HUMANIDADES
Caminando con Sócrates
Paola Ma. del Consuelo Cruz Sánchez paolacruzs@yahoo.com.mx
La libertad frente a la pandemia
H
ablar de la libertad parecería paradójico desde el confinamiento, después de semanas de reclusión a causa de la pandemia por COVID-19. Los días siguen unos a otros sin poder diferenciar los laborales de los de asueto, de las vacaciones o de los fines de semana, sin ser capaces de distinguir entre el descanso y el trabajo, el sueño y la vigilia. Las horas que conforman estos soles se diluyen o pasan lentas, son jornadas homogéneas; minutos idénticos, gemelos el amanecer y el anochecer. Nada afuera parece muy prometedor. Las noticias nos han inundado con decenas de imágenes sobre la tragedia humana resultado de este virus, cientos de miles se cuentan entre aquellas y aquellos que ya no verán más lo que resulte después de este paréntesis. Oímos a diario sobre la emergencia sanitaria, el colapso de los hospitales, de los enfermos solitarios, de las tribulaciones económicas, del recrudecimiento de las desigualdades sociales, de los cierres de las empresas, de los despidos, de los desalojos, de los cortes, del hambre y, ante todo, y sobre todo, prevalece la incertidumbre. Quisiéramos contarnos dentro de las filas de los inmunes, de aquellos en los que el ente habita sin dañarlos y les regala exención; les exonera del síntoma, les dota del privilegio de sumarse a los miembros del rebaño salvado. Nos cuesta aceptar que tal vez no seremos de esos, que necesitaremos lo que no hay y, en el más terrible de los casos, que no seremos capaces de despedirnos. A diario enlistamos nuestras vulnerabilidades: sobrepeso, diabetes, hipertensión, afecciones cardiacas, edad, gravidez, género, etcétera.1 Lo único que se quiere hacer es dormir, pero no se puede. Y cuando se concibe el sueño, despertar es volver a reconsiderar todo lo antes dicho. El encierro ha traído severos trastornos en la salud mental, ha desbordado las aprensiones, las desconfianzas, las sospechas, los vicios. La mente nos come, nos gana, nos revela. La reclusión, poco a poco, va mostrando quiénes somos, qué nos sobra, qué perseguimos inútilmente, de qué carecemos, qué hemos hecho, qué hemos dejado de hacer; destaca la capacidad de nuestro espíritu de mantenernos pensantes 1. Véase cómo se asignarán los recursos en caso de crisis en: http://www.csg.gob. mx/descargas/pdf/index/informacion_relevante/GUIA_Bioetica_FINAL_10_ Abril2020.pdf
Pulso Académico
o exalta el aburrimiento profundo con el que hemos estado lidiando por años; también hace manifiesta la situación de nuestras relaciones, empezando con la que tenemos con nosotros mismos. Pero también se resuelven los cuestionamientos sobre quién está, a quién le pertenecemos, a quién deseamos y a quién no; se evidencia, sin mediaciones, la abundante o carente vida interior. La clausura de la vida pública, el destierro de las actividades, el calabozo de la imaginación, el aislamiento de la distracción nos obliga, como en el juicio final, a rendir cuentas. ¿El juez? El universo. Por otro lado, hemos sido testigos del júbilo del mundo por el cese de nuestra actividad. Ballenas,
Balcony Room with a View of the Bay of Naples, Carl Gustav Carus,1829.
29