Baptista y Mommer: Pensamiento Económico... – 34
PETRÓLEO Y DEPENDENCIA: LA ABSORCIÓN PRODUCTIVA DE LA RENTA En el juicio de Arturo Uslar, para 1936 la economía nacional había llegado a un grado sustantivo de parasitismo con respecto al petróleo, y esta condición tendía a agravarse por los mismo mecanismos del mercado. Era preciso contener esta tendencia nefasta, lo que, en su pensar, se había logrado para 1945. A partir de este momento y gracias a una política económica adecuada, la tendencia se habría tenido que invertir. Sin embargo, afirma, la 'revolución de octubre' impidió que esto ocurriese. A su vez, en el pensamiento de Rómulo Betancourt, para 1945 lo que estaba planteado era desarrollar primeramente el "capital humano", con un aumento del nivel de consumo y de educación y una mejora de los servicios médicos del pueblo venezolano. Todo ello, a su vez, contribuiría a conformar el mercado. Pero como ya se ha comentado, los límites razonables de esta política, hacia 1948, se habían alcanzado - así se pensaba - por el aumento vertiginoso de la renta. Para este momento, la visión de Arturo Uslar era que el grado de parasitismo de la economía nacional había superado todos los límites tolerables, causando daños irreparables. Para Rómulo Betancourt, en cambio, se habían creado las condiciones antecedentes necesarias para una siembra efectiva del petróleo. Debe añadirse que Betancourt no negaba en absoluto el fenómeno al cual se refería Uslar Pietri con el término de "parasitismo", si bien éste no tenía cabida dentro de su exposición. El término que le era apropiado era el de "dependencia". La dependencia del petróleo, en efecto, se había agravado. Para medirla Betancourt hace uso de tres indicadores. Primero, considera la relación entre el ingreso nacional, excluido el petróleo, y el valor comercial de la producción petrolera. Las magnitudes conseguidas eran las siguientes: 2,71 para 1936 y 1,88 para 1949. Segundo, en 1936 el petróleo representaba el 89 por ciento del total de las exportaciones nacionales, y ya el 96 por ciento para 1948. Finalmente, como tercer indicador utiliza la medida de la importancia de los ingresos petroleros dentro del presupuesto gubernamental: éstos representaban un 33 por ciento en 1938 y un 58 por ciento en 1948. Sin embargo, para Betancourt esta agudización de la dependencia era sólo expresión de una estrategia diseñada, precisamente, para superarla. A partir de 1948, satisfechas ya las necesidades más inmediatas del pueblo venezolano, la tendencia, así lo sostenía, debería revertirse. Pero el golpe de Estado de noviembre 1948 impidió que ello se cumpliera. La dependencia siguió ahondándose. La relación entre el ingreso nacional, siempre excluido el petróleo, y el valor comercial de la producción petrolera, llegó a 1,39 para 1951; el petróleo representaba el 98 por ciento de las exportaciones venezolanas para 1954; y los ingresos petroleros fiscales constituían, dentro del presupuesto gubernamental, el 64 por ciento en el promedio entre los años 1950 y 1954. Si bien Betancourt le atribuye a la dictadura la responsabilidad por la continuación de esa tendencia, en su libro aquí citado se asoma un análisis que va más allá de la coyuntura política que vive el país en el momento cuando escribe. El análisis en cuestión habrá de desarrollarlo plenamente - quince años más tarde y