Historias de las personas que coexisten con la naturaleza
CAPÍTULO 05
% EMMERICH Y LAS GATITAS TEMPERAMENTALES –PARTE 3-
El regalo por nuestro matrimonio de mi tío arribó: una cabra. Pero no cualquier tipo de cabra, sino una cabra hembra. Por lo visto, solo se podía ordeñar durante el invierno. Me dijeron que fuera cariñosa con ella porque estaba domesticada. En efecto, se comportaba muy bien junto a Ainachan. Como no la podíamos dejar libre en el exterior, usando materiales que encontré por ahí y herramientas que pedí prestadas de mi tío, construí una casa pequeña para la cabra. Tras colocar heno adentro se veía bastante acogedora. Tal parece que a la cabra también le gustó, ya que entró rápidamente al cobertizo y descansó allí. —La cabra es inesperadamente dócil. Me sorprendí. —¡Eso parece-aauh!! Mientras charlábamos, sentí un fuerte golpe en mi espalda. Por fortuna, conseguí rodar por el suelo para disminuir la caída. Cuando me giré para ver de quien se trataba, la cabra se encontraba orgullosamente erguida bajo la luz del sol. —¿Por-por qué?... La cabra levantó sus patas delanteras y colocó todo su peso sobre las traseras. Me dio la impresión de que estaba mostrando hostilidad con esa pose tan altiva. —Acaso… ¿me está amenazando?... De inmediato, Aina-chan ató a la cabra a una estaca clavada en el suelo. Después descubrí que las cabras son criaturas que poseen un temperamento salvaje. Ahora que la veo bien, sus ojos dan mucho miedo. Si no mal recuerdo, el borrego en la villa estaba pastando de una forma solemne. Me arrepiento de no haber elegido el borrego. También le mencioné a Aina-chan que tuviera cuidado; aunque, cuando está junto a ella parece ser dócil. Incluso deja que la ordeñé fácilmente. ¿Por qué solo será agresiva conmigo? Me gustaría quejarme con la cabra.
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