E S C U E L A S
del pasado para la enseñanza del futuro Por: Ruthlyne Baro Docente y arquitecta en la Universidad de Montemorelos en Nuevo León, México
Espacio de enseñanza: medio físico tridimensional para la transmisión de conocimiento, ideas y/o habilidades.
la existencia humana. Por supuesto, la relación espacio y
Desde los orígenes de la humanidad, la transmisión del conocimiento ha sido una actividad vital en el desarrollo de las sociedades. Ya sea de manera informal e improvisada o en formatos estructurados, el aprendizaje ha sido una constante en la existencia del ser humano.
A diferencia de las revoluciones con tintes político-béli-
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El individuo está inmerso en un proceso de constante aprendizaje desde su concepción hasta su muerte. Consciente o inconscientemente nuestro cerebro está adquiriendo conocimientos a través de la información que adquiere de su entorno mediante sus experiencias. Paralelamente, el espacio construido ha sufrido cambios fundamentales derivados del propósito mismo de su planteamiento. Al principio era un refugio contra los elementos hostiles de su entorno. Después pasamos a propósitos más específicos con conceptos estéticos cada vez más sofisticados según nos permitía el desarrollo tecnológico y filosófico de la época. Y es así que durante el siglo XVIII, este proceso sufrió un aceleramiento exponencial gracias a la llegada de la Revolución Industrial. Una revolución tecnológica que obligó a reconfigurar todas las áreas de la sociedad, pasando de una estructura agrícola-comercial a una estructura urbana mecanizada. La economía, la forma de vivir y por supuesto, la forma de pensar y desarrollar el conocimiento se reestructuró. El horizonte se amplió, las posibilidades se sintieron infinitas, y con ellas la humanidad inició una era donde el cielo era el límite. La vida se hizo más compleja, pero a la vez más asequible. Los espacios más eficientes e industrializados, gracias a su producción en masa, llegaron a todos los estratos sociales. Este fenómeno permeo todas las estructuras de
enseñanza no quedó intacta.
cos, la revolución industrial no fue un evento que duró un periodo de tiempo definido, sino que implicó un cambio radical constante propiciado por el desarrollo tecnológico e industrial que se ha movido a pasos agigantados. Actualmente, esta revolución ha puesto el foco de atención en variables poco consideradas anteriormente, como lo son los aspectos antropológicos de la sociedad globalizada y su impacto sobre el rendimiento de la industria, dicho en otras palabras: el impacto que tiene nuestra humanidad en los procesos industriales y su impacto en el desarrollo de la sociedad. Esto demanda de los espacios ir más allá del refugio, del espacio bello, funcional y eficiente. Requiere que se tome en cuenta la experiencia del usuario; es decir, su interacción bilateral con el entorno construido. Es así como nos encontramos en una dinámica de vida donde todo gira entorno a las experiencias significativas. No es solo el producto sino cómo es presentado, cómo se consume, cómo se personaliza para hacer la experiencia única, cómo el usuario modifica su comportamiento según el espacio y como el espacio limita o potencializa el desarrollo del usuario. Cuando aplicamos este enfoque a la educación, encontramos que existe una disparidad clara entre los elementos y procesos naturales de los sistemas educativos y el ritmo vertiginoso que exige el desarrollo tecnológico, científico y filosófico actual, abriendo una brecha significativa entre estos; la educación como piedra