Apuntes sobre el paso de la Exaltación de la Cruz César GARCÍA ÁLVAREZ
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El patrimonio escultórico de la Semana Santa leonesa se ha configurado a lo largo de los siglos en varias fases muy diferenciadas. En primer lugar, lo conforman aquellas imágenes que, a partir del siglo XV, fecha de realización de la Virgen del Mercado, fueron o bien creadas para formar parte activa de las procesiones, o incorporadas a ellas como imágenes preexistentes en las iglesias, sobre todo en los retablos. Esta primera fase abarca, en León, algunas destacadas obras del siglo XVI y, sobre todo, del siglo XVII, primer período de decidido impulso procesional, que coincide con el despliegue de las normas e ideas del Concilio de Trento, y que se mantiene hasta el siglo XVIII, en el cual el auge del racionalismo ilustrado y una profunda crisis de la Iglesia provocan un menor número de encargos por parte de las cofradías, situación que se prolongará durante gran parte del convulso siglo XIX. Durante el no menos convulso siglo XX, una segunda fase de crecimiento e impulso de la creación escultórica se despliega en las décadas centrales de la centuria, ligado a figuras de gran nivel creativo como Víctor de los Ríos o, posteriormente, Ángel Estrada, quienes llevan a cabo un gran número de obras que combinan un elevado nivel técnico y una intensa expresividad. El siguiente y último período comienza con la eclosión pasional iniciada en la década de 1990, y se prolonga, con algunos altibajos, hasta el presente. La creación de un gran número de nuevas cofradías y hermandades, anhelantes de contar, en ocasiones con gran celeridad, con el mayor número de pasos posible, ha enriquecido el patrimonio pasional leonés con tallas de muy diversa naturaleza y calidad, y ha intensificado otro fenómeno, bien conocido por los historiadores del arte, de emulación y competencia entre comitentes, no siempre consciente, y no siempre confesada, es cierto, pero eficaz y, en líneas generales, enriquecedoras para la Semana Santa leonesa.
SEMANA SANTA • LEÓN 2022
Fotografía: Marta Cayón
Entre todo este abundante y dispar patrimonio escultórico de nuevo cuño, algunas obras han concitado unánimemente desde su creación juicios positivos. Es el caso del paso que nos ocupa, el co-
nocido como “La Exaltación de la Cruz”, de la Cofradía del Dulce Nombre de Jesús Nazareno, que fue realizado por el imaginero sevillano José Antonio Navarro Arteaga en el año 2000.