ULRIKA 65 REVISTA DE POESÍA
XI JORNADAS UNIVERSITARIAS DE POESÍA «CIUDAD DE BOGOTÁ» El legado poético de
RAÚL
GÓMEZ JATTIN
Maestría
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Evocaciones, entrevistas y traducciones de sus poemas Joaquín Mattos Omar Mauricio Contreras Fernando Linero Enzia Vercuchi Margarito Cuéllar Luis A. Otálora Eugenia Sánchez Nieto Víctor Rodríguez Núñez Zingonia Zingone Stéphane Chaumet Corina Oproae 65 | a Filho João Vanderlei ULRIKA de Moraes
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ISSN 0120-7669
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XI JORNADAS UNIVERSITARIAS DE POESÍA «CIUDAD DE BOGOTÁ»: EL LEGADO POÉTICO DE RAÚL GÓMEZ JATTIN
«Como yerba fui y no me fumaron»
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Código SNIES 52746
RAÚL GÓMEZ JATTIN
ISSN 0120-7669
Escrituras Creativas
Poesía. Narrativa. Dramaturgia. Guión AuGLRYLVXDO
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XI JORNADAS UNIVERSITARIAS DE POESÍA «CIUDAD DE BOGOTÁ» El legado poético de
Maestría en
Evocaciones, entrevistas y traducciones de sus poemas Joaquín Mattos Omar Mauricio Contreras Fernando Linero Enzia Vercuchi Margarito Cuéllar Luis A. Otálora Eugenia Sánchez Nieto Víctor Rodríguez Núñez Zingonia Zingone Stéphane Chaumet Corina Oproae João Vanderlei de Moraes Filho
REVISTA DE POESÍA
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XI JORNADAS UNIVERSITARIAS DE POESÍA «CIUDAD DE BOGOTÁ» XI JORNADAS UNIVERSITARIAS DE POESÍA «CIUDAD DE BOGOTÁ»: EL LEGADO POÉTICO DE RAÚL GÓMEZ JATTIN
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ISSN 0120-7669
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Evocaciones, entrevistas y traducciones de sus poemas Joaquín Mattos Omar Mauricio Contreras Fernando Linero Enzia Vercuchi Margarito Cuéllar Luis A. Otálora Eugenia Sánchez Nieto Víctor Rodríguez Núñez Zingonia Zingone Stéphane Chaumet Corina Oproae João Vanderlei de Moraes Filho
DISPONIBLES EN LA CASA DE POESÍA SILVA, LIBRERÍA LERNER Y LIBRERÍA UNIVERSIDAD NACIONAL DIRECCION@POESIABOGOTA.ORG PUBLICACIONES@POESIABOGOTA.ORG CALLE 41 No TELÉFONOS: 604 4000 – 301 743 03 79 b
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Ulrika Editores Licencia Mingobierno No 00918 ISSN 0120-7669
DIRECTOR Rafael Del Castillo M. CONSEJO EDITORIAL Fernando Linero Montes, Evelio Rosero, John Fitzgerald Torres, Óscar Pinto Siabatto, Guillermo Molina Morales, Eugenia Gorriño y Rafael Del Castillo. COLABORADORES COLOMBIA Jotamario Arbeláez, Juan Gustavo Cobo Borda, Samuel Jaramillo, Luz Mary Giraldo, Eugenia Sánchez Nieto, Maruja Vieira, Clara Mercedes Arango, Miguel Méndez Camacho, José Luis Díaz-Granados, Federico Díaz-Granados, Esteban Hincapié, Juan Felipe Robledo, Gustavo Adolfo Garcés, Rafael Berrío, Sara Del Castillo, Ernesto Durán Strauch, Mariela Del Castillo, Rosaura Mestizo, Darío Sánchez Carballo, Dufay Bustamante, Hellman Pardo, David Reinoso, Leonardo Cano, Fabián Rodríguez, Juan Carvajal Franklin, Carlos Satizábal, William Ospina, Yirama Inés Castaño. ARGENTINA Paulina Vinderman, Marcos Silber, Osvaldo Picardo, Héctor J. Freire, Esteban Moore. BOLIVIA Jorge Carlos Ruiz de la Quintana, Milenka Torrico. BRASIL Affonso Romano de Sant’Anna. COSTA RICA Armando Rodríguez Ballesteros, Rodolfo Dada, Osvaldo Sauma, Norberto Salinas, María Montero, Nerina Carmona. CUBA Efraín Rodríguez Santana, César López. CHILE Eduardo Llanos, Jaime Quezada, Tomás Harris, Teresa Calderón, Tamym Maulén. ECUADOR Edwin Madrid, Iván Oñate, Iván Carvajal, Aleyda Quevedo. ESPAÑA Luis Miguel Madrid, Jesús Munárriz, Jordi Virallonga, Rodolfo Häsler, Juan Pablo Roa, Sergio Laignelet. ESTADOS UNIDOS Armando Romero, Mercedes Roffé, Paola Cadena. MÉXICO Margarito Cuéllar, José Ángel Leyva, Carlos López, Luis Aguilar. PERÚ Ricardo Silva Santisteban, Luis La Hoz, Enrique Sánchez Hernani, Luis Alonso Cruz. REPÚBLICA DOMINICANA Neftalí Eugenia Castillo, Alexis Gómez Rosa URUGUAY Washington Benavides. VENEZUELA Rafael Cadenas, María Antonieta Flores. COORDINACIÓN EDITORIAL
Eugenia Gorriño
DIRECCIÓN DE ARTE
Gustavo del Castillo M. DIAGRAMACIÓN
Vanesa Yepes S.
Agradecemos especialmente el apoyo del fotógrafo Juan Diego Duque Salazar (Dukes Fotografía), quien cedió el uso de la foto de portada y demás piezas para esta edición dedicada a Raúl Gómez Jattin. Impresión: Dígitos & Diseños Los trabajos firmados se publican bajo la responsabilidad de sus respectivos autores, sin implicar necesariamente a la revista. direccion@poesiabogota.org
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EDITORIAL
EL LEGADO POÉTICO DE RAÚL GÓMEZ JATTIN
6 Gómez Jattin, la bestia tierna que escribía y soñaba por Joaquín Mattos Omar 8 Raúl Gómez Jattin: la consciencia de la locura por Enzia Verduchi 12 Raúl Gómez Jattin, el exiliado de la gloria por Fernando Linero 14 Raúl Gómez Jattin o el exilio de la razón por Margarito Cuéllar 18 Coger carretera. Leyendo a Gómez Jattin por Mauricio Contreras 23 Raúl Gómez Jattin, una poética del desarraigo por Eugenia Sánchez Nieto 25 Entrevista a Raúl Gómez Jattin: la incomodidad hace al poeta por Víctor Rodríguez Núñez 31 Raúl Gómez Jattin, el poeta de las tres muertes por Jotamario Arbeláez Jaime Jaramillo Escobar Raúl Gómez Jattin
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33 Poemas de Raúl Gómez Jattin
en lenguas romances 33 Raúl Gómez Jattin al francés por Stéphane Chaumet 37 Raúl Gómez Jattin al italiano por Zingonia Zingone
39 Raúl Gómez Jattin al rumano por Corina Oproae 43 Raúl Gómez Jattin al portugués por João Vanderlei de Moraes Filho 46 Cinco poemas inéditos de Raúl Gómez Jattin
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ANTOLOGÍA DE POETAS INVITADOS A LAS XI JORNADAS UNIVERSITARIAS DE POESÍA
47 Joaquín Mattos Omar 48 Mauricio Contreras 49 Enzia Verduchi 50 Fernando Linero Montes 51 Yirama Castaño 52 María Paz Guerrero 53 Sebastián Barbosa 54 Eduardo Varela RESEÑAS
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ÍNDICE DE AUTORES
EDITORIAL
El legado poético de
raúl gómez jattin Las XI Jornadas Universitarias de Poesía Ciudad de Bogotá continúan con la celebración del legado de los poetas iberoamericanos que se han constituido en críticos corroyentes e implacables de los mecanismos coercitivos del poder y de la razón. Como francos detractores de la impostación y la falsedad que pervierten la expresión de los hombres y mujeres más atentos y sensibles, se comprometen con la palabra poética escritores como José Emilio Pacheco y Nicanor Parra, cuya postura saludamos en las revistas número 59 y 62, respectivamente. Pacheco en su desconfianza con el lenguaje conmina a la búsqueda de alternativas fundadas en el poema y sus recursos que puedan iluminar de nuevo nuestros corazones, propiciar el entendimiento, la solidaridad entre los seres por el camino del señalamiento de la injusticia, el error y la hipocresía. No en otro sentido discurren las diatribas de la antipoesía de Nicanor Parra contra la vileza del tonto solemne, ya que su solemnidad no es inocente sino que está enfocada en despojar a la poesía de toda su carga subversora, de todo su ímpetu por construir caminos para la libertad del ser. Cortesano de los tiempos que corren, el tonto solemne, se encuentra al servicio del establecimiento y de la mezquindad que este destila cuando se aplica en aplaudir a la poesía y al poeta para neutralizarlos.
Y contra nada más y nada menos va la batalla dolorosa y valiente que en aras de la sinceridad poética emprende Raúl Gómez Jattin, cuando con voz estentórea irrumpe en los salones de baile de los acomodados necios que creen que la poesía es una moda más, un ilustrado, inane y atildado gesto escolástico, canónico… Su arrojo le permite mirar de perfil (mas no con odio) a aquellos que con perversidad y algo de envidia, atribuían y aún hoy atribuyen la creciente simpatía que su obra y su persona alcanzan entre los jóvenes, a un sobredimensionamento basado en ese su incierto malditismo, maliciosa e injustamente atribuido a una pose. ¿No sería más humano pensar, que la extrema lucidez propia de un auténtico poeta deriva de por sí en un desgarramiento, en esa indocilidad frente a las convenciones que tanto se le enrostra a los llamados poetas malditos? ¿No es maldito el poeta por derecho y deber propios? Por caminos similares de atormentado compromiso estético y humano han surgido en nuestros tiempos manifestaciones como el rock, en sus diversos matices, en gestas llenas de sinceridad y de entrega, siempre muy lejos de la vida servil y consumista de quien cree tenerlo todo y se entrega al conformismo y a la frivolidad. Así, si entre nuestros poetas podemos encontrar una sensibilidad y un carácter afín a estas apuestas contraculturales, es ULRIKA 65 |
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EDITORIAL: EL LEGADO POÉTICO DE RAÚL GÓMEZ JATTIN
Charly García. Foto: Argentrends.
en Gómez Jattin, en quien incluso un nuevo esplendor en tal sentido se da naturalmente. De ahí su eficacia poética, de ahí el fervor de sus cada vez más numerosos lectores. Nunca podría comparársele a aquellos muchachos que con el alma encorbatada se sueltan a hablarnos sin pudor de Janis Joplin, Jimi Hendrix, Ozzy Osbourne, Jim Morrison o Charly García. Raúl Gómez Jattin no tenía que enumerar en sus versos a los ídolos del rock, no lo necesitaba. Como estos, vivía en su ley, construyendo su legado.
*** Cercanos tanto a su obra como a su vida, testigos de excepción de su trasegar, Joaquín Mattos Omar y Mauricio Contreras se acercan a Gómez Jattin, en esta edición de Ulrika, desde el antagonismo de la lucidez y la locura como elementos indiscutibles de su creación. Por su parte, Fernando Linero lo aborda desde el corazón y la amistad, viendo al cofrade y al poeta con quien ha compartido el dolor, la desazón, la esperpética realidad. A su vez, y desde otras esquinas más distantes pero no menos emotivas, están los ensayos de Enzia Verduchi, Margarito Cuéllar y Eugenia Sánchez Nieto, quienes se aproximan a Raúl Gómez Jattin desde la locura, desde la juiciosa valoración estética y desde un análisis de su voz, sopesando la palabra del poeta y todas las aristas de su vida y su obra, con ojo crítico pero a la vez admirado. Continúa esta sentida evocación Jotamario Arbeláez quien, al rememorar la muerte de Raúl, pone en bandeja el cruce de cartas que
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Gómez Jattin. Foto: Milcíades Arévalo. Archivo Casa Silva.
tuvieron Jaime Jaramillo Escobar y Gómez Jattin: epístolas de admiración mutua de dos grandes de la poesía colombiana. Y por último, Víctor Rodríguez Núñez trae hasta nosotros las palabras del propio Raúl mediante el diálogo sostenido entre ambos, en Medellín, en 1994, conversación que tuvo como espectador inigualable al poeta mexicano José Emilio Pacheco. Más adelante y en signo de la necesidad de llevar la obra de Gómez Jattin más allá de las fronteras, en consonancia con lo que ha hecho el Festival Internacional de Poesía de Bogotá este año y lo hará el próximo con el acercamiento de la poesía en lenguas romances, cuatro autores de distintas latitudes nos presentan poemas de Raúl traducidos a distintos idiomas: al francés Stéphane Chaumet, al italiano Zingonia Zingone, al rumano Corina Oproae y al portugués João Vanderlei de Moraes Filho. Y esto acompañado de cinco poemas inéditos de Raúl que para su publicación en esta revista suministró su amigo Joaquín Mattos Omar. Cierran esta edición de Ulrika reseñas de libros de los invitados a las XI Jornadas Universitarias de Poesía Ciudad de Bogotá, así como una breve muestra de algunos de los invitados, aquellos que no habían sido publicados previamente en páginas de nuestra revista, con la invitación a leer a todos los que no han sido incluidos aquí en los números anteriores y en www.poesiabogota.org.
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Raúl, el actor. Foto: Jairo Ferrer, Archivo Casa de Poesía Silva. ULRIKA 65 |
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EL LEGADO POÉTICO DE RAÚL GÓMEZ JATTIN
Gómez Jattin, la bestia tierna que
escribía y soñaba
n JOAQUÍN MATTOS OMAR Raúl Gómez Jattin empezó a escribir poesía en firme sólo después de que la locura entrara por las ventanas de su vida como un ventarrón oscuro a mediados de la década de 1970 –cuando rondaba los 30 años– y lo apartara por completo de sus estudios de derecho en Bogotá y, prácticamente para siempre, también de su carrera de actor, autor y director de teatro. Desde entonces, ni la locura ni la poesía se separaron jamás de él hasta el mismísimo día de su muerte, ocurrida la madrugada del jueves 22 de mayo de 1997, en Cartagena. Sin embargo, él insistiría tiempo después en que era la poesía la que le había deparado locura. Cabe entonces preguntarse: ¿qué fue primero en él, la poesía o la locura? La pregunta no es una simple bagatela. Los críticos literarios se han dividido entre quienes afirman que el desgarramiento y la fuerza desbocada de su poesía proceden de su delirio vesánico y quienes, desde la orilla contraria, como es el caso de Darío Jaramillo Agudelo, plantean que su obra es enteramente fruto de la lucidez de la que él solía gozar por temporadas, pues, a su juicio, no es cierto que escribiera poemas durante sus crisis mentales. Por mi parte, creo que acaso la verdad sobre este delicado asunto no esté en ninguna de estas posiciones opuestas, 6
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sino en una intermedia: los estados de locura y de lucidez (o de cordura) no estaban, en la conciencia de Gómez Jattin, absoluta y herméticamente separados entre sí, como si de dos compartimientos estancos se tratara. De modo que ni en la locura perdía él del todo las nociones ni los recuerdos propios de su etapa de cordura, ni durante esta última (que era cuando, aceptémoslo, escribía sus versos) quedaba por completo privado de las imágenes, las emociones y las sensaciones que experimentaba en medio de la locura. Una situación análoga a la anterior (locura versus creación poética), y que puede iluminarla, es la que se presenta en la relación creación poética versus estado inducido por sustancias psicoactivas. Pues bien, en el poema «Elogio de los alucinógenos», Gómez Jattin expresa lo que su poesía debe a estos. Así, «Decir mi soledad y sus motivos sin amargura / Acercarme a esa mula vieja de mi angustia / y sacarle de la boca todo el fervor posible / toda su babaza y estrangularla lenta / con poemas anudados por la desolación» es un don que atribuye al hongo stropharia. Asimismo, añade, «hay imágenes en mi escritura / que volvieron gracias a su embrujo enfermizo», refiriéndose ahora al causado por la cannabis sativa, en virtud de la cual también «Ciertos amores regresaron investidos de fulgor / eterno Algunos pasa-
JOAQUÍN MATTOS OMAR
jes de mi niñez volcaron / su intacta lumbre en el papel Desengaños / de siempre me mostraron sus vísceras». Como toda gran obra poética, la de Raúl Gómez Jattin requirió también del concurso de un amplio bagaje cultural y literario universal, y en ello sí hay que ser de una tajante claridad: no era él un ingenio lego que debía su producción lírica sólo a la inspiración de sus arrebatos demenciales, sino que su trabajo tiene también como soporte el dominio técnico y la educación de la sensibilidad adquiridos en el conocimiento de una larga y variada tradición literaria, teatral y artística en general, así como histórica y mitológica. El frecuente uso que él hace del registro lingüístico vulgar, soez, no es el resultado de su falta de elaboración formal. Es el producto de una elección estilística deliberada, de la misma manera que en otras zonas de su obra, como en el libro Hijos del tiempo (1989), él decidió optar por una escritura de nivel culto y de un tono austero, sereno, casi clásico. Esta variedad de su lenguaje, sin embargo, está siempre al servicio de un núcleo de obsesiones temáticas que le confieren una identidad inconfundible a su poética: la soledad, el dolor, la angustia, la intemperie, el sexo (o el pansexo) y el amor, este último casi siempre bajo la forma del amor ausente, o del amor no correspondido, o incluso del puro deseo de amar sin tener a nadie a quien amar. Otro rasgo bien marcado en su trabajo es el que representa su dimensión narrativa. En efecto, ya desde su primer libro, Poemas (1980), pero sobre todo en Retratos, Amanecer en el valle del Sinú y Del amor, que conforman el Tríptico cereteano (1988), Gómez Jattin crea o recrea un espacio concreto, el valle del Sinú, con sus características geográficas y pai-
sajísticas propias, y sitúa allí una serie de personajes a los que retrata uno a uno –siendo el principal de ellos, desde luego, él mismo, quien aparece con nombre propio, Raúl Gómez Jattin–. El resultado de esto es una trama de historias que configuran un mundo lírico-narrativo singular, de cierto sabor terrígeno, como de algún modo lo había hecho también su admirado Luis C. López. Él mismo se lo dijo con todas las letras al escritor bogotano Milcíades Arévalo: «El Tríptico es en el fondo una novela escrita en poesía. El primer protagonista soy yo y lo que he visto en mis contemporáneos».
Raúl Gómez Jattin y Joaquín Mattos Omar. Foto: Archivo particular de Joaquín Mattos Omar.
Ese talante y genio narrativos también se aprecian en Hijos del tiempo, en el que los personajes cuyo perfil describe y cuyas historias narra no son ya los de su comarca nativa (salvo el último, Lola Jattin, su madre, que da lugar al más bello de esos poemas), sino famosas figuras de la historia o la mitología, correspondientes a diferentes edades de la humanidad y a una gama de culturas repartidas por toda la Tierra. El tono que predomina allí es poco menos que un tono menor, incierto, pues, como le escribió a este redactor en septiembre 15 de 1989, se trata de «tipos de hombres que se matan o los matan, en las ansias de perdurar y a veces de amar». Ángel, poeta y niño, Gómez Jattin lleva ya más de 20 años en los abismos de la muerte, pero su poesía crece y crece, como ese árbol que al loco, en uno de sus propios poemas, «le crece por la boca / con raíces enredadas en el cielo». ULRIKA 65 |
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EL LEGADO POÉTICO DE RAÚL GÓMEZ JATTIN
RAÚL GÓMEZ JATTIN:
la consciencia de la locura n ENZIA VERDUCHI Señores habitantes Tranquilos que sólo a mí suelo hacer daño Raúl Gómez Jattin, «Conjuro»
En La vida fácil, Alda Merini declara: «A quien me pregunta cómo acabé en un manicomio, ahora puedo darle una respuesta: había encontrado a un hombre que comprendía mi necesidad de vivir». Y ese hombre fue el narrador Giorgio Manganelli, su primer marido, quien la recluyó y la visitó durante catorce años en el psiquiátrico, tiempo en el que permaneció en un total silencio literario. Posteriormente, su enfermedad mental fue tema toral y fuente constante de inspiración de sus versos. Ya recuperada, escribía con lucidez y, como señala MaDino Campana
ría Corti, «a pesar de que los fantasmas que recitan y protagonizan en el teatro de su mente provienen, a menudo, de los lugares frecuentados durante la locura». A los 33 años de edad, Dino Campana fue internado en el manicomio de Castel Pulci, en la provincia de Florencia. A los 34 años Alda Merini fue recluida por primera vez en el psiquiátrico Paolo Pini de Milán. A los 35 años, Raúl Gómez Jattin publicó su primer libro Poemas (1980). Y los últimos 36 años de su vida Friedrich Hörderlin vivió su insania a orillas del río Neckar, en Tubinga. A diferencia de Merini, quien en su clarividencia volvía sobre sus propios pasos por los pasillos y recovecos de un pasado oscuro y doloroso, Gómez Jattin, según Carlos Monsiváis, «revisó a diario la bitácora de su autodestrucción». Así, desde sus primeros poemas, observamos el despunte y el registro de su esquizofrenia: Pero la Ira tiembla en sus entrañas Ira de ceguera y soberbia Ira de sentirse poco Ira de desleírse como una fruta podrida Ira torpe del que padece una locura que no es de su medida. («Ira infame»)
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ENZIA VERDUCHI
Raúl Gómez Jattin estuvo consciente, hasta que su consciencia se diluyó, nunca perdió «el contacto mental con la realidad. Un loco no puede crear. Y yo tan lúcido que hasta loco fui». Con lucidez aborda «el juego de la locura» y dicho juego le fue útil para crear poemas audaces y disruptivos sobre su homosexualidad, bisexualidad, masturbación, zoofilia y drogadicción, desbordando así las márgenes de la contenida tradición poética colombiana. Versos que lo han definido como poeta maldito y lo han convertido en un poeta de culto, pero que fueron confeccionados –como indica Darío Jaramillo– en pleno dominio de su oficio: Me enfurece que se venda la imagen pública del poeta loco. La realidad era más dura. Si se quiere, un loco que antes de enloquecerse, fue poeta: la locura no es un delirio creativo; la locura es triste. Aquel pobre individuo que incendiaba cuartos de hotel o se desnudaba donde no se usa o que agredía al amigo generoso, ese Raúl que deambuló por Bogotá y Cartagena cerrándose puertas, no era el mismo individuo que compuso el Tríptico cereteano en intervalos de lucidez y de decencia con él mismo y con el mundo. La poesía es producto de la lucidez, lucidez que llega a versar sobre zonas oscuras del alma y del cuerpo. En cuanto fue poeta –y mientras lo fue– logró tender puentes de amistad. Y no porque estuviera escribiendo poesía, sino porque mientras la escribía era un individuo que se amaba a sí mismo, que no se hacía detrimento ni se infligía heridas y porque, también, lograba con el reconocimiento a su poesía una autoestima que lo volvía un ser divertido y grato cuando estaba lúcido. […] Me enfurece que se asocie a la poesía con aquella dolorosa miseria de
Gómez Jattin descalzo, en paños menores, dispuesto a golpear a sus mejores amigos, a gritar salvajemente a la directora de la biblioteca o al profesor de historia por deudas imaginarias. Mentiras: entonces no escribía poemas. Sufría y –con él– sufríamos muchos, él a su manera desgarradora, nosotros con la solidaridad humana ante el deterioro de ese ángel brutal e inconsciente y dañino que antes, en épocas de sosiego, en intervalos de paz, en un vano intento de salvación personal, escribió hermosos poemas.
(«El transgresor inocente», Revista Casa Silva, núm. 11, 1998)
Respecto a la escritura, Hernán Bravo Varela, en su ensayo «Raúl Gómez Jattin: nuevo elogio de la locura», observa: En Los últimos pasos del poeta Raúl Gómez Jattin, Vladimir Marinovich Posso confiesa que le había llamado la atención la inusual estructura de la poesía de su biografiado «porque partía la línea sin rima, sin lógica, sin ilación, sin descanso, sin una pausa respiratoria. [...] Entonces me hice a la idea de un poeta más preocupado por el torrente de imágenes así truncadas en una línea, sin signos de puntuación, que por […] la utilización de modelos tradicionales de escribir poesía». Pero falta algo más: la total correspondencia que Gómez Jattin estableció entre fondo y forma, entre la circunstancia y los medios para transmitirla. Como bien supo el surrealismo, la locura poética, expresada en un «torrente de imágenes así truncadas», puede renunciar a la sintaxis y la puntuación sin perder discernimiento. Así, cada poema de Gómez Jattin es un artefacto de ideas que confecciona oscuros objetos del deseo, una «máquina de cantar» (Antonio Machado) que ULRIKA 65 |
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EL LEGADO POÉTICO DE RAÚL GÓMEZ JATTIN
Rafael del Castillo; hallo un maridaje con lo Cantos órficos de Dino Campana y en ambas propuestas se encuentra «una lucidez que implica deshacernos por un momento de toda camisa de fuerza». Antes de que Friedrich Nietzsche se lanzara al cuello de un caballo exhausto para protegerlo del maltrato del cochero, en la Piazza Carlo Alberto de Turín, y le pidiera a la bestia perdón en nombre de la humanidad; antes de que la incoherencia y la blasfemia se apoderaran de su mente para luego orillarlo al silencio durante una década; Nietzsche formuló una de las propuestas de pensamiento más vigorosas en la historia. «¡Dios ha muerto! ¡Dios está muerto! ¡Y lo hemos matado nosotros!» (La ciencia jovial: La Gaya Scienza, 1882). Raúl Gómez Jattin, en una larga entrevista para la televisión, en 1995, le comentó a su gran amiga, la artista plástica Bibiana Vélez:
Raúl Gómez Jattin. Foto: Fred López, en el libro Arde Raúl.
articula el discurso gutural del desquiciado, el gemido de dolor, el jadeo amoroso y, por ende, la experiencia alucinante que rodea a sus galimatías.
(Los orillados, col. Pértiga, unam, 2009. p. 65)
A la puntual reflexión de Bravo Varela sobre «la total correspondencia que Gómez Jattin estableció entre fondo y forma», debemos considerar el estilo del poeta cartagenero, el cual instauró desde su primer libro. Esa «inusual estructura» que anota Marinovich, «el torrente de imágenes así truncadas en una línea, sin signos de puntuación», la encontramos a lo largo de su obra. En esa escritura de imágenes vertiginosas, de ritmo galopante y música insidiosa de Gómez Jattin; en ese lenguaje «desenfadadamente humano: vigoroso, desnudo, preciso», como hace notar 10
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Mi dios es una imaginación de dios, no de una fe. Ojalá existiera dios, sería mejor, habría alguna esperanza; pero hay tanto mal en el mundo… Tampoco creo en el diablo, ese mejor que ni exista. Para mí, la divinidad brota de toda la naturaleza, brota de lo mejor de los hombres, brota de animales, plantas y minerales… Yo he sufrido, por eso digo que no he visto al diablo sino como una alucinación.
(Imaginario, dirigido por Roberto Triana Arenas, Colcultura, Colombia, 1995)
Esa divinidad que «brota de toda la naturaleza» Gómez Jattin la celebró con ternura y llaneza en Tríptico cereteano y Amanecer en el Valle del Sinú. Ahí el poeta es un «panteísta exuberante, vital y dionisiaco, que cantó y bailó en las riberas del río Sinú transformando a todos los seres, desde la gallina al hombre,
ENZIA VERDUCHI
Alda Merini. Foto: milanoguida.com
en dioses» (Milcíades Arévalo). Un dios para sí mismo que, al igual de Hörderlin, se preguntaba: «¿Serás capaz de escucharme, de comprenderme, si te hablo de mi larga y enfermiza tristeza?». Raúl, «El Dios que adora» la profusa belleza del Caribe colombiano: Soy un dios en mi pueblo y mi valle No porque me adoren Sino porque yo lo hago […] Porque amo a quien ama […] Porque amo los pájaros y la lluvia y su intemperie […] Porque mi madre me abandonó cuando precisamente más la necesitaba Porque cuando estoy enfermo voy al hospital de caridad Porque sobre todo respeto solo al que lo hace conmigo Al que trabaja cada día un pan amargo y solitario y disputado como estos versos míos que le robo a la muerte
Raúl Gómez Jattin, quien en su paso por hospitales y clínicas psiquiátricas de Bogotá y Cartagena, entre los arrebatos y el vaivén de una mente que oscilaba en claroscuros, quien vio «al diablo como una alucinación», en El esplendor de la mariposa (1993) y en especial en El libro de la locura (2000), extenuado, optó por llegar a un acuerdo con su «imaginación de dios»: El encierro es brutal sin embargo aquí me acoge la comodidad de un pan y un lecho. No tengo nada de que quejarme y aunque hubiera tampoco lo haría. ¿Si no me quejo de tener un Dios terrible en las entrañas porque me dolería de mi encierro?
Alda Merini, hacia el final, se cuestiona y se contesta: «¿Qué me falta? Me faltaría el morir, pues ya gocé de todo el infierno de la vida». Así Raúl Gómez Jattin, el más libre, transparente e indomable poeta colombiano de fines del siglo xx . ULRIKA 65 |
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EL LEGADO POÉTICO DE RAÚL GÓMEZ JATTIN
Raúl Gómez Jattin, el exiliado de la gloria n FERNANDO LINERO Conocí a Raúl, creo que fue en el año 1987, en casa de la cantautora Beatriz Castaño, en las torres que rodean la Plaza de Toros, las que diseñó Salmona. Acababa de salir de una de sus dolorosas reclusiones de la Clínica Monserrat de la 127 –como Pound, Raúl también tuvo su St. Elizabeth–. La locura fue la que construyó su historia, la que fraguó la razón encubierta de su obra y la que alineó su perspectiva de la vida y sus derrotas. Por esa misma época estaba entregado a la escritura del Tríptico cereteano que posteriormente publicaría la editorial Simón y Lola Guberek. Después del cuadernillo que le publicara un condiscípulo suyo, con una selección de no más de treinta poemas, la figura de Raúl no tardó en hacerse notar en el contexto, no sólo por su poesía sino, además, por su contextura física: robusto, imperativo y nervioso, con un rostro en el que podían intuirse los aires de la lejana aldea de Beirut desde donde llegaron sus ancestros. Su actitud no era la de una persona modesta –no tenía por qué serlo, en él había mucho fuego–, pero no era difícil descubrir que tenía un corazón generoso que profesaba la amistad desinteresada y bondadosa, y paradójicamente una reserva íntima que no podía esconder. Acostumbrábamos a encontrarnos en el centro de Bogotá con algunos poetas amigos. Recuerdo entre otros a Joaquín Mattos Omar, Robinson Quintero Ossa, Rafael Del Castillo, Mauricio Contreras y mi hermano Guillermo Linero. Entre marihuana y aguardiente discutíamos de lo santo y de lo profano, intercambiando pareceres. No sé cómo fueron posibles esos días. Todos hacíamos equilibrio sobre la frágil cuerda de la alegría, sin importarnos 12
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la ciudad y sus fauces. Discurríamos portando una cándida irresponsabilidad que nos salvó de su arremetida especialmente agresiva. Nadie pensaba en la posibilidad de que lo derribara un golpe, nadie lo esperaba. Nos sostenía la libre e ingenua persuasión de que sólo existíamos para la Poesía, con la claridad de que tal convencimiento no servía para ningún fin, pero nos tocó un tiempo particularmente lleno de desprecio por el arte y por el poeta, cuando lo cardinal es lo que se puede manosear, cuando las imágenes y los sueños son repudiados y de la ciencia sólo se tiene interés en aquello que se puede convertir en dinero. Recuerdo de esas sesiones –donde todos leíamos nuestros textos, práctica esta que desafortunadamente hemos olvidado–, especialmente, los poemas del recetario Leponex, los mismos que escribió en el hoy desaparecido Grand Hotel, al pie del Museo del Oro del Banco de la República, y que luego constituirían el libro Hijos del tiempo, si no me equivoco. Recuerdo el color oportuno de su voz desplegando una palabra insustituible, cargada de música, efecto al que tanto provecho le sacaba cuando leía en público. Sin acobardarse, sin renunciar nunca a su condición de poeta, abiertamente, sin benevolencias, sin explicar nada, sin reclamar la venia de la razón, sin pedirle permiso incluso a la poesía, nos dejó versos cargados de fuerza y sexualidad que contienen a un hombre, a un verdadero hombre. Hecho de la misma materia de César Vallejo, también sintió como él los heraldos negros de la muerte con el olvido, la soledad, la desidia, la estigmatización y el odio que en vida le profesaron los suyos y muchos ajenos.
FERNANDO LINERO
De Raúl se han afirmado muchas cosas imprecisas y no es mi intención detenerme en eso. Simplemente puedo afirmar que era un ser extremadamente sensible, herido por el mundo, asediado por la enfermedad y las debilidades humanas; que le tenía tirria al poder que se le encarama en la cabeza inclusive a esos que no lo poseen, y, por la misma vía, antipatía por esos que le veneran, con sus rancios fines, vegetando en su antiguo y restringido mundo; nunca escondió su odio a la vulgar vida burguesa –por mediocre–, al matrimonio, al empleo… Sin tapujos nos mostró su personalidad, la humanidad de su naturaleza; escuetamente, sin abstracciones, como suelen hacerlo los no puristas; comprometido consigo mismo con la misma intensidad de vida y de lenguaje, en concordancia con Drummond de Andrade cuando nos dice que «no se trata de escribir bien, de tener buenos sentimientos o buenas razones, sino de ser hombre en el poema». Raúl tenía muy claro que la Poesía es un arte que requiere la diligencia y el estudio más dificultosos; que es el arte de la pasión íntima, del estremecimiento vital y que la verdadera felicidad del poeta consiste en poder escribir sus poemas. Su auténtica desolación radicó en percatarse de que no pertenecía al lugar, a la familia, a la ciudad, al país… Hoy vuelve a mí ese 22 de mayo nefasto en que el poeta Rómulo Bustos me llamó, poco después de las siete de la mañana, para darme la noticia de que el amigo Raúl –un accidente relegado de Dios– había perecido en un accidente de tránsito. Mi muy querido Raúl, igual hoy todo sigue triste y vago: la desunión, la falta de juicio y la fragmentación del mundo hacen de la realidad un esperpento. No hay duda de que los mejores empeños del hombre han sido infecundos.
Todos los hombres tenemos barreras y algunos pueden escogerlas, tú escogiste la peor: la Poesía, pero acaso por eso la palabra grandeza tiene hoy verdadero sentido, la que el tiempo te confiere. Eres un grande. Tu libertad ha sido tan larga y ancha que lleva veinte años superando a la muerte. Acaso te consuele saber que aquí seguimos tus amigos, los mismos en las mismas; que es cierto que casi todo lo que escribimos procede de la desolación, pero también es cierto que en todos nuestros versos se puede hallar un pico de esperanza, mi querido Raúl.
Raúl Gómez Jattin. Foto: Milcíades Arévalo, Archivo Casa de Poesía Silva.
Bogotá, 6 de setiembre de 2019 ULRIKA 65 |
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EL LEGADO POÉTICO DE RAÚL GÓMEZ JATTIN
Raúl Gómez Jattin
o el exilio de la razón n MARGARITO CUÉLLAR
A los exilios políticos y a los grandes éxodos de la humanidad, por motivos de guerra o discriminación racial, habrá que sumar la frágil frontera que derriba los muros interiores del ser humano y lo confinan a un territorio en el que todo fluye a la espera de un mañana que no existe, convirtiéndolo en exiliado de la razón. Antes de la Revolución francesa, durante el período iluminista, todas las personas asociales eran confinadas en un mismo sitio: enfermos mentales, prostitutas y delincuentes de toda índole estaban unidos por la lógica de la marginación. Nos ocupamos en este trabajo de un poeta cuya obra literaria, por lo demás luminosa en varios sentidos, oscila entre el objeto de culto y el exilio de la razón. El colombiano Raúl Gómez Jattin (19451997) se suma a la tradición de exiliados de la razón y suicidas que, a lo largo y ancho de la historia, han construido su propia nave de los locos y se han lanzado desde los abismos luminosos sin paracaídas. Si atendemos a un sentido de la poesía en el que los hilos de la realidad configuran una trama de luz y sombras, donde la lógica es desmontada a imagen y semejanza de un gigantesco andamio sobre el cual el mundo es dibujado y desdibujado, entonces todos estamos locos. ¿No creamos acaso, diariamente, nuestro propio manicomio? ¿No elevamos los muros de nuestra cárcel? Hemos creado 14
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un ejército de custodios, dispuestos a disparar contra nosotros mismos en el momento en que traicionemos los ideales de una sociedad que nos empuja a hacer dinero como único fin. Una legión de enfermeros nos colocará la camisa de fuerza en el instante en que, aún despiertos, nos tomemos la libertad del sueño. Ya Hölderlin afirmaba que «la poesía es un juego peligroso». La historia se ha encargado de que la nave de los locos se desplace por los océanos en busca de quien quiera abordarla. Tripulantes célebres han sido el sufrimiento de Baudelaire, el suicidio de Nerval, el silencio apabullante de Rimbaud, el humor sórdido de Lautréamont, el colorido de Van Gogh, el trajinar de Antonin Artaud, la cabeza de Silvia Plath, las olas de Alfonsina Storni y las de Concha Urquiza, el autoexilio de Hölderlin, las enfermedades de Nietszche, la hipocondría de Edgar Allan Poe, la bala de Verlaine que hirió a Rimbaud, los aquelarres de Blake y su mujer, la ebriedad de Li Bai. En algo acertaba Platón: «Todo aquel que se atreve a escribir poesía sin estar poseído por el delirio que este arte exige, creyendo que puede ser poeta tan sólo por escribir de acuerdo con determinados recursos técnicos, estará muy lejos de ser un verdadero poeta. Pues la poesía de los letrados siempre será eclipsada por aquella que destila locura divina».
MARGARITO CUÉLLAR
RAÚL GÓMEZ JATTIN O LOS HIJOS DEL ESPLENDOR Raúl Gómez Jattin es un poeta que se mantiene en la raíz del mito. Esta raíz empezó a dar sus brotes en vida, debido a sus múltiples escándalos y a la elección de una existencia en soledad y lejos, o cerca, según se vea, de las camisas de fuerza que la sociedad le supo confeccionar. Paralelo a ello su obra ha ido creciendo, al grado que hoy en día, por lo menos en Colombia, es uno de esos poetas que son objeto de culto por quienes ven en su vida y su obra un signo de rebeldía con el cual se identifican. Más allá de la reivindicación, el ninguneo, la idealización, el mito y la satanización, Gómez Jattin es un poeta que ha dejado una obra importante y que se empieza a estudiar cada vez con mayor profundidad. Daniel García Helder ha dicho que Raúl Gómez Jattin es un clásico de la poesía latinoamericana, no por su difusión, los premios o las ediciones agotadas, sino por la perfección literaria que alcanza, lo mismo en el idioma –se trate de sus retratos de familia o de textos sentimentales y eróticos– que en los temas en los que la naturaleza y la historia se perfilan a través de un canto en el que el sarcasmo, el humor sórdido y la crítica aguda a la razón le dan vigencia a su obra. La mayor parte de esta está contenida en el volumen Poesía, 1980-1989, publicado por la editorial Norma. Ahí están sus libros Poemas (1980), Retratos (1980-1986), Amanecer en el valle del Sinú (1983-1986), Del amor (1982-1987) e Hijos del tiempo (1989). Y también está en El esplendor de la mariposa (1993), considerada su «obra siquiátrica». Cartagena, paradisíaca ciudad de la Costa Atlántica colombiana, debió haber visto al poeta Gómez Jattin como un apestado. En esta parte de Colombia, el mar, el esplendor y la alegría parecen contrastar con la atmósfera de violencia que prevalece en ese país desde hace décadas. En las calles de esa ciudad amurallada nació y vivió sus últimos años el poeta Gómez Jattin, mejor dicho, el fantasma del poeta; para muchos un indigente desdentado que la madrugada del 22 de mayo de 1997, una semana antes de cumplir 52 años, decide bañarse, vestirse bien y tirarse a las ruedas de un autobús.
Una hora por lo menos estuvo desangrándose en el asfalto de la avenida Santander. Pasó sus últimos meses con un aspecto sucio, la sonrisa sin dientes, el pelo amarillo, dando tumbos entre la amabilidad y la agresividad, temblando de frío bajo el intenso sol, delirando y hablando con él mismo o con sus fantasmas. La libertad que le daba la indigencia lo condenaba a la lástima. La misma sociedad que lo rechazó develó, meses después de su muerte, una placa en la plaza San Diego, en la que se inscribe el siguiente texto de Gómez Jattin: «Pájaros hay que habitan árboles venidos del paraíso, una fuente dice, con voz de agua, que el tiempo del nuevo amor se acerca». Los hospitales y las calles de Cartagena fueron la última morada del poeta. La ciudad fue su paraíso y su infierno. Aunque quizá su descenso a los desfiladeros se había iniciado 30 años antes cuando, siendo estudiante en la Universidad Externado, se entrega a los rituales del consumo compulsivo de marihuana, cocaína, bazuco y hongos alucinógenos. De esta época es el texto siguiente: «Un probable Constantino Cavafis a los 19 / Esta noche asistirá a tres ceremonias peligrosas: / El amor entre hombres / Fumar marihuana / Y escribir poemas…”. Sin duda el intento más serio en la búsqueda de una rehabilitación se dio tres años antes de su muerte, ULRIKA 65 |
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EL LEGADO POÉTICO DE RAÚL GÓMEZ JATTIN
cuando se internó en el Hospital Psiquiátrico de La Habana. No sólo regresó eufórico de Cuba, sino que reconocía que no necesitaba la droga para escribir. Fue sólo un relámpago. Al poco tiempo las cárceles y los hospitales fueron de nuevo su itinerario, y otra vez la marihuana y los alucinógenos encendieron los ánimos de su poesía. Retomaba el camino al abismo, del que sólo emergía a través de sus textos, de los cuales brota una rabia desgarrada, un amargo reclamo a una sociedad de la que se siente víctima infeliz y que lo confina a un mundo de soledad, locura y miseria. «En vez de abogado respetable / marihuano conocido… […] / En vez de hijos / unos menesterosos poemas...», escribe. El poeta se debatió siempre entre la desmesura de un mundo racional-instrumental, ideado para la producción de dinero y que condena a quien se niega a convertirse en persona «útil». El poeta X-504, Jaime Jaramillo Escobar, se refería a Gómez Jattin como «la única cosa vital, grande, oxigenada, robusta, libre, natural y bella que tenemos aquí: lo único con fuerza joven, originalidad, audacia, libertad y novedad que se encuentra en el bazar de la poesía colombiana». Poeta en estado puro, mítico en estado salvaje, un marginado, un suicidado de la sociedad, así lo describió Darío Jaramillo Agudelo. La poesía de Gómez Jattin se erige en llamarada en un país donde el culto a la muerte parece reivin16
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dicarse a diario. De hecho, en libros como Hijos del tiempo la muerte es el hilo conductor. Gómez Jattin aprendió pronto a sacarle provecho a su locura. No pocas veces la frontera entre lucidez y extravío fueron parte de una comedia humana: «En cambio a mí me toca hacerme el loco. Cuando estoy en la mala, me hago el loco, me arrebato, y los amigos me llevan a una clínica, me dan comida, me pagan un tratamiento, los médicos me regalan dinero, escribo un libro, me lo publican y lo vendo». El trabajo poético de Gómez Jattin apunta hacia cuatro estaciones: El lenguaje popular y el clásico se entrelazan. La brevedad del poema intensifica su contenido. El lenguaje sintético y descarnado es reducido a su expresión mínima. Una simbología individual forjada en la exploración hedonista. «Gracias señor / por hacerme débil / loco/ infantil / Gracias por estas cárceles / que me liberan…», escribe en uno de los textos del libro Del amor, donde la muerte es la hermana de los escalofríos y la poesía la única compañera a cuyos cuchillos hay que acostumbrarse. «En medio del tumulto y la música de acordeones», el poeta se dispone a apostar toda su alcancía a la victoria; la intención, al menos en el discurso poético, es construir un disfraz de carnaval con lo ganado. La poesía es su confesionario, su catarsis: «En las clínicas mentales lo peor son las monjas / más violentas que agujas hipodérmicas / que la fiebre y la locura / la monja es una energúmena quieta». El ángel, vanidad hecha carne y plumas de placer, es en la poesía de Gómez Jattin la «bestia negligente estúpida y cegada / de vuelo de paloma y vozarrón de trueno». Poesía con una sexualidad que desborda autoerotismo, zoofilia, bisexualidad, un canto desparpajado cuyo inocente desenfado va del humor al lirismo y del amor a la amargura. Él mismo es uno de sus retratos: «Si quieres saber de Raúl / que habita estas prisiones / lee estos duros versos / nacidos de la desolación / poemas amargos / poemas simples y soñados / crecidos como crece la hierba / entre el pavimento de las calles».
MARGARITO CUÉLLAR
Poco antes de aquel terrible final en que la muerte que lo perseguía y acosaba desde hacía tiempo orillara al poeta a dar el salto definitivo a la oscuridad, escribió: «Estoy prisionero en una cárcel de salud, y me encuentro no marchito, me encuentro alegre, como una mariposa acabada de nacer. ¡Oh, quien fuera hipsila que dejó la crisálida! ¡Vuelo hacia la muerte!».
NOTAS SOBRE AMANECER EN EL VALLE DEL SINÚ Amanecer en el Valle del Sinú es uno de los libros más breves de Raúl Gómez Jattin, y, por qué no, el más luminoso, el más conversacional, aunque también me parece un capítulo intermedio en ese corto volumen que es su vida y su poesía. Al igual que Hijos del tiempo, contiene apenas 22 poemas, y al menos al principio expone un tema conversacional mediante el cual, en un tono sencillo, a veces informal, se dirige a quienes de alguna manera pudieran considerarse sus maestros en el arte de la poesía: Jaime Jaramillo Escobar, Álvaro Mutis y Octavio Paz. El tono de los textos es reflexivo y de reconocimiento, entre el halago y el agradecimiento. Estamos ante poemas íntimos, confesionales, como casi toda su obra. La vida, el tiempo, el espejo como metáfora. En esta, como en su obra total, los puntos en la poesía de Gómez Jattin se unen a los extremos: por un lado la angustia, la depresión, el fantasma de la locura; por el otro la ternura, el paisaje, la salvación, como en el poema «El adolescente»: «Llegó abril / con sus aguas escasas / colocando diamantes en cada hoja / El mes de los árboles aún sedientos / El mes de la enredadera que trepa el muro». El amor se hace presente desde la adversidad como en «El peor enemigo». El diálogo con su yo interno, su mejor amigo al que apenas conoce, como sucede en el poema «De contrabando». Hay almas que se acostumbran a la desgracia, a la desmesura, a flagelación. Pizarnik, Plath, Gómez Jattin. El entorno se vuelve gris. Pese a que el poeta, en este caso Raúl, se vuelve áspero, intransitable. En los momentos en que la luz hace ver los claroscuros del camino, el poeta es los otros: la abuela, el
padre muerto. No hay retroceso, el desasosiego, la desolación, las ruinas lo van orillando a desprenderse de todo, menos de la palabra, red de signos que lo mantienen en pie. El ser y su naturaleza autodestructiva terminan minando su lucidez. A veces parece dejar el poema a medias. No porque tuviera prisa, es que el camino se acortaba. De ahí que en Amanecer en el Valle del Sinú asume la defensa de todo lo que encierre la semilla de la locura. El poeta es consciente de su convicción y la del mundo que le rodea, pero no hay salida: «Voy de hospital en cárcel en conocidos inhóspitos / como ellos Almas con cara de hipodérmica / y lecho de caridad Entregándole mi compañía / a cambio de un hueso infame de alimento». ¿En qué momento el poeta se convierte en mendigo de su propia ciudad? El amanecer de un valle singular parece contradecir el deseo del poeta por iluminar la noche. Fracasa en su intento, pues la luz se le niega. Con Hölderlin, sabe que el esplendor de la naturaleza embellece los días, que el año brota con sus estaciones, aunque la antes lejana y oscura pregunta de la duda tiene pocas respuestas. Bogotá, 9 de septiembre de 2019 ULRIKA 65 |
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EL LEGADO POÉTICO DE RAÚL GÓMEZ JATTIN
COGER CARRETERA
Leyendo a Gómez Jattin n MAURICIO CONTRERAS HERNÁNDEZ
UNO «Raúl Gómez Jattin». Foto: Jairo Ferrer, Archivo Casa de Poesía Silva.
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«Coger carretera» es una expresión popular usada en la región Caribe de Colombia para nombrar el intempestivo viaje que emprende una persona que deja atrás su casa, su comunidad, su palabra, su juicio, por lo que generalmente se refiere a alguien que se ha vuelto loco. Una desterritorialización (desplazamiento) frente a los cánones y límites establecidos. Un abandono de la empalizada tras la cual sucede el mundo, el pleno ejercicio del derecho al vagabundeo. De uno de tantos pueblos de la Costa, Cereté en Córdoba, allá por los años
sesenta, un joven emprendió el eterno viaje de la provincia a la ciudad capital, enviado por sus padres. En la capital, receptáculo de personajes de todas las regiones del país obligados a viajar por los desplazamientos originados por la violencia, o por la búsqueda de posibilidades de progreso, ingresó a la universidad a estudiar derecho. Lo encontró amargo y buscó en el teatro la posibilidad de revelar su propia sombra entre tantas, pero, como el deseo, esta se escabulló antes de que pudiera atraparla por la cola, así que salió por la tras escena y cogió carretera.
MAURICIO CONTRERAS HERNÁNDEZ
DOS El arte es desterritorialización frente al discurso unívoco del poder. Frente a los estereotipos que configuran el imaginario colectivo, la poesía impugna las verdades, rebaño de metáforas, que circulan en un todos-promiscuo. La poesía hace saltar en pedazos la supuesta noción de realidad, la cual es desenmascarada en el escenario de su propia representación, tal como señala don Antonio Gamoneda: «La poesía, ajena a valores de mercado y carente de funciones “externas”; es por ello, precisamente por ello, la única actividad que, ahora mismo, puede ignorar los “mandatos” de las finalmente integradas formas del poder, la única actividad que puede escapar al gregarismo». Como un virus, la poesía se reproduce a sí misma, avanza en contra de ella misma. Decodifica los mecanismos de control y abre horizontes divergentes, nómades, rompe las alambradas de la razón autoritaria. Y el yo que se ha erigido por siglos como poder omnímodo, organizador del mundo desde su conciencia atribulada pero imbuida del autoritarismo, que generalmente acompaña al ejercicio de la razón, se dispersa buscando senderos de fuga, coge carretera.
TRES No deja de ser paradójico que el mismo año en que Diderot inicia la redacción de la Enciclopedia, máximo ideal de la razón ilustrada, en Londres se funda el primer asilo para locos.
CUATRO En una hamaca, Raúl tomó el pulso de ese universo que lo atragantaba y quiso recomponerlo nombrando uno a uno sus elementos. Bautizando con las aguas de la razón vestida de blanco a su abuela, su madre, sus amigos, sus novias, sus paisajes. Un nuevo mapa se hace necesario cuando alguien coge carretera. Esa nueva cartografía traza líneas de fuga, coordenadas de exilio, explora latitudes del deseo, rompe los límites frágiles de la apariencia y escudriña otras realidades. ¿Con qué palabras cuenta el que coge carretera? Con las que es nombrado y lanzado al abismo para
nombrarlo, las que habita allá en la infancia, las que son proferidas como piedras a sus espaldas de expulsado, las que escucha a diario en el mercado, las que suenan huecas como un calabazo vacío y se repiten incesantes. Las de la abuela que resuenan en el fondo del tazón de sopa amarga.
CINCO De ese viaje órfico, Raúl regresa con un cuaderno de Poemas disputados a la locura y que una de sus amigas entrañables vertió en limpio y que otros amigos se confabularon para ponerlo a circular. Sin embargo, estas buenas intenciones devinieron en el comercio de una leyenda: la imagen de Raúl, el loco, el poeta maldito símbolo de una expresión de rebeldía. En efecto, muchos de esos pocos versos se convirtieron en grafitis.
SEIS Recomponer el paisaje de infancia, la única patria sin territorio, es un trabajo arduo, requiere «coger carretera» para alejarse de las sobre determinaciones que son los adultos, el poder, el capital, el mercado, convertidos por sobre acumulación en imagen, en imaginario tatuado en el cuerpo del que ya no habla según las reglas del lenguaje. Frente a los discursos moralistas de los normales, de las arrogancias de los poderosos que parecen triunfar, de las normas policivas que regulan la imposible convivencia, la poesía permite mirar la fragilidad de estas representaciones y confrontarlas desnudando su trama. Ordenar el mundo desde la rayuela bajo el mamoncillo de un patio, desanudar el entresijo de afectos «de un cuerpo cuya peculiaridad consiste en habitar el lenguaje». Tejer la tradición con las palabras que la tradición no puede ya tejer.
SIETE Nos recuerda Bataille que «de aquel que no habla siguiendo las reglas del lenguaje, los hombres razonables que debemos ser aseguran que está loco»1.
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Georges Bataille, La locura de Nietzche, recuperado de www.elinterpretador.net ULRIKA 65 |
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EL LEGADO POÉTICO DE RAÚL GÓMEZ JATTIN
Friedrich Nietszche. Óleo de Curt Stoeving.
Pues bien, cuando miramos los ojos de un animal terrible tenemos miedo de volvernos locos. Ese animal terrible es un ser proteico que asume tantos rostros como los necesite nuestra frágil condición de Dr. Jekyll y Mr. Hyde. Seguir las reglas del lenguaje es una expresión autoritaria. Por eso el poeta asume que no hay reglas sino que estas se anudan, constituyendo y deshaciendo al individuo, no al sujeto ni al ser humano, en cuerpo que es lenguaje, que es deseo, que es territorio, que es poder. La poesía como lenguaje en libertad para la libertad. La poesía descubre el misterio de las relaciones más elementales entre los individuos. Nombra lo innombrable para quien sigue las «reglas del lenguaje». No es comunicación, ni comunión cristiana, ni promesa de redención. Es constatación, ejercicio de lo indecible que nos constituye.
OCHO Toda literatura busca fundar un pueblo, un patio, un solar de infancia. No se escribe ordenando los recuerdos con la 20
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sintaxis de la nostalgia. La poesía como agrimensura es trazado de senderos, significante tras significante, más allá de la ilusión de la comunicación. Toda literatura instaura en su lengua una lengua extranjera. ¿Cómo puede el poeta seguir unas reglas del lenguaje que lo aprisionan con su camisa de fuerza? El loco es aquel que no habla el lenguaje de la tribu. Es el afásico, el que tiene miedo del sentido que inauguran sus palabras nómadas, voz devastada cuyos actos se vuelcan hacia fuera, se encarnan en su cuerpo que es huida, eyaculación, pneuma que busca cuerpo. ¿Qué tiene que ver Hölderlin con Niestzche o Raúl Gómez con Alda Merini? ¿Se puede hablar de una experiencia de la locura en relación con la experiencia artística? Dejemos este territorio tan hollado y cojamos carretera más allá de los dualismos.
NUEVE La permanente privación de sentido que ejerce el todos-promiscuo nos aboca a una multiplicidad de lenguajes, de relaciones incoherentes, desconectadas: paisaje de fragmentos que no ofrecen cobijo. Así surge «el loco», diferente en cada época. Habla más allá de las reglas del lenguaje, de lo que no se debe hablar en público, su cuerpo es su letra y su espaciamiento para la poesía. No le basta pensar-hablar, sino que exhibe su vida como ofrenda, como materia informe, como insatisfacción, como algo jamás acabado. Sin embargo, ante este virus, la máquina social dispone sus mecanismos de defensa. Rápidamente es integrado como el que «perdió» la razón, como si alguna vez la hubiera encontrado. ¿Se encuentra la razón? Rápidamente es estigmatizado con un diagnóstico, con unas maneras para
MAURICIO CONTRERAS HERNÁNDEZ
tratarlo, con límites que lo atraviesan y pretenden habitarlo. Es arrojado al océano del delirio en una nave que se mueve en círculos, más allá de lo que pueda perturbar a las buenas conciencias que hacen del orden una frontera de alambradas. Sin embargo, nada más aburrido que un loco y sus desórdenes prolijamente clasificados hasta la monotonía del manicomio.
DIEZ ¿Pero de qué es síntoma la locura? ¿De una sociedad esquizofrénica propicia a que los otros sean los locos, o de la frágil condición individual para aprender a hablar bien, a seguir las reglas del lenguaje? Recordemos a Blake cuando advierte que «si otros no se hubiesen vuelto locos deberíamos estarlo nosotros»2. Sea cual sea la opción, las épocas han entronizado este suave terror de la locura como misterio que inscribe al loco entre los que dicen la verdad, junto con los niños. ¿Cuál verdad? Cada época encuentra la manera de escamotear estas preguntas y sólo nos queda la precaria imagen romántica del «loco», ser entre ingenuo y perverso, entre objeto de broma y terror, entre sujeto de lástimas y risa, aquel vecino que cualquier día coge carretera. Leyenda que traza el sutil umbral en el que se echa a dormir la ambigüedad: es aceptado como sujeto de lástimas pero, cuidado, es peligroso como el que más. Más aún si nos sorprende con un libro de poemas, si nos enseña el lenguaje de la tribu que creíamos hablar. Entonces, el loco es reterritorializado por la dinámica del capitalismo: el ejercicio de la
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Proverbio de Blake, citado por Bataille en el texto anterior.
Friedrich Hölderlin. Grabado de F. C. Hiemer, 1792.
plusvalía. Hay que montar el circo y coger carretera para mostrar que hacemos parte de una sociedad esquizofrénica.
ONCE Hay bordes comunes entre el capitalismo y la esquizofrenia. Uno de ellos es aquel desde el cual se emiten flujos descodificados y desterritorializados. Mientras el capitalismo intenta reterritorializar dichos flujos en su poderosa axiomática abstracta de valores y de cantidades monetarias, el esquizofrénico emprende, por el contrario, la fuga de todo territorio codificado e intenta desterritorializarlo todo. Coge carretera. La ausencia de límites, reglas y raíces del esquizofrénico; sus discontinuidades diagnosticadas como incoherencias, su pensamiento nómade, su cuerpo que habla sin cesar constituyen la empalizada, el borde que lo diferencia del pensamiento unívoco cuya meta es dominar, totalizar, unificar, disciplinar. Hasta ahora he evitado hablar de un lenguaje del esquizofrénico, creo que por aquí sólo se llega a la consulta del psicoanalista, transacción comercial, ULRIKA 65 |
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EL LEGADO POÉTICO DE RAÚL GÓMEZ JATTIN
Raúl Gómez Jattin. Foto tomada del libro Arde Raúl.
sutil esguince en que lo indecible se convierte en mercancía, antes que asunto de lenguaje, allí se inscribe. Dejémoslo por ahora.
DOCE La poesía es chispa sagrada, theis moira, don divino que exige la pérdida de la razón y se constituye contra la opresión del discurso del logos, contra las reglas del lenguaje, contra el control de sí. Es simiente de Proserpina, renovación vital de la primavera aventada sobre las calcinadas eras del discurso capitalista que pretende tener la razón, que inmoviliza lo multívoco en el todospromiscuo. Fedro contrapone la locura al control de sí y, como paradoja para nosotros los modernos, exalta la primera como superior a la segunda. Es un no-lugar permanente y móvil, virus del conflicto semiótico que alerta a la sociedad frente a los modos de representación que esta genera y que invade con su poderosa dinámica de repetición, de avance, de autoinmunización. Producción de signos asignificantes.
TRECE —Cuando uso una palabra –dijo Humpty Dumpty en tono más bien despectivo– esta significa exactamente lo que yo quiero que signifique, ni más ni menos. 22
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—La cuestión –dijo Alicia– es si usted puede hacer que las palabras signifiquen tantas cosas diferentes. — La cuestión –dijo Humpty Dumpty– es quién es el Amo, eso es todo3. Este diálogo ocurre tras el espejo, es decir, en esa interfaz nublada cuando nos ilumina la oscuridad, pérdida de la imagen en el espejo de la razón, de la geométrica razón que hace saltar la topología en la que se inscribe el lenguaje, la imagen de sí que se oscurece. Entonces, «la mirada es cuerpo, cuerpo proyectado, que se desparrama, eyaculado, hacia el exterior». Lenguaje que anuda misteriosos lazos sin Amo que ate tantos cabos sueltos. De hecho, la sociedad esquizofrénica nos arroja a la fragmentación del sentido que nos hace hablar en lenguas, lenguas incoherentes o, mejor aún, distancia entre lo que se dice y lo que se hace, premisa del capitalismo y su traumaturgo: el mercado. Modelo ético y lenguaje común en el que el gesto se robó al acto. En ese espaciamiento, en esa fisura surge la palabra poética, más que la del loco. Espacio que ninguna palabra podría resumir o comprender, pues se generan y se excluyen incesantemente. Quizás una posibilidad revolucionaria sea coger carretera, vindicar el derecho fundamental al vagabundeo, como propone François Tosquelles: «¡Cuando se pasea en todas partes, lo que cuenta no es la cabeza, sino los pies! Hay que saber dónde se ponen los pies. Son los grandes lectores del mapa del mundo, de la geografía. ¡No es con la cabeza con lo que marchas! Los pies son el lugar del que devendrá el tono. ¡Pero es con los pies que tú vas, no con la cabeza!».
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Lewis Carroll, A través de espejo, Akal Ediciones, Madrid, 2003.
EUGENIA SÁNCHEZ NIETO
Raúl Gómez Jattin, una poética del desarraigo n EUGENIA SÁNCHEZ NIETO La poesía de Raúl Gómez Jattin es sincera. Nace de su inconsciente y de todo aquello que le ha afectado y tocado sus fibras más profundas. No es una poesía largamente buscada y pensada, es un lenguaje sin imposturas intelectuales, sin artificios. Su expresión artística no busca disimular, no es un lenguaje de la parodia, no intenta un estilo o unas maneras de otros. Su lenguaje tiende diversos hilos comunicativos. Casi siempre se dirige a los amigos y ese espectro cubre y tiende diálogos diversos. Exhibe un canto a la amistad y franqueza en cómo se concibe esa amistad –de preferencia se quiere cuando se está lejos–: «…y esa alma gentil y bondadosa de ustedes mis amigos / que saben con una botella de ron blanco / entre pecho y espalda / prometer este cielo y el otro Los amo más en el exilio / Los recuerdo con un sollozo a punto de estallar…». Su voz poética claramente nos refiere su vida, sus estados de ánimo, sus dificultades económicas y carencias de todo orden. Esa voz es un grito que nos duele, pues refiere las penurias de un inmenso grupo social: «…Porque soy solo / Porque dormí siete meses en una mecedora / y cinco en las aceras de una ciudad /…Porque cuando estoy enfermo / voy al hospital de caridad…». Su voz reivindica al loco, su capacidad de decir la verdad. Nadie como él –dice Raúl– nos acerca más al lenguaje poético. De hecho, Gómez Jattin, en muchos momentos de su vida, estuvo en clínicas de reposo y en contacto con estos seres im-
buidos de su propia realidad, lacerados por un mundo agresivo y una clínica que no los saca, sino que los hunde más, y los vuelve dependientes de drogas que afectan comportamientos y los inmovilizan. Sus desencuentros, en su relación con sus padres, su lamento por el abandono de su madre y su canto de amor a ellos es una poesía cargada de diversos hechos que tocan la vida de Gómez Jattin: los habitantes de la aldea, la clínica, el cuerpo físico, el armazón que lo
LA POESÍA DE RAÚL GÓMEZ JATTIN ES SINCERA. NACE DE SU INCONSCIENTE Y DE TODO AQUELLO QUE LE HA AFECTADO Y TOCADO SUS FIBRAS MÁS PROFUNDAS. NO ES UNA POESÍA LARGAMENTE BUSCADA Y PENSADA, ES UN LENGUAJE SIN IMPOSTURAS INTELECTUALES, SIN ARTIFICIOS. acompaña: «En este cuerpo / en el cual la vida ya anochece / vivo yo Vientre blando y cabeza calva / Pocos dientes / Y yo adentro / como un condenado…». El amor, en Gómez Jattin, es un gozo, un deleite inalcanzable, es el placer del cuerpo no duradero: «Seres inhospitalarios Así me gustaban / Ellos me enseñaron que cuando se ama así se pierde / y que cuanto se pierde en el amar / se gana en el alma». La vejez, la soledad, la poesía como la única posibilidad, el único asidero, pero no como paraíso sino como dificultad: «La poesía es la única compañera / acostúmbrate a sus cuchillos…». Su poesía está poblada de un clima caliente, de árboles, gallos, futas, música de acordeones; la presencia ULRIKA 65 |
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Raúl Gómez Jattin, Bogotá, 1987. Foto tomada del libro Arde Raúl.
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de sus antepasados orientales, como una raíz fuerte que lo acompañaría desde su niñez; la reivindicación de los alucinógenos como un camino que desentraña las múltiples realidades y completa la visión del mundo. La poesía de Raúl Gómez Jattin en vida fue admirada, sobre todo por los jóvenes. Publicó por lo menos nueve libros desde 1981 hasta su fallecimiento, libros estos financiados por personas que lo valoraban como escritor. Él conoció y dialogó con varios escritores, pero no perteneció a ningún colectivo de poetas o grupo de amigos con el que se reuniera con frecuencia. Tuvo amigos especiales, pero esos encuentros se realizaban ocasionalmente, cuando Gómez Jattin se encontraba en Bogotá. Actualmente sus seguidores crecen a lo largo y ancho del país, y en su lugar de crianza, Cereté, existe un centro cultural con su nombre y un festival de poesía de mujeres que año tras año lo recuerdan e invocan. Hizo lo que quiso tanto en su vida como en su obra. La mayor dificultad fue no haber tenido una estabilidad económica que lo hubiera librado del hambre
en varias oportunidades y de la vida en hoteluchos. Su poesía y su vida gozaron de plena libertad. Raúl Gómez Jattin no se cohibió en su palabra, la ejerció con total libertad y honestidad. Ejemplo de ello es el poema a «la burrita» sin asomo de ningún pudor: «Te quiero burrita / porque no hablas / ni te quejas / ni pides plata». Gómez Jattin no simula nada, todos sus deseos reprimidos salen a flote. En su poética no hay limitaciones, no hay reglas, la imaginación vaga sin respetar a nada ni a nadie, solo se rige por los deseos del escritor. En muchos de sus poemas afecta, conmueve y perturba por ello su comunicación plena con todo aquel que persiga una mirada amplia y diversa de la vida. La palabra de Gómez Jattin provoca ideas y pensamientos, y esto se vuelve de importancia porque puede producir crisis y cambios en la mirada «ordenada» de la vida. Raúl Gómez Jattin escribía libre de cualquier atadura o prohibición social, es una poética desarraigada de cualquier norma, de ahí su importancia transgresora, la que lo ubica en un lugar destacado en el ámbito de la poética nacional y latinoamericana.
VÍCTOR RODRÍGUEZ NÚÑEZ
Entrevista a Raúl Gómez Jattin:
la
incomodidad hace al poeta
n VÍCTOR RODRÍGUEZ NÚÑEZ Cuenta Vladimir Marinovich que, meses antes de la muerte de Raúl Gómez Jattin, los vecinos de Cartagena de Indias le veían «sentado en las bancas del parque o acostado en el piso pelado del pórtico de la escuela, vestido de camisas y pantalones de colores chillones, siempre sin zapatos». Allí, de día y de noche, bailaba, cantaba, enamoraba, ponía apodos, lanzaba obsenidades, se burlaba de todos, «para luego pasar a la agresividad», y arrebatar «lo que uno estuviera comiendo, bebiendo o fumando». La víspera de su muerte, Gómez Jattin le regaló a su psiquiatra Adolfo Bermúdez un caballito de mar alegando que «son hermafroditas», fue llevado a la cárcel por unas horas, donde armó una pelea con los tanques de basura, y bebió toda la noche. A las 7:40 de la mañana fue atropellado por un autobús, sin que se supiera si se trataba de un suicidio, un asesinato o un accidente. Era el 23 de mayo de 1997; al poeta le faltaban una semana y un día para cumplir 52 años; había nacido en la misma ciudad el 31 de mayo de 1945. Este cronista vio a Gómez Jattin comportarse de la misma manera en las calles del centro de Medellín, pocos años antes. Pero ese ser terrible, que a menudo es el sujeto mismo de su poesía, no fue el que
entrevisté en una habitación de hotel de la capital antioqueña, en compañía de José Emilio Pacheco, hacia 1994. Este otro hombre era extremadamente dulce, reposado, saludable y, sobre todo, lúcido. Gómez Jattin pasó su infancia en Cereté, pequeño poblado del Caribe colombiano, el espacio esencial de su poesía. Hizo estudios de derecho en la Universidad Externado de Colombia, en Bogotá, donde se dedicó intensamente al teatro. Escribió entonces para las tablas adaptaciones de obras de Aristófanes, Swift, Kafka, García Márquez y Cepeda Samudio. Desilusionado con esta experiencia –por razones que se explican más adelante–, regresó a la Costa, donde se entregó a la bohemia y a la poesía. La obra de Gómez Jattin –que hace tambalear el andamiaje crítico con que se ha intentado explicar su generación y, en general, la poesía colombiana de finales del siglo xx– comprende: Poemas (1980); Tríptico cereteano: Retratos, Amanecer en el valle del Sinú y Del amor (1988); Hijos del tiempo (1989) y Esplendor de la mariposa (1993). Hay tres retrospectivas de su quehacer: Antología poética (1991), Poesía: 1980-1989 (1995), y Amanecer en el Valle del Sinú (2004). Este último volumen incluye los poemas que creó en ULRIKA 65 |
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porque carezcan de valor sino para honrar la legendaria negativa del notable poeta mexicano a ser entrevistado. Creo que los años transcurridos no han hecho otra cosa que agregarle valor al presente diálogo.
Yo tengo para ti mi buen amigo / un corazón de mango del Sinú
Raúl Gómez Jattin, de niño. Foto: Archivo Casa de Poesía Silva, donación de Martín Salas.
los últimos momentos de su vida, bajo el título de El libro de la locura. Como señala Rafael del Castillo Matamoros, Gómez Jattin retoma «instancias vitales que habían sido proscritas en aras de la […] “felicidad poética”», destruye «los límites entre la experiencia poética y la experiencia cotidiana», y recurre a un lenguaje «desenfadadamente humano: vigoroso, desnudo, preciso». Quizás se trate, en fin, de una «actitud [demasiado] radical», de «una crítica a las convenciones retóricas y temáticas existentes», de «una lucidez que implica deshacernos por un momento de toda camisa de fuerza», elementos difícilmente canonizables. Cuando lo entrevisté, Raúl Gómez Jattin acababa de regresar de La Habana, donde había recibido atención médica. Como ya señalé, Pacheco estuvo presente durante la entrevista y, a pedido mío y del propio Raúl, expresó sus opiniones sobre varios de los temas abordados. He suprimido del texto esas opiniones, no 26
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Raúl, ¿cómo llegaste a la poesía? Creo que por inercia. Hubo un momento en mi vida, cuando hacía teatro universitario –como actor, dramaturgo y director, en Bogotá, a principios de la década de los setenta–, en que la poesía era un vicio secreto. Entonces escribía para mí y para los amigos más cercanos, y luego todo lo rompía; esos textos eran más confesiones que ambiciones de una vocación seria. Hubo entonces un momento de crisis en el teatro colombiano, una politización extrema, el panfleto invadió la escena y me vi acorralado. Entonces me retiré a vivir a un pueblo que se llama Cereté, en la Costa Atlántica, con más de mil libros de poesía, en una pequeña finca de mi padre. Pero sé que escribes desde que eras niño... Pero no poemas sino cartas, recuerdos. Mi padre me había dicho siempre que yo podía ser escritor, que lo tomara en serio, pero sólo hasta ese momento se me ocurrió hacerlo de verdad. Me metí durante ocho años a leer y a releer la poesía universal, todo lo que tenía a mano sobre poesía. Resultado de eso fue que, a los treinta y cinco años, me encontré con un grupo de poemas. En una de las visitas que me hacía allá en la finca, un amigo de Bogotá, de la universidad, Juan Manuel Ponce, se sorprendió y me dijo: esto vale la pena publicarse. Ese fue mi primer libro. Tuvo una edición de cuatrocientos ejemplares, no llegó a las librerías, lo regalamos, pero fue bien
VÍCTOR RODRÍGUEZ NÚÑEZ
recibido. Fue la primera obra publicada por Norma, y se llama Poemas. La publicación de un primer libro a los treinta cinco años es un poco... Tardía. En tu vocación de poeta, ¿se opuso alguien, hubo algo con qué romper? Sí. Mi propia ignorancia. Te sientes parte de alguna generación literaria? ¿Consideras algún grupo de poetas como tu familia? No, porque mis contemporáneos comenzaron a publicar diez o doce años antes, y publicaron en la década del setenta y yo en la del ochenta. Claro que me siento cercano a algunos de ellos, sobre todo a Darío Jaramillo. Y también me siento emparentado, aunque pertenece a una generación anterior, con Jaime Jaramillo Escobar. A juicio de Vicente Gerbasi, la poesía se intuye, no se aprende. ¿Estás de acuerdo? Claro. Yo escribo a ciegas, nunca he dilucidado antes de escribir sino después. Pero esos ocho años que pasaste en la finca rodeado de libros, ¿no podrían interpretarse como un autoaprendizaje? Sí, pero no para escribir. Para alimentarme espiritualmente, para saber, para tener paradigmas de poetas. No para aprender una técnica o un modo de llegar a un poema. Los talleres literarios han estado en boga en América Latina desde los años sesenta, setenta... ¿Crees en el taller literario? Yo trabajo en ellos desde hace unos años, pero en talleres de apreciación de la poesía. Nunca he creído que se pueda enseñar a nadie a escribir. ¿Has hecho alguna práctica de escritura? Sí, he practicado con la rima. A mí me pasó algo muy parecido a lo que cuenta José Emilio Pacheco de haber escrito muchos sonetos sin ánimo de publicación. Antes de escribir el Tríptico cereteano, estuve trabajando como seis meses con la rima, escribiendo de una manera libre, sin compromisos, a sabiendas de que estaba haciendo un ejercicio. La rima sólo aparece en forma ocasional en mi poesía, pero esta práctica me permitió liberarme de la rima fácil y encontrar un ritmo que me ayudara a escribir. Solté toda esa basura fácil porque la rima brota bárbara.
Jorge Luis Borges afirmaba que la rima... Es lo natural.
Soy un dios en mi pueblo y mi valle / No porque me adoren Sino porque yo lo hago / Porque me inclino ante quien me regala / unas granadillas o una sonrisa de su heredad Edgar Allan Poe decía que era capaz de detallar, paso a paso, cómo escribía sus poemas, y lo hizo en el caso de «El cuervo». O sea, se sentía capaz de ser consciente de todo ese proceso e incluso de explicarlo en un texto. ¿Lo eres tú? Te preferiría hablar de cómo abordo un libro de poemas, lo que va a ser un libro en el futuro. Comienzo a escribir y suelto la porquería, pero también suelto la luz, lo fundamental, eso que va a quedar adelante. Todo va surgiendo como una materia revuelta de la cual voy escogiendo temas y desarrollándolos. Pero hay una parte del proceso en que aparecen los versos del mundo de la inconciencia, de la mente en blanco. Yo no premedito, escribo a puro corazón, a puro sentimiento, a pura inspiración. Pero ahorita decías que, primero, visualizas el libro... El nódulo interior, digamos. Los libros que he escrito cada uno tiene como un mundo muy particular, un tema general, pero eso lo voy desenvolviendo, eso no lo premedito. ¿Reescribes los poemas después de que los publicas? Claro. Poesía: 1980-1989, la antología de mi obra publicada por Norma, tiene correcciones, aunque no muy a fondo. Por ejemplo, suprimí veinte poemas de mis cinco libros que aparecen allí, y también hice cambios en algunos poemas. Yo he vivido permanentemente en eso. ¿Se necesita, en el quehacer del poeta, de una disciplina, de un trabajo sistemático? Naturalmente. Sin disciplina no se puede lograr nada. Yo no escribo todos los días, la disciplina de que hablo no tiene nada que ver con una rutina temporal, cotidiana. Se trata más bien de una disciplina de personalidad, de estar pensando en la poesía, de estar allegado permanentemente al mundo de la poesía, ya sea a través de la escritura o de la lectura o de la reflexión. En mi caso, y en la experiencia de muchos poetas, la disciplina es fundamental, una condición sine qua non. ULRIKA 65 |
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O sea, al caos se accede por el orden... Sin dudas. A mí me costó mucho trabajo y me llevó a la locura. El alcohol, las drogas, ¿tienen una incidencia positiva para el poeta? Bueno, eso depende. A mí el hongo me abrió en una época una ventana, a través de la cual vi algunos de mis libros y los realicé. Lo mismo sucedió con la cannabis. Pero después se volvieron un obstáculo y prescindí de ellos. Ahora estás en una fase de tratar de prescindir de todo ese tipo de estimulantes. Ahora estoy trabajando sin drogas. Me tomo un par de aguardientes simplemente y me pongo a escribir. En la sobria ebriedad... En la discreta ebriedad del aguardiente. William Carlos Williams decía que los poemas era objetos mecánicos hechos de palabras para expresar ideas, sentimientos. Mecánicos, no. Para mí está muy lejos la poesía de ser algo mecánico. Es más bien algo apasionado, controversial. Hay algo en el poema con lo cual peleo, con lo cual me regocijo, pero nunca es algo automático. Bueno, olvidémonos de las palabras mecánico y automático. Esa idea de que el poema es una maquinita que tú creas para decir, que sirve para expresarse, ¿qué te parece? Williams era norteamericano y todo norteamericano está muy relacionado con el mundo de las máquinas. Yo, no tanto. Al escribir, según tu experiencia, ¿crees que sea positivo ponerse metas, tratar de hacerlo como los grandes? Yo trato de escribir como el mejor Raúl Gómez Jattin que puedo ser. ¿Has entendido alguna vez la poesía como una especie de refugio, un espacio donde te proteges del mundo? Como un refugio y también como una atalaya desde la cual envío señales, 28
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ante todo a los poetas y los allegados a la poesía. Mi vida de los últimos veinticinco años se la he entregado a la poesía y no me arrepiento. No tengo ni dinero ni fama, pero tengo tranquilidad; he logrado convivir conmigo y esto me parece un logro muy importante.
Antes de derribarlo / Valorad al loco / Su indiscutible propensión a la poesía Según José María Valverde, la poesía ha muerto. ¿De qué enfermedades podría morir la poesía? ¿Sería el hombre el que ha muerto para José María o José María mismo se sentiría muerto? La frase está descontextualizada, lo reconozco, pues Valverde se refería a la poesía española contemporánea. Sí, desde Machado no hay poesía en España. Charles Baudelaire decía que la poesía no tiene otra finalidad que ella misma. Yo soy muy poco baudelaireano. Creo que la poesía tiene una proyección por delante, más allá de sí misma. Raúl, se habla de que hoy la poesía tiene menos presencia que en otras épocas. ¿Cómo ves la situación de la poesía en nuestro tiempo? Bueno, eso depende del lugar del mundo al que te refieras. Puede que en los países occidentales el cine y la televisión, los grandes espectáculos, hayan copado la atención del gran público, pero en América Latina hay un florecimiento del cariño de los lectores por los poetas, hay una gran capacidad de lectura. Hay gente que piensa que la poesía hoy tiene menos difusión que en otras épocas, y se le echa la culpa a la abolición de la frontera entre la prosa y el verso. ¿Cómo ves la relación entre la prosa y el verso? El verso libre surgió hace mucho tiempo y fue una forma inicial de abolir las fronteras entre la prosa y el verso. Los
VÍCTOR RODRÍGUEZ NÚÑEZ
poemas en prosa son tan válidos como los poemas en verso, ya sea rimados a la manera de Borges o en verso libre. ¿No crees que ha sido dañino para la poesía abrirse a la prosa? De ninguna manera. Además de poesía, escribiste teatro en una época... Sí, pero esos textos no tienen ninguna importancia, ni siquiera los conservo. Fueron escritos para un montaje preciso; no los escribí antes del montaje y luego los llevé al escenario, sino más bien eran notas sobre los movimientos dramáticos en el escenario. ¿Hay cosas que no se pueden decir en verso? Muchas, claro. De ahí la imagen, la música. Me refiero al idioma universal del arte, del que sólo ves las formas. Pero no has necesitado ir más allá de la poesía, de los rengloncitos sobre el papel. Desde que estoy escribiendo poesía me es suficiente porque es un campo muy grande. Según Dulce María Loynaz, la poesía es un género de juventud, porque la gente anciana no procrea. Tú, que vas dejando atrás la juventud, ¿crees en eso? De ninguna manera. Los ejemplos de Borges, de Octavio Paz en nuestra América, muestran lo contrario. La longevidad no les impidió seguir produciendo con mucha frescura. Como poeta, ¿te sientes comprometido con algo, con alguien? ¿Comprometido? Sí. Con escribir bien. En Baudelaire, aunque no te gusta, hay mucha tela de dónde cortar. Decía que el poeta reduce sus fuerzas si persigue un fin moral. Indudablemente. Yo nunca voy a tratar de moralizar. En ese sentido, ¿eres baudelaireano?
«El sentido de la amistad». Raúl Gómez Jattin en compañía de Haroldo Rodríguez. Foto: Jairo Ferrer, Archivo Casa de Poesía Silva.
No, no soy baudelaireano. Como te dije, a mí no me interesa Baudelaire. Cintio Vitier ha definido la relación entre ideología y literatura como una relación incestuosa. La palabra ideología estuvo muy de moda hasta hace unos años. Creo que la ideología es ajena al quehacer poético y a la esencia de la poesía. Está presente muchas veces en el mismo poeta, pero es una cosa ajena a la estética.
Esta noche asistirá a tres ceremonias peligrosas / El amor entre hombres / Fumar marihuana / Y escribir poemas Si tuvieras que hacer una antología de la poesía colombiana contemporánea con no muchos autores, ¿a quiénes incluirías? ¿Diez? Diez o menos. José Asunción Silva, Porfirio Barba Jacob, Luis Carlos López, Guillermo Valencia... ¿Valencia? Te caerían a pedradas por ahí. Me arriesgo. ¿León de Greiff? También el maestro de Greiff. ULRIKA 65 |
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Álvaro Mutis y Raúl Gómez Jattin. Detalle de una foto de Haroldo Rodríguez en el libro Arde Raúl.
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Tampoco cuenta con mucho cariño, me consta que los jóvenes poetas colombianos no lo quieren. Allá ellos. Añadiría a Alvaro Mutis, Jaramillo Escobar, Giovanni Quessep. Los demás son contemporáneos míos, y eso está en entredicho. Del grupo de Mito, ¿alguien más? Eduardo Cote Lamus, Jorge Gaitán Durán. Fíjate que no te quede nadie porque después... Me ejecutan. Aurelio Arturo. Arturo es el poeta colombiano que más atención recibe en estos días en Colombia. ¿Crees que esa atención es realmente justa? Aurelio Arturo es un poeta que escribió hermosísimos poemas a la naturaleza. Lo que echo de menos en sus textos es el conflicto humano, fundamental para la importancia de un poeta. Entre todos los poetas colombianos yo prefiero particularmente a Mutis. Me parece que hay una valoración muy acentuada de Aurelio Arturo y hay una
desvalorización muy acentuada de León de Greiff. Es que Aurelio Arturo tuvo la fortuna de escribir pocos poemas, todos de muy buena calidad, y León de Greiff escondió sus buenos poemas en un maremágnum, en esos mamotretos, como él mismo llamaba a sus libros. La sobreabundancia de León de Greiff... Es su peor enemigo. Si tuvieras que caracterizar la situación actual de la poesía colombiana, ¿qué dirías? La tengo muy encima porque estoy dentro de ella. Reconozco, sí, que estamos en un buen momento. Estuviste recientemente en Cuba, ¿por cuánto tiempo? Cinco meses. ¿Y cómo te trataron? Muy bien, me recuperé de un problema de toxicomanía que me producía locura temporal. ¿Tuviste alguna relación con el doctor Bernabé Díaz Ordaz? Sí, tuve oportunidad de conocerlo y de hablar con él, no muy largo porque es un hombre muy ocupado que dirige ese hospital tan grande y complicado. Así que estuviste cinco meses... En Mazorra. ¿Te sientes bien en este mundo? ¿Habría que cambiar algo? Es una pregunta muy grande, Víctor. Insisto, ¿te sientes bien en este mundo? No del todo. El poeta nunca se siente bien. La incomodidad hace al poeta. De La poesía sirve para todo, La Habana, Unión, 2008.
VÍCTOR RODRÍGUEZ NÚÑEZ
Raúl Gómez Jattin, el poeta de las tres muertes n JOTAMARIO ARBELÁEZ JAIME JARAMILLO ESCOBAR RAÚL GÓMEZ JATTIN
El poeta Raúl Gómez Jattin se permite informar a su numerosa clientela que ha salido de este mundo arremetiendo con toda la fuerza de su humanidad contra un vehículo de transporte urbano en movimiento. El poeta fue conducido a la morgue de Cartagena y el bus a un cementerio de automóviles. Se barajan tres hipótesis sobre el percance. La primera, la que se dijo, que se trató de un suicidio, debido a un acceso de angustia producto de la consumición de cannabis. La segunda, de un accidente, pues en la distracción de la traba trató de cruzar la calle sin percatarse que venía el bus de servicio público. La tercera, de un asesinato, pues el jíbaro al que le adeudaba lo empujó de la acera a la calle. Toda una vida avolcanada tenía que terminar en tragedia. A Gómez Jattin lo descubrió el escritor Milcíades Arévalo cuando paseaba por Cereté. Y empezó a ser conocido en el país por la carta que le dirigió el poeta Jaime Jaramillo Escobar, la cual hasta hoy no ha sido publicada completa por mezquindad de quienes detentan las páginas literarias en los medios de comunicación (dice el corresponsal), esos mismos que siempre proclamaron que la de Raúl era una locura fingida.
Transcribo completa la carta (y su respuesta), como una muestra de lo que debe ser el amor entre los poetas: Santiago de Cali, septiembre 17 de 1983. Querido Raúl: He estado recomendando mucho tu poesía: a todo aquel que está enfermo le receto dos poemas tuyos y al que se acusa de algún pecado le mando a leer tres veces el poema de la burrita. A los viajeros les recomiendo llevar tus poemas en el bolsillo y a los que llegan les presento tus poemas como la única cosa vital, grande, oxigenada, robusta, libre, natural y bella que tenemos aquí: lo único con fuerza joven, originalidad, audacia, libertad y novedad que se encuentra hoy en el bazar de la poesía colombiana; lo único que se desborda, que brama, que tiene impulso y pasión, el único vendaval que nos refresca, primitivo, animal y selvático como un desodorante de tv, lo único apasionado y amoroso, lo único! Lo demás está reglamentado por la Academia pero tú eres territorio libre del poema. Todos los demás estamos maniatados por la crítica, los reglamentos del verso, los corsés de la gramática, las normas de la sociedad, los preceptos religiosos, las jaulas políticas, los considerandos utilitaristas, las órdenes de los diáconos, la urbanidad, los regaños de la familia, las conveniencias del matrimonio, los impedimentos del trabajo, los rezagos burgueses. ULRIKA 65 |
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Gómez Jattin. Foto: El Tiempo. Tomada del libro Arde Raúl.
EL LEGADO POÉTICO DE RAÚL GÓMEZ JATTIN
Pero tú ya hiciste la revolución, pusiste el mundo patas arriba, aunque no se den cuenta los que viven boca abajo, estallaste, y aunque el eco de ese estallido se demore en llegar a la Tierra, te amo como a fuerza primigenia que crea y modela. Cuando empezabas apenas a caminar dabas los primeros pasos de siete leguas, poeta desbocado, lenguaraz, deslenguado, gigantón y desnudo, desusado, desmesurado, indomable. Aunque aún no te había visto, presumo que tu persona debe tener ese hálito avolcanado de tus poemas. No cabrías en mi pequeño cuarto, no cabrías en esta ciudad, tú eres el padre de la selva. Mándame todos los poemas que tengas, quiero ahogarme en ellos. La poesía colombiana te estaba necesitando porque nosotros caímos en la trampa. Tú eres el único que queda libre. No te dejes coger. No te dejes cazar. Si te cogen mátalos. Mátalos. Jaime Jaramillo Escobar.
La respuesta a la carta no se hizo esperar:
Pero tú eres el viento, eres un potrillo, eres el río que arrasa, no limitas con nada, no tienes cuñados en el cielo, no tienes participación en la bolsa de valores, eres un bruto, eres Atila, eres el mismísimo Adán, Dios en persona completamente loco deshojando los bosques y tirando las hojas al aire, eres el ciclón, la barriga pelada, el escándalo furioso, todo lo que yo no soy ni hay aquí poeta que lo sea, eres el fauno, el unicornio, el centauro, el volcán, eres el putas! Las polvorientas calles de Cereté te ven y no te creen, porque nos ha dado por pensar que los poetas tienen que vivir en Bogotá, muertos de frío a las puertas de la Academia mendigando un gerundio y poniendo mucho cuidado para que no los vaya a picar el qué galicado. Los poetas de Bogotá se hacen tratamientos para la conjugación, toman pastillas para el pronombre, siguen una dieta rigurosa de solecismos y cacofonías y sufren el estreñimiento de la lengua. 32
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Cuando llegó tu carta rumorosa como el viento / había lanzado todos los libros a la calle / y como no estaba el mío me tiré yo mismo a la intemperie / Y vagabundié entre el sonrojo agresivo y triste / de esos pobres hombres que me vieron crecer / como una bestia tierna que escribía y soñaba / De esos habitantes de un paisaje que adoro / incómodos y apesadumbrados de tener un poeta / Y mendigué un alegre dinero mendigando mis versos / y les ofrecí mi vida erizada de angustia / Y canté en las aceras y me enamoré de un amor malvado / pero hermoso como un lucero en la noche de la muerte / Eres en mi corazón el poeta que me ayudó / con sapiencia y serenidad a leer la poesía / Ese Poeta admirado y lejano Jaime Jaramillo Escobar/ Pero amigo y hermano de mi soledad como mi propio verso.
Feliz estadía bajo tierra al inmenso poeta de Cereté, quien ahora tendrá la ocasión de continuar haciéndose el loco durante lo que resta de eternidad. Bogotá, agosto 23-11
STÉPHANE CHAUMET
Poemas de Raúl Gómez Jattin en lenguas romances RAUL GÓMEZ JATTIN AL FRANCÉS n NOTA Y TRADUCCIONES DE STÉPHANE CHAUMET Gómez Jattin nos advierte, «no te encuentres conmigo». Pero si insistes, si vas al encuentro de su poesía y entras, puede que sea perturbador, desorientador, también recibirás ese «corazón de mango» prometido, descubrirás el conjuro, te volverás casi obsceno con temor y placer de dejar tus certidumbres al lanzarte en este río sin presente. Así fue traducir al francés su poesía.
El dios que adora
Le dieu qui adore
Soy un dios en mi pueblo y mi valle No porque me adoren Sino porque yo lo hago Porque me inclino ante quien me regala unas granadillas o una sonrisa de su heredad O porque voy donde sus habitantes recios a mendigar una moneda o una camisa y me la dan Porque vigilo el cielo con ojos de gavilán y lo nombro en mis versos Porque soy solo Porque dormí siete meses en una mecedora y cinco en las aceras de una ciudad Porque a la riqueza miro de perfil mas no con odio Porque amo a quien me ama Porque sé cultivar naranjos y vegetales aún en la canícula Porque tengo un compadre a quien le bautice todos los hijos y el matrimonio Porque no soy bueno de una manera conocida Porque amo los pájaros y la lluvia y su intemperie que me lava el alma Porque nací en mayo Porque mi madre me abandonó cuando precisamente más la necesitaba Porque cuando estoy enfermo voy al hospital de caridad Porque sobre todo respeto sólo al que lo hace conmigo Al que trabaja cada día un pan amargo y solitario y disputado como estos versos míos que le robo a la muerte
Je suis un dieu dans mon village et ma vallée Pas parce qu’ils m’adorent Mais parce que moi je le fais Parce que je m’incline devant qui m’offre quelques grenadilles ou un sourire de son domaine Ou parce je vais chez ses habitants rudes mendier une pièce ou une chemise et qu’ils me la donnent Parce que je veille le ciel avec des yeux d’épervier et le nomme dans mes vers Parce que je suis seul Parce que j’ai dormi sept mois sur un fauteuil à bascule et cinq sur les trottoirs d’une ville Parce que je regarde la richesse de côté mais sans haine Parce que j’aime qui m’aime Parce que je sais encore cultiver des légumes et des orangers sous la canicule Parce que j’ai un copain à qui je baptise tous les enfants et le mariage Parce que je ne suis pas bon d’une façon connue Parce que j’aime les oiseaux et la pluie et son intempérie qui me nettoie l’âme Parce que je suis né en mai Parce que ma mère m’a abandonné au moment précis où j’avais le plus besoin d’elle Parce que si je tombe malade je vais à l’hôpital de charité Parce que surtout je respecte uniquement celui qui le fait avec moi Celui qui travaille chaque jour un pain amer et solitaire et disputé comme ce poème que j’ai volé à la mort ULRIKA 65 |
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EL LEGADO POÉTICO DE RAÚL GÓMEZ JATTIN
Un probable Constantino Cavafis a los 19
Un probable Constantin Cavafy à 19 ans
Esta noche asistirá a tres ceremonias peligrosas El amor entre hombres Fumar marihuana Y escribir poemas
Cette nuit il participera à trois cérémonies dangereuses L’amour entre les hommes Fumer de la marie-jeanne Écrire des poèmes
Mañana se levantará pasado el mediodía Tendrá rotos los labios Rojos los ojos Y otro papel enemigo
Demain il se lèvera à midi passé Il aura les lèvres fendues Les yeux rouges Et un autre papier ennemi
Le dolerán los labios de haber besado tanto Y le arderán los ojos como colillas encendidas Y ese poema tampoco expresará su llanto
Les lèvres lui feront mal d’avoir tellement embrassé Et les yeux lui brûleront comme des mégots incandescents Et ce poème non plus ne dira rien de ses larmes
Qué te vas a acordar Isabel...
De quoi vas-tu te souvenir Isabelle…
Qué te vas a acordar Isabel de la rayuela bajo el mamoncillo de tu patio de las muñecas de trapo que eran nuestros hijos de la baranda donde llegaban los barcos de La Habana cargados de... Cuando tenías los ojos dorados como pluma de pavo real y las faldas manchadas de mango Qué va tú no te acuerdas En cambio yo no lo notaste hoy no te han contado sigo tirándole piedrecillas al cielo buscando un lugar donde posar sin mucha fatiga el pie Haciendo y deshaciendo figuras en la piel de la tierra y mis hijos son de trapo y mis sueños de trapo y sigo jugando a las muñecas bajo los reflectores del escenario Isabel ojos de pavo real ahora que tienes cinco hijos con el alcalde y te pasea por el pueblo un chofer endomingado ahora que usas anteojos cuando nos vemos me tiras un «qué hay de tu vida» frío e impersonal Como si yo tuviera de eso
De quoi vas-tu te souvenir Isabelle de la marelle sous le quenettier de ta cour des poupées de chiffon qui étaient nos enfants de la balustrade où arrivaient les bateaux de La Havane chargés de… Quand tu avais les yeux dorés comme une plume de paon et les jupes tachées de mangue Tu parles ! toi tu ne te souviens pas En revanche moi aujourd’hui tu ne l’as pas remarqué ils ne t’ont pas raconté je continue à jeter des caillasses au ciel cherchant un lieu où poser le pied sans trop de fatigue Faisant et défaisant des figures sur la peau de la terre et mes enfants sont en chiffon et mes rêves en chiffon et je continue à jouer aux poupées sous les projecteurs de la scène Isabelle aux yeux de paon maintenant que tu as cinq enfants avec le maire et qu’un chauffeur endimanché te promène à travers le village maintenant que tu portes des lunettes quand on se voit tu me lances un « quoi de neuf dans ta vie » froid et impersonnel Comme si moi j’avais de tout ça
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STÉPHANE CHAUMET
Si las nubes no anticipan
Si les nuages n’anticipent pas
Si las nubes no anticipan en sus formas la historia de los hombres Si los colores del río no figuran los designios del Dios de las Aguas Si no remiendas con tus manos de astromelias las comisuras de mi alma Si mis amigos no son una legión de ángeles clandestinos Qué será de mí
Si les nuages n’anticipent pas dans leurs formes l’histoire des hommes Si les couleurs du fleuve ne figurent pas les desseins du Dieu des Eaux Si tu ne rapièces pas avec tes mains de lys les commissures de mon âme Si mes amis ne sont pas une légion d’anges clandestins Que deviendra-t-il de moi
El rey moro
Le roi maure
No volverá a ver la Alhambra en su esplendor de jardines y palacios donde canta el agua Los años de mirar la luna del poniente oyendo a los poetas leer sus versos y escuchando el laúd huyeron de su vida como asustados pájaros Nadie –lo sabe íntimamente– lo devolverá al califato de Córdoba su ciudad amada Nadie –y llora mirando la costa lejana que se desdibuja en el horizonte– Nadie regresará los amigos que murieron Ahora el desierto áspero de Túnez o Marruecos o las montañas del Líbano o de Siria Tantos siglos construyendo pueblos y ciudades irrigando llanuras cultivando frutales enseñando la Alquimia y el Algebra la Poética la Astronomía y la Música Y todo se ha perdido en unos cuantos años En unas pocas batallas todo se esfumó como un espejismo en medio del Sahara
Il ne reverra pas l’Alhambra dans sa splendeur de jardins et de palais où l’eau chante Les années à regarder la lune du ponant à écouter le luth et les poètes lire leurs vers ont fui de sa vie comme des oiseaux effrayés Personne – il le sait intimement – ne le ramènera au califat de Cordoue sa ville aimée Personne – et il en pleure regardant la côte lointaine qui s’efface à l’horizon – Personne ne fera revenir les amis morts Maintenant le désert âpre de Tunisie ou du Maroc ou les montagnes du Liban ou de Syrie Tant de siècles à construire des villages et des villes irriguant des plaines cultivant des vergers enseignant l’Alchimie et l’Algèbre la Poétique l’Astronomie et la Musique Et en quelques années tout s’est perdu En quelques batailles tout s’est volatilisé comme un mirage au milieu du Sahara
Pequeña elegía
Petite élégie
Ya para qué seguir siendo árbol si el verano de dos años me arrancó las hojas y las flores Ya para qué seguir siendo árbol si el viento no canta en mi follaje si mis pájaros migraron a otros lugares Ya para qué seguir siendo árbol sin habitantes
Pourquoi être encore un arbre si l’été de deux ans m’a arraché les feuilles et les fleurs Pourquoi être encore un arbre si le vent ne chante plus dans mon feuillage si mes oiseaux ont migré ailleurs Pourquoi être encore un arbre sans habitants ULRIKA 65 |
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EL LEGADO POÉTICO DE RAÚL GÓMEZ JATTIN
a no ser esos ahorcados que penden de mis ramas como frutas podridas en otoño
sinon ces pendus accrochés à mes branches comme des fruits pourris en automne
Yo tengo para ti mi buen amigo
J’ai pour toi mon bon ami
Yo tengo para ti mi buen amigo un corazón de mango del Sinú oloroso genuino amable y tierno (Mi resto es una llaga una tierra de nadie una pedrada un abrir y cerrar de ojos en noche ajena unas manos que asesinan fantasmas) Y un consejo no te encuentres conmigo
J’ai pour toi mon bon ami un cœur de mangue du Sinú odorant authentique aimable et tendre (Le reste est une plaie une terre de personne une grêle un clignement de paupières dans une nuit qui ne m’appartient pas des mains assassinant des fantômes) Et un conseil ne me trouve pas sur ton chemin
Vengan a mis labios
Viennent à mes lèvres
Vengan a mis labios los murmullos del agua clara e inunden mis manos de alborada Yo no tengo presente solo futuro y pasado antes del agua y ahora que el agua viene Yo no tengo caminos solo las piedras y el agua que viene Yo no tengo amores solo tu ausencia y el agua que viene Yo no tengo soledades solo tu muerte y el agua que a mis pies muere.
Viennent à mes lèvres les murmures de l’eau claire et ils inondent mes mains d’aube Je n’ai pas de présent Juste du futur et du passé avant l’eau et maintenant que l’eau vient Je n’ai pas de chemins juste les pierres et l’eau qui vient Je n’ai pas d’amours juste ton absence et l’eau qui vient Je n’ai pas de solitudes juste la mort et l’eau qui meurt à mes pieds.
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STÉPHANE CHAUMET
RAÚL GÓMEZ JATTIN AL ITALIANO n NOTA Y TRADUCCIONES DE ZINGONIA ZINGONE En poesía, la traducción siempre conlleva cierta traición, pero como todo lo universal, los versos de Raúl Gómez Jattin conservan en italiano su armonía originaria y la belleza propia de lo trascendente. Amplia y honda, es poesía que eleva su significancia por encima de los localismos que la caracterizan, y precisamente en ellos halla la fuerza que transforma a la palabra en elemento concreto, y a la imagen en reflejo de lo inmutable. El lenguaje sencillo y directo facilita la traducción, y la cercanía del idioma italiano a la lengua castellana permite que no se pierda de camino la eficacia de su voz, tanto en lo lírico, como en lo más coloquial y crudo. Esperamos que este pequeñísimo trabajo de traducción sea el inicio de uno más amplio, que vea integrarse en la literatura italiana a un nuevo Caribe lingüístico hecho de desilusión, nostalgia, ironía, irreverencia, humor, color, realismo visionario y contemplación. Una poesía que sabe ser tan tierna y contradictoria como lo es la vida: Gracias Señor / por hacerme débil / loco / infantil / Gracias por estas cárceles / que me liberan / Por el dolor que conmigo empezó / y no cesa / Gracias por toda mi fragilidad tan flexible / Como tu arco / Señor Amor
Siento escalofríos de ti hermana muerte de verme en esta sala mirando un cuadro de David y súbitamente entrar en la vejez sin ningún diente y todas las arrugas y los vientos negros esparciendo todos mis cabellos Yo te conozco hermana sé que eres una nube de ojos yertos que busca otra luz hasta convertirse en una Te conozco y sin embargo encontrarte en la sala del David frente a frente fue un gran susto hermana mía.
Sento brividi di te sorella morte di vedermi in questa sala a guardare un quadro di David e di entrare all’improvviso nella vecchiaia senza denti con tutte le rughe e i venti neri che spargono tutti i mei capelli Io ti conosco sorella so che sei una nuvola dagli occhi fissi che cerca un’altra luce fino a divenirne una Ti conosco e tuttavia incontrarti nella sala di David faccia a faccia fu uno spavento grande sorella mia.
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EL LEGADO POÉTICO DE RAÚL GÓMEZ JATTIN
Canción
Canzone
Ofrezco mi corazón a los Zamuros por... porque amo esos pájaros De todas formas ya estaba picoteado Arrojo mis soledades al Sinú algunas se enredan en el pecho esas las lloro lentamente La vieja muerte vino por el aire entró a mis ansias y les puso bridas La quise acunar entre los huesos Se escapó dejándome en la frente el gusano de la paciencia
Offro il mio cuore agli avvoltoi per... perché sono uccelli che amo tanto ero già stato spilluzzicato Lancio le mie solitudini nel fiume Sinù qualcuna s’ingarbuglia nel mio petto e la piango lentamente L’antica morte venuta nell’aria entrò nei miei affanni e li imbrigliò La volli cullare fra le ossa Scappò via lasciandomi in fronte il verme della pazienza
El humo sobre el aire
Il fumo nell’aria
Mi hermano Miguel a quien no conocí ha venido a acostarse en mi hamaca Ojos claros de miel y sonrisa carnívora Ancho cuerpo para el abandono Como todos nosotros fuma para matar las manos y el humo describe sobre el aire algo así como una señal de desventura Mi madre no lloró la noche de su muerte Pienso Antes de que se marche con el humo que quizá lo hubiera amado
Mio fratello Miguel che non ho conosciuto è venuto a sdraiarsi sulla mia amaca Gli occhi chiari come miele e un sorriso carnivoro Il corpo largo fatto per il godimento Come tutti noi fuma per uccidersi le mani e il fumo incide nell’aria qualcosa come un segno di sventura Mia madre non pianse la notte della sua morte Penso Prima che svanisca con il fumo che forse l’avrei amato
Poeta urbano
Poeta urbano
Aquel poeta de Bogotá que no conoció en la infancia el olor de la tierra húmeda ni el contacto revelador de los animales ni ha visto al río llevándose la vida…
Quel poeta di Bogotá che non conobbe da bambino l’odore della terra bagnata né il contatto illuminante degli animali né vide mai il fiume che si porta via la vita…
Para compensar tantas ausencias suelta un pájaro en cada poema y nubes van y vienen y el mar en cada amanecer lleva mareas a su olvido
Per compensare così tante assenze in ogni poesia fa volare un uccello e le nuvole vengono e vanno e ad ogni alba il mare porta flussi al suo oblio
Aquel poeta que calla cuando le escribo
Quel poeta che tace quando gli scrivo
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CORINA OPROAE
que la tragedia más actual del hombre es su guerra a la naturaleza se escribe unos largos poemas a una amada de papier maché
che la tragedia più recente degli uomini è la guerra contro il creato scrive delle lunghe poesie alla sua amata di carta pesta
No eres contemporáneo de las flores Tus estrellas son de hojalata Tu mar de escenografía Ni trae ni inaugura recuerdos
Non sei un coetaneo dei fiori Le tue stelle sono di latta Il tuo mare di scenografia Né porta né inaugura ricordi
Poeta A la naturaleza hay que ir A contemplarla A defenderla
Poeta Bisogna andare dalla natura Per contemplarla Per difenderla
El agresor oculto
L’aggressore nascosto
Me envenenó la vida Me sustrajo de mi movimiento natural y me entregó a las sombras de los amores no correspondidos Me trastocó los sueños metiéndose como un conspirador entre sus grietas Desempolvó recuerdos que hablaban de partidas y de adioses Mientras tanto mi alma acostumbrada a la desgracia lo veía hacer como un condenado que presencia el levantamiento del patíbulo
Mi ha avvelenato l’esistenza Mi ha sottratto dal mio movimento naturale e mi ha consegnato alle ombre degli amori non corrisposti Mi ha sconvolto i sogni infilandosi come un cospiratore tra le loro crepe Ha spolverato i ricordi che parlano di partenze e addii Intanto la mia anima abituata alle disgrazie lo vedeva trafficare come un condannato che assiste al sollevamento del suo patibolo
RAÚL GÓMEZ JATTIN AL RUMANO n NOTA Y TRADUCCIONES DE CORINA OPROAE Hace algo más de un año, cayó en mis manos la Antología de poetas locos titulada Sueños de lirios, publicada por la editorial española Huerga y Fierro. Era la primera vez que leía poemas de Raúl Gómez Jattin y la breve biografía incluida por el antólogo Óscar Ayala en el libro citado era la primera referencia que tenía sobre la accidentada y
atormentada vida de este poeta extraordinario. No sabía entonces que en menos de un año iría a recitar poemas a Bogotá, que su poesía me llegaría más adelante con fuerza y que incluso tendría la oportunidad de ir en peregrinación a Cereté o de traducir algunos de sus poemas a mi idioma materno, el rumano. ULRIKA 65 |
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EL LEGADO POÉTICO DE RAÚL GÓMEZ JATTIN
Llegué por tanto a la poesía de Jattin desprevenida. Y quizá sea mejor haber llegado así, en aquel estado que permite que surja el asombro y con aquella mirada que penetra debajo de la carne enlentecida de los versos y encuentra a la persona que sufre, que se duele, que goza, que vive, en definitiva. No saber nada del personaje que había ido construyéndose y agrandándose en torno al poeta Jattin me permitió calibrar la autenticidad de lo que él escribía en esos «papeles enemigos» y percibir aquel grito suyo alzado en ese templo que es el poema, sin miedo a ser juzgado y condenado, aquella locura surcada de destellos de genialidad, hecha de pobres palabras, de palabras pobres. Una especie de Grotowski de la poesía, como ya se ha dicho. Una pobre vida. Una pequeña gran vida. No pretendo hacer aquí un análisis crítico de la poesía de Jattin, sino tan solo ofrecer una lectura personal, a través de la traducción al rumano de cinco poemas suyos emblemáticos. La traducción poética no es otra cosa que un sumergirse en el poema, bucear dentro de él con la boca y los ojos cerrados hasta sentir la necesidad de salir de nuevo a la superficie y soltar el cuerpo del poema, ya en otra lengua. Soltarlo y coger aire. Porque después de sumergirnos en los poemas de Jattin, por la carga de sentimientos expuestos a bocajarro, hay que coger aire y respirar hasta que uno sienta que puede sumergirse en otro poema. Y en ese inspirar en una lengua y expirar en otra, en esta lectura en profundidad que es la traducción, me han venido a
la mente posibles hilos que apunto y que se podrían trenzar. De entrada, habría que decir que el poeta nacional rumano, el último romántico europeo, Mihai Eminescu (1850-1889) enloqueció de repente a la edad de 33 años y murió unos años más tarde en un hospicio, enfermo de sífilis. El poeta simbolista rumano más importante, George Bacovia (18811957), estuvo enfermo casi toda su vida de un eczema intratable que le afectó psíquicamente. Bebía mucho y decía que Bacovia significa, de hecho, la vía de Baco. Nos hallamos ante poéticas muy diferentes, sin duda, pero también es cierto que se trata de poéticas que surgen de un trasfondo vital común que hay que tener en cuenta y hay que valorar. En todos los espacios poéticos, el loco, y el poeta loco todavía más, es un personaje incómodo. No hay autocensura en su decir. Con su sinceridad devastadora, nos coloca delante del espejo de nuestra propia miseria y de nuestra propia mezquindad. Y es eso lo que nos asusta. Jattin lo sabe, y en su poema «Me defiendo» nos pide que lo valoremos. «Valorad al loco». Eminescu nos lo dice también, a su manera: «Los locos de Shakespeare son verdaderos sabios». Bacovia divisa la locura en los vacíos de la eternidad: «En tu vacío está la locura». En otro verso se pregunta: «Sí, ¿cómo no morir loco?». Eminescu, Bacovia, Jattin. Nos queda el vendaval de cordura loca o de locura cuerda que es su poesía. La única que permanece y que nos permite trenzar los hilos de la palabra.
Me defiendo
Mă apăr
Antes de devorarle su entraña pensativa Antes de ofenderlo de gesto y palabra Antes de derribarlo Valorad al loco Su indiscutible propensión a la poesía Su árbol que le crece por la boca con raíces enredadas en el cielo.
Înainte de a-i devora măruntaiele cugetătoare Înainte de a-l jigni cu gesturi și cuvinte Înainte de a-l distruge Apreciați-l pe nebun Indiscutabila lui înclinare înspre poezie Copacul ce-i crește din gură cu rădăcini încâlcite în cer.
Él nos representa ante el mundo con su sensibilidad dolorosa como un parto
El ne reprezintă înaintea lumii cu sensibilitatea lui dureroasă ca o naștere
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CORINA OPROAE
Conjuro
Descântec
Los habitantes de mi aldea dicen que soy un hombre despreciable y peligroso Y no andan muy equivocados Despreciable y Peligroso Eso ha hecho de mí la poesía y el amor
Locuitorii din satul meu spun că sunt un om josnic și periculos Și n-aș spune că se înșală ... Un om Josnic și Periculos Iată ce au făcut din mine poezia și dragostea
Señores habitantes Tranquilos que sólo a mí suelo hacer daño
Domnilor săteni Stați liniștiți doar mie obișnuiesc să îmi fac rău
Casi obsceno
Aproape obscen
Si quisieras oír lo que me digo en la almohada el rubor de tu rostro sería la recompensa Son palabras tan íntimas como mi propia carne que padece el dolor de tu implacable recuerdo
Dacă ai vrea să auzi ce îmi spun în pernă recompensa mea ar fi îmbujorarea chipului tău Sunt cuvinte intime ca și propria mea carne ce suferă durerea nemiloasei tale amintiri
Te cuento ¿Sí? ¿No te vengarás un día? Me digo: Besaría esa boca lentamente hasta volverla roja Y en tu sexo el milagro de una mano que baja en el momento más inesperado y como por azar lo toca con ese fervor que inspira lo sagrado
Îți explic. Vrei? Nu te vei răzbuna cândva? Îmi spun: Ți-aș săruta gura încet până ce ți s-ar înroși Și pe sexul tău miracolul unei mâini ce coboară în cea mai neașteptată clipă și ca din întâmplare îl atinge cu fervoarea inspirată de ceea ce e sacru
No soy malvado Trato de enamorarte intento ser sincero con lo enfermo que estoy y entrar en el maleficio de tu cuerpo como un río que teme al mar pero siempre muere en él
Nu sunt pervers Încerc să te fac să te îndrăgostești Bolnav fiind încerc să fiu sincer și să pătrund în blestemul corpului tău ca un râu ce se teme de mare dar moare în ea mereu
De lo que soy
Despre ceea ce sunt
En este cuerpo en el cual la vida ya anochece vivo yo Vientre blando y cabeza calva Pocos dientes Y yo adentro como un condenado Estoy adentro y estoy enamorado y estoy viejo Descifro mi dolor con la poesía
În acest trup în care viața deja înnoptează trăiesc eu Pântec moale și cap chel Câțiva dinți Și înăuntru eu ca un condamnat Sunt înăuntru și sunt îndrăgostit și sunt bătrân Îmi descifrez durerea prin poezie ULRIKA 65 |
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EL LEGADO POÉTICO DE RAÚL GÓMEZ JATTIN
y el resultado es especialmente doloroso voces que anuncian: ahí vienen tus angustias Voces quebradas pasaron ya tus días
și rezultatul este extrem de dureros voci ce proclamă: iată-ți chinul Voci sparte zilele ți s-au scurs deja
La poesía es la única compañera acostúmbrate a sus cuchillos que es la única
Poezia este singura ta companie va trebui să te obișnuiești cu cuțitele ei căci este singura
Lola Jattin
Lola Jattin
Más allá de la noche que titila en la infancia Más allá incluso de mi primer recuerdo está Lola –mi madre– frente a un escaparate empolvándose el rostro y arreglándose el pelo Tiene ya treinta años de ser hermosa y fuerte y está enamorada de Joaquín Pablo –mi viejo– No sabe que en su vientre me oculto para cuando necesite su fuerte vida la fuerza de la mía Más allá de estas lágrimas que corren en mi cara de su dolor inmenso como una puñalada está Lola –la muerta– aún vibrante y viva sentada en un balcón mirando los luceros cuando la brisa de la ciénaga le desarregla el pelo y ella se lo vuelve a peinar con algo de pereza y placer concertados Más allá de este instante que pasó y que no vuelve estoy oculto yo en el fluir de un tiempo que me lleva muy lejos y que ahora presiento Más allá de este verso que me mata en secreto está la vejez –la muerte– el tiempo inacabable cuando los dos recuerdos: el de mi madre y el mío sean un recuerdo solo: este verso
Dincolo de noaptea ce pâlpâie în copilărie Dincolo chiar de prima mea amintire se află Lola –mama mea– în fața unei vitrine fardându-și obraji și aranjându-și părul Sunt deja treizeci de ani de când e puternică și frumoasă și-i îndrăgostită de Joaquín Pablo –tatăl meu– Nu știe că mă ascund în pântecul său pentru când viața sa robustă va avea nevoie de forța vieții mele Dincolo de aceste lacrimi ce îmi curg pe obraji dincolo de durerea sa imensă ca o lovitură de pumn se află Lola –cea moartă– vibrantă încă și vie stă pe balcon și privește stelele când briza mlaștinii o ciufulește și ea din nou își aranjează părul cu un gest făcut din lene și plăcere Dincolo de această clipă ce-a trecut și nu se mai întoarce mă aflu eu ascuns în scurgerea timpului ce mă duce departe și pe care acum o presimt Dincolo de acest vers ce mă ucide în secret se află bătrânețea –moartea – timpul nesfârșit când cele două amintiri: a mamei mele și a mea vor fi doar amintire și atât: acest vers
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JOÃO VANDERLEI DE MORAES FILHO
RAÚL GOMEZ JATTIN AL PORTUGUÉS n TRADUCCIONES DE JOÃO VANDERLEI DE MORAES FILHO
Y de pronto de una manera inesperada como lluvia en verano apareció ese hombre extraño descalzo sonriente cantando regalando sus versos a la gente y en los periódicos de la capital su foto y un comentario elogioso y amable diciendo que era uno de los grandes poetas de la patria y las autoridades del pueblo que lo conocían desde niño ordenaron fuera apresado y llevado dieciséis veces en cuatro meses al calabozo para que aprendiera que a cierto dueños les incomodaba profundamente ese asunto del arte ese asunto de que el tal abogado de familia pobre pero aristocrática del espíritu saliera con la triste noticia de que era importante de una manera inalcanzable para ellos Pero tantas veces la ignorancia ha perdido la batalla contra la inteligencia que hoy confirmada la importancia de su obra
E de repente de uma maneira inesperada como chuva no verão apareceu esse homem estranho descalço sorridente cantando dando seus versos para as pessoas e nos jornais da capital sua foto e um comentário elogioso e gentil dizendo esse era um dos grandes poetas da pátria e as autoridades da pequena cidade quem o conhecia desde a criança ordenou que fosse pego e levado dezesseis vezes em quatro meses à cadeia para que aprenda que a certos proprietários os incomodava profundamente essa questão de arte que esse assunto de que o tal advogado da família pobre mas de espírito aristocrático saí com a triste notícia o que era importante de uma maneira inatingível para eles Mas tantas vezes a ignorância tem perdido a batalha contra a inteligência que hoje confirmada a importância de sua obra ULRIKA 65 |
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EL LEGADO POÉTICO DE RAÚL GÓMEZ JATTIN
los agresores se afanan por saludarlo amistosamente Pero él no olvida
os agressores se esforçam para cumprimentá-lo amigavelmente Mas ele não esquece
Oh Dios Tú que no existes eres afortunado de no tener que cuidar todo el género humano En cambio yo muero cada día con el dolor del loco que destruyen los otros con el mendigo muero con el enamorado triste sufro con la mujer confinada en un bar musical lloro y vuelvo a estar solo a comer el agrio pan del exilio entre tanta gente que a veces amo
Oh, deus Você que não existe é agraciado de não ter que cuidar de toda raça humana Em vez disso eu morro cada dia com a dor do louco que destroem os outros Com o mendigo eu morro com o apaixonado triste sofro com a mulher confinada em um bar musical choro e volto a ficar sozinho a comer pão mofado do exílio entre tantas pessoas que às vezes eu amo
Tiene los amigos de antes una amargura pérfida de que no hubiera perdido en la aventura de ser un poeta que escribe A todos les extraña que no viva en las clínicas o haya muerto en las cárceles y lo echan de menos Todos son ganadores de prestancia y oro Qué tendrá la escritura que incita la codicia Ellos que ahora médicos o tristes hombres de negocio muerden la rabia de sorda de sentirse tan anónimos tan ignorantes de sí y del ancho mundo
Tem os amigos de antes uma amargura falsa que não tinha perdido na aventura de ser um poeta que escreve Todos se incomodam que não viva nas clínicas ou tenha morrido nas prisões e o incomodem de menos Todos são vencedores de serviencia e ouro Quem terá a escrita que incita a ambição Eles que agora médicos ou tristes homens de negócio mordam a raiva surda de se sentir tão anônimos ta ignorante de si mesmo e do mundo inteiro
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JOÃO VANDERLEI DE MORAES FILHO
del espíritu humano Me gusta que me envidien esto dolor tan hondo de escribir la poesía
do espírito humano Gosto que me invejem essa dor tão profunda de escrever poesia
Elogio este día cuando mi alma mira su dolor y los causantes y encuentra el dolor a cada paso e inocentes a los tristes enemigos Es inocente en enemigo que envidia: él no quisiera porque sufre Es inocente el hermano ladrón: pues no puede vivir sin el dinero Con el dolor me quedo a solas —ese compañero de tantas horas que me ha limado un poco la ignorancia y la pereza
Elogio este dia quando minha alma olha sua dor e as motivações e encontra a dor a cada passo e inocente aos tristes inimigos É inocente em inimigo que inveja: ele não gostaria porque ele sofre é inocente o irmão ladrão: Pois não pode viver sem dinheiro Com a dor eu fico sós –ese companheiro de tantas horas que tem me disciplinado um pouco a ignorância e a preguiça
Volver al pueblo y encontrar las calles de siempre Los mismos viejos Las mismas hermosas caras de muchachas y muchachos El mismo río dando vueltas Pero mi corazón está apenado y sombrío Se murieron mis padres y la casa de la familia está en ruinas como si un vendaval de soledad y muerte la hubiera agostado Me queda la poesía y la presencia de unos jóvenes que me preguntan por ella y me leen Cúanto diera porque mis padres gozaran de saberme querido por lo que escribo
Voltar a cidade e encontrar as ruas de sempre Os mesmos velhos Os mesmos rostos bonitos de meninas e meninos O mesmo rio dando voltas Mas meu coração está triste e sombrio Meus pais morreram e a casa da família está em ruínas como se um vendaval de solidão e morte a tivesse extinguido Me resta a poesia e a presença de alguns jovens quem me perguntam sobre ela e me leem Quanto daria porque meus pais estimaram sabe do meu reconhecido pelo que escrevo
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EL LEGADO POÉTICO DE RAÚL GÓMEZ JATTIN
CINCO POEMAS INÉDITOS DE RAÚL GÓMEZ JATTIN Tomados del libro Acerca de Œdipus. Poesía inédita de Raúl Gómez Jattin, edición preparada por Joaquín Mattos Omar (Collage Editores, Bogotá, 2018).
No te acerques demasiado Eusebio al conocimiento y la virtud porque te quemas en un fuego prematuro y agobiante ni pretendas mi amistad antes que yo mismo la depure y te la entregue en una forma saludable y eterna Escríbeme
Regresa el poeta a su casa y la encuentra herida de muerte El techo agujereado las puertas fuera de sus goznes Los cuartos llenos de mierda –Hórridos Los vecinos no lo reconocen sino como el odiado
Œdipus
Atención pueblo de Tebas: No traicioné al padre Layo Fui al exterior a estudiar y vuelvo hombre de teatro y también vuelvo poeta Soy de una sagrada opinión: que no haya casa regente sino casa de artistas en Tebas
¿Acaso he de morir como mueren los verdugos estúpidos? ¿Acaso mi alma creadora de versos ha de apagarse como mueren las ciegas almas? No ha de ser así –No– Perviviré más allá de los tiempos Seré eterno y placentero Con un bello cuerpo y bellos espíritu y alma –Ya lo veréis
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En las clínicas mentales lo peor son las monjas más violentas que agujas hipodérmicas que la fiebre y la locura La monja es una energúmena quieta En las clínicas mentales cuando lloro casi ríe Podría decir que la monja no es mala ni es buena simplemente odia todo lo que se mueve todo lo que vive todo lo que palpita todo lo que no sea su dios muerto
ANTOLOGÍA DE POETAS INVITADOS
Antología
XI Jornadas Universitarias
de
Poesía«Ciudad
de
Bogotá»
PRESENTAMOS UNA BREVE MUESTRA DE POEMAS DE ALGUNOS DE LOS INVITADOS AL EVENTO; PUEDE LEERSE A TODOS LOS AUTORES EN NUESTRA PÁGINA WEB WWW.POESIABOGOTA.ORG, Y, A LOS INVITADOS QUE YA HAN SIDO PUBLICADOS, EN EDICIONES ANTERIORES DE ULRIKA.
Joaquín Mattos Omar [Santa Marta, 1960]
Del libro Las viejas heridas y otros poemas Nota de viaje A lado y lado, como dos alas fabulosas, el verde, agresivamente nuevo. Arriba, sobre el centelleo de la cubierta, ese azul que tanto conocemos, irreconociblemente bello. Abajo, después del vértigo de las ruedas, la carretera gris huyendo como gacela espantada. Dentro, por fin, tras el bolsillo de la camisa, un ritmo feliz que no cesa.
Las viejas heridas Las viejas heridas son monstruos que duermen con pérfida placidez, furias transitoriamente desactivadas, intervalos de silencio entre dos gritos desgarrados, que un mal día despiertan a un terrible conjuro, despiertan a un terrible llamado de algún invisible y atroz enemigo, y renuevan su punzada, su dolor, como un extendido cuero de tigre que, en el centro de la apacible sala, reincorporándose de súbito, se arrojara contra nosotros, armado otra vez de rugidos y de garras.
Soltando la costura a su sórdida materia, las viejas heridas vuelven a ensangrentar la vida, dejando brotar lo que debió permanecer cegado para siempre.
Madrigal No uso la cabeza sino para pensar que te amo. Es un pensamiento fecundo, desnudo, tocado por la fluidez de lo verdadero. Me basta un segundo para pensarlo mil veces y se me despeja tanto la cabeza que entonces lo sé: sólo mío, el acto de amarte existe. ¿Cómo no creer cierto ese radical ademán de asombro con que –el corazón en vilo– me asomo a ti? Con todo, es preciso que tú lo tengas también por verdad, para que el mundo no deje de ser perfecto.
Preguntas al Infierno ¿Está bien pagar más allá, con la terrible pasión de tu fuego, los crímenes más acá cometidos? ¿Hereda acaso la mariposa –tan frívola y alegre como luce– las taras y fealdades del gusano? ¿Es justo expiar en la vigilia, sin derecho a la piedad del olvido, la atroz infamia ejecutada en sueños?
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XI JORNADAS UNIVERSITARIAS DE POESÍA «CIUDAD DE BOGOTÁ»
Mauricio Contreras [Bogotá, 1960]
De Manual para sobrevivir al amor del prójimo [apartes] Twitzers Contra el todos-promiscuo * La adicción primordial implica el ritual propiciatorio más extremo: La disolución del individuo en la orgía del todos promiscuo. *** * Siempre que pases frente a cualquier iglesia, observa la señal de «Prohibido girar en tú». *** * Nunca le preguntes a tu madre si eres hijo del amor. Sería el crimen perfecto. *** * El camino de entrada no es el mismo camino de salida. Claro que este dilema seudofilosófico pierde sentido si lo aplicamos a la vida: ese viaje de entrada por salida. *** * De lo que no te cause ningún entusiasmo, depende tu sobrevivencia. *** * No lo olvides, el santo y seña es «todo bien». Sin santo a qué acogerse ni seña de lo que tal expresión significa. *** * Cuando te enfrentes a la sentencia que te señala como alguien que «no tiene remedio», recuerda que toda medicina tiene efectos secundarios. *** * El primer síntoma de que eres un individuo en vías de extinción, es que abraces una causa para salvar especies en vías de extinción. *** * No te hagas ilusiones, nadie cambia. Perfecciona las manías que te hacen insoportable. *** * Del placer, la sabiduría y la torpeza no hables. Para eso no hay palabras. *** * Los aplausos son el atavismo de las garras convertidas en espectáculo. 48
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* La ilusión de progreso es la más letal arma biológica de destrucción masiva. *** * No argumento en favor de la convivencia como atributo de la especie humana. Me basta contemplar las expediciones punitivas que suscita una temporada de ofertas en el supermercado. *** * El consumo es la experiencia «religiosa» por excelencia de la modernidad. Todos los fieles hablan la misma lengua poseídos por el espíritu santo del mercado. *** * El caballo de troya del mercado es la ilusión de felicidad. Nada mejor que un ritual orgiástico para conjurar el tedio de la guerra. *** * Revisión de estilo. Lo que originalmente escribió Maquiavelo fue: «El fin justifica los miedos». *** * Los medios de comunicación son el espejo del monstruo: cuando asoma su hocico preguntando quién es el más lindo, la derecha se vuelve izquierda y la izquierda derecha. El mercado, como dice el poeta, al horror agrega más horror. *** * La voz del pueblo es la voz de dios. Silogismo del todo falso pues ninguno de los dos existe. Entonces hagamos filosofía: La voz del pueblo que no existe, es la voz de dios que no existe, ergo la política es el silencio de un silencio. ¿Por qué tanto grito al aire? *** * Debes creer en milagros, Dios fue el primer banquero. Inventó la hipoteca y el crédito a largo plazo, luego creó a sus clientes y les hizo creer que tenían que trabajar durante toda la vida para conseguir una casa en el cielo. Pero construyó el inquilinato del infierno, se hizo la víctima y resucitó de entre los muertos de deudas en el sistema financiero. *** * ¿Si no eres adicto, por qué pagas por hablar con los demás?
ANTOLOGÍA DE POETAS INVITADOS
Enzia Verduchi [Roma, Italia, 1967]
Del libro Tu nombre, arde. Antología personal Las trasterradas
Postal: Pabellón Ferri, sección 4, 195?
Regresamos a la tierra nunca propia huella de patria imaginaria. Llevamos por dentro la casa, el árbol y el sueño.
Milena, decapita un gallo en celo y con su sangre dibuja en el vientre una estrella que palpite por tu ombligo.
En una pared rentada mi hermana retiene una fotografía: fragmentos mediterráneos.
Empuña una piedra en el sueño, algo sólido que recuerde lo eterno y lo etéreo de nosotros. Y en el doblez del abrigo, zurce mis mensajes, llévalos contigo en tu paso lento por el frío.
Hablamos el idioma donde no existe posesión de las circunstancias. Nuestra infancia sólo son palabras.
Postal: Pabellón Ferri, sección 4, 195? Hermana, la alegría del viaje nos abandona. Sin geografía que nos sostenga soñamos con el árbol y la casa.
Geografía familiar La familia sólo coincide en bodas o entierros, los parientes se reparten estrechos abrazos, retoman una conversación nunca concluida: las mismas preguntas, las mismas respuestas; como si el domingo hubieran compartido la mesa o el miércoles se prestaran el hilo dental. Nos hemos convertido en una tribu aburrida que se escandaliza cuando alguno decide ser alpinista o bailarina de cabaret. Pero siempre tenemos presente a nuestros muertos, aquellos que no harán las mismas preguntas, quizá porque no tendremos que dar las mismas respuestas.
Tengo un colmillo entre las manos, anoche se lo arranqué al jabalí. La fierecilla arremetió por los rincones de la habitación. Era necesario tajar al cerdo montés, porque al cerrar los ojos, sus gruñidos espinaban los mantos de mi cerebro. Con este diente afilado, ennegrecido por la rabia, tatuaré en la pared todas mis ausencias.
Au 79 Cinco soles no son suficientes para esta mañana ni un campo de girasoles, todo cegará el despertar de la vanidad.
Pb 82 Cae a plomo, gris y dúctil, blando en el agua, en la sangre, inhalar-exhalar, sobrevivir a la edad del plomo. ULRIKA 65 |
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XI JORNADAS UNIVERSITARIAS DE POESÍA «CIUDAD DE BOGOTÁ»
Fernando Linero Montes [Santa Marta, 1957]
Del libro En la corriente oscura de los días Yo tuve una ciudad
El oficio
Yo tuve una ciudad que ahora pertenece al sueño. Mientras aprendía que el mundo es de los otros era mía una ciudad. En noches como esta surcan la memoria –flotando sobre el aire estancado entre los limoneros del patio– sus febriles estrellas a finales del verano; y es otra vez en la brisa luminosa de junio el vuelo de gaviotas. Yo tuve una ciudad casi como un olor, casi como un color, casi como un dolor, cuando todavía la vida se centraba en cosas muy elementales: el árbol y la playa y la casa en la colina. Yo tuve la amistad de una estrecha y humilde calle, de cuyo pálido polvo hace tiempo se borraron mis huellas. Yo tuve una ciudad hermosa en los remotos días de una estación lejana. Por ella tengo en el rostro reflejos del mar Caribe, y restos de un fuego que se encendió en la infancia y no quiere apagarse. Yo tuve una ciudad ahora dormida bajo la pleamar de las quimeras. En noches como esta vuelve con sus aguaceros torrenciales, con sus largos estíos, con un tropel de cosas que han perdido mis ojos y que hoy hacen parte de los recuerdos de otro. Yo tuve una ciudad casi como un olor, casi como un color, casi como un dolor. En noches como esta hiende la memoria, entonces la sufro como a una mujer con un amor triste y sumiso. Yo tuve una ciudad y la perdí.
Admiro las labores sencillas, concretas, definidas, esas que después de realizadas dan tranquilidad y contento hasta el otro día. No sé por qué se me dio uno oficio lleno de asuntos imprevistos: ¿Qué anuncian los gorriones? ¿Cuál es el sitio exacto donde duele la música? Un oficio que me detiene en los pastizales cuando duermen iluminados por la luna. Son algunas de sus herramientas los aleteos de octubre; los espejos en los que se reflejan las nubes; el olor sintético de los aeropuertos que provoca sentido de lo distante. Mi trabajo consiste, por ejemplo, en tratar de olvidar la profunda desazón de pensar en un pedazo de la vida que sé ya se fue, o en pasar noches viendo caer el cielo, hasta que las golondrinas cruzan la dorada línea del amanecer.
Certeza Sentado ante la ventana –la mente en blanco, vuelto brisa– de pronto una punzante certeza: todo no es más que una historia de humo escrita por el viento.
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El otro, el mismo Al otro, a Borges, es a quien le ocurren las cosas. j. l. b.
Distingo muy pocas cosas del otro. No sé qué tanto le conozca. Yo no tengo nombres ni apellidos, es él quien los ostenta. Es a él a quien le ocurren las nieblas y el mar, los pájaros y el viento. Yo permanezco en un sin lugar literario, lejos de la dignidad de la prudencia. En el vacío de la ventana lo veo observar el fuego del mediodía, su brillante rueda. Advierto muy pocas cosas del otro. Acaso sólo tengo sospechas. Le conozco de oídas porque es él quien levanta la voz. Yo solamente he palpado, he balbuceado.
ANTOLOGÍA DE POETAS INVITADOS
Yirama Castaño
[Socorro, Santander, 1964]
La silla del parque
Fuego inicial
Ocupas este espacio, que descansa tu espalda. Antes de ti, otros vinieron y aunque no lo creas, tengo memoria. Cuando te vayas habré guardado de ti, la pequeña historia que relató el instante. Sé que no te llevas nada de mí y yo, afortunada, he contenido la esencia de tu espíritu. Este parque es mío, como yo le pertenezco, y el tornillo que cayó no me ha quitado la fuerza. Tengo la suerte de habitar los cuerpos, más no la virtud del movimiento. Pero mi vejez es de roble y, al final, puedo encender la hoguera.
¿Para qué explicarte el sentido de este verso?
Embriaguez de viento
Ahora tu piel muda y sorda, más que instante menos que agujero. Yo soy la cuota del receso inútil. Esperar es concederte la posibilidad del fin.
El silencio de los bosques A lo lejos, un pájaro canta en honor del dios de los árboles. Nadie, entre aquellos que conversan, se ha dado cuenta de la mudez que mueve sus alas.
La desnuda hora cicatriza la grieta y la venganza. Un áspero silencio provoca la fiebre, la delgadez de las cenizas. Basta un soplo para iniciar el sacrificio de las máscaras.
Lección de vuelo Si algo que no dije te persigue. Entonces, todo tendrá sentido.
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XI JORNADAS UNIVERSITARIAS DE POESÍA «CIUDAD DE BOGOTÁ»
María Paz Guerrero [Bogotá, 1982] La vieja sentada en la mesa sus manos aruñan la comida su boca chupa el hueso solitario cuando engulle sus músculos tiemblan. Absorta en su trabajo avanza como caracol Parpadea Todo su tiempo contenido en ese despojo
Descarga su peso sobre las horas como si el atardecer torbellino, como si la vista desde el piso octavo lo acercara a Marina 79 años se desploma contra el césped se parte los dientes. En al ascensor Marina le agradece a Dios y tapa su boca mueca
Desde el piso octavo busca historias: Antes, la sangre de Marina era el ciclo solar de su cuerpo. Ahora la mano temblorosa arranca un diente y esta nueva sangre le recuerda cómo la carne –no solo el iris, ni el tiempo– también se parte
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No sabías quién era y aún así buscaste en las grietas del aire su gesto suspendido. Indagaste con la tenacidad muda del animal encontraste su risa repetida en la retina de los niños el silencio cóncavo en el corredor la ausencia nítida que revela la cicatriz en el ojo Me levanto y la boca es una mancha me estiro, reptil pinto las uñas de mis pies Salgo al parque el aire juega como niño infla mi pecho cansado me sube a la copa de la acacia me da vueltas Delicada, frágil destruí la noche El perro se acuesta en la orilla resopla sin asidero Ella consume la fragilidad del animal esa tenaz consistencia del pulmón marchito ella fuma –silenciosa, con la cautela que mata el tiempo– fuma para acompañar el resuello Es su único apego ese perro dañado
ANTOLOGÍA DE POETAS INVITADOS
Sebastián Barbosa [Bogotá, 1998]
Del libro Este no es tiempo de fervor Me lanzaré del Colpatria
con diecisiete años y una eternidad por descifrar.
¿No ves que vas cayendo ya? Frente al espejo por la mañana ese otro enfrente se lamenta. Doy media vuelta. Estoy despidiéndome. Estoy olvidándote. El otro queda detenido por el siempre fatal en el espejo; los labios sellados, las manos mortaja, la última revelación fatal de las miradas que son una. —Acabaré conmigo y he de gritarlo a las multitudes, voy a escupirles mi muerte como su propia muerte porque solo tengo mi vida que es tan frágil tan sola tan poca cosa…
¿Por qué no pude corresponder a sus miradas? ¿Por qué no dije que no habría buenas días, ni buenas noches nunca más? ¿Por qué? —Porque solo hay preguntas—. Sellados los labios, apretados los muslos son las siete menos quince nadie lo prevé. Voy a morir. (7 pm) A esta hora, en esta calle se detienen los relojes se silencian los clarines. Ha dado ya la última mirada panorámica. —Me llevo a Bogotá en mi pupila alucinada. Espero, justo antes de besar el suelo pueda encontrarme con otro sueño.
¿Quién escuchará mi estrépito contra el suelo? ¿Qué poeta, oficinista o puta se llevará la fotografía de mis carnes laceradas y por fin libres por fin desperdigadas? Todas estas cosas son las últimas cosas para mí: la séptima que transcurrí tantas veces camino al colegio, la muchacha que me miró con deseo en la mañana, las buenas tardes de papá antes de salir a cumplir mi cita al último tránsito
Al fondo en el último naufragio, he de caer al viento seré la noche caeré en el desplome de la carne en el croar de huesos en el último sueño evanescente. ¡Sí! Estoy ca yen do la vida está por comenzar ULRIKA 65 |
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XI JORNADAS UNIVERSITARIAS DE POESÍA «CIUDAD DE BOGOTÁ»
Eduardo Varela
Amor IN. Los indeseables. Mi amor es un amor IN, un amor moderno, un amor: inhóspito, inamovible, intransigente, inapelable, intenso, inescrupuloso, inaplazable, ¡innecesario! Por lo tanto, la naturaleza de mi corazón resulta ser igualmente IN, por supuesto; ¡incomparable! indispensable, inconsecuente. Sin embargo, ambos, tanto el amor como el corazón, son indiscutiblemente las víctimas de mis malas elecciones. Elecciones que en último término señalan a un “yo” incompetente, inepto, a un amor indigente, indigerible, indigestible, que no habita sino que transgrede, y de cuya conciencia podríamos decir que es: ¡francamente inoperante! pero que está íntimamente relacionada con ese sentimiento recalcitrante de proa de barco al que ya le ha entrado la herrumbre, y al que hemos de llamar: lealtad. Por lo tanto, podríamos afirmar que el amor de verdad y la lealtad; son simplemente ineludibles, inseparables, ingobernables y que, en últimas, podrían llevar a cualquiera a la debacle, a la derrota, al fracaso, a la desgracia. Por lo que en mi muy humilde opinión, deberían catalogarse como: sentimientos sencillamente: inconstruibles, ¡los indeseables!
Costura Felicidad es: ponerse un traje hecho de orgasmos, cuya confeccionista haya sido el amor de tu vida. Por lo que hacer el amor con alguien, se convierte, irremediablemente, en una cuestión de hilo y aguja.
Caída libre Al alcanzar las nubes contigo recordé que había olvidado mis alas, casi al mismo tiempo que tú recordabas que no te gustaba volar tomada de mi mano.
Epitafio ¡La muerte me visita con tanta frecuencia, que ya hasta nos hicimos amigos. A veces llega disfrazada de amor!
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RESEÑAS
Reseñas NANOF Enzia Verduchi Vaso Roto, España, 2019.
Te envío algunas noticias que me llegaron en el sistema telepático, parecen extrañas, pero son verdaderas: yo soy un astronauta-ingeniero-minero en el régimen mental, ésta es mi llave fabril. Nanof es un libro entrañable alrededor de lo que significa sobrevivir. Nanof es un libro valiente sobre la alegría de crear y compartir historias que nos iluminen y cuestionen en la noche oscura de esta humanidad que oscila entre la crueldad y el terror de unos poderosos que exigen a toda costa castigar; y la belleza creadora que desafía los controles y castigos de ese poder de maneras luminosas, valientes y compasivas. Nanof es un libro que se suscita a partir del álbum The Nuclear Observatory of Mr. Nanof, compuesto por Piero Milesi y publicado el primero de enero de 1986, a la memoria del músico italiano, a quien Enzia Verduchi dedica este poemario. El conjunto de poemas que se reúne alrededor de diez secciones recupera no sólo el ánimo musical de las piezas del compositor, sino –a través de una cuidadosa investigación documental y poética– la historia de Fernando Nanneti Oreste, quien estuvo internado en dos hospitales psiquiátricos desde 1948 en que fue recluido por agredir a la autoridad. Fue en el pabellón del Hospital Psiquiátrico Judicial de Volterra, en Toscana, donde Nanneti grabó en el muro con la hebilla de un cinturón, sus observaciones de un vasto universo que proyectó entre muchas cosas para librar la locura, y para dejar testimonio de un Estado aterrador y salvaje que no tolera la disidencia.
El acercamiento de Verduchi a este personaje y a los eventos que rodean su vida, parte de una cercanía que delicadamente recoge los asuntos documentados en los archivos del psiquiátrico, así como los trabajos previos realizados por Antonio Tabucchi, Mino Trafeli Pier Nello Manoni y el documentalista Paolo Rosa sobre el grafiti dejado por Nanneti en el muro. En la composición de estos poemas, Verduchi va tramando poderosas imágenes sobre personajes y eventos que mediante un ritmo contundente y preciso llevan al lector a percepciones en las que compasión está en el filo de cada uno de los elementos del poema, como este que abre el universo Nanof: «i.- ¿...? / Me arrancaron los ojos aunque las cuencas están llenas del cielo / de Toscana. / Espejos azules. Dos gotas suspendidas y móviles / que observan el mismo muro de arcilla cada mañana. // Me desgajaron la visión del mundo, dicen ellos: // La nieve manchada con la eyaculación de nuestros asesinos. / Las colinas minadas con el silencio de nuestros asesinos. / La mar resguarda el peso y el plomo de nuestros asesinos. // La córnea es más ligera y nada acalla la verdad del aire, / el desplazamiento de la nube, las formas de la nube, la fragilidad / flotando sobre nuestras cabezas. // En esta brevedad de Volterra, paraíso de higiene mental, / el mundo posible es el cielo» (p. 15). La estructura en que están organizados los poemas permite la exposición de tiempos, personajes y espacios diversos, en los que la historia sobre Nanof, sus compañeros de reclusión y su amada Milena se enriquecen con poemas en los que se cuestionan los sistemas judiciales y la pena de muerte, aún vigente en Estados Unidos. Con esta perspectiva tenemos la posibilidad de leer en cada uno de los poemas reunidos en los interrogatorios, en las postales, en los perfiles, en Groenlandia, en la nota que acompaña el final del libro y en la maravillosa ULRIKA 65 |
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RESEÑAS
Tabla periódica, preguntas vitales: ¿con qué soberbia el Estado es capaz de castigar y someter tan aterradoramente?, ¿cómo se las han ingeniado las personas que operan los aparatos judiciales para determinar los crímenes y los castigos mediante argucias económicas, políticas y científicas?, ¿qué atrocidades se cometen en nombre de un Dios o de la Justicia? «v.- ¿...? / Dios, tu presencia me incomoda. Lo que se hace y dice en tu nombre, me incomoda. Las maneras de mostrarte en Volterra, me incomodan. / Prefiero el lenguaje cifrado de los ríos, el suave vórtice en el caudal de L’Era. El silencio en las colinas, cuando el viento abandona el valle del Cecina y las nubes descansan en los ojos. / ...entonces el dolor es lejano» (p. 59). Por otro lado, Verduchi logra mediante la narrativa de la historia de diversos expedientes, es decir, pacientes-reclusos reducidos a ser un número, la imbricación del lenguaje farmacéutico con que fueron reducidos y el lenguaje cifrado de la observación de la naturaleza y la compasión en esas condiciones: «Postal: Pabellón Ferri, sección 4, 198? / Difícil explicar la agonía del hombre ajeno, / Su mirada bífida que desbrizna el tiempo. / En la caída la sangre espesa, Milena, /
Es azogue lo que circula mansamente» (p. 26). Todo el libro es maravilloso, no obstante, el goce altísimo que produce la precisión científica y los vínculos que se establecen en los poemas de la sección Tabla periódica, me parece conmovedoramente relevante. Como ejemplo, este poema en el que se entrevera el sustantivo abstracto Fe, y la nomenclatura del hierro contenido en las espinacas. «Fe 26 / Frente al plato de espinacas, / Empuñando indeciso el tenedor, / Me digo: “¿Quién asegura que estas hojas / Frescas y brillantes, amargas, me devolverán la fe?” / Observo la luz del mediodía, / Los troncos y las ramas de los árboles: / Todo es más fuerte que yo—Ipse dixit». Nanof es un libro maravilloso y querido, cuidadosamente editado por Vaso Roto en Madrid, 2019. Nanof es la puesta en verso de lo más hermoso que tenemos las personas para mirar al cielo y crear estrategias en medio del terror que algunas veces los Estados totalitarios nos quisieran imponer. [En Vallejo & Company, Perú, julio 18 de 2019]
Maricela Guerrero
TU NOMBRE, ARDE. ANTOLOGÍA PERSONAL Enzia Verduchi Caza de libros, Colombia, 2019
«Nos ciñó la lengua extranjera», escribe la poeta italo-mexicana Enzia Verduchi al principio de Tu nombre, arde. Antología personal. El verso, parte de sus primeros poemas, bien puede ser una hoja de ruta para leer su poesía. La extranjería de la lengua, esa forma del exilio, es el corazón que rige toda su obra: el nudo vital y verbal, que ata y desata su escritura, con su centro intraducible; la conciencia herida de quien está «en trance de una raíz a otra», como dijera Vallejo, atravesado por una lengua ajena. No es de extrañar, pues, que esta obra se centre en la traducción de lo indecible, en la indagación de los límites del lenguaje, con gran intensidad y belleza. No hay otra patria que la lengua habitada, nos parece decir la poeta, frente al origen, la naturaleza, las cosas, 56
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y los seres; de ahí que su lengua sea capaz de salvar, en su incandescencia, instantes y acontecimientos, convirtiéndolos en presencias puras, ya sea en la exploración de la memoria familiar o en la exploración de la locura, de la que Verduchi ha escrito con imaginación afiebrada, concibiendo la herida de la lengua como materia histórica, traduciendo, con asombrosa razón, la razón dislocada. Traducir, nos muestra la poeta, es la vocación esencial de la poesía cuando se enfrenta con la otredad, la enfermedad, la muerte. Su conquista: el poema que «lumbre fue un día / de bellísima blancura». La intensidad de su voz, imprescindible en la poesía mexicana, ha configurado una obra esencial de nuestro presente. Sirva esta antología para que el lector se adentre en una de las escrituras más originales de la poesía latinoamericana. María Rivera
RESEÑAS
EN LA CORRIENTE OSCURA DE LOS DÍAS Fernando Linero Montes Letra a Letra, Bogotá, 2019, 88 pp.
Las claridades de la corriente oscura [Fragmento del prólogo]
[…] En el campo de la crítica, se sabe, nadie ha cuestionado la recurrente idea de que la poesía, teniendo como origen y sustrato a la música, sea de igual manera la expresión más sofisticada entre las que tienen como medio comunicativo la reflexión cognitiva. Ello es así porque al poeta le motivan, semejante al filósofo, las mismas preguntas sin respuestas: «de dónde venimos», «quiénes somos» y «para dónde vamos». De ahí también que, indefectiblemente, la vida sea el tema principal de ambos discernimientos. El poeta auténtico no se abstrae de eso, pues hacerlo le distanciaría de la esencia de la poesía, cuya función social, y también personal, es precisamente el examen de la vida. En el caso del autor de En la corriente oscura de los días, la vida «cuando todavía se centraba en cosas muy elementales». Cosas tan lejanas de lo complejo como los ámbitos visibles del día a día y sus calcadas cotidianidades. La cotidianidad surte entonces las necesidades de su querencia poética, y así lo evidencia en sus versos, dados paradójicamente a las reflexiones sobre la vida y su trasfondo; pero, siempre, sin echar mano de los recursos retóricos del discurso filosófico. Para esto, el poeta procura [...] descontar las teorizaciones para trasmitir mejor las experiencias emotivas: me explico: a sus versos pareciera bastarles mostrarnos la vida, antes que disponernos a cuestionarla. De tal suerte, siendo los días elementos de la vida cotidiana, o mejor, una suerte de cápsulas que la contienen, estos ocurren en sus páginas como puestas en escena de su particular poesía. De ahí que en sus versos parecieran estar erigiéndose escenografías de momentos, digámoslo así, paisajísticos, o más exactamente, visualizables. Estrados sobre los cuales desata sus contenidos cognitivos, que son alusiones al tiempo y a sus graves y memorables instantes, entre los cuales el poeta, que tanto examina el presente y
se examina a sí mismo, privilegia aquellos ya pasados; los días de la «arboleda perdida» como diría Alberti –refiriéndose a los días de la infancia– o los de «los resplandecientes escarabajos» como los nombra Linero, aludiendo a los días de su juventud. Los días que el poeta emplea para ilustrar la vida, y la vida que refiere para exaltarla: porque sus versos tienen la virtud de encantar con descripciones exteriorizantes del paisaje, y con puntualidades verbales que aseguran al lector –por triste y desalentador que sea el trasfondo de sus poemas o de sus visos interiorizantes– redimirse con la naturaleza, con la cotidianidad y con la misma existencia. Pero, también la vida para criticarla; aunque sus piezas compuestas son de mixturas, donde no existen lamentos, o quejas, desprendidos de regocijos o asombros vitales. De hecho, el autor de En la corriente oscura de los días no es un poeta suicida, ni sus pensamientos pretenden despertar desencantos. En tal circunstancia, veo en sus textos la exposición objetiva de emociones subjetivas, emociones que nos son tan comunes como incurables: el paso de los días o la muerte de nuestros semejantes. No obstante, [...] todo lo dicho en las páginas de En la corriente oscura de los días está expresado en un lenguaje hermético y no palmario. [...] Metáforas y giros sintácticos, menos españolizantes y afrancesados que los recursos propios de las generaciones, aquí en Colombia, inmediatamente anteriores a su obra. Es decir, la apuesta por un lirismo lejano del romancero, y la inclinación por uno dado a mirar, y describir mejor, la crudeza de las realidades. No obstante, pese a su preferencia por las formas y palabras del lirismo, la de Linero es una poesía de factura impresionable, proveniente más de la música que de las imágenes y metáforas de lo lírico. De la música, que comparte con la poesía, como poco ocurre con las otras experiencias del arte, las vías de la comunicación sutil. Lo que tal vez se explique mejor así: los hechos y los pensamientos de la música y de la poesía, siempre han de erizar la piel y de turbar la mente. Guillermo Linero ULRIKA 65 |
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RESEÑAS
ESTE NO ES TIEMPO DE FERVOR Sebastián Barbosa El Taller Blanco Ediciones, Venezuela-Colombia, 2019.
Este no es tiempo de fervor, el más reciente libro publicado por El Taller Blanco Ediciones, en la colección de poesía Voz Aislada, traza un mapa de ausencias y hallazgos. Con las palabras se invoca lo no vivido para que surja, deje de ser ilusión, lejanía, intemperie. En cada poema se cifra un ritual, una expurgación. Poemas asidos a las intemperancias del amor; sin estridencias ni pudores para decir desde la homoafectividad. El poema se escribe como símbolo, donde la experiencia se ordena, ya sea en una imagen o expresión, para reducirla a objeto verbal, a huella cierta. La memoria indaga en distintas direcciones. Hay recuerdos que el lector puede presumir que fueron, que tuvieron un lugar en el orbe emocional, así como también hay visiones del futuro, o simplemente intemporales, donde el poeta se sitúa para ver penumbras y habitar heridas, para sanar y recoger hebras de luz. Hay hombres que huyen, ceniza, la pupila alucinada de un suicida antes de saltar, la aceptación de que no hay fervor, de que no hay que temer ante la noche. Se tiene la certeza de que las palabras no bastan, pero está el libro, sembrado con la contradicción que lo origina: fijar lo inalcanzable. Hay en el libro esa búsqueda que recuerda el mito de Orfeo, quien se hunde en las regiones abismales del inframundo con su cítara para recuperar a Eurídice. Orfeo no puede mirar a su amada hasta salir del hades, pero lo hace y ella se desvanece. Esa sensación del cuerpo que se hace humo, de lo que se deshace y se oculta, esa posibilidad riesgosa de mirar lo que se pierde, está en los poemas de Barbosa: «Si como un fantasma, tú también te ocultas / tras las sombras de esta casa / que has sido tú / desde siempre. // Casa en la que has sido centinela de tu polvo / y tus ruinas / casa que ha sido cueva de ladrones / ruinas soterradas». Cuando la memoria se dirige hacia atrás es reconstrucción. Según las dos acepciones de poesía dadas por
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Valéry: hay en un primer momento un estado emocional sugerido por una persona, una circunstancia vital, o un paisaje, por ejemplo; en segundo lugar se entiende lo poético como reconstrucción de «la emoción poética a voluntad, fuera de las condiciones naturales en las que se produce espontáneamente y mediante los artificios del lenguaje». En Este no es tiempo de fervor hallamos ese intento por remendar las emociones, pero esto se hace con elementos arquetípicos. En el poema titulado «Algún día», es en una estatua donde habitará lo irrecuperable: «Herido todo y celoso del viento que se pierde / besaré una piedra / y sobre ella edificaré el templo / donde fría, habitará la estatua de lo ausente». Cuando la memoria se dirige hacia adelante encarna el futuro, lo hace presente y revelación. En el poema que rememora el suicidio ocurrido hacia finales del 2018, cuando un joven salto de la Torre Colpatria, el poeta no solo narra desde un punto de vista externo, sino que desciende a la primera persona para decir la muerte del otro como la propia. El poeta cae con el suicida para nacer luego del punto final del poema, es decir, se muere antes de nacer, tal como se lee en el último verso: «la vida está por comenzar». El personaje del poema pregunta por su futuro póstumo: «¿Quién escuchará mi estrépito contra el suelo? v/ ¿Qué poeta, oficinista o puta / se llevará la fotografía de mis carnes laceradas / y por fin libres / por fin desperdigadas?». Es, como decía al inicio, un libro cimentado en contradicciones. Este no es tiempo de fervor absorbe la influencia de Miyó Vestrini, de Fernando Molano, de Abigaél Bohórquez, de Gómez Jattin, poetas cuya obra ha sido decantada y filtrada por medio de la experiencia vital de Sebastián Barbosa y vertida en su libro. Este no es tiempo de fervor se inscribe como el primer momento de algo novedoso que ocurrirá en la poesía colombiana del siglo xxi. Cristian Garzón
RESEÑAS
LAS VIEJAS HERIDAS Y OTROS POEMAS Joaquín Mattos Omar Letra a Letra, Bogotá, 2019, 84 pp.
Si ser poeta es ello [Fragmento del prólogo]
¿Conviene que el poeta se mantenga en un estado de ingenuidad, de inocencia, sumido en una condición o un ámbito de misterio, de incomprensión acerca de su propia tarea creativa a fin de lograr los mejores resultados en esta; o, por el contrario, como quieren otros, es lo más adecuado que, a fin de lograr tales resultados, posea una conciencia lúcida y erudita acerca de su oficio y que por tanto ajuste su trabajo a una clara y definida doctrina estética? En otras palabras: para ser poeta, ¿es preciso tener definida un arte poética?; ¿o se puede ser poeta sin ella? En lo que a mí concierne, nunca he tenido una idea clara y distinta de lo que es la poesía. Cuando empecé a escribirla a comienzos de mi adolescencia, lo hacía imitando a los poetas que entonces leía. Después, con los años, fui descubriendo que ya me interesaba menos escribir poemas para imitar a los poetas que me gustaban que hacerlo para expresar lo que me sucedía, lo que veía, lo que inquietaba o azoraba íntimamente mi espíritu, mi corazón, o como quieran llamar esa parte donde uno es lo que es, para emplear la bella fórmula de san Agustín. Cuando esto último –utilizar la poesía como un instrumento para mi exclusiva expresión personal– se asentó y se estableció en mí como mi principal interés en relación con esta forma artística, fue cuando surgió el problema de que no sabía si lo que escribía tenía o no un verdadero carácter o valor poético [...] empecé a notar que esos asuntos que me inquietaban o asombraban, o que simplemente ocupaban el centro de mi atención o de mi curiosidad, tendían a imponer sus propias maneras estilísticas, a subordinar la forma literaria al hueso seco de su contenido puro y que, además, para complicar las cosas, esos asuntos no correspondían exactamente a los que convencionalmente se han teni-
do por «poéticos». El resultado es que la mayoría de mis poemas, una vez escritos en su versión (aparentemente) definitiva e incluso dados a la imprenta, se me antojaban muy prosaicos, o muy descarnados o despojados, o muy densos y con tendencia hacia cierto tono filosófico, en fin, todo, menos la presencia de esa levedad, de esa imaginería, de ese sentimentalismo, de esa retórica que suelen esperar de la poesía la mayoría de los lectores de poesía. [...] Han pasado poco más de tres decenios desde entonces y aún sigo en lo mismo: empantanado en la incertidumbre, moviéndome a tientas en la penumbra (y no digo en la oscuridad para no ser tan pesimista). [...] aún sigo buscando luces en las obras de los otros poetas (debería decir mejor, en las obras de los poetas), no para caminar obedientemente detrás de ellas sino para que iluminen mi propio camino. Lo cual quiere decir, en consecuencia, que carezco por completo de un arte poética. Y como carezco de ella, no la he formulado nunca por escrito, por supuesto, ni bajo la forma de un manifiesto ni mucho menos bajo la forma de un poema titulado «arte poética». Sospecho que todos los poetas –aun los que a uno como lector, por la eficacia, la belleza y la unidad de sus poemas, le parece que tienen muy claras sus ideas acerca de lo que es la poesía– andan siempre en una permanente actitud de búsqueda; que lo suyo es el reino de la constante insatisfacción, de la constante inconformidad. Incluso, puedo creer que un poeta tenga cierta orientación definida en relación con el rumbo que persigue como creador de poesía, pero que aun así creo que la tendrá siempre de un modo intuitivo, inconsciente; en todo caso, nunca de un modo tan nítidamente racional que incluso pueda permitirle describir letra por letra su concepto o teoría de la poesía. De manera, pues, que el conjunto de poemas que he escrito a lo largo de mi vida –y del cual ofrezco al lector en el presente libro una selección personal– no ha sido regido en su proceso de composición por la luz de arte poética alguna. Ignoro si ello es responsable de sus debilidades y de sus –sin duda escasas– virtudes. Joaquín Mattos Omar ULRIKA 65 |
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AUTORES
Índice de autores JOTAMARIO ARBELÁEZ
(Cali, 1940)
Poeta, publicista y cronista. Representante y cofundador del movimiento nadaísta en Colombia. Libros de poemas: El profeta en su casa (1966), Mi reino por este mundo (1981), La casa de la memoria (1985), El espíritu erótico (1990) y El cuerpo de ella (1999). Ha publicado además El libro rojo de Rojas (1970), junto a Elmo Valencia, y sus antimemorias Nada es para siempre (2002).
SEBASTIÁN BARBOSA
(Bogotá, 1998)
Cursó estudios de filosofía y letras en la Universidad de la Salle. Actualmente es estudiante de filosofía en la Universidad Pedagógica Nacional. Aparece en la antología Ríos paralelos III (2018). Su ópera prima se titula Este no es tiempo de fervor (2019). Es integrante del grupo representativo institucional del Taller de Poesía upn-relata-MinCultura.
YIRAMA CASTAÑO
(Socorro, Santander, 1964)
Poeta, periodista, graduada de Estudios Internacionales y Diplomacia de la Universidad Tadeo. Tiene una especialización en Dramaturgia y estudios de maestría en Ciencias Políticas. A la fecha ha publicado cinco libros: Naufragio de luna (1990), Jardín de sombras (1994), El sueño de la otra (1997), Memoria de aprendiz (2011) y la antología Malabar en el abismo (2012). Este año se publicarán tres antologías de su obra, en México, Colombia y Cuba.
STÉPHANE CHAUMET
(Dunkerque, Francia, 1971)
Ha vivido en países de Europa, América latina, Medio Oriente y Asia. Ha publicado, entre otros libros, las novelas: Aun para no vencer, El paraíso de los velos (crónicas de Siria) y Las marionetas; y los libros de poesía: Urbanas miniaturas, La travesía de la errancia y El azar y la pérdida.
MAURICIO CONTRERAS
(Bogotá, 1960)
Poeta, ensayista, investigador, narrador, traductor, editor y pedagogo. Realizó estudios de Química. Actualmente dirige el Colegio de Estudios Americanos. Libros de poesía publicados: Geografías (1988), En la raíz del grito (1996), De la incesante partida (2003), Devastación y memoria (2005) y La herida intacta (2005, Premio Nacional de Poesía «Ciudad de Bogotá», 2005). Ha publicado además libros de cuentos, crónicas históricas y antologías de poesía colombiana y latinoamericana.
MARGARITO CÚELLAR
(San Luis Potosí, México, 1956)
Poeta, narrador y periodista. Licenciado en periodismo y 60
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maestro en artes. Entre sus libros de poemas están: Tambores para empezar la fiesta (1992), Plegaria de los ciegos caminantes (2000), Cuaderno para celebrar (2000), Ecuatoriales (2006), Noticias de ninguna parte (2007), Arresto domiciliario (2007), Estas calles de abril (2008) y Las edades felices (2013, por el que le fue otorgado el Premio Iberoamericano de Poesía para Obra publicada del Instituto Nacional de Bellas Artes y el gobierno de Tabasco). Su libro más reciente es Cantos para el único brazo de Blaise Cendrars.
RAÚL GÓMEZ JATTIN
(Cartagena, Colombia, 1945-1997)
Poeta. Adelantó estudios de derecho en la Universidad Externado de Colombia y luego se dedicó de lleno al teatro, el que abandonó para dedicarse al estudio de la poesía. Publicó su primer libro de poemas a los 35 años bajo el título Poemas (1980), al que le siguieron Tríptico cereteano (1988), Hijos del tiempo (1989), El esplendor de la mariposa (1993) y El libro de la locura (2000, póstumo). Los últimos diez años de su vida transcurrieron en Cartagena en medio de graves episodios de demencia, alternados con talleres de teatro y poesía que dictaba en el Museo de Arte Moderno y en la Universidad de Cartagena. Sumido en la indigencia, falleció en esa ciudad en mayo de 1997.
MARICELA GUERRERO
(Ciudad de México, 1977)
Editora y poeta. Antílope Editorial y la Universidad Veracruzana le publicaron El sueño de toda célula (2018), con el que obtuvo el premio Clemencia Isaura de Mazatlán. Ha sido traducida al inglés, alemán, sueco, entre otros.
JAIME JARAMILLO ESCOBAR
(Pueblorrico, Antioquia, 1932)
Poeta y ensayista colombiano. Cofundador con del movimiento nadaísta colombiano. Por más de dos décadas ha ejercido como maestro tallerista de jóvenes poetas en la Biblioteca Pública Piloto de Medellín. Ha publicado los libros de poemas Los poemas de la ofensa (1968), Sombrero de ahogado (1983), Poemas de tierra caliente (1985) y Poesía de uso (2014); además del Método fácil y rápido para ser poeta (1999, 1 tomo; 2011, 2 tomos) .
FERNANDO LINERO MONTES
Santa Marta (1957)
Poeta y músico. Estudió Filosofía y Letras y Dirección Musical. Ha publicado los libros de poesía: Sonata del sonámbulo (1980), La risa del saxo (1985), Guijarros (1990), Aparte de amor (1993), Palabras para el hombre (1998), Lecciones de fagot (2004), Experto en tachaduras (2010), Cuaderno de insectos y otros poemas (2011), la antología La risa del saxo y otros poemas (2014) y En la corriente oscura de los días (2019).
AUTORES
GUILLERMO LINERO MONTES
(Santa Marta, 1962)
Artista plástico, poeta, narrador, crítico literario y de arte, y abogado. Entre sus libros se destacan: Aventuras en la calle (relato, 1996), Cuadros de una exposición (poemas, 2000) y La última carta (poemas, 2008). Publica su obra crítica en varias revistas especializadas.
JOAQUÍN MATTOS OMAR
(Santa Marta, 1960)
Autor de los libros de poemas: Noticia de un hombre (1988), De esta vida nuestra (1998) y Los escombros de los sueños (2011), así como del volumen de prosas Páginas de un desconocido (1989), el relato La caída de Ciudad Quilla (1993), el libro de cuentos Canción de amor para despertar a un yonqui (2014) y En la madriguera del genio. Crónicas y ensayos sobre García Márquez (2015). Tuvo a su cuidado y escribió la introducción del libro de poesía inédita de Raúl Gómez Jattin Acerca de Œdipus (2018). Actualmente es columnista del diario El Heraldo, de Barranquilla. En 2010 obtuvo el Premio Nacional de Periodismo Simón Bolívar en la categoría de «Mejor artículo cultural en prensa».
CORINA OPROAE
(Făgăraș, Transilvania, Rumania, 1973)
Es licenciada en filología inglesa e hispánica por la Universidad Babeș-Bolyai de Cluj-Napoca. Reside en Cataluña desde 1998. Escribe en español, traduce del rumano y del inglés al catalán y al español. Ha publicado, entre otros, los libros de poesía Mil y una muertes e Intermitencias.
MARÍA PAZ GUERRERO
(Bogotá, Colombia, 1982)
Poeta y ensayista. Literata de la Universidad de los Andes, magíster en Literatura Comparada de la Universidad de la Sorbona Nueva, París. Ha dirigido seminarios sobre poesía colombiana contemporánea y sobre poesía francesa y peruana. Actualmente es profesora de tiempo completo del departamento de Creación Literaria de la Universidad Central. Publicó recientemente su poemario Dios también es una perra.
MARÍA RIVERA
(Ciudad de México, 1971)
Premio Nacional de Poesía Joven Elías Nandino (2000) y Premio Nacional de Poesía de Aguascalientes (2005). Miembro del Sistema Nacional de Creadores de Arte de México Ha sido becaria del Fondo Estatal para la Cultura y las Artes del Estado de México, del Fondo Nacional para la Cultura y las Artes, y del Centro Mexicano de Escritores. Actualmente es presidenta del pen Club México.
VÍCTOR RODRÍGUEZ NÚÑEZ
(La Habana, Cuba, 1955)
Poeta, periodista, crítico literario y traductor. Además de Cuba, ha vivido en Nicaragua, Colombia, y los Estados
Unidos, donde actualmente es Profesor de Español en Kenyon College. Sus más recientes antologías son: Cuarto de desahogo (2013) y Del arco iris y el relámpago (2016).
EUGENIA SÁNCHEZ NIETO
(Bogotá, Colombia, 1953)
Filosofa de la Universidad Nacional (1980), Especialización en Administración y Planeación del desarrollo regional, Universidad de los Andes (1993). Premio Nacional de Poesía Hormiga Editores en 1984. Segundo Lugar en el Concurso Nacional de Poesía, XII Festival de la Juventud Internacional y la Fundación Papagayo de Cristal, 1985. Ha publicado, entre otros: Que venga el tiempo que nos prenda (1985).
JOÃO VANDERLEI DE MORAES FILHO Poeta, profesor y gestor cultural. Graduado en Letras Vernáculas de Literatura Brasileña por el Instituto de Letras de la ufba (2003). Estudiante de maestría y doctorado en Cultura y Sociedad del Programa Multidisciplinario en Cultura y Sociedad del Instituto de Humanidades, Artes y Ciencias Milton Santos de la ufba. Ha publicado: Twisted Stone (Salvador, 2004), Puerto (Cartagena, 2006), En nombre del rayo (Fortaleza, 2009) y Still the Sea (Buenos Aires, 2011).
EDUARDO VARELA Estudió lenguajes y estudios socioculturales en la Universidad de los Andes. Ha sido traductor, intérprete y profesor de inglés, alemán y español para extranjeros. Ha sido publicado en revistas poéticas como: Latin Art, The Apostles Review, La Periferia Literaria. Trabajó como jefe de redacción de la revista Origami.
ENZIA VERDUCHI
(Roma, Italia, 1967)
Poeta y editora. Desde los cinco años vive en México. Licenciada en Periodismo y Ciencias de la Comunicación. Premio Nacional de Cuento Efraín Huerta en 1992. Ha publicado, entre otros, los libros de poemas: Cartas de usurpación (1992), El bosque de la hormiga (2002), Groenlandia (2018) y Nanof (2019).
ZINGONIA ZINGONE Poeta, narradora y traductora. Creció entre Italia y Costa Rica, y es licenciada en Economía. Vive en Roma. Ha publicado cuatro poemarios en castellano, dos de los cuales han sido traducidos y editados en Italia. Equilibrista del olvido / L’equilibrista dell’oblio (2011-2012) ha sido traducido al inglés y al kannada. Su último libro Los naufragios del desierto (Vaso Roto Ediciones, 2013) se compone de tres cuentos escritos en verso. ULRIKA 65 |
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POESÍA BOGOTÁ 2020
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FESTIVAL INTERNACIONAL DE POESÍA DE BOGOTÁ
Poesía actual en lenguas romances II
País invitado de honor: Portugal abril-mayo de 2020 Organiza: Corpoulrika
Casa de Citas, la casa de la poesía Se suma al homenaje nacional que las XI Jornadas Universitarias de Poesía «Ciudad de Bogotá» le rinden al legado poético de
Raúl Gómez Jattin
«Si mis amigos no son una legión de ángeles clandestinos
Qué será de mí»
Raúl Gómez Jattin. Foto de Milcíades Arérvalo, cortesía Archivo Casa de Poesía Silva.
MÚSICA
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POESÍA
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CAFÉ
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ARTE
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RESTAURANTE
Carrera 3ra #12B-35, La Candelaria, Bogotá 286 6944 – 315 212 5733 casadecitasrestaurante@gmail.com www.casadecitas.co
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Maestría en
Escrituras Creativas Código SNIES 52746
Poesía. Narrativa. Dramaturgia. Guión Audiovisual.
La Maestría tiene como propósito fundamental formar profesionales en Escrituras Creativas al guiar a cada estudiante en la escritura de una primera obra literaria publicable. Información www.facartes.unal.edu.co E-mail: Maescrea_farbog@unal.edu.co Teléfono: 3165000 ext. 10807 / 10808
Facultad de artes Maetría en Escrituras Creativas Sede Bogotá 66
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