Capítulo 4
hablando de estas personas que tienen enfermedades crónicas, como la diabetes, hipertensión, por ejemplo, muchas de estas personas acceden a medicamentos a través de los centros. O sea, al no poder ir y recibir, entonces también se vieron en la obligación de buscar otro mecanismo para acceder, porque la enfermedad continúa y es necesario medicarse. Efectivamente sí se resintió y mucho”. (M. M., mujer, San Juan Nepomuceno, 24 de octubre de 2020). Los mecanismos alternativos para la atención, implementados para evitar la aglomeración de personas en los hospitales o centros de salud, terminaron por redoblar las dificultades de numerosas familias para asistir a una consulta médica. “Para ir al hospital general es muy complicado. Ahí tenés que llamar y pedir número. Pero no te atienden luego. (…) Ahí sólo si estás demasiado enfermo nomás te atienden. Si no, no te atienden luego, hasta ahora tenés que llamar para que te atiendan. A esos que están por morirse nomás les atienden”. (C. A., mujer, Santa Rosa del Aguaray, 13 de enero de 2021) “Dejaron de atender. Un tiempo cerraron luego el hospital. Cerraron. O sea que prohibido enfermarte. Cerraron el hospital. Solo covid estaba permitido. Además, también la gente se mentalizó con que, si vos te vas al hospital, si no estás enfermo, salís enfermo. Cerraron el hospital, eso yo te puedo asegurar 100%, porque no permitían acceso que no sea de covid. Y yo no sé cómo se hacía con otras dolencias graves, pero así estaba, y eso sucedió como dos meses, que estaba cerrado, cerrado. Después volvieron a habilitar urgencias de a poco. (W. P., hombre, Santa Rosa del Aguaray, 16 de diciembre de 2020). La acción de enfocar los recursos y la atención sobre la urgencia de los casos de coronavirus en el intento de frenar su propagación, ha soslayado los efectos de vulneración e indefensión, de grupos sociales históricamente relegados, de todo tipo de protección de la salud y de promoción de su bienestar. Como ya se ha visto en el apartado anterior, la contención de la demanda de otros tipos de diagnóstico y tratamiento de las enfermedades, ha segregado aún más al sistema de salud pública. En mayor medida, las especificidades propias de la respuesta institucional a la emergencia sanitaria han agudizado las desigualdades prevalecientes en la estructura social paraguaya. Como resultado, se ha extendido la experiencia subjetiva de incertidumbre imperante en aquellos grupos, limitando el horizonte de posibilidades para la protección, ampliando las privaciones y la falta de seguridad del presente para encarar el porvenir de la vida de los niños y niñas.
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