Cartografías literarias Lenguaje y deseo, de
c oral a guirre
Víctor Barrera Enderle
E
N un momento de reflexión sobre
la escritura, el narrador de Rojo y negro, ese maravilloso artefacto literario de Sthendal, dice: “Las cartas sólo cambian cada veinte años, según el tipo de ocupación que esté de moda. Seguramente eran menos descoloridas en época del imperio.” El modo realista y pragmático que comenzaba a imperar en la década de 1830, en la Francia postnapoleónica, hacía añorar a Mathilde las misivas plagadas de romanticismo y actos heroicos del pasado reciente. Como todos los géneros testimoniales, la literatura epistolar está vinculada de manera directa con la circunstancia de su propia escritura. Hoy, las cartas parecen cosa del pasado; sin embargo, el lenguaje comunicativo recobra fuerza, aunque de manera atomizada, en las redes sociales y las nuevas vías de mensajería digital. El mecanismo es más o menos parecido: establecer un canal de comunicación privado entre dos interlocutores. En la historia de la literatura latinoamericana moderna existe todavía un corpus inmenso de textos por explorar, en ese peculiar conjunto las cartas ocupan un lugar destacado: son una inmensa red de comunicación privada, donde se exhiben ideas,
Lenguaje y deseo. La correspondencia de Alfonso Reyes y Nieves Gonnet.
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