Historias de las personas que coexisten con la naturaleza
CAPÍTULO 07
% EN EL BARCO
Finalmente regresaríamos a la aldea de Aina-chan. Me sentía extremadamente nervioso. Le escribí a Ritz-kun y a la madre de Aina-chan que estaba perfectamente, pero la verdad es que seguía intranquilo. Al parecer su abuelo se había suavizado, pero incluso ahora tiemblo de solo pensar en él. Por culpa de haberse convertida en mi amiga por correspondencia, Aina-chan recibió abusos físicos. Su abuelo quería casar a su nieta con un hombre que él aceptara. Sin embargo, yo se la arrebaté. Es normal que esté furioso. A pesar de eso, creo que golpear a Aina-chan fue demasiado. Mientras más pienso al respecto, más siento pena por ella y más me condeno a mí mismo. Ritz-kun mencionó esto: «La familia Bergholm tiene una situación y entorno complicado, así que no te apresures a juzgarlo como malo». Esas palabras fueron las únicas que me ayudaron. Cuando conozca a su abuelo en persona, me gustaría presentarme como es debido. En el barco camino a la aldea, reflexioné sobre cosas como esa. No hay duda. Estamos regresando a la aldea de Ritz-kun. Conseguimos un camarote privado y pasamos el viaje de forma relajada. Aina-chan mató el tiempo tejiendo. Como no podía hacer otra cosa, la miré mientras trabajaba diligentemente. Rossa se acercó a mí mientras maullaba. Luego, frotó su cabeza contra mi pierna, algo muy extraño en ella. Me pregunto si vio que estaba deprimido e intentó animarme. Qué gatita tan gentil. Me siento conmovido. Cuando la levanté y traté de abrazarla, Rossa extendió sus patas y me rechazó. Entré en shock. Al menos no me rasguñó. Aina-chan se acercó y dijo: —Creo que Rossa tiene hambre. - 43 -