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MUJERES LBTI+*; MÚLTIPLES REALIDADES, MÚLTIPLES OPRESIONES
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ste número de Gehitu Magazine escrito íntegramente por mujeres* es una iniciativa que hacía falta. Agradezco la invitación a participar y la libertad para poder expresar-me-nos con nuestras voces y nuestras maneras. Allá va... La lucha que las mujeres* de las siglas LBTI+ llevan a cabo está completamente imbricada a la lucha feminista, ya que también las actitudes y comportamientos LBTI+fóbicos se basan en la perspectiva machista que define la sumisión e inferioridad de las mujeres/”lo femenino” o lo que se sale de la norma, frente a los hombres/”lo masculino”. Así pues, el sistema heteropatriarcal estipula las normas de género, relacionales y de deseo que se consideran adecuadas y las que no entran en el marco al 100% las castiga. La manera de castigarlas o violentarlas es múltiple, siendo una sanción meta-estable que se da a lo largo de la historia, y que solamente varía en la forma en la que se articula: directa, indirecta, estructural, simbólica, espacial, psicológica, verbal, física... Asimismo, tal y como viene haciendo el movimiento feminista del País Vasco (2018) desde hace unos años, reclamo el asterísco en la palabra mujeres* como símbolo que reivindica la diversidad existente dentro de esta categoría, al fin y al cabo ficticia pero que, en el día a día, se pronuncia constantemente. Cabe mencionar que el movimiento feminista vasco, tomó de referencia esta estrategia planteada por Platero (2012) para las personas en situación de transexualidad. Así pues, las diferentes discriminaciones que las diversas mujeres LBTI+* (cis, heterosexuales, de orígenes múltiples, con o sin diversidad funcional, con o sin estudios, con ingresos económicos variados, etc.) sufren son únicas y distintas, pero todas tienen la misma raíz que termina posicionando a las mujeres* en un lugar secundario y/o en los márgenes. Por ello, tomando como referencia las reflexiones y resultados de “Convivencia en la diversidad.
Gehitu Magazine nº 109 68
Diagnóstico de las realidades de la población LGTBI+ en Gipuzkoa”, de 2018, me gustaría profundizar en algunos aspectos que aparecieron vinculados a éstas. Sobre todo, en los espacios educativos, sistema sanitario, acceso al mercado laboral y en el ocio y la cultura. En primer lugar, el espacio educativo demostró ser una de las piezas angulares para la interiorización y reproducción de un pensamiento en el que lo que se considera hegemónicamente femenino no sea protagonista. Una vez más, la denuncia a los materiales pedagógicos ha tenido que hacerse. El reclamo por la visibilización de mujeres* importantes en la historia nació hace años, y aún es necesaria. Tampoco las/os posibles referentes LGTBI+ tienen su espacio en las aulas, y mucho menos las mujeres LBTI+*. Si a día de hoy entrasemos en una clase y preguntasemos por mujeres LBTI+* que hayan sido importantes para la sociedad ¿Cuánto alumnado creeis que sería capaz de responder con más de una referente? En segundo lugar, hay que volver a hablar de la heterosuposición en el ámbito sanitario. Por muy repetitivo que suponga, de nuevo, hay que explicitar y reivindicar que atender a las lesbianas, bolleras y/o bisexuales como mujeres heterosexuales, pone en riesgo su salud, ya que no será su verdadera realidad la que sea atendida. Hay que seguir reclamando la necesidad de que los/ as profesionales sanitarios/as adquieran el hábito de consultar adecuadamente por las relaciones y así, evitar situaciones incómodas, violentas o de poca profesionalidad. Respecto a la transexualidad,
Bernardette Sá
11/12/20 11:32