120 Algunos de los más ingeniosos avances en el lenguaje cinematográfico sucedieron a la luz de una mejora, hack, en el proceso tecnológico.4 La aparición de un proceso probablemente distinto de creación audiovisual surgió a la llegada del registro magnético de sonido e imágenes en movimiento a fines de los años cincuenta, con la invención de la televisión (Dhake, 1999, p. 135), invento que tuvo, por cierto una significación considerable en la creación audiovisual. Dicha significación provino para nuestro interés, de la creación en tiempo real. La televisión comenzó transmitiendo la obra audiovisual en el momento en el que se registraba en la cámara y medió con avances tecnológicos, la posibilidad del “productor” de mirar la obra en pantalla al momento de estar siendo creada; posibilitó además, que un conjunto de telespectadores accedieran simultáneamente a la pieza casi al mismo tiempo. La eficacia de la obra audiovisual estuvo ligada íntimamente a la tecnología de su proceso de producción. La teletransmisión otorgó al audiovisual lo que el cinematógrafo parecía retirarle gradualmente: un vínculo con las artes performáticas, del modo que el teatro de sombras en China, la linterna mágica o por supuesto, la danza y la música fueron siempre audiovisuales. El problema inherente a esta situación, fue la exclusividad y costosas patentes que posibilitaron esta 4 Esto quedó patente en el nacimiento de la edición cinematográfica, que nació accidentalmente como un hack para utilizar la detención voluntaria o no del funcionamiento de la cámara durante la filmación, y aprovechado posteriormente con fines creativos por Fregoli el actor y cinematógrafo temprano, y por Georges Meliès en su obra cinematográfica.