Sociedad
La inseguridad que genera el delito / 6 José Deym*
Cárceles: una actividad restaurativa Última entrega de artículos en torno al fracaso del sistema carcelario en limitar la delincuencia y reparar sus consecuencias, en la que se formula una propuesta que, al menos, invita a la discusión
Cuando se critica la pena privativa de la libertad, generalmente sus defensores contrargumentan que no hay otra posibilidad de tratar a los delincuentes. “¿Qué hacer con ellos?” suele ser una pregunta que invalida toda posibilidad de cambiar el sistema, más allá de aceptar que éste, si bien no puede ser sustituido, quizás pueda perfeccionarse. Y, en general, tienen razón, porque casi nunca los objetores del sistema presentan una alternativa. En estas líneas creemos haber sustentado una propuesta concreta de cambio integral, ya que las consideraciones que presentamos acerca de los problemas del castigo, de la necesidad de reparar el daño y de la posibilidad de recupe-
rar a quienes han delinquido conducen a una propuesta concreta de cambio del sistema, que podría, a falta de un nombre mejor, denominarse “actividad restaurativa”. La actividad restaurativa sería una respuesta al delito que, en vez de seguir con el modelo de encerrar al ofensor y dejar a la víctima con las manos vacías, aunque con el consuelo de una venganza jurídica, se ocupe de repersonalizar al ofensor, reparar a la víctima y minimizar las reincidencias delictivas. Consistiría en: 1) reemplazar la prisión por una libertad vigilada, utilizando elementos electrónicos de control y también un seguimiento personalizado muy estricto;
2) asignar penas de trabajo reparativo o comunitario bien supervisadas y cuya severidad pudiera ser tal que no cayeran bajo el reproche de ser penas demasiado leves, pero que serían penas con sentido porque estarían destinadas, de modo directo o indirecto, a resarcir a las víctimas; 3) obligar a los infractores a asistir a grupos de autoayuda –si bien no necesariamente obligarlos a adherir a los principios allí propuestos–, en los que se incentivaría la conversión a partir de la conducción de pares ya más avanzados. Obligar a la libertad vigilada sería una pena en sí misma. En caso de ser necesario, por razones preventivas y hasta retributivas, podría ser muy severa en Ciudad nueva - Mayo 2021
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