Ciudad nueva - Abril 2021

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Focolares

Espiritualidad Michael J. Sis*

Los “ojos de Pascua” y la vida escondida Les propongo que aprendamos a mirar la realidad con “ojos de Pascua.” Lo que llamo ojos de Pascua es la habilidad de ver cualquier situación, no importa lo problemática que aparezca, a través de la perspectiva de la Resurrección, y ver que allí también hay vida, aunque parezca oculta. He aquí unos ejemplos. En nuestra diócesis tenemos muchas prisiones. Uno pasa frente a una prisión y ve muros, cercas, alambre de púas, y parece un lugar muerto, sin vida. Por supuesto, las cosas no son fáciles en una prisión. Hay soledad, abandono, desesperación e incluso abuso. Sin embargo, mi experiencia me demuestra que, dentro de los límites de esas paredes, también hay mucha vida. Los que están en la cárcel son seres humanos con corazón, alma y mente. La gracia de Dios está obrando en sus vidas, especialmente a través de la dedicación de los capellanes y voluntarios que visitan a los presos. Dios toca los corazones, se forman amistades, las vidas cambian. Algunos sirven como mentores de otros presos que están en busca de significado en sus vidas. Así que hoy, cuando veo a una prisión, puedo decir que, detrás de esas paredes sin vida, hay vida. Por toda la diócesis hay hogares de ancianos y centros de vida asistida. Hay muchos voluntarios y religiosos que visitan regularmente a los residentes. Esta obra de misericordia exige mucho amor y paciencia, pero en mi experiencia visitando a ancianos encontré que, a pesar de que se trata de personas que llevan muchas cargas, debido al envejecimiento y a la enfermedad, podemos mirar en sus ojos y decir honestamente: “¡aquí hay vida!”. Es algo hermoso, único y precioso. Una noche estaba asistiendo a una cena de recaudación de fondos de caridad en un hotel de lujo. En la mesa junto a mí estaba una pareja de mediana

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edad con su hija adulta. Ella tenía una condición de salud grave. Era incapaz de hablar o sonreír e incluso alimentarse por sí misma. Sus padres amorosamente le daban sus alimentos con una cuchara, y limpiaban su rostro después de cada bocado. En medio de esa gala llena de gente, parecía que, para su hija, simplemente estar allí era una tremenda lucha. Su mamá y papá con paciencia, con atención, con toda tranquilidad, la alimentaban durante un evento de alta sociedad lleno de personas vestidas con trajes finos y vestidos elegantes. ¿Por qué harían tal esfuerzo? Porque podían mirarla con ojos de Pascua y saber que, en el interior de su cuerpo paralizado, escondida detrás de su rostro inexpresivo, silenciosa pero real, se encontraba su maravillosa hija querida. Dentro de allí había vida. Si miramos cuidadosamente y con empeño, con tranquilidad, con paciencia, con suficiente fe, esperanza y amor,

Dios nos permitirá descubrir que hay una chispa de vida incluso en circunstancias aparentemente más graves. Eso es mirar con ojos de Pascua. * Obispo de San Angelo (Estados Unidos). Síntesis de un artículo publicado en sanangelodiocese.org.

A todos les deseo ojos de Pascua, capaces de mirar en la muerte, la vida, en la culpa, el perdón, en la separación, la unidad, en las heridas, la gloria, en el hombre, a Dios, en Dios, al hombre, en el Yo, el Tú. ¡Y junto a esto, toda la fuerza de la Pascua! Klaus Hemmerle, Pascua 1993


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