Capítulo 4
Sin embargo, bien se ve que esta situación es característica de una población que ha acompañado el cumplimiento de determinadas medidas sanitarias y la inclinación a incorporar específicos hábitos de higiene. No ocurre lo mismo en poblaciones, no solo territorial, sino además social y económicamente distanciadas de otros sectores sociales, como las comunidades indígenas o la población infantil. “El Hospital de Loma Plata tenía la capacidad de diagnóstico, su servicio laboratorial es uno de los mejores aquí en el Chaco, entonces la gobernación estuvo costeando todos los estudios de pacientes, sobre todo los pacientes con imposibilidad económica, con recursos económicos limitados. Y los más beneficiados fueron los de las comunidades indígenas. Y por el hacinamiento y el contexto social y económico en el que ellos siempre se encuentran es lógico que ellos tuviesen más casos en las comunidades indígenas. Y en las comunidades indígenas más afectadas fueron las de Uj’e Lhavos, Cacique Mayeto y de Pesempo’o, que está en la zona de Loma Plata”. (D. V., hombre, Boquerón, 5 de noviembre de 2020). La pandemia expuso en su etapa primaria características propias de una crisis sanitaria cuyo contenido esencial de respuesta versó sobre la capacidad de atención médica en hospitales, por una parte, como en las medidas sanitarias de confinamiento, aislamiento social y la extensión de medidas de higiene, por la otra, con el propósito puesto en la reducción del contagio de coronavirus. Algo es seguro: dicha reducción, lograda en mayor o menor medida según las fases de la cuarentena que se consideren, no ha conseguido interrumpir la vulneración de los derechos que, por acción u omisión, es atribuido a las instituciones públicas encargadas de asegurar la salud y protección de poblaciones desprotegidas, en especial los integrantes de las clases desfavorecidas y los grupos etarios de la infancia y la adolescencia. Las evidencias sobre las que descansan estas fundamentaciones –con las exigencias del orden y la sistematicidad que se han impuesto al trabajo de observación empírica– fecundan el terreno para la proposición de tres riesgos principales asociados a la salud. Primero, el distanciamiento social conjuga los factores tanto territoriales como sociales y económicos para construir una determinada situación de vida y experiencia en relación a la salud y el bienestar. Además, la segregación de las urgencias que habilitó la emergencia sanitaria, ha construido una política de acción y atención médica cuyo eje se asentó sobre el COVID-19, redoblando precedentes estados de abandono de existencias concretas. Por último, la subjetivación de la incertidumbre interviene en el espacio social actuando sobre dos vertientes: primero, la situación de inseguridad social obliga a las comunidades a echar mano de un singular capital social erigido sobre condiciones semejantes de clase; pero, segundo, las condiciones de vida sustentadas sobre la precariedad y la indefensión continúan siendo terreno fértil para los usos políticos de la solidaridad. - 151 -