Mundo
Estados Unidos Alberto Barlocci
La era Biden No sólo la llegada de Joe Biden a la Casa Blanca sino también la salida de Donald Trump han generado de por sí expectativas acerca de lo que será el futuro del gigante norteamericano. Un mandato que estará signado por los desafíos dentro del país y en recuperar el liderazgo a nivel internacional
Pese a sus millones de seguidores, el haber regresado Donald Trump a su club de golf ha provocado una sensación de alivio dentro y fuera de Estados Unidos. No es solo un tema político, sino de sentido común: una cosa es disfrutar de la película sobre el Dr. Strangelove (Dr. Insólito, o cómo aprendí a dejar de preocuparme y amar la bomba), otra cosa es verlo instalado en la Casa Blanca, con el maletín de los botones nucleares a su alcance y conduciendo en modo delirante el país. La imagen del Capitolio invadido por fanáticos convocados por él, jactándose de esa ruptura del orden democrático, no puede sino ser inquietante. Eso explica buena parte de las expectativas generadas por Joe Biden. Su primer discurso ha dado, creo, una clave de lectura que habrá que tener presen-
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Ciudad nueva - Abril 2021
te. Solemos leer la realidad de Estados Unidos desde su política exterior. Sin embargo, el primer mensaje de Biden ha sido en clave casi exclusivamente doméstica. Y lo más probable es que, al menos en una primera etapa,su política se concentre principalmente en temas internos. La razón, a mi entender, es que habiendo sido vice de Barack Obama, Biden sabe perfectamente qué significa no disponer de los votos en el Congreso. Gran parte de la desilusión suscitada por el expresidente se debe precisamente a la imposibilidad de convertir en leyes proyectos esenciales. Biden cuenta hoy con una mayoría menguada en la Cámara de Representantes y con paridad de bancas en el Senado, donde decidirá el voto de su vice, Kamala Harris, que preside la Cámara Alta. Eso hace que sean clave las próximas elecciones de medio término,
cuando en dos años se deba elegir a la totalidad de los diputados y un tercio de los senadores. En este tiempo, Biden deberá consolidar su apoyo. Para ello es necesario ser eficiente en los resultados, generar la percepción de que se están produciendo cambios. El tema no son sus partidarios ni los republicanos fieles a su partido, sino aquellos votantes que fluctúan entre un polo y otro. Hay que tener presente que, a menudo, una amenaza común a lo que se considera básico para la vida democrática –Trump era esa amenaza– suele concitar apoyos que, luego, se dispersan. ¿Cuáles serán las áreas de política doméstica que ocuparán los primeros lugares de su agenda? Biden anunció en enero que lo peor de la pandemia no había pasado. Deberá por tanto dedicar a la emergencia sanitaria tiempo y recursos, luego de la catastrófica gestión de su predecesor. A comienzos de febrero, el país todavía contaba más de 100 mil contagiados diarios, al tiempo que los muertos superaban los 450.000. Trump nunca pudo entender que la emergencia sanitaria tiene ella misma un efecto económico, porque si las empresas son focos de contagio ¿qué economía podemos sostener? Una cosa es convivir con