Características Quienes padecen esta patología tienen una vida llena de angustia, ansiedad, preocupación e intranquilidad. Sienten que los especialistas no los han diagnosticado correctamente, y no fingen. La excesiva preocupación por caer enfermos puede derivar en un trastorno de ansiedad muy real que, de no saber cómo pararlo, llega a dominar la vida de quien lo padece e incluso enfermarlo de verdad. Ante la sospecha de estar enfermo la persona con hipocondría consulta con sus familiares y amigos para tranquilizarse y busca información para confirmar sus sospechas. A su vez desea que le hagan pruebas objetivas para descubrir la posible enfermedad que cree (en realidad que “sabe”) tener. Confianza en los médicos Si su médico le prescribe alguna prueba diagnóstica, bien porque algún síntoma es impreciso o para tranquilizarla, interpreta esa exploración como una confirmación de sus sospechas. El tiempo que transcurre hasta la obtención del resultado suele ser agónico para el paciente y cuando la prueba ha descartado una enfermedad, el alivio solo es momentáneo, ya que sigue atento a sus sensaciones corporales, y es probable que crea que los resultados de las pruebas no son concluyentes, o que han sido escasas, con lo que es posible que acuda a un nuevo especialista por si pudiera tratarse de otra cosa. La hipocondría tiende a ser crónica con períodos de remisión y exacerbación asociados al estrés, por lo que los familiares juegan un papel importante durante el tratamiento. Incidencia Alrededor del 20% de la población mundial padece este mal. Solo un 35% de los casos tiene un origen
Cuidar a los niños
Muchos pequeños tienden a exagerar para llamar la atención, esto no significa que sufran de hipocondría. Si notas que a tu hijo cualquier cosa que le sucede le genera ansiedad, miedo anormal y exagera el hecho a tal punto que interfiere con sus actividades cotidianas, es recomendable que lo lleves a su pediatra.
genético y parece que el hecho de haber sido un niño enfermizo, haber perdido un familiar por una enfermedad o haber sufrido un episodio traumático relacionado con la salud, pueden ser causas que desarrollan la hipocondría. La prevalencia de la hipocondría en la población general es del 1%, pero se calcula que, en asistencia médica primaria, dicho porcentaje asciende hasta casi el 5%. En cuanto a la prevalencia por sexos, un estudio de los doctores Rafael Fernández y Concepción Fernández publicado en “Cuadernos de Medicina Psicosomática” y centrado en las experiencias infantiles de los hipocondríacos, no hay diferencias significativas entre hombres y mujeres, aunque los varones representan un número ligeramente superior de casos. Nada nuevo Muchos personajes famosos han padecido este mal en distintos tiempos. Veamos ejemplos: • Adolf Hitler. Temía su muerte por unos recurrentes dolores estomacales que padecía. Según Albert Speer –amigo del Führer —, a pesar
de que se quejaba de constantes síntomas de estreñimiento, gases, insomnio y algunos trastornos cardiacos, no podía ir al hospital porque, según él, eso “debilitaría su posición política”. Además, tenía una constante paranoia con que la comida lo mataría porque los británicos podían envenenarla, por eso tenía a quince mujeres que probaban sus alimentos antes de comerlos. • Charles Darwin. Aseguró que “la mala salud me salvó de las distracciones sociales y la diversión”. El escritor que cambió la historia con su obra “La evolución de las especies”, tenía malestares gástricos, dolores de cabeza y males que nunca encontraron explicación. El colmo es que se preocupaba seriamente por el tamaño de su nariz. ¿Cómo manejarla? El Servicio Nacional de Salud (NHS) de Reino Unido recomienda a las personas con sospecha de hipocondría, seguir estos pasos para hacerle frente a la ansiedad: 1. Llevar un diario donde registre cómo se presentan sus obsesiones. 2. Escribir pensamientos equilibrados junto a una lista de preocupaciones de salud que se tengan. 3. Mantenerse ocupado con otras actividades, como salir a caminar. en forma & saludable 47