IK 1.S
ASESINATO MILLONARIO “Muere asesinado el hijo del millonario Pablo Ayala”. Este es el titular que ha aparecido esta mañana en los periódicos del país; el titular que ha generado un revuelo totalmente esperado entre la población. ¿Quién heredará ahora el dinero del mayor millonario de los últimos 50 años? Esta duda retumba en la cabeza de millones de habitantes en este momento, mientras que todos esperan a que yo, la detective a la que le han asignado encontrar el asesinato del pobre Mikel Ayala, no sabe ni por dónde empezar. ¿Quién no querría matar al joven de 18 años más rico e insoportable del país? ―Empezamos por la escena del crimen ―dice Naia, posiblemente la mejor policía que he conocido; cuando todavía no me he incorporado. ―El cuerpo fue encontrado en una casa abandonada, por la que llevaba sin pasar una persona como mínimo 5 años. O eso pensaban los vecinos hasta que empezaron a oler a ácido ―sigue. ― ¿Quién lo encontró? ―preguntó con intención de interrumpirla antes de que se ahogue de la emoción. ―Todos en realidad, los vecinos se reunieron para comentar el problema con el dolor, y al darse cuenta de dónde venía, llamaron juntos a emergencias ―interviene Raúl, un novato que será el mejor, sin ninguna duda. ―Muy bien, entonces tenemos un cuerpo medio desintegrado por ácido en la bañera de una casa vacía, la víctima con la mayor cantidad de enemigos que podemos encontrar y ni una pista de quién ha podido hacer esta monstruosidad ―digo, ya completamente centrada en el caso―. El padre ha informado que salió de fiesta la noche del asesinato quiero saber dónde y con quién estuvo y que le dió para dentro de una hora. Manos a la obra. A la media hora ya me han informado de todo; hemos contactado con la discoteca donde estuvo y tenemos a todos los amigos con los que pasó la noche en interrogatorio. ―Resulta que se separó del grupo hacia la medianoche porque vio a una conocida de él ―informa Raúl. ―Has ido a su mejor amigo ―interrumpen Naia, con esa seguridad de siempre―. No ha parado de dar razones para asesinarlo, y ha dejado caer que se lo merecía. ― ¿Estás segura? No puede ser tan fácil ―respondo. Y es verdad, algo tan planeado no puede ser resuelto con tanta facilidad. Pero Naia nunca se equivoca. 94