articulación (estrellas); o bien la inserción de un sema con significante cero en un código de doble articulación.
Todas estas alternativas se exponen simplemente para indicar lo difícil que resulta establecer los niveles de articulación de algunos códigos, de una manera abstracta. Lo importante es no esforzarse vanamente en identificar un número determinado de articulaciones en una relación fija. Según el punto de vista de quien lo examina, un elemento de primera articulación puede convertirse en un elemento de segunda articulación, o viceversa. II.
Analismo y sintetismo de los códigos
II.1. Después de dejar sentado que los códigos tienen diversos tipos de articulación y que, en consecuencia, conviene no dejarse convencer por el mito de la lengua-modelo, hemos de recordar que muchas veces un código se articula convirtiendo en unidades pertinentes lo que son sintagmas de otro código más analítico; o que, al revés, un código considera como sintagmas, último término de sus propias posibilidades combinatorias, lo que en un código más sintético son unidades pertinentes. A propósito de las «señales a brazo» de los marineros se observa una posibilidad de este tipo. La lengua considera como elementos últimos inanalizables a los fonemas; pero el código de las banderas navales contempla figuras más analíticas respecto a los fonemas (posiciones del brazo derecho y del brazo izquierdo) que se combinan para dar configuraciones sintagmáticas (últimas respecto a aquel código) que prácticamente corresponden (aunque transmitan letras de alfabeto y no fonemas) a las figuras originarías del código-lengua. A la inversa, un código de las funciones narrativas tiene en cuenta grandes cadenas sintagmáticas del tipo «héroe que sale de su casa y encuentra a un adversario»; cadenas que, a los fines del código narrativo, son unidades pertinentes, en tanto que a los fines del código lingüístico son sintagmas. Esto significa que un código no debe elegir solamente figuras como unidad pertinente, sino que puede elegir enunciados; y que puede ignorar la posibilidad de descomponer estos enunciados en signos y figuras, porque estos signos y figuras no pertenecen al código en cuestión sino a otro más analítico. Es decir, que un código decide el nivel de complejidad en que se han de individualizar sus unidades 205