Pasión Cofrade
Una Reliquia del Santo Sepulcro en León La Orden del Santo Sepulcro y la ciu dad de León tienen unos vínculos muy sólidos. Se remontan al siglo XI, concretamente, a la liberación de los Santos Lugares, es decir, a la con quista de Jerusalén, el 15 de julio de 1099, viernes, a la hora nona, (tres de la tarde), la misma en la que Cristo murió en el Gólgota, tras un cerco de cuarenta días, por las tropas de Godo fredo de Buillón, quien tomó el título de “Defensor del Santo Sepulcro”. Este hecho militar se enmarca en la prime ra cruzada, (1096-1099), decretada por Urbano II, en el concilio de Clemont Ferrán, y predicada por Pedro el Ermi taño con el lema “Deus lo vult”, esto es, ‘¡Dios lo quiere!’. Fotografía: Ana Cayón
Es opinión común que hacia 1114 se pusieron en obra los deseos del citado caudillo borgoñón, duque de Lorena, fallecido en la Ciudad Santa el 18 de junio de 1100, y uno de los personajes históricos que componen el friso de los “Nueve de la Fama”, representado, con un perro descansando a sus pies, en el edificio institucional del Ayuntamiento de Colonia, el más antiguo de Alema nia. En consecuencia, se redactaron los primeros estatutos, denominados “Assises del Santo Sepulcro”, que dieron nombre a la orden, poniéndo se ésta bajo la regla de San Agustín, y organizándose una milicia armada de caballeros cruzados encargada de la defensa y custodia del Sepulcro de Nuestro Señor.
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Poco tiempo después, la reina Urraca Adefónsiz, (1109-1126), hija de Alfonso VI, el Bravo, conquistador de Toledo y madre de Alfonso VII, el Emperador, fundaba en León, en fecha indetermi nada, una iglesia en el suburbio me ridional, bajo la advocación del Santo Sepulcro, para remisión de sus peca dos, por el alma de su padre, y como lugar de entierro de los peregrinos a Santiago de Compostela y de cuantas personas lo desearan. Encomendaba
Semana Santa • León 2019
su construcción a Teodobaldo, cape llán de San Martín, clérigo de origen ultrapirenaico, que llevó a término la edificación “en el centro de una plaza cerrada en su contorno por las facha das soportaladas de las más ricas vi viendas del caserío”. Más tarde, el 13 de diciembre de 1122, por decisión de la citada soberana, que contaba con la aprobación de D. Diego, obispo legio nense, “con el asentimiento de toda la feligresía de San Martín y ‘la aclamación pública de todos los francos de Santa María del Ca mino de Santiago’, el mismo Teodobaldo dispuso y autori zó la cesión de la iglesia a la Orden del Santo Sepulcro de Jerusalén y a su patriarca y canónigos, suscribiendo el documento a presencia de la reina y de su hijo el futuro emperador, del primado toledano Bernardo, de los obispos de León y Astorga y de los magnates más destacados de la Regia Curia, jun tamente con tres representantes de la Colación de Santa María o ‘Burgo de los Francos’ Guiller mo Busel, Albertino y Galín, y
seis delegados de la feligresía de San Martín, a la que también pertenecía el presbítero Pedro, que actuó como no tario”. [Justiniano Rodríguez Fernán dez, ‘De Historia de León y de Galicia’ Miscelánea Histórica III, Madrid, 2014, pg. 89 y 90]. La cesión está registrada en un docu mento conservado en el Archivo de la Catedral de León, inscrito con el nº 8.812, redactado en letra carolina, sobre la superficie de un perga mino de 243 x 290 mm. Estu diado por José María Fernán dez Catón, éste lo inserta en su obra ‘Colección Documen tal del Archivo de la Catedral de León” (1109-1187)’. [León, 1990, pg. 104]. En aquellos tiempos del siglo XII, la Presa Vieja, llamada también Presa del Obispo, por el este, y el Camino Francés, por el ponien te, que penetraba en esta antigua Corte de Reyes a través del Prado de los Judíos por la Puerta Mo neda, delimitaban este terri torio meridional allende del