresa social Con los Niños. Las ciudades de Nápoles, Roma, Bari y Módena fueron las primeras en ofrecer este proyecto educativo de asistencia para la inclusión social y cultural. mezzopieno.org
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