Nostalgias del silencio
Roberto Ágreda Maldonado
TENGO UN HIJO A mis hijos
Tengo un hijo que tiene dos rostros; uno que llora porque el padre no ha llegado. El otro rostro, está contento y sonríe porque su padre está cerca y les brinda todo su amor a manos llenas. Tengo un hijo que tiene hambre de alfabeto y de crecer como un Dinosaurio Rex y ponerse a la altura de este mundo de barbarie. Tengo un hijo que exige ser Cachalote y conocer las profundidades de los océanos del arte y de la ciencia del universo. Tengo un hijo que tiene dos rostros: Uno de tristeza porque comprueba mi inmadurez emocional, mi ira injustificada y a la falta de paciencia que tengo. Soporta mis aflicciones de cada día. Otro de alegría porque tiene de mí el mundo de comida rica, libros y juegos. Tengo un hijo que se hace aire y fuego para correr con el viento y transformar las hojas y las hierbas en abono para renacer cada día en los sembradíos del mañana y tender un cerco al olvido, a la dureza de la vida.
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