El caso de la reforma interna Los reformadores demuestran liderazgo, pero no son necesariamente líderes. Los reformadores o agentes de cambio son personas poderosas, pero no siempre es necesario que desafíen a aquellos con autoridad formal, ya que los líderes a menudo se resisten al cambio como una afrenta a sus logros personales o profesionales. En ocasiones, un reformador exitoso puede convencer a las figuras de liderazgo de que el cambio es esencial, o de que tiene el potencial para fortalecer la posición o el legado de los líderes. Si eso no es posible, un reformador exitoso puede construir alianzas y coaliciones y ganar el impulso al que los demás prestan atención. A veces los esfuerzos reformistas se asemejan a una carrera de relevos; el reformador inicia las conversaciones, que no termina personalmente, sin que probablemente los resultados. Pero estos esfuerzos y conversaciones iniciales ayudan enormemente a que otros se sientan empoderados para tomar el mando en la próxima etapa del cambio. A menudo, el reformador no estará involucrado en la implementación final de la reforma, pero este ha sido fundamental para allanar el camino hacia ella. El proceso y los actos de reforma no son hostiles cuando realmente tienen la intención de fortalecer al partido, obtener apoyo para una política o formar coaliciones. Pero el cambio no siempre es fácil de aceptar para las personas. “Más vale viejo conocido, que nuevo por conocer” es un refrán en español que tiene su equivalente en muchos otros idiomas. El cambio también requiere de tiempo para diseñarlo e implementarlo; las personas ocupadas a menudo abandonan la posibilidad del cambio después de comprender los esfuerzos que implican. Esta sección fue realizada con el objetivo de que sirva como una guía general para cualquier reformador. Ofrece una descripción de las cualidades, herramientas y habilidades que las y los agentes de cambio o reformadores exitosos tienen y emplean. El estudio de casos nos muestra que, independientemente del enfoque de la reforma, el desarrollo de alianzas, la planificación realista, el pensamiento “no convencional” y el incluir a otros en el camino a la reforma son los componentes básicos del éxito de una reforma. En última instancia, la cualidad más valiosa de un reformador es la determinación y la construcción de una base de apoyo.
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