No al CASTIGO, sé mi AMIGO DESCRIPCIÓN DE LA HISTORIA
Mi familia y yo huimos de la guerra civil en Siria a Turquía, un país seguro para nosotros. Llegamos por primera vez al sureste de Turquía situados como refugiados en los campos de Hatay. Nos quedamos 6 meses en el campamento. Nos trataron muy bien y nos proporcionaron educación y orientación a los niños sirios, además de refugio, comida sana y lo que necesitábamos a diario. Luego fuimos a Antalya, una hermosa ciudad, para buscar trabajo. Cuando mi padre encontró trabajo, me matriculé en mi nuevo colegio. No tenía muchos amigos, por no decir ninguno. Intenté relacionarme con un grupo con los que compartía algo de tiempo y espacio en clase y en el almuerzo. Me costó un poco acostumbrarme a la nueva situación porque no sabía hablar bien turco. Intenté hacer nuevos amigos. Había algunos estudiantes refugiados sirios como yo en la escuela y también pasaba tiempo con ellos. Debido a esa barrera lingüística, tenía dificultades para comunicarme con el resto de mi clase. Además, tenía un aspecto muy delgado y frágil y parecía más pequeño que los demás niños de mi edad. Por estas razones obvias, no podía congeniar mucho con los estudiantes. En nuestra escuela, un grupo de 5 o 6 personas se posicionó en mi contra y empezó a acosarme y a burlarse de mí a través de Facebook. A veces compartían algunas imágenes de la guerra en Siria junto a mi foto. En ese momento, no estaba seguro de si lo hacían contra mí, de lo único que estaba seguro era de que no podía defenderme, y la agresión, las miradas y amenazas contra mí continuaron. Desgraciadamente, esta violencia hizo que odiara el colegio y no quisiera ni ir. En la cafetería de la escuela, a la hora del almuerzo, uno de estos alumnos se volvió a reír de mí. Cuando escuché esas frases sarcásticas, grité y empecé a correr hacia estos abusones. Entretanto, un profesor que estaba allí me frenó y trató de entender lo que estaba pasando. Lloraba tanto que no podía expresarme ni explicar lo sucedido. Mi profesora me sacó de la cafetería y me llevó al despacho del director. Después de calmarme un poco, me pidieron que contara lo que había pasado. Más tarde, el director invitó al psicológico de la escuela a su despacho y me pidió que le contara lo que había pasado. Le expliqué que 5 o 6 alumnos me estaban acosando y humillando constantemente, y que me pegaban desde el primer día que llegué al colegio.