El sistema electoral durante la República Aristocrática (1895-1919)
por un ente centralizador y la distinción social y económica del electorado” (Aljovín y López 2005: 79). De ahí que podamos afirmar que: “La república se encaminó propiamente hacia un estatus aristocrático gracias a una reglamentación que dio al electorado connotaciones de tipo económico y social, colocando en la cúspide de la gestión del sufragio a los mayores contribuyentes. Ciertamente, con el centralismo electoral desaparecieron antiguas anomalías, como las tomas de mesas electorales por los clubes políticos, las dualidades en el registro de votos y la calificación parlamentaria. En la medida que la ley fue pensada, asimismo, para garantizar la alternancia en el poder entre los socios de la coalición cívico-demócrata, a la que se sumó la Unión Cívica de Valcárcel, la misma funcionó. Pero esta convivencia iba a durar poco, por lo que el sistema comenzó a resquebrajarse y la reglamentación se convirtió en el marco propicio para el surgimiento de inéditas anomalías políticas y electorales. En efecto, la ruptura de la coalición a principios del siglo XX iba a generar un sistema político en donde la exclusión partidaria, la abstención electoral y el boicot revolucionario fueron convirtiéndose en prácticas habituales” (Aljovín y López 2005: 79-80).
3.
De López de Romaña a Leguía: Apogeo del Partido Civil y crisis del Partido Demócrata
En esta sección de nuestro trabajo veremos cómo es que progresivamente puede constatarse que el Partido Civil fue cooptando la Junta Electoral Nacional, además de otros espacios ampliamente estudiados, ganando hegemonía y predominio político en la República Aristocrática. Esto va de la mano con un declive en los resultados electorales del Partido Demócrata. Y es que, las instituciones y organismos electorales que Piérola buscó generar con el fin de mostrar al país la “verdad electoral” tuvieron como desenlace el que su Partido pierda peso político. 81