Cosméticos en forma de liposomas
Sitios de la molécula de un fosfolípido sensibles a la hidrólisis. En 1 actúan las enzimas fosfolipasa A1 y B, en 2 la fosfolipasa A2, en 3 la fosfolipasa C y en 4 la fosfolipasa D.
En el estrato córneo se produce la hidrólisis de la unión entre el grupo carboxilo y el grupo hidroxilo unido al segundo átomo de carbono del glicerol (el de la mitad de la molécula). Esta reacción es catalizada por la enzima fosfolipasa A2, que es vertida en el estrato córneo por los queratinocitos del estrato granuloso. Como resultado de esta hidrólisis se libera una molécula de ácido graso por cada molécula de fosfolípido.
Hidrólisis de un fosfolípido catalizada por la enzima fosfolipasa A2.
La hidrólisis es mínima a pH igual a 6,5 (Bergstrand, 2003).
ESTABILIZACIÓN DE LOS LIPOSOMAS Los liposomas desnudos no son buenos candidatos para transportar principios activos debido a que son captados y degradados por el sistema inmunitario (Lenz, 2004). Sin embargo, la estabilidad biológica de los liposomas se incrementa notablemente si se incorpora a la membrana de fosfolípidos un recubrimiento formado por un polímero. La estabilización se logra de dos formas diferentes: por injerto de una cadena polimérica hidrofílica y por adsorción del polímero en la superficie del liposoma. El método del injerto es el que se utiliza más comúnmente y consiste en unir al grupo polar del fosfolípido, mediante un enlace covalente, una cadena polimérica hidrofílica, generalmente de polietilenglicol.
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