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propias fuerzas, sobre todo en los últimos años, llevado por su ambición sin límites. Pero estos errores y debilidades no limitaron ni enturbiaron sus ideas sobre la guerra, que se distinguieron siempre por una clara y profunda percepción de su realidad.154 Napoleón ganó muchas batallas, pero destaca su conducción en la batalla de Austerlitz (2 de diciembre de 1805) donde, hábilmente, logró engañar a sus adversarios, atraer fuerzas y lanzar un ataque decisivo. En síntesis, Napoleón mando debilitar (en procura de engañar) su propio flanco derecho para que los ataques de los aliados se concentrasen en esa zona. Este flanco sería reforzado con tropas lideradas por el general Louis Davout que se aproximaba desde Viena. Una vez este flanco estuviese siendo atacado por los aliados, Napoleón efectuaría un gran ataque con 17.000 hombres provenientes de su flanco izquierdo. Todo se desarrolló según lo previsto, además, con un día con niebla, que facilitó el ocultamiento de los movimientos franceses. Horacio Nelson (1758-1805) - Batalla de Trafalgar (1805) El almirante Nelson de la Marina Real Británica destacó por su habilidad para conducir operaciones navales. Famoso por sus victorias durante las guerras revolucionarias francesas y las guerras napoleónicas, particularmente, por su victoria en Trafalgar el 21 octubre 1805. El 21 de octubre de 1805, Nelson, al mando de 27 buques de línea y 6 fragatas, derrotó en poco más de seis horas de combate a una flota franco-española compuesta por 33 navíos de línea y 7 fragatas. El almirante Nelson sorprendió a los franceses organizando sus fuerzas en dos columnas que dividieron el dispositivo de las fuerzas navales franco españolas. La maniobra consiguió cortar la línea aliada en dos partes, quedando 10 barcos en vanguardia, de los cuales solo unos pocos pudieron incorporarse a tiempo al combate. El ataque frontal de Nelson contra las fuerzas franco-españolas (línea) hizo que éstas se desorganizarán y rompieran formación; así, la artillería sobre los buques ingleses (superior tecnológicamente) pudo emplearse en forma efectiva. El éxito naval en Trafalgar permitió a los británicos el dominio absoluto de los mares, no solo durante las campañas napoleónicas, sino también durante casi la totalidad del siglo XIX.
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Ibídem.