Ponce, Juan García
(Salazar, R., s.f.)
Mexicano, representante de la Casa del Lago nació el 22 de septiembre en 1932, Mérida fue sede de sus primeros años y prosiguió a mudarse a la Ciudad de México tomando cursos en la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM). Empezó como becario en el Centro Mexicano de Escritores y llegó a ser el secretario de redacción en la Revista de la Universidad de México, esto lo ayudó a adquirir conocimiento y a acercarse cada vez más a la literatura. Redactando narraciones, ensayos, hasta obras teatrales que lo hicieron merecedor de diversos premios, uno de ellos fue el Premio Juan Rulfo, ganado en 2001, haciéndolo acreedor de uno de los galardones más importantes de Latinoamérica (Ruiza, M., Fernández, T. y Tamaro, E., 2004). Sus diferentes facetas lo llevaron a explorar diferentes campos literarios a escribir y, al formar parte de la Generación de La Casa del Lago, fue considerado el director espiritual de su generación (Carballo, E., s.f., en Durán, M., 2018) al ser una persona profundamente reflexiva y compartiendo secretos a través de sus obras que, incluso hasta el día de hoy, siguen en busca de ser descifradas completamente. La vida se despidió de él en la Ciudad de México, a finales del año 2003, el 27 de diciembre. Imagen Primera no tarda en escenificar el entorno que se está narrado, comienza haciéndole incógnitas al lector para preguntarse quién es Enrique y por qué visita la casa mencionada, qué hace ahí, o qué está ocurriendo. García Ponce parece no dudar en ningún momento hacer que el lector comience a descifrar la situación y se pregunte sobre los personajes. Entrelazar el contexto, la situación y la línea del tiempo es fundamental para entender un poco más a García Ponce, la observación y atención es primordial y hacen que el lector practique su lectura. Sin estar en un lugar o año específico, el lector puede contextualizar según su imaginación le permita, haciendo que los textos de García Ponce tengan más de un significado y más de una vida. Mencionando el tiempo como algo completamente ambiguo, porque todo pasó antes, después, un día, un tal año para que, al final, las últimas palabras te hagan regresar al inicio y poder releer lo que, posiblemente, la mente ya olvidó para darle otro sentido con el significado.
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