OPTOMETRÍA
IMAGEN ÓPTICA )) PERIODISMO CON VISIÓN
MIOPÍA III Lic. Opt. Rubén Velázquez Guerrero UNAM
os protocolos clínicos de prácticas óptimas para el control de la miopía suponen la comprensión de la epidemiología de la miopía, los factores de riesgo, las intervenciones en el entorno visual y los tratamientos ópticos y farmacológicos, así como la capacidad de traducir los riesgos y beneficios de un determinado tratamiento de control de la miopía a un lenguaje sencillo tanto para el paciente como para sus padres. Este informe detalla el manejo de las mejores prácticas basadas en la evidencia del miope pre, estable y en progreso, incluyendo la identificación de los factores de riesgo, el examen, la selección de las estrategias de tratamiento y las pautas para el manejo continuo. Se detallan consideraciones del profesional, como el consentimiento informado, la prescripción de tratamientos no indicados en la etiqueta y las guías para la comunicación entre el paciente y los padres. Se examinan las futuras direcciones de investigación de las intervenciones y tratamientos de la miopía, junto con la provisión de referencias clínicas, recursos y recomendaciones para la educación profesional continua en esta creciente área de la práctica clínica.
Identificación del paciente con miopía Factores de riesgo
La miopía se ha considerado tradicionalmente como una consecuencia de la interacción entre los factores de riesgo genéticos, étnicos y ambientales, y las asociaciones importantes se detallan a continuación. 1. Error de refracción y crecimiento del globo ocular. En un ojo normal, el proceso de crecimiento del ojo está regulado para pasar de la hipermetropía a la emetropía rápidamente en el primer año de vida y luego más lentamente hasta que se alcanza la emetropía en la mitad de la infancia. Aunque la elongación axial durante la emetropización se produce más rápidamente en los niños más jóvenes (6 a 10 años) que en los mayores (12 a 16 años), en la miopía este proceso se acelera y supera a la emetropización.
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AÑO 22 • VOL. 22 • JUL-AGO • MÉXICO 2020
En un ojo miope, el crecimiento más rápido de la longitud axial parece ser el año anterior a su aparición, y los niños que se vuelven miopes muestran una elongación axial significativamente mayor hasta 3 años antes de su aparición y hasta 5 años después de ella. Dado que el error de refracción es la medida clínica clave, una hipermetropía menor que la edad-normal puede indicar riesgo de desarrollo de la miopía; los miopes futuros muestran menos refracciones hipermétropes hasta 4 años antes de la aparición de la miopía, en comparación con los homólogos de la misma edad que se mantuvieron emetrópicos. En un estudio realizado en los Estados Unidos, de gran diversidad étnica, que incluyó a más de 4 500 niños, los niños de primer grado (6 años) que medían + 0.75 dioptrías (D) o menos, por refracción cicloplégica, tenían un mayor riesgo de convertirse en miopes entre el segundo y el octavo grado (8 a 14 años) en comparación con los que tenían +0.75 D o más de refracción, y el riesgo de miopía aumentaba con la presencia de miopía en uno o ambos padres. Se sugiere que los puntos de corte adicionales para la hipermetropía normal con la edad, por debajo de los cuales el riesgo de miopía es significativo, sean de +0.50 D o menos para las edades de 7 a 8 años, +0.25 D o menos para las edades de 9 a 10 años, y la emetrópica para la edad de 11 años. 2. Edad. La miopía puede clasificarse por edad, como miopía infantil o miopía ‘’escolar’’ y de aparición tardía (después de los 15 años de edad). El principal factor que contribuye a una progresión más rápida de la miopía en la infancia es la edad más temprana de aparición de la miopía, siendo este factor independiente del sexo, el origen étnico, la escuela, el tiempo dedicado a la lectura y la miopía de los padres. 3. Historia familiar y origen étnico. La miopía es hereditaria, y el riesgo de desarrollarla se triplica o más entre los niños con dos padres miopes en comparación con los niños sin padres miopes. Además, el origen