Derechos y deberes de las niñas y los niños Todas las niñas y los niños del mundo tienen los mismos Derechos Humanos que las personas adultas y es fundamental que se cumplan para que en el futuro puedan ser ciudadanas y ciudadanos plenos. Al hablar de derechos y deberes de la niñez, se considera que son niñas y niños todas las personas menores de edad, de 0 a 18 años. Todas las niñas, los niños y los jóvenes tienen derecho a:
Para profundizar… La protección de los derechos de los niños y las niñas es un tema de gran importancia internacional porque nos afecta como sociedad global. En 1985, las Naciones Unidas promulgaron el tratado internacional llamado "Convención de los Derechos del Niño", de obligado cumplimiento para todos los Estados que se adhieren, entre ellos Guatemala.
La vida, la familia, nombre, nacionalidad, salud, educación, cultura y recreación.
Gozar de identidad, libertad, igualdad, respeto y dignidad.
Crecer con un nivel de vida adecuado.
Organizarse, participar, opinar y ser tomados en cuenta.
Ser protegidos de: ü la discriminación y exclusión; ü toda forma de maltrato, violencia y abuso; ü todas las formas de explotación económica; ü toda información y material perjudicial para su bienestar; ü los desastres y conflictos armados; ü tráfico, secuestro, venta y trata; ü Vih/Sida.
Gozar de garantías en procesos judiciales y/o administrativos.
Que la tierra se proteja para ellos y ellas.
Todas las niñas, los niños y los jóvenes tienen el deber de:
En la familia Respetar y obedecer a sus padres, tutores o encargados, contribuyendo a la unidad y lealtad familiar. Colaborar en las tareas del hogar, siempre que estas sean acordes a su edad y desarrollo físico, y no interfieran con sus actividades educativas y desarrollo integral.
Cuidar y respetar sus bienes, los de su familia, los de su centro de enseñanza y los de la comunidad, participando en su mantenimiento y mejoramiento.
Cumplir con los tratamientos médicos, sociales, psicológicos o de otra índole que sean necesarios para su bienestar. No abandonar la casa de sus progenitores o aquella que ellos o la autoridad les hubiese asignado, sin la debida autorización de ellos, salvo cuando su integridad física y mental esté en riesgo grave de sufrir algún tipo de daño.
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Apoyar a sus padres en su ancianidad, discapacidad o enfermedad, en la medida de sus posibilidades.
Segundo grado – ciclo básico