Pasión Cofrade
La Cuaresma y la Capilla de Santa Nonia Máximo CAYÓN DIÉGUEZ | Cronista oficial de la ciudad de León
La Cuaresma es un tiempo fuerte de la Iglesia. Rememora los cuarenta años que el pueblo de Israel caminó por el desierto con destino a la tierra prometida, (Num, 14,33); los cuarenta días que permaneció Moisés en la cima del Sinaí, sin probar bocado ni bebida, sobrecogido ante la presencia de Dios “y Yavé escribió en las tablas las pa labras de la alianza, las diez palabras”, (Ex. 34,28); también, los cuarenta días y cuaren ta noches que caminó por el desierto hasta el monte Horeb el profeta Elías para hallar se con el Señor (1 Re, 19,8); y, por supuesto, los cuarenta días y cuarenta noches que pasó el Hijo del hombre, Jesús Nazareno, ayunando en el desierto, tal como lo refie ren los evangelistas Mateo, (4-1,11), Mar cos, (1, 12-13) y Lucas, (4, 1-13). La cuaresma es, por tanto, y más que nun ca, tiempo de penitencia, de predicación intensa y de fraternidad con los margi nados y desfavorecidos, lo que equivale a decir que es tiempo de ayuno, limosna y oración, que son los tres cimientos que sustentan esta témpora que comienza el Miércoles de Ceniza y finaliza el Jueves Santo, a la hora nona, es decir, alrededor de las tres de la tarde. Con la eucaristía de “La Cena del Señor” se inicia el Triduo Pascual.
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Los orígenes de la cuaresma se remontan al siglo IV. Durante el pontificado de Grego rio II, (715-731), se consolidó su estructura litúrgica. Tres siglos más tarde, el papa Ur bano VI, en el concilio de Benevento, ce lebrado en 1091, decretó la imposición de la ceniza a “todo el clero y todos los laicos, hombres y mujeres”. “Convertíos y creed en el Evangelio”, (Mc. 1,15). Tradicionalmente, la ceniza proviene de la quema de las pal mas bendecidas el Domingo de Ramos del año anterior, que, rociadas con agua ben dita, son aromatizadas luego con incienso. En tiempos pretéritos, la celebración de la Cuaresma tenía como fines principa
SEMANA SANTA • LEÓN 2022
Fotografía: Marta Cayón
les la cura de almas y la reforma de las cos tumbres. En nuestra ciudad, ambas tareas focalizaban la atención de los fieles. Para ello, en templos parroquiales, monasterios, conventos, oratorios y capillas, tales como Santa Nonia, considerada la “Cuna de los Papones”, se celebraban los correspondien tes cultos litúrgicos.
Desde el 14 de diciembre de 1814, por acuerdo suscrito entre el Convento de Santo Domingo, representado por el prior P. Antonio Domínguez, y la Herman dad de los Siete Dolores, representada por su director, penitenciario a su vez de la S. I. Catedral, D. José Hidalgo, la iglesia de Santa Nonia es sede de dos cofradías: