distinta, al intentar descubrir un metalenguaje apto para describirlos a ambos. Esto sucede cuando se intenta codificar un paisaje determinado para adaptarlo a determinadas soluciones arquitectónicas. Si para definir la estructura del paisaje recurrimos a los elementos de la geometría sólida (pirámide, cono, etcétera), demostraremos que para discutir la oportunidad de insertar unas construcciones arquitectónicas en su contexto, será útil describir éstas por medio del mismo código geométrico adoptado como metalenguaje 40 . Pero del hecho de que la arquitectura pueda ser descrita basándose en un código geométrico no podernos deducir que la arquitectura como tal se funde en un código geométrico. Un ideograma chino y una palabra articulada en fonemas de la lengua italiana pueden ser analizados y medidos en términos de decibelios y de frecuencias, a los efectos de una transmisión radiofónica o gramofónica; pero hecho esto no nos obliga a reconocer que el chino y el italiano se basen en el mismo código, sino que simplemente, cuando ambos idiomas se han de recodificar en términos de transmisibilidad, ambos se pueden analizar fundándose en el mismo sistema de transcripción. Todo fenómeno físico puede ser reducido al código químico molecular (y éste a un código atómico) pero esto no priva de que la Gioconda pueda ser analizada mediante instrumentos distintos de los que se utilizan para analizar un mineral. Veamos ahora cuáles son los códigos más adecuados a la arquitectura, surgidos de su lectura «semántica» o «semiótica». II.
Clasificación de los códigos arquitectónicos
II.1. De las consideraciones que preceden podemos deducir una tabla de la siguiente especie [cfr. Koening, 1964; Dorfles, 1968, c. V]: 1. Códigos sintácticos: en este sentido, es típica una articulación que corresponde a la ciencia de la construcción. La forma arquitectónica se divide en travesaños, techos, suelos, bóvedas, repisas, arcos, pilares, encofrados de cemento (armazones multiplanos móviles unidos a bases transportables, paredes movibles como cobertura). No hay referencia ni a la función ni al espacio denotado, solamente una lógica estructural: las condiciones estructurales para la denotación
40 CHRISTIAN NORBERO SCHULZ,
Il paesaggio e l’opera dell’uomo, en “Edilizia Moderna” núm. 87-88 (números dedicados a la forma del territorio).
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