En este cuento tenemos ejemplificado uno de los temas que abordamos durante el semestre: el mito y mitema. El epígrafe que nos da la autora nos presenta el mito bíblico de Abisag Sunamita, esa joven bella y virgen que le dio calor al rey en su lecho de muerte, pero que nunca llegaron a conocerse. En este caso, Arredondo nos presenta a Luisa, una joven que viaja a ver a su tío, Apolonio, quien está muy enfermo y a punto de morir. Al llegar, Apolonio quiere heredarle sus bienes a Luisa, por lo que le pide que se case con él, y aunque ella no quiere, termina accediendo. A partir de la noche de bodas, Luisa se dedica a cuidar del enfermo y pasan varias noches esperando la llegada de la muerte, pero en un giro inesperado, Apolonio comienza a alejarse de ella y con “los días luminosos, el calor enervante; las gentes trabajaban, cantaban, pero don Apolonio no se moría, antes bien parecía mejorar” (Arredondo, 1965). El mito se reensambla gracias a la lujuria de Apolonio, la cual lo mantiene vivo por muchos años más, en todo en ese tiempo Luisa tiene que soportar vivir bajo su calor, esperando a que los días de lluvia y frío vuelvan a aparecer para terminar con la lujuria y volver a la muerte. Luisa no vuelve como una joven virgen y bella como Abisag Sunamita, sino que, cuando por fin puede partir, se va como la “más abyecta de las prostitutas” (Arredondo 1965).
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