ALICIA MAGUIÑA
Lamentablemente, ahora el lugar destinado para adolescentes lo ocupan adultos de ambos sexos, que en vez de la camisa de tocuyo visten camisa blanca de popelina y ya no sombrero “macorita”. Tampoco llevan poros ni se pintan la cara de negro, y cantan así: Anda negro ccarachaqui toda la vida desgraciado toda la vida maldecido. Tayta Silwis mama Tulucha barrio abajo barrio arriba barrio abajo barrio arriba.
Esta estampa está tan alterada que, aunque parezca increíble, en la actualidad los danzantes llevan zapatos desvirtuando su nombre de ccarachaquis o kalachaquis que –como repito– significa “descalzos”. La melodía para esta distorsionada estampa tiene ritmo acelerado, lo que hace que parezca que los danzantes van corriendo.
LA PANDILLA DEL INCA O EL APU INCA Ricamente adornado con borla de mascaipacha, túnica de seda bordada en la parte baja con motivos incaicos, cinturón y capa también recamados, peluca postiza larga y rizada, aretes, collares, pulseras de bronce y sandalias doradas, el inca –llevado en andas por sus súbditos– llega a la puerta de la iglesia. Detrás de él va el ejército quechua conformado por príncipes, generales, pallas y cahuides, que portan flechas y macanas. Frente al sagrado recinto, antes de la procesión, se escenifica la “Toma del inca”, rememorando la muerte de Atahualpa en Cajamarca. Por una esquina llega el inca y por la esquina opuesta aparecen los españoles, dándose el encuentro. Luego Atahualpa, al no poder establecer diálogo alguno con el cura Valverde por la diferencia del idioma, tira la Biblia, tras de lo cual es capturado por el ejército español, representando así la caída del Tahuantinsuyo. El wayno que corresponde a esta danza es ejecutado por orquesta típica del centro que acompaña a la pandilla del inca hasta la puerta de la iglesia, desde donde cantan:
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