Nacionalismo y religión son las causas del fundamentalismo, el fanatismo, la xenofóbia y la desgracia de los pueblos. El nacionalismo y la religión sólo se superan con el pluralismo, el mestizaje, la tolerancia y la cultura, algo que debe ir unido a la democracia, el respeto y la igualdad ante la Ley, es decir La República laica. Debemos adquirir conciencia del peligro que representan estos dos sentimientos a lo largo de la historia de la humanidad, ya que son sentimientos fácilmente manipulables que sirven como forma de dominación política. La humanidad es una gran familia a la que no la deben separar fronteras ni religiones y su gran riqueza reside en su gran diversidad. La coexistencia pacífica entre naciones y religiones es posible.