Vías y restos romanos en la sierra de Guadarrama Alejandro Beltrán Ortega Archivo Epigráfico de Hispania La llamada «calzada romana» de Cercedilla es uno de los pasos naturales del Sistema Central, utilizado para comunicar ambas mesetas. El puerto de la Fuenfría, por el que discurre la calzada, tiene una altura de 1796 metros, similar a la de cotas adyacentes como Navacerrada o Navafría. Con el crecimiento de Madrid y su conversión en capital del Estado, la calzada se utilizaría para la comunicación entre Madrid y Segovia, y La Granja poco después con la dinastía borbónica, siendo sustituida después por el paso del puerto de Guadarrama o de Los Leones en el año 1741, durante el reinado de Felipe V, y por el paso del puerto de Navacerrada en 1788/90 de la mano de Carlos III1. Actualmente ninguna carretera moderna cruza la calzada en este tramo, llegando tan sólo a la zona de Las Dehesas, lo que ha facilitado su conservación. La parte conservada de la calzada pertenece a la cara sur del puerto de la Fuenfría, con una longitud de 2550 metros. Los tramos son largos y rectos, y en ocasiones con un desnivel muy alto, con un 15% de pendiente media, y llegando incluso a un 21% en su tramo final. Este enorme desnivel ha hecho dudar del origen romano de este tramo, planteándose la posibilidad de que este camino fuera una nueva ruta usada en época moderna. Su construcción data, supuestamente, del siglo I d.C2., y fue realizada con materiales de la zona, es decir gneis y granito. Estos materiales pudieron sacarse de una posible cantera hallada cerca del puente del Descalzo, en Cercedilla, según el descubrimiento de Cesario de Miguel3, si bien está sin estudiar ni corroborar. Los restos de la calzada romana de Cercedilla, comienzan a ser visibles al poco de pasar el puerto de la Fuenfría, en dirección sur, siguiendo el curso del arroyo de la Venta desde su nacimiento por su margen izquierda, hasta cruzarlo y quedar a su derecha tras el paso del puente de Enmedio, siguiendo así hasta el puente del Descalzo, donde ya desaparece de la vista, posiblemente tapada por la carretera de las Dehesas4, hasta aparecer de nuevo un trozo junto al arroyo. Estos restos visibles, que en un principio fueron catalogados como romanos pudieran no corresponder a esta épo-
nº 3, diciembre 2006
ca, sino a un camino posterior trazado en el siglo XVIII. La similitud de estos restos con los de la llamada «calzada de Riofrío» apoya esta tesis5. Un poco más adelante se encuentra otro nuevo puente, muy pequeño, que vuelve a cruzar el arroyo a la altura de la finca de Montes Claros, para volver a desaparecer bajo la carretera hasta la estación de ferrocarril de Cercedilla y llegar hasta otro puente, el del Reajo o del Molino, de gran tamaño y enorme belleza, que está en uso por la actual carretera junto al túnel del tren. Poco después deja la carretera, pasando por la colonia de los Prados y por la Ermita de Santa María de Natívitas, pero sin restos visibles. De aquí pasa a la calleja de Santa María, cruza el río de Las Puentes por un puente no romano, heredero de uno anterior, y pasa a coincidir con el camino viejo de El Escorial y con la carretera de Guadarrama al Ventorrillo, pasando por el límite con Collado Mediano, llegando hasta Alpedrete y Villalba, según el itinerario de Blázquez. Hasta entonces se había supuesto que el puerto era el punto de paso utilizado para la comunicación entre Segovia, Toledo y Alcalá de Henares, siguiendo las rutas 433/437 y 438/439 del Itinerario de Antonino, pero sin confirmar de ninguna manera su autenticidad. Por tanto, a partir de la obra de Blázquez6, es aceptado por todos los investigadores que la calzada de Cercedilla es romana y el paso utilizado para unir Segovia y la meseta sur, quedando la polémica para el itinerario exacto de la calzada a partir de su salida de Cercedilla7. Blázquez, y con él, De Miguel y Eced8, afirman que el itinerario es el anteriormente descrito, pero otros autores difieren notablemente de este recorrido. Blázquez afirmaba que la calzada, tras dejar Cercedilla y pasando por Los Molinos, bajaba hasta Villalba y Torrelodones para llegar a la Casa de Campo, junto al arroyo Meaques, donde él situaba Miaccum. Por tanto se trataría de dos calzadas, una que discurriría entre Mérida y Zaragoza, y otra que comunicaría Asturica Augusta, con Segovia y Castulo9. Sin embargo estudios recientes realizados por Gonzalo Arias10 intentan demostrar que el trazado de la calzada, que Blázquez y Sánchez-Albornoz no consiguieron encontrar y situaron básicamente bajo lo que hoy es la autovía
El Nuevo Miliario
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