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Filosofía Undécimo Grado
de lucha y representación se encontraban ya revestidos de una sagrada seriedad, comprensible entre otras razones porque en las ceremonias cultuales en las que éstos consistían se ponía en juego el destino del grupo y del universo todo. Llegados a este punto comienza la discusión. Uno y otro, Frobenius y Huizinga, comparten el significado figurativo, representacional o dramático1 de las ceremonias cultuales, no obstante difieren en un aspecto singularmente importante en el sentido mismo de la ceremonia. Veamos (p. 29): En una lejana prehistoria, cree Frobenius –nos cuenta Huizinga–, la humanidad ha tomado conciencia de los fenómenos del mundo vegetal y animal y ha adquirido entonces sentido del orden del tiempo y del espacio, de los meses y de las estaciones y del curso solar. Y mima este orden total de la existencia en un juego sagrado. En estos juegos y mediante ellos realiza los acontecimientos representados y ayuda al orden del mundo a sostenerse.
A continuación se pregunta: ¿Qué se debe pensar de semejante actualización figurativa de la conciencia primitiva de la naturaleza? ¿Cómo trascurre el proceso que comienza con una experiencia de hechos cósmicos, que no ha cobrado expresión todavía y que desemboca en una elaboración lúdica de los hechos?
Entonces responde a su pregunta dos veces (pp. 30-31), la primera con Frobenius, la segunda, corrigiéndolo: La idea que se hace Frobenius del proceso espiritual, que ha debido tener lugar en este caso, se expone como sigue. La experiencia de la naturaleza y de la vida, que no ha cobrado todavía expresión, se manifiesta en el hombre arcaico como una “emoción”. “La figuración surge en el pueblo, lo mismo que en los niños y en los hombres creadores, de la emoción”. La humanidad se siente “conmovida por la revelación de un destino…” “La realidad del ritmo natural en el devenir y en el perecer ha impresionado su sensibilidad y esto ha conducido a una acción forzada y refleja”. Según él [Frobenius], nos hallamos, por lo tanto, frente a un proceso de trasmutación necesariamente espiritual. En virtud de la emoción, un sentimiento de la naturaleza se ensancha reflejamente en concepción poética, en forma artística. Esta es acaso –celebra Huizinga– la mejor aproximación, en
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Drama (δράμα) es acción; significa estar en obra (δράω), estar realizando una actividad. En este caso una
representación o imitación (μίμησις) del orden del universo (κόσμος).