52 EN PORTADA / Oncología
Pronóstico El pronóstico de perros con insulinoma es bueno a corto plazo, aunque pobre a largo plazo10. El pronóstico va a depender principalmente de dos factores: la modalidad terapéutica elegida y el estadio de la enfermedad2.
Los pacientes que se someten a cirugía seguido de tratamiento médico tienen más probabilidades de volverse normoglucémicos, permanecer Figura 6. Identificación de un nódulo en la rama pancreática izquierda (imagen de la izquierda) seguido de pancreatectomía parcial (imagen central e imagen de la derecha) en un cruce de Labrador con un insulinoma en estadio I.
normoglucémicos durante periodos más prolongados y tener supervivencias más prolongadas
gía, o bien en casos en los que no se ha realizado cirugía por rechazo del propietario o por la presencia de enfermedad avanzada2,10. El objetivo principal del tratamiento médico es controlar la hipoglucemia, e incluye una modificación del estilo de vida y tratamiento farmacológico2,10. Los perros con insulinomas se deberían alimentar con pequeñas raciones cada 4-8 h y la dieta debería ser rica en proteínas, grasas y carbohidratos complejos (p.ej. dietas para perros diabéticos)1,2,6. Evitando los carbohidratos simples reducimos de manera marcada el estímulo para la liberación de insulina por el insulinoma, minimizando así la hipoglucemia10. Además, se debe evitar la excitación de estos pacientes y limitar el ejercicio (p.ej. recomendar paseos cortos con correa)10. Los glucocorticoides se usan comúnmente en conjunto con las modificaciones de dieta y ejercicio, ya que estimulan la gluconeogénesis y la glucogenólisis, lo que resulta en un incremento de la glucemia2,6. Una dosis de 0,5 mg/kg/día, dividida en dos dosis, puede prevenir hipoglucemias graves y los signos clínicos asociados1,2,6. Esta dosis se puede aumentar gradualmente, pero solo en casos refractarios, para minimizar los efectos secundarios
La pancreatitis es una complicación bien descrita en perros sometidos a cirugía pancreática con una prevalencia de alrededor del 10 %, aunque algunos estudios han descrito prevalencias de hasta un 39 %2-5.
del uso de glucocorticoides a largo plazo2 (figura 7). Otros fármacos, no citotóxicos, utilizados para el control de la hipoglucemia incluyen el diazóxido y la octreotida1,10. El diazóxido inhibe la liberación de insulina y la captación celular de glucosa, y estimula la gluconeogénesis y la glucogenólisis hepática2. Se recomienda una dosis inicial de 5 mg/kg q12 h, pudiendo aumentarse gradualmente hasta 60 mg/
una diuresis salina agresiva7. Otros efectos secundarios incluyen vómitos durante su administración, hipoglucemia transitoria, o el desarrollo de diabetes mellitus7. La administración de estreptozocina no parece aumentar significativamente la duración de la normoglucemia en comparación con perros tratados médica o quirúrgicamente13. Por lo tanto, no está claro si este tratamiento es realmente beneficioso en perros con insulinomas7,13.
El tratamiento médico se recomienda antes de la cirugía, cuando persiste o recurre la hiperinsulinemia tras la cirugía, o bien en casos en los que no se ha realizado cirugía por rechazo del propietario o por la presencia de enfermedad avanzada2,10. kg/día2. Los efectos adversos son poco frecuentes y normalmente de tipo gastrointestinal2. El efecto hiperglucémico del diazóxido puede ser beneficioso en el control de la hipoglucemia en hasta un 70 % de los perros tratados2. Por su parte, la octreotida también inhibe la secreción de insulina y se ha usado en perros con insulinomas (10-50 μg cada 8-24 h)2. Sin embargo, su eficacia no está muy clara, en parte por su corta duración1,10. El uso de diazóxido y la octreotida también están limitados por su coste elevado y disponibilidad inconsistente2. El uso de quimioterapia también se debe considerar a mayores del tratamiento paliativo descrito2. La estreptozocina es un agente quimioterapéutico que es citotóxico para las células β pancreáticas y se ha utilizado para tratar el insulinoma pancreático en humanos2. Aunque su uso en perros históricamente estuvo limitado por el alto riesgo potencial de nefrotoxicidad, se puede administrar de forma segura cuando se combina con
En los últimos años, se ha descrito la actividad antitumoral del fosfato de toceranib en perros con insulinomas8,9. En un estudio reciente, perros con insulinomas metastásicos o que habían recidivado, tratados con la combinación de fosfato de toceranib (2,5 mg/kg lunes/miércoles/viernes) y tratamiento paliativo tuvieron una supervivencia global mayor que aquellos tratados únicamente con tratamiento paliativo (medianas de 399 días vs 67 días, respectivamente9). Además, la toxicidad asociada al tratamiento fue aceptable9. Por lo tanto, el uso del fosfato de toceranib parece ser una buena opción en el tratamiento adyuvante de estos pacientes8,9.
que aquellos perros que solo reciben tratamiento médico14. Los pacientes que se someten a cirugía seguido de tratamiento médico tienen más probabilidades de volverse normoglucémicos, permanecer normoglucémicos durante periodos más prolongados y tener supervivencias más prolongadas que aquellos perros que solo reciben tratamiento médico14. Las medianas de supervivencia tras la cirugía varían de 12-18 meses comparado con medianas de supervivencia de 2-8 meses en perros tratados solo médicamente2-4. El pronóstico después de la cirugía depende en gran medida del estadio de la enfermedad2. El 50 % de perros en estadio I no muestran recurrencia de la hipoglucemia (como marcador de recidiva del insulinoma) 14 meses tras la cirugía, mientras que menos del 20 % de los perros en estadio II y III están libres de hipoglucemia en este momento2. Se debe considerar añadir tratamiento médico en perros con recidiva de la enfermedad tras la cirugía porque se ha demostrado un incremento de la supervivencia con medianas de supervivencia incluso mayores a 3 años para este subconjunto de pacientes2. Los perros con enfermedad en estadio III tienen una supervivencia significativamente más corta que perros con enfermedad en estadio I y II, con medianas de supervivencia de aproximadamente 6 meses1.
Bibliografía:
Figura 7. Hipotricosis generalizada y seborrea compatible con un síndrome de Cushing iatrogénico en un Bodeguero con un insulinoma tratado médicamente con glucocorticoides. 232
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