Baptista y Mommer: Pensamiento Económico... – 54 CONCLUSIONES Y PROPOSICIONES
Desde 1936 se observa como la reivindicación rentística nacional, dentro de la segunda visión de la 'siembra del petróleo' entonces en gestación, tendió a identificar el capital nacional como una avanzada del capital extranjero. La aceptación de esta identificación se impuso en amplios sectores de la opinión pública con el 18 de octubre de 1945. El sector privado, así, se vio marginado de la política petrolera nacional. Más aún, el nacionalismo petrolero pareció tomar un giro amenazante para el sector privado. Como se expuso en las páginas precedentes, la política petrolera venezolana, en su segunda etapa, buscó restringir cada vez más las libertades empresariales de las compañías petroleras, con miras a fortalecer el papel del Estado. Y si se consideran las circunstancias políticas nacionales - y no menos las internacionales - nada fue más fácil para el empresariado venezolano que confundir este ataque del Estado terrateniente a las libertades empresariales del capital extranjero concesionario, con un ataque, de inspiración socialista, a la libre empresa como tal. Ha de decirse, por lo demás, que el discurso político mismo de la segunda visión de la 'siembra del petróleo' no dejó de sugerir coqueteos con esta confusión. Valga citar como un ejemplo revelatorio la opinión vertida, en 1973, por un distinguido empresario venezolano sobre Pérez Alfonzo y su política petrolera:89 Pérez Alfonzo no ha sido jamás un pensador frío, interesado en buscar la verdad ... dondequiera que ésta se encuentre. No. Ha sido más bien un hábil estudioso e investigador, interesado en demostrar siempre sus tesis preconcebidas y en alcanzar, a través de una dialéctica consumada, objetivos para él definitivos, inexorables, indispensables: la destrucción en Venezuela del poderío de los consorcios internacionales y la implantación en nuestro país de un sistema económico y político ... de corte socialista.
La confusión llevó al empresariado venezolano en general, y, en particular, a Fedecámaras, a asumir una posición abstracta de defensa de las libertades empresariales en solidaridad con las compañías petroleras extranjeras, abandonando así toda posibilidad de posiciones propias. Una notable excepción fue, precisamente, el empresario citado, quien enjuicia a sus colegas en los siguientes términos:90 Esta ha sido, en general, la posición del empresario venezolano frente a la problemática petrolera nacional: carente de iniciativas, se ha refugiado en una indiferencia inexplicable en un país como el nuestro. Ante esta tradicional apatía empresarial, que en general no le ha permitido mantener y defender un criterio propio y una posición independiente, son muy escasas las excepciones que pueden citarse.
89Luis
Vallenilla, op.cit., p.301. p.401.
90Ibid.,