VI.
La génesis epistemológica de la estructura
VI.1. En Signes, Maurice Merleau-Ponty dedicó uno de sus ensayos más lúcidos al estructuralismo, anticipando muchos problemas que posteriormente se han planteado: al estudiar a fondo los fenómenos sociales siempre descubriremos que se pueden reducir a estructuras, y éstas a otras estructuras más comprensivas, pero, ¿quiere esto decir que podremos acabar individualizando las invariantes universales? «C’est à voir. Rien ne limite dans ce sens la recherche estructurale mais aussi ne l’oblige en commençant à postuler qu’il y en ait». Así es: bajo los sistemas sociales y los sistemas lingüísticos se delinea un pensamiento inconsciente, «une anticipation de l’esprit humain, comme si notre science était déjà un second ordre naturel, dominé par d’autres invariants»; pero aun existiendo este orden, el universo que delimitaría no sustituiría la realidad concreta, de la misma manera que la geometría generalizada no anula la verdad localizada de las relaciones en el espacio euclidiano. Los modelos puros, los diagramas trazados con un método puramente objetivo, son instrumentos de conocimiento. El etnólogo se verá obligado a construir un sistema de referencias generales en el que puedan encuadrarse su pensamiento y el del indígena: ésta es una manera de pensar que se impone cuando el objeto de la investigación es distinto y exige que nos transformemos para captarlo. Todo estriba en ello. En este sentido, la actitud de Merleau-Ponty no resulta muy distinta de la de Hjelmslev que se ha referido y de la de los investigadores de la psicología transaccional [Kilpatrick, 1961]: el experimento de la cámara deformada nos dice que la estructura se ha constituido como hipótesis partiendo de una situación; que la acción que hay que desarrollar (un tanteo con el bastón) nos ofrece la posibilidad de otras hipótesis correctivas; que, como resultado de estas hipótesis distintas (permaneciendo inmutable la visión monocular que el experimento impone) se puede mover mejor el bastón incluso sin saber cómo es «en realidad» la cámara y si es adecuada a la estructura que hemos supuesto. Como recuerda la psicología genética, en la raíz de la percepción hay una relación operativa entre modelos hipotéticos y datos en bruto [Piaget, 1961],
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