Opinión
Juan Carlos Benavides Duque*
LOS PAÍSES, LA GENTE Y EL CAMBIO CLIMÁTICO
N
o se ustedes, pero todos los seres humanos estamos en una cornisa. Hay un documento que se conoce como el atlas de la perdición, o como el VI reporte en cambio climático, publicado por el panel intergubernamental en cambio climático (IPCC) donde se detalla el camino que la humanidad ha seguido contra el calentamiento global y las consecuencias que enfrentamos. Es difícil de creer, pero estamos al borde de un abismo donde muchos elementos que damos por sentado no están funcionando como deberían, elementos claves para el sostenimiento de la sociedad como: vías, producción de alimentos, generación de energía, diversidad en los ecosistemas y el buen vivir de muchas personas se ven afectados por este fenómeno. Aunque las consecuencias suenan alarmistas están a la vuelta de la esquina o ya están ocurriendo, como lo vemos todos los días en las noticias o representado mas científicamente en el VI reporte actualizado. El desafío que tenemos delante como humanidad es tal que Naciones Nuestra sociedad Unidas creó una organización llamatiene una actitud da la Convención Marco de Naciones pasiva frente Unidas sobre el Cambio Climático a las causas y (UNFCCC) que es regida por la Conconsecuencias del ferencia de los países Pares (COP). Así, cambio climático. este año tuvimos la reunión número 26 o COP26 donde los países se reúnen para ejercer su derecho de decisión sobre la implementación de las medidas para combatir el calentamiento global. En últimas, la COP es un instrumento político que determina los caminos que las naciones y el mundo van a seguir para afrontar esta realidad. Mientras China emite cerca de 10.2 mil millones de toneladas al año, en Colombia emitimos 73 millones. Sin embargo, la deforestación y las actividades agrícolas son un poco más del 80% de las emisiones de gases de efecto invernadero y las actividades industriales. El transporte o la generación de energía representan solo un pequeño porcentaje. No obstante, en los medios vemos con más despliegue cómo se invierte en las empresas para que disminuyan sus emisiones (aviación,
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h oy e n l a jav e r ia n a | nov ie m b re - dicie m b re 2021
carros eléctricos entre otros) y poco para controlar la deforestación o darles alternativas de producción agrícola a nuestros campesinos. El gran potencial de nuestro país está en Nuestros ecosistemas naturales, parques nacionales y áreas de baja producción agrícola que tienen un potencial que va mas allá de nuestras fronteras para luchar contra el cambio climático. Es de anotar que nuestra sociedad tiene una actitud pasiva frente a las causas y consecuencias de este fenómeno a pesar de los efectos que vemos todos los días en nuestro país como el fallo de las vías, la vulnerabilidad en la producción de alimentos, el aumento de incendios en los bosques, la desaparición de especies y las crisis energéticas cíclicas. Tal vez porque no vemos los problemas ambientales como algo que podamos cambiar, pero la pasividad de la sociedad en América Latina al respecto es de asombrarse, sobre todo entre los jóvenes. Claro, hay jóvenes activistas que nos dan una luz de esperanza, pero no hay un solo político a nivel nacional que podamos reconocer con principios claros sobre el cambio climático, y en los candidatos actuales es solo un tema más. Esta actitud pasiva y de solo responder cuando sirve para tomar la foto de la semana y controlar el ciclo diario de las noticias sin un plan efectivo, no es solo culpa de los políticos, es culpa de todos nosotros, los habitantes de este país. Necesitamos un sistema educativo que sepa de la crisis climática, se lo comunique a nuestros niños y jóvenes. Necesitamos mejorar nuestro conocimiento de cómo el país le puede servir a la humanidad a disminuir sus efectos; tener una clase política comprometida con los desafíos ambientales mas allá de nuestras fronteras. Si nuestra posición nacional ante el cambio climático es insuficiente para todo lo que podríamos estar haciendo, es principalmente porque nuestros dirigentes no perciben esa demanda por parte de la sociedad. Garantizar que podamos tener un ambiente sano y un mundo mejor en el futuro debería ser nuestra preocupación principal, porque es obvio que si no tenemos un mundo donde podamos disfrutar de nuestros derechos libremente y con felicidad no vamos a tener un futuro sobre el cual quejarnos * Profesor asistente del Departamento de Ecología y Territorio