XV. Juicios factuales y juicios semióticas XV.1. El mensaje abierto a la multiplicidad de códigos se nos presenta como una forma vacía. Vacía de todo sentido, pero desde el punto de vista de la lógica de los significantes, con una organización muy precisa. Esta organización es la que orienta la descodificación y la elección de los sentidos, con el mismo derecho que la ideología, las circunstancias u otros factores extrasemióticos (cfr. A.2.XIL). Volviendo a nuestro modelo de A.1., supongamos que el destinatario, en lugar de recibir una de las señales previstas por el código (o sea, una señal como /AB/ o /BD/) recibe del emisor la señal /AAAABAAAC/. Si el destinatario es una máquina, ésta no va a contestar (considera el mensaje como un ruido) o se estropea al intentar descodificarlo. Pero si es un ser humano, que sabe que el emisor es otro ser humano, se plantea un interrogante sobre la naturaleza ambigua del mensaje. Este interrogante nos introduce en el problema del mensaje estético, que vamos a examinar en A.3. Se trata de un mensaje que pone en duda el código porque nos muestra una manera imprevista de combinar las señales. Esquema 2 MODELO DE DESCODIFICACIÓN DE UN MENSAJE POÉTICO
RUIDO FÍSICO
SEÑAL
CANAL
SEÑAL
RECEP TOR
MENSAJE FUENTE DE INFORMACIÓN
DESTINA TARIO
MENSAJE COMO SENTIDO
CÓDIGO
CÓDIGO
SUB CÓDIGOS
SUB CÓDIGOS
Puede constituir Ruido semántico
CIRCUNSTANCIA
EMISOR
Pero puede haber un tipo de mensajes que, incluso siguiendo las reglas del código, enriquezca sus posibilidades, lo haga más dúctil. Pensemos en el mensaje /AB pausa AD/. Si observamos la tabla de A.l.III, veremos que este mensaje significa «paso repentino del nivel más bajo al nivel más alto». En el embalse, por lo tanto, el agua está 117